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El concurso convocado por el Gobierno de Cantabria para adjudicar 33 nuevas farmacias corre el riesgo de convertirse en todo un dilema para el sector, según advierten desde la patronal farmacéutica, que reclama una política menos ambiciosa basada en la facturación y no solo en el número de habitantes. En esta línea, el Colegio de Farmacéuticos avisa que si no cambian las reglas de juego casi la mitad de esas boticas pueden quedar finalmente sin dueño al no ser rentables. La Consejería Sanidad, por su parte, no comparte este vaticinio y se remite a la normativa vigente para justificar una convocatoria sobre la que aún no hay fecha prevista de resolución.
Texto de Manuel Casino @mcasino8
El concurso público convocado por la Consejería de Sanidad para adjudicar 33 nuevas farmacias en Cantabria puede acabar convirtiéndose en un problema y no en la esperada solución para mejorar la calidad asistencial que se presta a los usuarios. Así lo interpreta la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), que en su último Observatorio del Medicamento aconseja ligar la apertura de boticas a la facturación, además de a otros requisitos como el baremo de población. Este aviso de la patronal de los farmacéuticos llega tras analizar los resultados del estudio ‘Ordenación Farmacéutica y desarrollo económico de las farmacias’, realizado recientemente por la Asociación Empresarial de Farmacéuticos de Canarias (Fefarcan) en colaboración con FEFE, en el que constata que la caída de ventas por farmacia ha sido generalizada en todo el país entre 2010 y 2015.
Según refleja este informe, una de cada diez de las 254 farmacias que existen actualmente en Cantabria tiene unas ventas inferiores a los 300.000 euros anuales y cinco de ellas, con unos ingresos por debajo de los 200.000 euros –lo que les hace acreedoras de estar en una situación de viabilidad económica comprometida (VEC)–, necesitan ser subvencionadas por el Gobierno autonómico para poder salir adelante.
Aunque todos los estamentos implicados reconocen un incremento moderado en el gasto farmacéutico y en la evolución del número de recetas dispensadas durante el presente ejercicio, los farmacéuticos alertan de que aún persisten otros factores negativos que tienen, aseguran, una influencia clara en el consumo final de productos y servicios no financiados por el Sistema Nacional de Salud. Es el caso del PIB per cápita –Cantabria presenta el mayor descenso en el periodo considerado, tan solo superada por Melilla– y de la variación de la renta por hogar, que en la comunidad cántabra ha caído en cerca de 3.000 euros durante los últimos seis años, hasta situarse en los 25.282 euros anuales, un 3,1% por debajo de la media nacional.
Además, los farmacéuticos justifican su postura en otro criterio que juzgan no menos importante: el esperado descenso demográfico de la población. Según apuntan, Cantabria ha perdido ya más de 11.000 habitantes desde 2010 (el 1,86%) y la tendencia se mantendrá en los próximos años, a tenor de las previsiones realizadas por el INE. Por ello, defienden aumentar de 2.000 a 2.500 habitantes el actual límite mínimo exigido con carácter general para optar a una nueva licencia de apertura.
Con estos datos en la mano, la FEFE insiste en su petición de limitar la apertura de nuevas oficinas de farmacias, por muy impopular que a priori resulte esta medida. “Es indudable que una ordenación farmacéutica menos expansiva puede resultar frustrante para los profesionales que aspiran a establecerse en una farmacia de nueva apertura, pero esa frustración puede ser menor que la que tendrían si su nueva farmacia no consigue un nivel de rentabilidad suficiente o requiere una subvención permanente, con posibilidad incluso de tener que cerrarla tras haber invertido tiempo y recursos”, advierten desde el Observatorio.
De la misma opinión es el Colegio de Farmacéuticos de Cantabria, que aboga por revisar algunos de los preceptos legales –La Ley de Ordenación Farmacéutica, de 19 de diciembre de 2001; y el Decreto por el que se aprueba la Planificación Farmacéutica y se establecen los requisitos técnico-sanitarios, el régimen jurídico y el procedimiento para la autorización, transmisión, traslados, modificaciones y cierre de las oficinas de Farmacia, de 30 de enero de 2003– que regulan la actividad de estos establecimientos sanitarios privados de interés público.
A juicio de su presidenta, Marta Fernández Teijeiro, existen en esta normativa determinados criterios “un poco obsoletos” que “distorsionan” el número de nuevas farmacias necesarias. Entre ellos, critica que para autorizarse una nueva apertura se computen el 20% de las plazas turísticas e igual porcentaje de viviendas construidas de segunda residencia. Para Fernández Teijeiro, estas dos circunstancias pueden generar en determinadas zonas farmacéuticas “el absurdo de aperturas de nuevos negocios condenados al fracaso”. “Defendemos que se tenga en cuenta el incremento real del padrón municipal, pero no así el de la población flotante, más aún cuando los veraneos son ahora de una semana y no de un mes como ocurría hace años. Así, habrá farmacias que no les dé ni para vivir”, razona.
Ante esta situación, la presidenta no duda en predecir que algunas de las 33 boticas del actual concurso quedarán desiertas. “Calculo que se abrirán entre 18 y 20, pero el resto, fundamentalmente las ubicadas en núcleos de escasa población, quedarán sin cubrir como ya ocurriera en la anterior convocatoria. Nunca fueron viables y tampoco lo serán ahora”.
