En su 42 años de historia, la Empresa Nacional de Innovación S.A., más conocida como ENISA, ha ayudado a iniciar el vuelo a más de 7.800 pymes y empresas emergentes con la concesión de unos 1.400 M€ en préstamos. Hoy prosigue su actividad con nuevas líneas de préstamos orientadas a públicos y actividades concretos (emprendedoras, actividades culturales…) y otros productos, como la certificación de startups.

Francisco Rouco | Noviembre 2024

A la hora de emprender, está muy claro de dónde viene el dinero. Según el informe GEM 2023-2024 del Observatorio del Emprendimiento de España, el 55% de las personas que emprenden recurren a su propio dinero. Las siguen quienes solicitan un crédito (17%), se lo piden a la familia (10%) o utilizan subvenciones públicas (7%). En Cantabria las prioridades no varían, pero sí hay una mayor dependencia del capital propio (59%, +4 puntos porcentuales sobre la cifra estatal) y especialmente del crédito bancario (27%, +10 pp), en perjuicio del capital familiar (9%, -1 pp) y la ayuda pública (5%, -2 pp).

Buena parte de esa ayuda pública para levantar pymes y empresas emergentes proviene de ENISA, que depende del Ministerio de Industria y Turismo. Desde su fundación hace 42 años, ENISA ha concedido 8.835 préstamos a 7.816 empresas, en total 1.380,1 M€. Para poner estas cifras en contexto y deducir el alcance de estas ayudas se puede acudir al último registro de nacimientos de empresas del INE, con datos de 2020. Ese año nacieron 278.525 empresas, entonces ENISA concedió 412 préstamos por un importe de 65,9 M€. Más recientemente, en 2023 la institución pública ofreció 563 préstamos, 99,5 M€.

En Cantabria, las cifras son más manejables. El histórico señala algo más de 9 M€ a repartir entre 50 préstamos, lo que sitúa a la región como la tercera por la cola en dinero prestado (solo por detrás de La Rioja y Canarias) y la penúltima por número de préstamos concedidos (tras La Rioja). En 2023, ENISA otorgó tres préstamos por un montante de 1,3 M€ a empresas cántabras, y en lo que llevamos de 2024 van dos préstamos por 0,4 M€. Todas estas cifras, así como las empresas financiadas se pueden consultar fácilmente en la página web de ENISA.

Préstamos a 9 años e intereses deducibles fiscalmente

“Nos gustan las empresas que necesitan 25.000 € o 60.000, pero también las que requieren 1,5 millones de financiación. En ENISA no entendemos de restricciones, lo que queremos es que el talento de España tenga cabida en la financiación de España”, afirma Borja Cabezón, CEO de la empresa pública, que recuerda que pymes y empresas emergentes pueden solicitar un préstamo a través de la web de la institución siempre que cumplan ciertos requisitos, como tener la sede en España, que la mayoría de su equipo trabaje en territorio español o que no se dedique a las criptomonedas ni al mercado inmobiliario. “En unos 50-60 días estudiamos el caso y damos respuesta”.

Actualmente, ENISA despliega seis líneas de crédito. Cada una se dirige a un público particular o un momento concreto de desarrollo del proyecto empresarial: Jóvenes emprendedores (préstamo mínimo de 25.000 € y máximo de 75.000), Emprendedores (25.000-300.000 €), Crecimiento, Agroimpulso, Emprendedoras Digitales y Audiovisual e Industrias Culturales y Creativas (estas cuatro últimas líneas tienen un préstamo mínimo de 25.000 euros y un máximo de 1,5 M€).

Todos estos planes de financiación se apoyan en el préstamo participativo, un producto financiero que reúne numerosas ventajas para quien lo solicita. Sin avales, sin garantías económicas y sin que el Estado entre a formar parte del accionariado de la empresa. Los plazos de vencimiento y amortización son igualmente generosos: hasta 7 o 9 años de vencimiento máximo y hasta 5 o 7 años de carencia máxima, según la línea de préstamo concedida. En cuanto a los intereses, dependen de la evolución de los resultados del proyecto y son deducibles del impuesto de sociedades. Además, el préstamo concedido no aparece en el CIRBE. “Creo que son características muy atractivas cuando estás enfocado en levantar tu negocio, en buscar aliados, en generar equipos potentes”, explica Borja.

La implicación de ENISA va más allá de la concesión del préstamo. “Nos gusta decir que acompañamos a emprendedores y emprendedoras a lo largo de todas las etapas de emprendimiento, desde el inicio pasando por la consolidación y la expansión de la empresa. Incluso en los momentos más complicados para una empresa, cuando tiene dificultades para pagar. En ese momento buscamos una refinanciación. A veces, por desgracia, hay proyectos que no cogen vuelo y es imposible refinanciarlos. Por suerte, no nos pasa con frecuencia”.

Empresa emergente certificada

Desde julio de 2023, ENISA otorga la certificación de startup, una distinción que permite que la empresa certificada se acoja a las ventajas establecidas en la Ley 28/2022 de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como ley de startups, aprobada en diciembre de 2022. Entre estas ventajas se encuentran la reducción del tipo impositivo del impuesto sobre sociedades al 15% (en vez del 25% de carácter general), el aplazamiento de deudas tributarias o la supresión de determinadas tasas de constitución de empresa. También hay medidas dirigidas a despertar el interés de los inversores a través de exenciones fiscales.

Cumplidos los 15 meses desde su creación, ENISA ha concedido este certificado a 1.224 empresas, la mayoría dedicadas a la industria informática, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la salud. En torno a las tres cuartas partes de las certificaciones se reparten entre Cataluña (27,5%), la Comunidad de Madrid (26,7%), la Comunidad Valenciana (10,1%), Andalucía (8,1%) y Galicia (5,1%).

Por su parte, Cantabria cuenta con nueve empresas certificadas (0,7% del total), la segunda comunidad autónoma con menos certificaciones, solo por detrás de La Rioja, que tiene tres. Las empresas cántabras certificadas son Fabe Business Development, dedicada al desarrollo de negocio; la red de tiendas de proximidad el Súper de los Pastores; la compañía de soluciones para la atención telefónica automatizada Idrus; Inhibitec Anticuerpos, que ofrece tratamientos para pacientes de psoriasis; Kaavan Digital, especializada en marketing digital para el sector de la automoción; el fabricante de filtros para piscinas Regfilter; la compañía Siali, dedicada a la transformación digital de empresas orientada a la industria 4.0; Vamos Rural Marketing, portal digital con un catálogo de actividades lúdicas; y Uktena, proveedor de asistentes profesionales de realidad mixta.

Uktena es una de las nueve startups cántabras certificadas por ENISA. Foto: Uktena.

Los requisitos para solicitar gratuitamente la certificación recuerdan a los del préstamo participativo (sede de la empresa en España, fundación reciente, propósito de innovación…), pero añade otros como no superar un volumen de negocio de 10 M€ anuales o no cotizar en un mercado regulado. Hasta abril de 2024, se habían aprobado en torno al 63% de las solicitudes. Más de la mitad de las solicitudes rechazadas lo fueron por incumplir las criterios de admisión marcados por la ley de startups, seguidas, en menor medida, por la falta de respuesta a los requerimientos y no demostrar suficiente grado de innovación o un modelo de negocio escalable.

Para Borja Cabezón, el futuro a corto plazo de ENISA pivota sobre tres polos: seguir perfeccionando los préstamos, continuar sumando nuevas empresas certificadas y “aportar nuestro granito de arena para formar a los emprendedores”. Aunque el CEO de ENISA expone de corrido los tres objetivos, uno de ellos parece destacar. “No hay planes de formación todavía, pero estamos pensando en ello. Sería como rodear toda la cadena de valor del emprendedor: empiezas con la formación, pasas a financiarte y luego a certificarte. Sueño con eso. Ojalá tengamos la capacidad de impulsar una labor formativa muy precisa para la comunidad emprendedora de este país”.

