Ampros, mucho más que una labor social

Con el fin de que las personas con discapacidad intelectual puedan acceder a un empleo estable, la asociación ha optado en los últimos años por la diversificación y el desarrollo de numerosas líneas de negocio, una apuesta que supone una aportación fundamental para la facturación de la entidad y que ha culminado con la creación de una marca comercial propia. De hecho, a corto plazo tiene previsto incrementar su oferta con servicios de destrucción documental y el cultivo ecológico.

Texto de Jesús García-Bermejo Hidalgo @chusgbh Fotos de Nacho Cubero
Publicado en mayo de 2013

En los periodos de crisis es cuando la labor de entidades pertenecientes al sector de la denominada economía social se hace más importante, aunque no por ello menos compleja. Y es que, en un contexto en el que los recortes y el desempleo se han extendido a prácticamente todos los ámbitos, las organizaciones sin ánimo de lucro, muchas de las cuales dependen directamente de las aportaciones de la Administración, sufren tanto o más que las empresas para poder continuar en funcionamiento, y no son pocas las que se ven obligadas a renunciar a ello.

Este podría haber sido el caso de Ampros, asociación cántabra que lleva cerca de medio siglo contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias, no en vano, según afirman sus responsables, el 50% de su presupuesto procede de fondos públicos. Sin embargo, la decidida apuesta realizada por parte de la entidad para la integración de este colectivo en el mercado laboral, iniciada en 1974 con la inauguración en Santander de un centro de formación y ocupación, ha culminado con la creación de una marca comercial propia, Depersonas, la cual, además de permitir el acceso a un puesto de trabajo a más de 200 personas con discapacidad intelectual, supone una importante contribución al volumen de negocio de la organización que, si bien no basta para compensar la caída sufrida en el área puramente social –centros de día, residencias y viviendas para personas con discapacidad, formación ocupacional, ocio y tiempo libre…–, ayuda a cuadrar las cuentas a cierre de ejercicio.

Eficiencia y diversificación

Ampros se constituyó el 11 de noviembre de 1965, fruto de la iniciativa de un grupo de padres de personas con discapacidad intelectual que buscaban una adecuada escolarización para sus hijos, una necesidad a la que la Administración de aquel entonces no daba respuesta. Una vez concluido el periodo educativo, la entidad centró sus esfuerzos en lograr la inserción en el mundo laboral ordinario de este colectivo a través de un centro de formación y ocupación ubicado en Santander, Talleres Montañeses Ampros, que en 1981 adquiere la categoría de Centro de Empleo Protegido, con 26 trabajadores contratados, para dar paso, en 1985, al Centro Especial de Empleo de hoy día, el cual convive con otros dos situados en Guarnizo y Laredo.

En todo este tiempo la organización ha sabido adaptarse al competitivo mercado actual y, gracias a una estrategia de crecimiento basada en la diversificación de productos y servicios que ha permitido el surgimiento de numerosas líneas de negocio, ha evolucionado hasta la creación en 2010 de una marca propia, Depersonas. Hoy, las instalaciones de los centros especiales de empleo con los que cuenta Ampros ocupan ya 25.000 metros cuadrados, están dotadas con lo más modernos medios técnicos y suman una plantilla conjunta que fluctúa entre 240 y 260 trabajadores con discapacidad intelectual y 15 técnicos sin discapacidad. “Nuestra labor demuestra que un discapacitado puede rendir en determinados empleos exactamente igual que cualquier otra persona, y basta con echar un vistazo a nuestros ratios de eficiencia o a la calidad del trabajo que realizamos para comprobarlo. De hecho, desde 1998 contamos con la certificación ISO 9001/2000 para todos nuestros procesos productivos, y ahora estamos realizando un importante esfuerzo para la obtención del modelo de excelencia EFQM”, afirma Roberto Álvarez, director gerente de Ampros.