La Consejería de Sanidad, por su parte, no comparte la visión ni el pronóstico de Fernández-Teijeiro. Así, explica que el número de farmacias a concurso se ajusta a lo dispuesto en la normativa vigente (el Colegio ha presentado varios recursos solicitando su modificación); y que, aunque asume que al tratarse de un sistema de libre concurrencia existe la posibilidad de que algún solicitante rechace la opción de apertura, no cree que esto ocurra en las zonas con afluencia de población flotante, tal y como sugieren los farmacéuticos.
Sanidad tampoco participa de la petición colegial para que defina mejor dónde se ubican las farmacias a concurso. “Pedimos que se localice en qué lugar exacto se abrirá el nuevo establecimiento porque, de lo contrario, puede darse el caso, por ejemplo, de que Suances pueda ser una plaza muy buena o muy mala”, argumenta la presidenta. “No creemos que la ubicación concreta en una calle u otra, si se trata del mismo núcleo poblacional, sea determinante”, atajan desde la Consejería.
Igualmente, el departamento dirigido por María Luisa Real asegura que no tiene previsto cambiar la normativa para atender a los mayores requisitos de población que reclama la FEFE. En este punto, la Consejería se remite al artículo 22 de la Ley de Ordenación Farmacéutica, en el que se establece que la apertura de una oficina de farmacia podrá autorizarse en todos los municipios de Cantabria y que, con carácter general, el número de oficinas de farmacia será como máximo de una por cada dos mil ochocientos habitantes de la zona farmacéutica correspondiente, pudiendo establecerse, una vez cubierta esta proporción, otra nueva oficina de farmacia si se alcanza con el resto de la población una cifra igual o superior a dos mil habitantes.
Con todo, lo que aún está en el aire es cuándo se resolverá definitivamente este concurso público. Los farmacéuticos desean que sea cuanto antes pero aplauden que en este proceso, que en abril cumplirá dos años, la Consejería esté llevando a cabo un trabajo “exhaustivo” y “transparente” de valoración de los méritos presentados por cada uno de los 326 aspirantes, lo que ha dado lugar ya a inusuales empates de puntuaciones o diferencias de apenas un puñado de centésimas. Sanidad, por su lado, no quiere adelantar ningún plazo y se limita a observar que “está próximo a finalizar la evaluación de las alegaciones presentadas”, lo que confía le permita disponer de los listados definitivos “en una fecha próxima”.
Modelo asistencial
Otro de los aspectos en los que que los farmacéuticos reclaman una mayor implicación de la Administración es en el cambio hacia una farmacia asistencial en el que aseguran ya están inmersos. Se trata, según argumenta Fernández-Teijeiro, de aunar la dispensación de medicamentos que definían su trabajo en el siglo pasado con la prestación de servicios profesionales que marcará el futuro del sector. En este sentido, la presidenta de los farmacéuticos cántabros destaca los resultados obtenidos por la farmacia española en el seguimiento farmacoterapéutico, la adherencia a los tratamientos o en los cribados de enfermedades. Una labor que, resalta, persigue entre otros objetivos que el paciente “se implique en su enfermedad y sea responsable de su medicación”. Una cuestión que, a su juicio, tendría unos resultados “muy positivos” en términos de salud –se estima que uno de cada dos enfermos crónicos no cumplen adecuadamente el tratamiento prescrito– y que además aportaría “significativos ahorros” al sistema sanitario.
Estos nuevos servicios farmacéuticos, que ya funcionan en algunas comunidades españolas, no han encontrado sin embargo aún el deseado eco en Cantabria. Según aclaran desde Sanidad, en la actualidad no está funcionando ninguna labor asistencial concertada con el Servicio Cántabro de Salud (SCS) que precise compensación económica. Sin embargo, no cierran las puertas a esta posibilidad y a renglón seguido precisan que “cualquier proyecto de desarrollo futuro en este campo sería deseable que se abordase desde una perspectiva más amplia y contando con el mayor consenso posible, dentro del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud”.
Pero mientras esperan a que llegue este momento en que las diferentes administraciones decidan invertir y explotar el potencial sanitario de las farmacias, sus profesionales deben librar todavía otras batallas pendientes. La primera, recuperar para la botica los medicamentos que de forma exclusiva pasaron a dispensarse en la farmacia hospitalaria por razones económicas. “El 80% de nuestra facturación son los medicamentos”, especifica Fernández-Teijeiro antes de solicitar que los medicamentos biológicos, relacionados con el 25% del gasto farmacéutico, retornen al canal de farmacia.
Pese a todos estos desafíos, la presidenta sostiene que la farmacia en Cantabria goza por norma general de “buena salud”, aunque “tendría que mejorar”. “Lo hemos pasado mal por la brusca caída de la facturación, pero poco a poco estamos volviendo a los niveles previos a la crisis”, proclama satisfecha al tiempo que concluye con una advertencia: “Lo importante cuando se abre una farmacia es que sea viable y no esté abocada a sobrevivir subvencionada”.