El nuevo curso de Formación Profesional arranca con un récord de alumnos que da continuidad a una tendencia que ha sido una constante en los últimos años y que sitúa a estos estudios ya claramente por delante de los universitarios en las preferencias de los estudiantes. A falta de los datos definitivos, en Cantabria serán en torno a 15.000 los alumnos matriculados este año en alguno de los 142 ciclos formativos ofertados.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Noviembre 2024

De acuerdo con lo que reflejan las cifras, la Formación Profesional (FP) ha dejado definitivamente atrás la imagen que años atrás lastraba a estos estudios, contemplados como una mera alternativa para quienes no tenían los medios, o las capacidades, para ir a la universidad. El número de matriculados en FP hace tiempo ya que viene superando ampliamente a quienes optan por seguir estudios universitarios, en una proporción que en el caso de Cantabria se acerca a lo que es habitual en los países de Europa donde la FP tiene un mayor reconocimiento.

El sistema educativo cántabro ofertaba este curso 19.000 plazas en alguno de los 142 ciclos impartidos, con una previsión de matriculaciones que se movería en el entorno de los 15.000 alumnos. Todos ellos son números que superan anteriores registros, y que confirman el buen momento que viven estos estudios, tanto desde el lado de la oferta como desde el de la demanda. Entre las novedades en la formación ofertada se cuentan la puesta en marcha de nuevos ciclos básicos –Actividades Agropecuarias, Mantenimiento de Embarcaciones Deportivas y Servicios Comerciales– y medios: Navegación y Pesca de Litoral, Vídeo Disc Jockey y Sonido, Mantenimiento y Control de Maquinaria de Buques y Actividades Comerciales. A ello hay que sumar cinco nuevos cursos de especialización: Cultivos Celulares; Aeronaves Pilotadas-Drones; Robótica Colaborativa; Auditoría Energética y Fabricación Aditiva.

Estudiantes en uno de los ciclos de Formación Profesional sobre la especialidad sanitaria.

Adecuar la oferta formativa a lo que demanda el mercado laboral es el principal reto que encara el sistema, al que hay que sumar otro si cabe más complejo, como es lograr encajar esa condición con las preferencias de los estudiantes. Ese doble objetivo orienta el convenio firmado en agosto por la Consejería de Educación y CEOE-Cepyme de Cantabria, que busca promocionar los estudios de FP entre alumnos y empresas. El convenio contempla, entre otras cuestiones, estrechar la colaboración entre las dos entidades en la concreción del modelo de formación profesional, identificando los perfiles profesionales y las necesidades de cualificaciones en cada caso. Para ello, se facilitará la participación de expertos profesionales de las empresas en el sistema educativo, con visitas y charlas relacionadas con sus actividades empresariales. También se van a organizar encuentros de los profesionales educativos con empresas de los distintos sectores de actividad.

La cotización de las prácticas

El acuerdo concreta también la fórmula para cumplir con la obligación de cotización a la Seguridad Social para los alumnos en prácticas, un requisito que entró en vigor con el pasado curso ya iniciado y que podría condicionar la oferta de plazas en las empresas para la realización de estas prácticas. CEOE-Cepyme de Cantabria ha asumido la gestión de esa obligación legal, lo que ha permitido que, según los cálculos de la patronal, más de 2.000 alumnos de Formación Profesional hayan podido realizar sus prácticas fuera de las aulas. En el acuerdo, CEOE-Cepyme se compromete a potenciar esa intermediación y a sensibilizar a las empresas sobre la importancia de acoger estudiantes en prácticas, además de facilitar programas de formación para la actualización y perfeccionamiento de los tutores de las empresas.

El objetivo último es salvar lo que Enrique Conde, presidente de la patronal cántabra, señaló tras la firma del acuerdo como principal problema del actual sistema: su incapacidad para cubrir la demanda de perfiles profesionales que demandan las empresas. “Este acuerdo ayudar a cambiar la actual situación que resulta paradójica: existe un 24% de jóvenes en paro y las empresas no somos capaces de completar nuestras plantillas por falta de personal cualificado”, aseguró.

El presidente de la Agrupación Empresarial de Transporte de Cantabria (Aetrac) repasa la actualidad del sector, marcada por el incremento de la actividad, la escasez de conductores y los retos que plantea la digitalización y la incorporación de tecnología.

P.-¿Qué valoración hacen desde Aetrac de la evolución de la actividad del transporte de mercancías por carretera en Cantabria en lo que llevamos de año?

R.- Durante el primer semestre de 2024, el transporte de mercancías por carretera en Cantabria ha mostrado un crecimiento notable. En el primer trimestre se transportaron 10,4 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 22,74% en comparación con el mismo periodo de 2023. Este crecimiento ha sido impulsado por varios factores, incluyendo la mejora de los precios del transporte y una disminución significativa del coste del carburante. Además, la nueva terminal del puerto de Santander ha contribuido positivamente, alcanzando los 7 millones de toneladas transportadas, un incremento del 9%

P.-En ese contexto, ¿cómo ha evolucionado la rentabilidad de la actividad y, en general, la capacidad del sector para repercutir sus costes a las tarifas que cobran a sus clientes?

R.- El sector del transporte de mercancías por carretera tiene una capacidad limitada para repercutir sus costes a los clientes. Esto se debe a varios factores: el primero de ellos es la intensa competencia que existe en un mercado altamente competitivo, lo que dificulta que las empresas puedan trasladar completamente los aumentos de los costes a los precios finales sin perder clientes; otro factor es la significativa fluctuación de los costes variables, principalmente los combustibles, que aunque muchas empresas puedan ajustar sus tarifas en función de estos cambios, no siempre es posible hacerlo de manera inmediata o completa; también hay que tener en cuenta que muchas empresas de transporte operan bajo contratos a largo plazo con tarifas fijas, lo que limita su capacidad para ajustar los precios en respuesta a los aumentos de los costes. En resumen, aunque las empresas de transporte de mercancías por carretera intentan repercutir sus costes a los clientes, diversos factores limitan su capacidad para hacerlo de manera efectiva, aunque bien es cierto que los cambios normativos que se produjeron en marzo de 2022 han servido para mejorar, en términos generales, la rentabilidad del sector.

Andrés R. Tárano, presidente de la Asociación de Empresas del Transporte de Cantabria (Aetrac). Foto: Nacho Cubero.

P.-La falta de conductores se señala reiteradamente como uno de los principales problemas a los que se enfrenta el transporte. ¿Cuál es el alcance del problema en Cantabria y qué puede hacerse, tanto desde el propio sector como desde la Administración, para avanzar en una solución?

R.- Las estimaciones sobre la falta de conductores profesionales en nuestra región se sitúan en el entorno de los 1.500 para los próximos cinco años, debido principalmente a la elevada edad media de los conductores actuales y la ausencia de un relevo generacional para cubrir las vacantes. Respecto a qué puede hacerse, hay varias estrategias que pueden ayudar a mitigar este problema. Mejorar las condiciones laborales y sociales, ofreciendo salarios competitivos, mejores condiciones de trabajo y horarios más flexibles, pueden atraer a personas que buscan un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal, etc. Implementar programas de formación que sean accesibles y subvencionados. Además, sería muy importante simplificar el proceso de obtención de los permisos de conducir vehículos pesados y ayudar a los futuros aspirantes a sufragar su coste económico. Hay que promocionar el sector realizando campañas de concienciación para destacar las oportunidades y la importancia del trabajo de los conductores, ayudando a cambiar la percepción pública y atraer a nuevos talentos. También es necesario invertir en tecnologías que mejoren la eficiencia y seguridad del transporte haciendo el trabajo más atractivo. Incentivar desde las Administraciones a las empresas que inviertan en la formación y contratación de nuevos conductores, mediante ayudas o incentivos fiscales. Ampliar las áreas de estacionamiento de los vehículos, garantizando la seguridad de los mismos y de sus conductores y facilitándoles todos los servicios necesarios para su descanso.