De esta forma, la totalidad de la oferta que la entidad ponía a disposición de empresas y administraciones pasaba a integrarse en la nueva enseña, así como todas aquellas áreas que se iniciasen a partir de ese momento. Y para identificar el sector comercial en el que encajaba cada línea de negocio se optó por acompañar a la marca de una expresión que lo aclarase. Así, Depersonas ‘Participando en tus procesos industriales’ abarca todas las labores de Ampros que tienen que ver con manipulados, ya sea de productos alimenticios, mecánicos, –formación de conjuntos, embolsados, selecciones de producto, etiquetados, empaquetados, retractilados, enfajados…–, cableados –cortes, engastados…– o procesos de reciclaje, aunque también existe la posibilidad de externalizar procesos concretos para empresas que así lo demanden. Y es en este ámbito en el que encajan actividades que ya desde hace años se realizan en los centros con los que cuenta Ampros en Guarnizo y Laredo, como la recuperación de bobinas de fibra óptica para su posterior reutilización o el manipulado de galletas para la confección de surtidos y empaquetados de alguna de las primeras marcas del sector.

Del mismo modo, Depersonas ‘Trabajando la madera’ fue la denominación elegida para aquellas líneas de negocio relacionadas con la carpintería, las cuales se llevan a cabo en las instalaciones de la entidad en Santander, e incluyen desde el corte y tratamiento a medida de madera, hasta el diseño y producción de embalajes en el mismo material, todo sin dejar de lado la fabricación de palets, una de las primeras actividades emprendidas por la asociación, en la que hoy es referencia en el norte de España.

En lo que se refiere a los servicios, Ampros oferta una gran variedad de ellos, como diseño y mantenimiento de jardines; venta de flor y planta de jardín; limpieza de oficinas, grandes superficies, comunidades de propietarios, etc; recuperación ambiental; y catering para colectividades, todos ellos agrupados bajo distintas enseñas: Depersonas ‘Cuidando tus jardines’, Depersonas ‘Manteniendo tu limpieza’ y Depersonas ‘Cocinando con sentido’. De hecho, fue con esta última con la que comenzó el recorrido de la nueva marca, hace ya tres años, con la puesta en marcha de un proyecto conjunto de Ampros y el restaurante Deluz, de Santander, iniciativa que fue reconocida con el Premio de Excelencia Empresarial del Ayuntamiento de la capital cántabra, así como con el Premio Pyme, en la categoría de Responsabilidad Social Corporativa, otorgado por la publicación económica Expansión. “Actualmente estamos llevando a cabo entre 600 y 700 menús diarios que se destinan a nuestras propias instalaciones y a residencias de mayores, otros centros de carácter social, guarderías, colegios, etc –asegura el director gerente de Ampros–. Todos ellos son elaborados por personas con discapacidad y con materias primas de primera calidad, preferiblemente ecológicas, de Cantabria y adquiridas directamente a los productores, por lo que también contribuimos al comercio sostenible de la región.

Es un proyecto innovador y pionero, que apuesta por la responsabilidad social y que está funcionando de maravilla, aunque aún posee gran margen de crecimiento, dado que solo en la comunidad autónoma se sirven unas 20.000 comidas de este tipo al día”. Según cuenta el propio Álvarez, de no ser por la colaboración de Deluz la iniciativa no hubiese fructificado, ya que la firma aporta su red de contactos y proveedores, su experiencia en la elaboración de los menús, así como perfiles de trabajador concretos, y todo ello sin percibir un solo euro a cambio. Y en la misma dirección se encaminan las palabras de agradecimiento del gerente hacia el Ayuntamiento de Santander, que cedió las cocinas del Centro de Acogida Princesa Letizia, a las que no se daba ningún uso, a cambio de que Ampros facilitase a la propia entidad menús a un precio muy competitivo: solo 1,5 euros.

Movimiento constante

Pero lejos de conformarse, y de acuerdo con esa continua apuesta por la diversificación, la asociación se encuentra actualmente trabajando para incrementar su oferta. Así, tiene previsto incorporar a su abanico de servicios la destrucción documental, una línea de negocio que orientará hacia pymes y, sobre todo, administraciones, y a la que otorga un gran potencial de crecimiento, dadas las exigencias para el tratamiento y eliminación de determinada información contempladas en la Ley de Protección de Datos.

