Ascensores a revisión

La nueva normativa de seguridad obligará a las comunidades de vecinos a invertir en la actualización de sus ascensores, pero en la mayoría de los casos sin tener que afrontar grandes cuantías y sin la obligación de hacerlo de forma inmediata.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Septiembre 2024

Aunque no faltaron pronósticos en sentido contrario, finalmente los cambios a los que obligará la nueva instrucción técnica sobre ascensores no serán ni tan rápidos, ni tan onerosos como llegó a pensarse. Aunque es cierto que en elevadores muy antiguos el coste de cumplir con la normativa puede llegar a ser muy elevado, para la mayor parte del parque, que en el caso de Cantabria puede acercarse a la práctica totalidad del mismo, la inversión a realizar por las comunidades de vecinos no obligará a afrontar cuantiosas derramas en las cuotas, ni tendrá que hacerse de forma inmediata, aunque la norma haya entrado en vigor este pasado 1 de julio.

En su repaso al alcance de la nueva normativa. el director de Postventa de Ascensores Imem, Miguel Pérez Luzuriaga, limita la incidencia en Cantabria a dos de las siete novedades que fija la nueva instrucción técnica. El resto, bien por las características del parque cántabro de elevadores, o bien por ya haber sido adoptadas con anterioridad, no supondrán obligación alguna para los propietarios. Este último es el caso de una de las que en mayor medida pueden tener efecto en otras regiones, la necesidad de contar con un sistema de comunicación bidireccional en cada aparato: “En 2005 Cantabria ya fijó esa exigencia en su propia normativa”, explica Pérez Luzuriaga, que también cree que serán muy pocos los ascensores afectados por otras de las medidas que pueden obligar a afrontar inversiones de cierto calado, como el cambio de guías de madera o de tipo cilíndrico, con contrapesos no guiados o por patios exteriores: “Esos casos se dan en ascensores muy antiguos, y se contarán con los dedos de una mano. De hecho, en nuestra cartera de clientes no tenemos ninguno”.

Una medida que se esperaba que tuviera muchas repercusión, admite el directivo de la empresa cántabra, es la que buscaba evitar los escalones que en ocasiones pueden quedar al detenerse el aparato, y que pueden provocar tropezones al entrar o salir del mismo. Finalmente se limitará a ascensores de una velocidad, lo que de nuevo se corresponde con modelos antiguos de los que no quedarán muchos en funcionamiento.

Miguel Pérez Luzuriafa, director de Postventa de Ascensores Imem. Foto: Nacho Cubero.

Entre 2.000 y 3.000 euros de media

Así las cosas, las principales actuaciones a acometer en los ascensores cántabros para cumplir con la nueva norma serán dos: el control de pesos en cabina y la instalación de una barrera fotoeléctrica que cubra la totalidad de la altura de las puertas automáticas, y no solo la parte inferior como sucede actualmente. Aunque Pérez Luzuriaga considera que no es fácil saber el precio que puede suponer adecuar cada unidad a las nuevas exigencias, el director de Posventa de Imem calcula que la media puede oscilar entre los 2.000 y los 3.000 euros por ascensor.

La nueva regulación está en vigor desde el 1 de julio, pero la obligación de adecuar los ascensores a la misma no será inmediata. El plazo para hacerlo empezará a contar cuando a cada aparato le toque pasar la inspección periódica, que puede ser cada dos, cuatro o seis años dependiendo del tipo de edificio y del uso del ascensor. A partir de ahí, habrá 12 meses para adecuarlos: “Eso supone que en algún supuesto vamos a irnos al año 2020. Va a haber tiempo para seguir adecuando el parque de ascensores”, señala el director de Postventa de Imem que, en todo caso, advierte de que en caso de accidente habría que hacer esos cambios de forma inmediata.

Además de los requisitos que afectan directamente a las condiciones del ascensor, la nueva normativa fija otros que tienen que ver con la actividad de los ascensoristas, en su condición de fabricantes, instaladores y responsables del mantenimiento de los elevadores: “Siempre se nos ha exigido mucho, y en gran medida eso explica que en España los ascensores sean muy seguros, pero esta normativa le da un nuevo empujón a eso”. Entre otras cosas, será obligado detallar todo lo realizado en los partes de trabajo, con una trazabilidad y planes específicos de mantenimiento para cada unidad. También habrá que pasar una inspección cuando se cambia la empresa encargada de conservar el ascensor, y hacerlo igualmente si el aparato ha estado parado más de tres meses, algo que puede suceder por ejemplo en el caso de los hoteles que solo abren en temporada. Un aspecto más complejo, destaca Pérez Luzuriaga, es que los ascensoristas deberán fabricar un manual de funcionamiento de cada uno de los ascensores que están conservando: “Esto es muy difícil, incluso para nosotros que somos fabricantes, porque tenemos equipos nuevos que funcionan desde ayer, pero otros que llevan haciéndolo desde hace cuarenta años: los tenemos de todas las épocas y todas las tecnologías”. Esto, advierte, supondrá un coste que tendrán que repercutir al cliente, que con la nueva regulación también tendrá que afrontar otros que antes no existían, como el de la inspección cuando hay un cambio de conservador o la que habrá que pasar cuando se quiera volver a poner en marcha un ascensor o hacerlo por primera vez.