P-¿Cómo valora Aetrac los actuales mecanismos de acceso a la profesión, ya sea a través de la formación reglada o de cursos específicos?

R.- Debemos distinguir entre el acceso a la profesión de conductor y a la profesión de transportista. Respecto de la primera, en la que se requiere el Certificado de Aptitud Profesional (CAP), los mecanismos pasan por lo comentado en la respuesta anterior. Sobre el acceso a la profesión, lo que se conoce como Certificado de Competencia Profesional (CCP), la unificación de criterios a nivel nacional sobre las pruebas de aptitud, ha puesto en evidencia la mala calidad de la formación impartida por algunos de los centros que se dedican a este tipo de enseñanza y cuyo objetivo prioritario es meramente mercantil. Por ello, desde mi punto de vista, sería lo más razonable acceder a la profesión a través de la formación reglada.

P.-Tras la prórroga de hace un año, en los próximos meses se irá incorporando la obligación de implantar el tacógrafo digital de última generación a toda la flota. ¿Cómo contemplan ese proceso, el impacto económico que puede suponer y el alcance de las ayudas habilitadas para acometerlo?

R.- Teniendo en cuenta que la obligatoriedad de implantación del tacógrafo inteligente de segunda generación lo es para los vehículos que realicen transporte internacional y en Cantabria hay algo más de 2100 vehículos autorizados, a pesar de las primeras dificultades que hubo respecto a su abastecimiento, el proceso en la actualidad se está haciendo de manera paulatina, para llegar a la fechas exigidas con todos los vehículos equipados. Hay que tener en cuenta que ya desde el 21 agosto de 2023 todos los vehículos nuevos ya vienen equipados con este tacógrafo de segunda generación. Todos los vehículos matriculados anteriormente y que tengan tacógrafo analógico o digital si quieren hacer transporte internacional deberán tener instalado el nuevo tacógrafo, a mas tardar el día 31 de diciembre de 2024. Y para aquellos vehículos que hacen transporte internacional con vehículos que ya disponen de un tacógrafo inteligente, deberán tener instalado el nuevo tacógrafo a partir del 19 de agosto de 2025. Respecto del impacto económico de esta medida, dependerá del tipo de tacógrafo a sustituir, situándose su costo en el entorno de 2.000 euros por unidad. El Gobierno de Cantabria ha destinado un importante paquete de ayudas para este fin dependiendo del tamaño de las empresas, llegando prácticamente a subvencionar el gasto total en el caso de los transportistas autónomos.

Andrés R. Tárano junto a Gerardo Pontón, secretario general de Aetrac, en la rueda de prensa previa a la asamblea de la asociación del pasado junio. Foto: Nacho Cubero.

P.- ¿Cuál sería en su opinión el principal obstáculo para avanzar en la digitalización del sector? ¿Es una cuestión económica, de formación…?

R.- Yo creo que el primer obstáculo tiene que ver con la reticencia al cambio. Muchos profesionales del sector son reacios a adoptar nuevas tecnologías debido a que no están muy familiarizados con ellas y se encuentran cómodos con los métodos tradicionales. También la fragmentación del sector, con una estructura altamente atomizada, con muchas pequeñas empresas y autónomos hace muy difícil la implantación uniforme de las soluciones digitales. Otro aspecto a tener en cuenta son los costes iniciales. La inversión inicial en tecnología y formación puede ser significativa, lo que puede ser un impedimento para las empresas más pequeñas. Y un aspecto más puede ser la seguridad de los datos. La preocupación por la seguridad y la privacidad de los datos puede ser un obstáculo, especialmente en un sector donde la información sensible es crucial. No obstante, el proceso de digitalización en el sector ya está en marcha y es imparable. Muchas empresas de transporte, sobre todo en el sector logístico, ya han ido introduciendo de manera paulatina la documentación electrónica en sus procedimientos, adelantándose a los plazos de su obligatoriedad, previsiblemente en 2026.

P.- La concesión de la Ciudad del Transporte se ha prorrogado recientemente por un periodo de seis meses. ¿En qué situación se encuentran las iniciativas para habilitar un nuevo espacio que sustituya a esta infraestructura? ¿Cuál sería la preferencia de su asociación en cuanto a la ubicación de la misma?

R.- En una reciente entrevista con el Consejero de Fomento se nos avanzó que el Gobierno de Cantabria está barajando diversas soluciones para habilitar espacios para resolver al problema de los aparcamientos de vehículos pesados que se ocasionará por el fin de la concesión portuaria de la Ciudad de Transporte de Santander. En cualquier caso, se nos ha garantizado que los camiones no saldrán de la Ciudad de Transporte hasta que dicho problema quede resuelto. Respecto a nuestra preferencia sobre las ubicaciones, teniendo en cuenta que los transportistas que aparcan en la Ciudad de Transporte y que llevan más de treinta años en ella se encuentran radicados en el arco de la Bahía de Santander, evidentemente este es el perímetro preferente.

P.-El Puerto de Santander se movió el año pasado en cifras récord. ¿Qué impacto tiene esto en el sector del transporte de mercancías por carretera de Cantabria?

R.- Muy positivo. Hay que tener en cuenta que el Puerto de Santander constituye la industria más importante de nuestra región y que la mayoría de las mercancías que se mueven lo hacen a través del transporte por carretera. Esto incluye tanto mercancías generales, vehículos en el tráfico ‘ro-ro’, como contenedores. Aunque el puerto ha mejorado sus infraestructuras ferroviarias, el transporte por carretera sigue siendo esencial para complementar estos modos de transporte, facilitando la última entrega, por lo que hace de nuestro sector un componente vital para el funcionamiento y la competitividad del Puerto de Santander. Por eso, los buenos datos sobre el movimiento de mercancías y su crecimiento constante representan para nuestro sector un motivo de satisfacción y, por lo cual, no debemos por menos que felicitar a sus gestores.

La multinacional canadiense, que tiene en Santander la sede de su filial española, fortifica su posición en una línea de negocio que ya formaba parte de su catálogo, pero que, tras la adquisición de 1A Ingenieros, pasará a aportar un tercio de la facturación de la empresa. Con esta operación, WSP Spain cerrará el año con 600 profesionales, 200 en Cantabria.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Noviembre 2024

Cumpliendo con irreprochable puntualidad lo recogido en su vigente plan estratégico, WSP Spain cerrará el año en curso con una plantilla de 600 trabajadores y un reparto de la actividad entre sus cuatro líneas de negocio que se moverá en cotas cercanas al equilibrio. Como recoge aquel documento, que tiene como marco temporal el periodo 2022-2024, el crecimiento de la filial española de la multinacional canadiense ha combinado en los tres últimos años lo orgánico con lo corporativo, lo primero a cargo sobre todo de las áreas en las que la empresa ya contaba con una posición destacada en el mercado, y lo segundo a través de compras de empresas que han permitido dar un salto adelante allí donde la estructura propia tenía un carácter más incipiente. Así sucedió en 2022, cuando la adquisición de BOD Arquitectura reforzó de forma notable el peso de la edificación dentro del catálogo de la empresa, y otro tanto se consiguió en el área de energía, una vez formalizada la compra de 1A Ingenieros el pasado mayo.