Del mismo modo, la organización lleva meses ultimando los detalles para lanzarse al cultivo ecológico, un proyecto empresarial pensado para proveer al servicio de catering inicialmente y para su posterior salida al mercado. De hecho, según aseguran los responsables de la entidad, actualmente se encuentran en plena fase de formación de los trabajadores con discapacidad que se convertirán en la plantilla de esta nueva línea de negocio, una labor que se combina con la búsqueda de unos terrenos que cumplan con las necesidades de espacio de la asociación, que rondan las dos hectáreas. Pero este solo sería un primer paso, dado que la intención de Ampros es trabajar con otras colectividades como la suya para poder desarrollar una red a nivel estatal que permita ofertar productos ecológicos todo el año y por todo el país. Incluso existe la posibilidad de que esto pueda dar lugar a la creación de una certificación específica de cultivo ecológico llevado a cabo por personas con discapacidad, para lo que, según asegura Álvarez, ya se están manteniendo contactos con la Fundación Biodiversidad. “Tras el verano deberíamos estar iniciando la fase productiva para, más adelante, poder lanzarnos a lo que se denominan empaquetados en cuarta gama, es decir, producto fresco, ecológico, envasado, ya manipulado y listo para su uso, como patatas peladas o lechuga troceada –cuenta el director gerente de la entidad–. Son muchos objetivos para un periodo de tiempo tan corto, pero en Ampros siempre hemos sido muy inquietos. Debemos estar atentos a nuevas oportunidades y mercados, acudiendo a ferias, foros y reuniones, porque, si queremos proporcionar empleos estables a personas con discapacidad intelectual, necesitamos diversificar continuamente. No tenemos metas más ambiciosas ni buscamos obtener una elevada rentabilidad económica, es más, la única condición que deben cumplir nuestros proyectos es que sean sostenibles por sí mismos”.

Al margen de su propia producción, Ampros también cuenta con herramientas para la integración de este colectivo en el mercado de trabajo, como su servicio de intermediación laboral, que proporciona soluciones a las empresas de cara a la contratación de personas con discapacidad, al tiempo que presta apoyo a estas últimas en todo el recorrido, ya sea a través de un empleo protegido, un trabajo con apoyo o uno ordinario. Y es que, según afirma Álvarez, muchas grandes firmas se ponen en contacto con Ampros para que sea la propia organización la que gestione y seleccione al personal más adecuado para cada puesto, no en vano es la propia entidad la que mejor conoce sus habilidades y competencias fruto de la labor formativa que realiza en sus centros ocupacionales. Esto ha hecho posible que compañías de la talla de Nestlé, Nissan, Robert Bosch, Teka o Vitrinor, por citar algunas, hayan mantenido y mantengan un canal de comunicación constante con la asociación. “Hace años era habitual que asumiésemos subprocesos productivos en firmas de grandes dimensiones, cosa que seguimos haciendo, aunque en menor medida. El problema era que, cuando se finalizaba el trabajo, todos esas personas con discapacidad intelectual se quedaban de nuevo sin empleo, motivo por el que comenzamos a centrarnos en proyectos propios. No solo buscamos que este colectivo acceda al mercado de trabajo, también perseguimos que todos sus miembros logren alcanzar la misma calidad de vida que cualquier ciudadano, y eso sin cierta estabilidad laboral es complicado”, considera Álvarez.

Y es que, en un contexto en el que el desempleo entre las personas con discapacidad intelectual supera el 75%, y en el que muy pocas compañías cumplen con la reserva del 2% para personal de este tipo que establece la ley –a pesar de que su contratación contempla bonificaciones de hasta un 70% en las cuotas a la Seguridad Social–, aportaciones como las de Ampros se antojan fundamentales.
Y no solo el ámbito laboral resulta clave. La formación, la educación, los centros de día, las residencias y pisos que Ampros pone a disposición de los usuarios o el espacio destinado al ocio con el que cuenta en Santander son tanto o más importantes para la consecución de los objetivos de la organización. Para ello, la entidad dispone de un conjunto de 22 centros de actividad distribuidos por toda la región, en los que suma una capacidad superior a las 1.400 plazas de atención directa y en donde desarrolla diversos programas y servicios de apoyo destinados a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y sus familias, gracias a la labor de un equipo humano compuesto por parientes, tutores, voluntarios y 373 técnicos y profesionales, 152 de los cuales son discapacitados. Son todas estas herramientas las que han permitido a la asociación incrementar su cifra de negocio desde los 7.682.000 euros con los que cerró 2009 hasta los 8.260.000 del pasado ejercicio.