La ingeniería WSP Spain, heredera de la histórica Apia XXI, articula su oferta a través de cuatro grandes líneas de negocio: Transporte e Infraestructuras, Edificación, Energía y Medio Ambiente, a la que habría que añadir una quinta con un carácter más transversal, dedicada a la consultoría y asesoría. Directamente entroncada con la actividad de la antigua Apia XXI, Transporte e Infraestructuras había mantenido el máximo protagonismo dentro de la facturación de la empresa hasta que la integración de BOD impulsó la edificación hasta un volumen todavía inferior, pero ya comparable con lo que hasta entonces podía considerarse el negocio tradicional de la ingeniería. La compra de 1A Ingenieros supone situar a la energía en una cuota perfectamente equiparable a la que hasta ahora había tenido el máximo protagonismo dentro del total del volumen de ventas de WSP Spain.

Manuel Pérez, director general de WSP Spain, en la sede central de la empresa, en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (Pctcan). Foto: Nacho Cubero.

Según los cálculos que hace Manuel Pérez, director general de la filial española de WSP, con el negocio aportado por la empresa recién adquirida, Energía pasa a aportar en torno a un tercio de la actividad, una proporción más o menos equivalente a la que suma Transporte e Infraestructuras. Edificación supondría en torno al 25%, quedando el resto a cargo de Medio Ambiente. “Lo que hemos conseguido es que los cuatro mercados básicos de WSP en todo el mundo empiecen a tener también una presencia significativa y bastante equilibrada en España”, explica el máximo responsable de la empresa que considera que esto último, el equilibrio, no es tanto un fin como un medio: “Nos aporta diversificación, y tener una tipología de clientes más variada, pero no vamos a dejar de aprovechar un mercado en crecimiento porque tenga una proporción mayor en nuestra actividad, o al contrario, no tendría sentido empeñarnos en otro que pueda no ser interesante en determinado momento”.

Más cerca del consumo de la energía

Con sede en Valladolid, 1A Ingenieros cuenta con una trayectoria de 25 años operando en las áreas de energías renovables, distribución y transporte de energía eléctrica, movilidad sostenible, edificación industrial y medio ambiente. Con una plantilla de 250 trabajadores y delegaciones en Galicia, Extremadura, Castilla La Mancha y Andalucía, entre WSP Spain y la empresa ahora adquirida no se dan apenas solapamientos: “Somos muy complementarios, tanto en la red de oficinas como en producto. Nosotros en el campo de la energía hemos hecho proyectos de generación, parques eólicos y solares con un equipo de entre 25 y 30 personas que han trabajado en todo el mundo desde hace 15 años. Lo que nos permite 1A es crecer en distribución, en transmisión… estar más cerca del que consume la energía que del que la genera. Creemos que es ahí donde va a producirse el gran crecimiento en los próximos años”, augura Manuel Pérez, que se remite a los ambiciosos objetivos de electrificación que plantea Europa y el conjunto de países desarrollados: “Hay que mejorar mucho lo que tenemos ahora para conseguir dar respuesta a eso, y esta empresa tiene un enorme ‘know how’ en distribución, transmisión, coche eléctrico, cargadores y movilidad eléctrica en general”. A esto hay que sumar, enumera el director de WSP Spain, la experiencia en proyectos de descarbonización para la industria, en trabajos que buscan mejorar los procesos energéticos de los clientes, y en proyectos de almacenamiento energético mediante biogases, hidrógeno o amoniaco para aprovechar los esperados excedentes en generación renovable: “Todo eso no lo teníamos y nos lo añade. Estamos convencidos de que ahí va a estar el grueso de la inversión en energía durante la próxima década. La generación está bastante parada, pero el resto está muy activo”.

Parques eólicos de Moncayo y Valdejalón (374 MW), en Zaragoza, uno de los proyectos de la rama energética de WSP Spain. Foto: WSP Spain.

En todo caso, y como sucedió en el caso de la edificación con la compra de BOD Arquitectura, los objetivos que contempla el plan estratégico de WSP con las adquisiciones no tienen que ver tanto con las sumas como con las multiplicaciones. “Se que es un tópico, pero no solo añades productos a tu oferta o cifras a tus ventas, hay más cosas. Entras en un ciclo que te permite aprovechar tu marca corporativa unida al conocimiento local, que es algo que funciona muy bien. Y sobre todo, juntas dos o más conocimientos en la misma compañía, y eso es algo que valoran mucho los inversores”, asegura el director general de WSP Spain.

El caso de los ‘data center’, una infraestructura con demanda creciente y para la que España es un lugar con capacidad para atraer inversiones, es ilustrativo de las ventajas que aporta la capacidad de WSP para dar una respuesta integral al cliente, y de la posibilidad de generar sinergias entre las diferentes líneas de negocio a partir de esa condición. En lo que tiene que ver con estos grandes centros de procesamiento de datos, explica Manuel Pérez, nuestro país está haciendo valer ventajas relacionadas con el coste y accesibilidad de la energía, lo que unido al movimiento de reindustrialización que está teniendo lugar en Europa está favoreciendo el desarrollo de importantes proyectos: “El mayor condicionante técnico de estas instalaciones es solucionar el problema energético, localizar la energía, transportarla… Y nosotros podemos diseñar soluciones en ese ámbito, y también en la edificación. Tener esos niveles de especialización en áreas distintas nos da una ventaja para captar proyectos como estos”.

600 profesionales, objetivo cumplido

Con la incorporación de la antigua 1A Ingenieros, WSP Spain alcanza los 600 trabajadores, una cifra que la empresa utiliza como una referencia de tamaño y que coincide con el objetivo que planteaba el plan estratégico en vigor para finales de este año. Supone también superar la cota que llegó a alcanzar Apia XXI, si bien esta es una comparación que Manuel Pérez considera que ha dejado de tener sentido: “Eran momentos, tiempos y perfiles distintos. WSP Spain tiene la historia de Apia, pero no se parece ya en nada a Apia”. Del total de trabajadores que componen el equipo de profesionales de la empresa, en torno a 200 lo hacen desde la sede de la compañía en el Pctcan, y básicamente en la línea de infraestructuras y transporte, aunque la forma en que ahora se trabaja hace muy difícil hacer una conexión directa entre tareas y ubicación. “Yo sé cuánta gente está trabajando aquí, pero no sé cuántos de ellos son de Cantabria. Tenemos gente que trabaja unos meses en esta oficina, y otros meses en otra”, advierte el director general de WSP Spain, que por ese mismo motivo considera muy complicado calcular la repercusión que el crecimiento de la empresa puede tener en el empleo generado en Cantabria. “Básicamente aquí tendremos crecimiento orgánico, con un factor limitante muy claro que es la atracción de talento. Ahora mismo es más difícil encontrar personas que proyectos”.

En la oficina cántabra de la empresa trabajan en torno a 200 de las 600 personas que componen la plantilla de la filial española de la multinacional canadiense. Foto: Nacho Cubero.

Todavía en proceso de elaboración, el plan estratégico con el que se guiará WSP Spain entre los años 2025 y 2027 podría situar la referencia del empleo en el millar de personas, con un crecimiento que sería equilibrado entre las cuatro líneas de negocio, y siempre con la posibilidad de acometer alguna compra que permita avanzar a mayor ritmo a aquella que pueda quedarse rezagada. En ese sentido, sería el área de Medio Ambiente la que tendría más posibilidades de protagonizar una operación de ese tipo, tanto por el potencial de crecimiento que se le adjudica como por no haberse visto hasta ahora impulsada por ninguna compra. En todo caso, advierte Manuel Pérez, estas son actuaciones que se cocinan a fuego lento, en un proceso que compara con un noviazgo y que para concretarse debe contar con la aprobación del tutor, en este caso WSP Global.

En ese sentido, y como sucedió en el caso de la compra de BOD Arquitectura hace dos años, el director general de WSP Spain valora el espaldarazo que el visto bueno a estas operaciones supone para la labor de la filial española de la multinacional canadiense, y la confianza que esta demuestra en España. La filial española de los norteamericanos concentra su actividad casi en exclusiva en nuestro país, con proyectos puntuales en el exterior, casi siempre trabajando conjuntamente con las delegaciones de WSP en el país del que se trate y en la práctica totalidad de los casos para clientes españoles.

Perspectivas optimistas

En su repaso a la situación y perspectivas de los mercados a los que atienden las diferentes líneas de negocio de WSP Spain, Manuel Pérez confirma el buen momento actual y las favorables expectativas que pueden esperarse sobre la evolución de la demanda en España. La excepción, y no tanto por lo desfavorable de las previsiones como por la dificultad de realizarlas, la pondría el área de transportes e infraestructuras. “Básicamente es un mercado público, que depende de las inversiones de las diferentes administraciones y que, siendo honestos, es casi imposible de predecir”, admite el director general de WSP Spain, que echa de menos una estabilidad en las partidas presupuestarias que acabe con los habituales picos y valles que hacen muy difícil cualquier planificación y complican la organización de la actividad en las empresas. En lo que se refiere a la situación actual, celebra los planes de inversión de Adif, que han convertido el ferrocarril –un área en la que la empresa cántabra es especialmente activa– en el principal generador de proyectos.

En el resto de líneas de negocio, en las que es más sencillo contar con indicadores fiables, el optimismo aparece como nota común, con mínimos matices en cuanto a la intensidad del crecimiento esperado. En edificación, explica Manuel Pérez, el dinamismo llega de la mano de las inversiones industriales y hoteleras, con las oficinas en un plano más discreto y con el mercado residencial estable. “Incluso con tipos de interés elevados, la demanda ha aguantado bien el tirón. Si vienen más bajos, como es de esperar y sin necesidad de que lleguen a los niveles a los que llegaron a estar, las inversiones van a subir seguro”.

Con todo, las mejores perspectivas las aportan las áreas de Energía y Medio Ambiente. En este último ámbito, el gerente de WSP Spain cree que España tiene todavía que recuperar mucho terreno en relación con los países de nuestro entorno, lo que forzosamente motivará la puesta en marcha de proyectos. Y en buena medida relacionado con esto, pero sobre todo con los objetivos de electrificación que ha planteado la UE, las actuaciones en materia energética tendrán el máximo protagonismo en los próximos años. “En redes eléctricas, en distribución, en instalaciones, en mantenimiento… no nos hacemos idea del volumen de inversión que va a ser necesario para atender lo que está por venir”, concluye Manuel Pérez.

La cooperativa agrícola y ganadera más importante de Cantabria terminó el pasado ejercicio con cifras de negocio positivas. Vendió un 8% más que el año anterior, y facturó unos 85 millones de euros, casi la mitad por la venta de piensos propios y algo menos de un tercio por la venta de leche a la industria quesera. Además, Agrocantabria sumó una séptima cooperativa, la SAT Valle de Aras, con la que se han alcanzado los 2.816 miembros.

Francisco Rouco | Octubre 2024

Por cuarto año consecutivo, la principal cooperativa agroganadera de Cantabria repitió resultados en verde: vendió un 8% más y facturó casi 85 millones de euros en 2023. Y también creció con la incorporación de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Valle de Aras, con 96 nuevos integrantes. “Ha sido un año francamente positivo”, valora Jacobo Alonso, director de Agrocantabria, que matiza algunas cifras: “La facturación estuvo muy condicionada por el precio elevado del coste de la materia prima, de la leche y de la carne. El dato importante es el del aumento de las ventas, porque crecer en un sector como el nuestro no es fácil”.

Creada en 2006, Agrocantabria es una cooperativa de segundo grado, es decir, una cooperativa de cooperativas. Integra siete asociados: Cooperativa Lechera SAM, Cooperativa Siete Villas, Cooperativa Cuenca del Besaya, Cooperativa Virgen de Valvanuz, SAT Valle de Soba, SAT Liébana-Peñarrubia y, la última en llegar, SAT Valle de Aras. En total, 2.816 socios, que para formar parte de Agrocantabria deben realizar una aportación única de 1.000 euros, entre 800 de capital social y 200 de cuota.

Jacobo Alonso, director general de Agrocantabria, en las instalaciones de la cooperativa. Foto: Nacho Cubero.

La actividad de Agrocantabria se divide en dos grandes bloques. El primero lo forman los servicios agropecuarios que ofrece a sus socios, donde se integra el producto estrella de la sociedad: los piensos a la carta. El segundo bloque incluye la venta de leche a la industria quesera y la venta de carne a distribuidoras con destino a las grandes superficies y la hostelería. De los 85 millones de euros aproximados de facturación en 2023, la venta interna de los piensos ascendió a más de 40 millones, la de leche a cerca de 30 y la de carne a unos 12 millones. “Somos autosuficientes gracias a lo que los socios nos compran o venden”, resume el director de la cooperativa.

Elaboración y venta de piensos

Entre los servicios agropecuarios y veterinarios que Agrocantabria facilita a sus socios destacan la supervisión de la calidad de la leche, controles de reproducción, instalación de maquinaria de ordeño, medición de calidad de la tierra, nutrición animal o suministro de combustible. Utilizan uno o varios de estos servicios unos 600 ganaderos. “Tratamos de acompañar a nuestros socios para hacerles ganar tiempo y que se dediquen a su trabajo, que es producir alimentos para dar de comer a la población, despreocupándose de las compras o los aprovisionamientos”.

De toda la oferta de servicios, el más representativo es la elaboración y venta de piensos, pues supone cerca de la mitad de la facturación total de la cooperativa. Aunque hay fórmulas de composición estándar, la mayor parte de los piensos son a la carta. Se analiza qué pastos o recursos en silo tiene la ganadería en su explotación, y se propone una fórmula para complementar las deficiencias nutricionales. Como señala el director de Agrocantabria, el objetivo es que el profesional optimice la alimentación de su ganado: “Que le cueste poco no porque sea barato, sino porque compra lo que necesita”.

Los piensos aportan casi la mitad de la facturación de la cooperativa. Foto: Nacho Cubero.

La otra línea de negocio de Agrocantabria es la comercialización de la leche y la carne que producen sus socios. En cuanto a la leche, la cooperativa recoge la producción de cerca de 270 ganaderos, más o menos un tercio de los productores de leche de la región. Al mes, unos 5,5 millones de litros. La mayoría de este producto se vende a la industria quesera, y solo una pequeña parte se reserva para producir el queso Pasto Real, una marca propia de Agrocantabria.

Carne con sello de calidad

La cooperativa también comercializa la carne de sus socios, casi toda de vacuno. Para ello se utiliza la identificación geográfica protegida (IGP) Carne de Cantabria, una certificación de calidad que, desde 2022, avala la Unión Europea y controla la consejería del ramo a través de la Oficina de calidad alimentaria (Odeca). Esta IGP se suma a otras cuatro activas de la región: Sobao Pasiego, Vino de la tierra Costa de Cantabria, Vinos de la tierra de Liébana y, desde julio de 2024, Patatas de Valderredible.

Agrocantabria recoge la carne de cerca de 400 ganaderos, lo que supone unas 220 toneladas mensuales, y la despieza y elabora, de ser necesario, en su planta de Guarnizo. La cooperativa tiene acuerdos con grandes distribuidoras para que la envíen a los mostradores de los principales supermercados de Cantabria, incluso de fuera. “Vendemos una carne de muchísima calidad e intentamos que el consumidor nos lo reconozca y pague un poquito más por ello. Para esto es importante que toda la cadena se haga con muchísimo mimo y de forma segura y profesional. Desde la cría del animal, su alimentación, el sacrificio y el procesado de la carne”, explica el director de Agrocantabria.

En 2022, Agrocantabria reforzó el canal de venta a hostelería con un acuerdo con Makro. Hasta ese momento, la cooperativa se topaba con un obstáculo logístico importante: quería mantener su principio de kilómetro 0, pero el volumen de pedidos que demandaban los restaurantes cercanos no justificaba el transporte. “No tenía mucho sentido llevar a un restaurante de Picos de Europa una plana de 8 kilos para filetes”. Gracias a que la distribuidora integra en cada envío no solo el pedido de carne, sino también el de otros productos y materias primas, Agrocantabria puede incluir en cada viaje los pedidos de sus clientes de hostelería, aunque sean reducidos. “El balance del acuerdo es muy positivo, hemos podido llegar a restaurantes donde antes no llegábamos”.

Una salida para los productores de leche

Para la cooperativa, la distribución de la carne resulta minoritaria tanto en facturación como en volumen. Sin embargo, su director la califica de “importante”, porque producir carne es una vía alternativa para quienes antes se dedicaban a producir leche, actividad que desde hace lustros acumula abandonos en Cantabria. En 2001 el número de ganaderos con entrega de leche ascendía a 3.811; en 2018, a 1.209. Los datos más recientes, de 2023, los cifran en 834. Sin embargo, en aquel lejano 2011 la producción de leche era de 487.244 toneladas al año, cifra no tan distinta a las 397.371 de 2023. Es decir, en algo más de 20 años se ha perdido el 77% de ganaderos dedicados a la leche, pero la producción únicamente ha descendido un 18%. Este fenómeno se explica porque las granjas lecheras más pequeñas han desaparecido o se han redimensionado, al tiempo que han adquirido maquinaría e instalaciones para optimizar el ordeñado.

«Comercializar la carne de ganaderos que antes producían leche es importante, porque hemos podido recoger a aquellos ganaderos de zona de montaña que, por una u otra razón, no podían seguir adelante». Jacobo Alonso, director de AGC

Pero tal y como recuerda Jacobo, esta transición ha sido imposible para muchos ganaderos. Además de la inversión en maquinaria e instalaciones más avanzadas, la producción de leche exige cumplir ciertas condiciones como la recogida diaria o cada dos días de leche o la estabulación de vacas, lo que muchas veces implica la construcción de establos. Para el director de Agrocantabria, aunque la normativa para producir carne también es demandante, las explotaciones ganaderas actuales en Cantabria lo tienen más sencillo si pasan de producir leche a carne. Los establos tradicionales de la región son compatibles con las exigencias para producir carne, y lo mismo sucede con los pastos naturales, que las reses destinadas a sacrificio pueden comer sin condicionantes. “Para nosotros, comercializar la carne de ganaderos que antes producían leche es importante, porque hemos podido recoger a aquellos ganaderos de zona de montaña que, por una u otra razón, no podían seguir adelante. Ahora pueden seguir viviendo en sus entornos rurales y continuar con una actividad que, de otro modo, habría desaparecido”, subraya Jacobo.

Como balance, el director de Agrocantabria se muestra muy satisfecho con el crecimiento de la sección de carne en particular y el devenir de la cooperativa en general. “Dentro de que el número de ganaderos se va reduciendo por razones demográficas y naturales, cada vez hay más ganaderos que confían en nosotros. Quienes llegan son más grandes y consumen más, y sustituyen a quienes por desgracia dejan de estar. Podemos decir que el balance de 2023 ha sido francamente positivo”.

Entre la competencia de comercios de mayor envergadura y la falta de apoyo institucional, las librerías independientes de Cantabria luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más abrupto y desafiante.

Ana Bringas | Octubre 2024

A veces las librerías parecen de otro tiempo, pero ¿lo son? No es extraño que las tiendas de libros más antiguas de grandes urbes europeas estén en las listas de lugares de visita obligada al hacer turismo. Como quien recorre templos religiosos con siglos a sus espaldas, restos de una muralla que una vez protegió una ciudad o el palacio en el que vivió esa dinastía de reyes en su época más dorada. Los turistas acuden a ellas como si fueran reliquias conservadas en museos que recuerdan a periodos pasados, sin embargo su existencia no es anecdótica. Aún quedan librerías independientes, también en Cantabria. No son muchas, ni siquiera alcanzan la treintena –en concreto suman 27 establecimientos y solo 14 de ellos se dedican exclusivamente a la venta de libros– pero están ahí, sobreviviendo y esperando pacientes a que los lectores, ávidos de historias, cultura o conocimientos, se adentren entre sus estanterías.

Que en el entorno rural los obstáculos para desarrollar un negocio son diferentes y, en ocasiones, más duros que los que enfrentan los comercios enclavados en territorio urbano, no es nada nuevo. Tampoco lo es el esfuerzo de las librerías para perdurar. Si ya son pocas las que quedan abiertas en esta región, son menos aún en las poblaciones más pequeñas –y además predominantes en Cantabria–, pero algunas se mantienen, eso sí, en lucha constante y aferradas a líneas de negocio que, en ciertos momentos, poco tienen que ver con la lectura.

Los datos que se desprenden del Mapa de Librerías de España de 2023 elaborado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) no son muy positivos para Cantabria. En la última edición de este informe, la confederación se ha empleado en conocer el papel de los puntos de venta de libros que se localizan en el medio rural. En este sentido, Cegal apunta que los comercios ubicados en municipios de menos de 15.000 habitantes cuentan con una oferta diversificada de productos y servicios para poder mantener el equilibrio comercial y la sostenibilidad económica de sus empresas.

El mapa contabiliza en 2.792 el número de librerías independientes identificadas en España, y Cantabria únicamente contribuye a esta cifra con 28 establecimientos que, según detalla Luis Lisaso como presidente de la Asociación de Libreros en Cantabria, pronto serán 27 por el cierre de un comercio más este 2024.

Eva Amigo, de la Librería Infantil de Unquera, en pleno proceso de liquidación de existencias en los días previos a su cierre. Foto: Nacho Cubero.

El que baja la persiana es el negocio de Eva Amigo: Librería Infantil Unquera, un pequeño establecimiento orientado a inculcar la lectura a los más pequeños que, tras 10 años de actividad, ha cerrado sus puertas este agosto. Con pena, Eva cuenta que a pesar de organizar charlas y cuentacuentos gratuitos, el escaso respaldo institucional y legal a la cultura han causado mella en su negocio. “Hay que adaptarse al medio y no siempre es posible. Hay falta de apoyo real de las instituciones que podrían tomar medidas como favorecer contratos con librerías de cercanía. Ahorrar en cultura, que es algo que tienden a hacer los ayuntamientos, rebaja el nivel de necesidad cultural”, ahonda la librera, quien asegura que durante la última década ha sido “muy feliz” y aunque la librería “podría seguir tirando”, sería “cobrando la mitad del salario mínimo trabajando seis días a la semana sin vacaciones ni fiestas”. A su juicio, la cultura se valora muy poco: “Los niños pasan más tiempo en los bares que en las librerías. Eso a todo el mundo le parece normal”, lamenta. Con todo, Eva espera poder sacar adelante otro proyecto porque, dice, “quienes aprecian nuestro trabajo se convierten en amigos más que en clientes”.

Cae la densidad de librerías cántabras

En base a los números, la densidad de librerías por cada 100.000 habitantes en las diferentes comunidades autónomas españolas coloca a Cantabria en uno de los puestos más bajos del ránking, con un 4,76. Solo Andalucía (4,50), Baleares (4,38) y Castilla la Mancha (4,17) se posicionan por detrás, mientras nuestros vecinos de Castilla y León lideran la lista con 226 librerías que se traducen en 9,48 por cada 100.000 habitantes, es decir, prácticamente el doble que nuestra región. Les siguen Galicia (9,30), La Rioja (8,07) y Asturias (7,95), todos ellos superando por más de 3 puntos a Cantabria.

Las estadísticas dibujan además una clara línea descendente. En 2021, Cantabria contaba con 51 librerías por lo que el dato de establecimientos por cada 100.000 habitantes alcanzaba entonces los 8,7 puntos. Por su parte, regiones como Asturias, Castilla y León, Asturias, Navarra o La Rioja superaban las 10 librerías por cada 100.000 personas en ese año mientras que en 2015 –año del primer informe de Cegal– la máxima densidad la obtuvo Galicia con 15 librerías por cada 100.000 habitantes mientras Cantabria, con 57 comercios, logró un ratio de récord con 9,7.

Luis Lisaso, presidente de la Asociación de Libreros de Cantabria, en su librería de Renedo de Piélagos. Foto: Nacho Cubero.

Volviendo a las circunstancias actuales, en las palabras de Lisaso, que tiene su librería en Renedo de Piélagos, se percibe cierta preocupación, y no es para menos. El panorama es abrumador, sobre todo en el medio rural. Los puntos de venta de libros localizados en municipios de este tipo constituyen una red vital para el fomento de la lectura y la mejora de la calidad de vida de sus residentes, pero sufren grandes ‘hándicaps’ a la hora de operar. El presidente de la Asociación de Libreros en Cantabria señala que, además de vender libros de lectura a particulares, otro de los sustentos de estos negocios son las bibliotecas municipales y la venta de libros de texto. O lo eran, porque esta tarea se ha complicado significativamente en los últimos años como consecuencia de algunas leyes que favorecen a los comercios más grandes.

Los libros de texto y la venta a bibliotecas

“Las bibliotecas funcionan mediante licitación y, por obligación, todas las librerías de España venden al mismo precio, en eso estamos empatadas. Los criterios de la adjudicación premian a los comercios con mayor número de trabajadores, por lo que las librerías de pueblo estamos fuera de juego. No valemos nada, ni para llenar la biblioteca de nuestro mismo municipio”, apostilla Lisaso contundente, a lo que añade que su negocio lo llevan él y su mujer, sin más empleados, por lo que no pueden competir. En este sentido, parecen estar condenadas a vivir únicamente de los lectores particulares, dado que la venta de libros de texto tampoco va mucho mejor.

Hay más de 200 centros educativos en Cantabria y, solo en primaria, el último curso escolar ha registrado 87.675 alumnos. Luis Lisaso apunta que todos ellos antes eran posibles clientes, pero que desde que el Gobierno de Cantabria deja en manos de los directores de los colegios la compra de los libros de texto, se han perdido “miles de compradores»: “Ya no pasan por una librería ni una vez al año. Además, si fuese tarea de la gente, vendrían a los comercios del pueblo, como siempre se ha hecho, pero los directores compran al mejor postor –el precio de los libros de texto sí está liberalizado desde hace años–. Nos quedan nuestros vecinos, aunque ahí competimos con gigantes como Amazon”, declara. La Librería Lisaso cumplirá 50 años en el próximo 2025, pero su propietario duda si llegará a celebrar los 52: “Nos ponen zancadillas”.

Marta Calderón, propietaria de la Librería Sancho Panza, de Cabezón de la Sal. Foto: Nacho Cubero.

En las cifras también se intuye una clara competencia: la de las grandes plataformas que disuelven la cercanía de libreros como Marta Calderón, de la Librería Sancho Panza emplazada en Cabezón de la Sal. Su establecimiento se puso en marcha en 1997 y desde entonces se dedica de manera exclusiva a la venta de libros y papelería. “Nunca hemos combinado nuestra actividad con otras ramas como vender golosinas o revistas”, matiza. “Siempre me ha gustado mucho leer. Estudié Filología Hispánica por Literatura, pero no tenía ganas de dar clases y decidí abrir la librería”, detalla. El suyo es un local amplio, de unos 90 metros cuadrados en dos plantas. “A mi siempre me ha parecido normal, pero todo el que lo conoce nos dice que nunca pensarían que pudiera existir una librería así en Cabezón de la Sal. Teniendo en cuenta el tamaño, podemos competir con cualquier establecimiento de Torrelavega o Santander”, reconoce con orgullo.

De igual manera, coincide con sus colegas de profesión en las dificultades que afrontan: “La liberalización del precio de los libros de texto nos ha complicado el negocio notablemente y venderlos se ha convertido en una lucha encarnizada”, apunta la propietaria de la Librería Sancho Panza, que calcula que con la venta de estos libros ganan menos de un 5%, lo que considera inadmisible: “No hay ningún otro producto en el mercado con el que se obtengan menos beneficios”, asegura.

Le preguntamos a Marta por la clave para mantenerse en el tiempo con estas circunstancias, y no tiene dudas en su respuesta: es gracias a los clientes particulares. “Tenemos suficientes para permitirnos continuar el negocio. Estoy muy contenta con la respuesta de mis clientes, sobre todo con los de la zona de Cabezón y alrededores que nos sustentan a diario, aunque también tengo que agradecer a los que nos visitan en vacaciones. Algunos vienen de Segovia o Guadalajara. Uno de los pilares es tener un buen trato con ellos, asesorarlos, cuidarlos, lo que se merece un cliente de cualquier comercio. También hay que ser cercano, estar informado y conocerlos para tener la capacidad de saber qué les va a gustar y recomendárselo”.

Paz Gil, directora de la Librería Gil, con dos locales en Santander, la mayor de las librerías cántabras. Foto: Nacho Cubero.

Aun compartiendo buena parte de esos problemas, desde el ámbito urbano se aporta una visión diferente, y más optimista, como la de Paz Gil, de la popular librería santanderina del mismo nombre, independiente de las grandes cadenas, como las que funcionan en las zonas rurales, pero con sus locales ubicados en el centro de la capital cántabra. Paz boceta un futuro halagüeño basándose en los modelos de otros países europeos, como Francia o Alemania, y compara las librerías con la radio o el teatro. Ambas disciplinas se vieron amenazadas con la llegada de la televisión y el cine años atrás, pero a día de hoy siguen en pie gracias a los lectores y pese a la digitalización. Estima que seguirá siendo así: “Son mucho más que lugares donde se venden y compran libros, se intercambia conocimiento”. Además, explica que aunque distribuir libros a bibliotecas de carácter municipal es complicado, sí es posible. De hecho, la Biblioteca Central de Cantabria, que depende del Ejecutivo regional, trabaja de esta manera.

Pese a su positividad, la gerente de la Librería Gil tampoco es ajena a los datos, la realidad se impone. También achaca el desplome en el número de librerías al derrumbamiento del mercado de los libros de texto. Paz recuerda que en Francia tanto los colegios como las bibliotecas de cada municipio compran o intentan comprar a la librería del pueblo. “Eso es muy importante, así la biblioteca se enriquece del conocimiento del librero y el librero está siempre al día porque el responsable de la biblioteca quiere lo mejor y lo último. Hay un intercambio que es fundamental. Eso mejora en todos los sentidos el pueblo y su nivel cultural. Colaborar así aquí daría pie a tener muchos puntos de venta en pequeñas localidades”, dice con anhelo.

No cabe duda de que la digitalización juega un papel más que importante en nuestras vidas. Ha cambiado los hábitos de lectura en pueblos y ciudades. Habrá quien no recuerde la última vez que sostuvo un libro en sus manos, no obstante seguro que se ha tomado un rato para ojear sus redes sociales a través de su teléfono móvil o consultar en él las últimas noticias. Aún así, y pese a que el índice de lectores de Cantabria (62,1%) no alcanza siquiera la media nacional (64,1%) según revela el Barómetro de Hábitos de Lectura de 2023 elaborado por la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE), los libreros muestran otras preocupaciones a la hora de conservar la vida de sus negocios. La urgencia por frenar la pérdida de tejido cultural y creativo, del que forman parte las librerías en pequeñas poblaciones, obliga a cuestionarse cuál es la fórmula para tal fin, y ellos coinciden en apelar a la necesidad de más apoyo institucional para deshacerse de la larga sombra que proyectan las grandes plataformas o las cadenas con mayor capacidad. En cualquier caso, continúan desempeñando un papel crucial y tremendamente necesario en la promoción de la lectura, el acceso a la cultura y la educación.

La tecnológica cántabra Semicrol prevé desembarcar a partir de 2025 en el mercado estadounidense de la mano de Fundanet, su plataforma para la gestión integral de la investigación, que ya goza de gran reconocimiento en España, Portugal y Latinoamérica.

Manuel Casino | @mcasino8 | Octubre 2024

Semicrol ha puesto en su punto de mira a Estados Unidos y a la Europa más allá de la península ibérica, dos mercados a los que aspira a llegar a partir del próximo año de la mano de Fundanet, el software de referencia en la gestión de la investigación en España que ya les ha abierto las puertas y afianzado, además de en nuestro país, en Portugal y en diferentes países de Latinoamérica.

Así lo explica la directora general de esta compañía tecnológica con sede en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (Pctcan), Natalia Alciturri, quien confirma su propósito de extender su presencia a ambos lados del Atlántico. “Estamos en medio del desarrollo de todo el proyecto de crecimiento y expansión en Europa y Estados Unidos. Pero eso nos exige hacer antes muy bien los deberes para preparar todas las aplicaciones, siempre dentro del sector de la investigación y muy particularmente de la sanitaria”, anticipa.

En este sentido, Alciturri precisa que 2024 está siendo un ejercicio de mucho aprendizaje y de estudio del mercado: “De identificación de nuestros potenciales clientes y también de los gaps [huecos] que son necesarios cubrir a nivel organizativo general de toda la compañía, no solo del producto, para dar este salto que afrontamos con mucha ambición e inversión”.

Un aspecto, el de la inversión, que para el director de Desarrollo de Negocio, Eduardo Obregón, cobra especial relevancia ya que, según explica, Semicrol está invirtiendo por encima de un millón de euros anuales durante los últimos ejercicios para llevar a cabo la transformación tecnológica de Fundanet, una plataforma que define como muy amplia y que les permite cubrir las necesidades específicas para toda la gestión integral de la investigación de los distintos y numerosos centros, universidades y fundaciones con los que trabajan. “Somos proveedores de software y servicios de todo el ciclo de vida del proceso investigador, desde la ideación hasta la publicación”, aclara sobre este sistema operativo, que representa cerca del 90% de la facturación de la compañía, que este año alcanzará los 6,5 millones de euros, según sus previsiones.

Eduardo Obregón, director de Desarrollo de Negocio de Semicrol, y Natalia Alciturri, directora general de la tecnológica cántabra. Foto: Nacho Cubero.

“Ya tenemos muchísima presencia en la gestión de la investigación y ahora estamos adquiriendo cada vez mayor peso en la parte científica en la que nuestros clientes tienen diferentes retos que para nosotros representan nuevas oportunidades de negocio”, resalta.

Tras subrayar que su intención es la de entrar “a la par” en los mercados europeo –con excepción de Portugal, donde ya están presentes en los principales nodos de investigación biomédica– y norteamericano, Obregón admite que en la actualidad mantienen algunas conversaciones en Turquía, a través de una red hospitalaria internacional, a la vez que también lo hacen con socios americanos, aunque mantiene que 2025 y 2026 serán los años en que se produzca el gran desembarco con implantaciones reales de Fundanet. “Estamos trabajando mucho para ver si somos capaces de dar respuesta a un cliente de Estados Unidos porque sabemos que si lo hacemos allí, la llegada a Europa va a ser en cascada”, vaticina.

Gestión integral de la investigación

Sobre Fundanet, Alciturri asevera que están implantando las nuevas aplicaciones cumpliendo el objetivo que se habían marcado de hacer de este software un producto más sencillo y usable. Ya se ha desplegado el nuevo módulo para la gestión de ensayos clínicos (CTMS, por sus siglas en inglés), un software que, precisa la directora general de Semicrol, han diseñado utilizando la tecnología más puntera de Microsoft, 100% web y siempre en el cloud de Fundanet. “Nos queda incorporar algunas funcionalidades que hemos identificado para salir al mercado americano, pero ya tenemos el producto preparado y listo para producción”, matiza. En esta misma línea, Obregón avanza que también están trabajando en Europa bajo el paraguas de uno de los centros de investigación más importantes de España –sin especificar de cuál se trata– que, según augura, les permitirá posicionarse aún mejor en el mercado.

“De lo que sí nos estamos dando cuenta –continúa el director de Desarrollo de Negocio de Semicrol– es de que el modelo sanitario español influye mucho en la gestión de la investigación. Es único. Por eso, a la hora de exportar e internacionalizar la empresa necesitamos adaptarnos no solo al cliente sino a cómo cada país gestiona todo el proceso. Ese es el gran reto. Porque el producto sin el servicio no tiene tanto valor”, admite.

Lo que sigue sin entrar en sus planes es explorar el mercado asiático porque, a su juicio, conllevaría muchas más dificultades organizativas y administrativas. “Si ya estamos dispares en cuanto al sistema sanitario en países cercanos como puede ser Portugal o Alemania, imagínese con China, que no tiene nada que ver. Además, nuestra capacidad es limitada y la experiencia acumulada en Latinoamérica nos dice que los procesos llevan tiempo y que hay que ir consolidando los diferentes pasos con la garantía de que avanzamos en la dirección adecuada”, advierte Obregón, que se remite al ejemplo del actual proceso de expansión para detallar las complicaciones que siempre acarrea entrar en nuevos mercados: “Nuestra aspiración hace un año era estar en Europa, y aún sigue siéndolo, pero una vez inicias las conversaciones y te dispones a cerrar los primeros acuerdos y negociaciones, te das cuenta de que no estás tan cerca como esperabas”, asume.

Mayor especialización

“Todavía nos vamos a especializar más”, adelanta en cualquier caso Alciturri, quien anuncia su intención de ampliar su catálogo, dentro del sector de la investigación sanitaria, a productos y servicios que se identifiquen como necesidades. “La evolución de este sector plantea nuevos retos relacionados sobre cómo tiene que gestionarse la información, y ahí es donde vamos a seguir estando”, enfatiza.

Obregón, por su parte, sostiene que el sector de la investigación es clave para la mejora de la vida. “Tenemos clientes que están estudiando el cambio climático, trabajando en nuevos materiales más ligeros o en nuevas fuentes de energía más baratas y respetuosas con el medio ambiente. Y nosotros creemos profundamente en ese modelo de ciencia y conocimiento, no abusivo y de consumo no mayoritario de recursos”, puntualiza antes de coincidir con Alciturri en poner en valor el impacto real, la trascendencia y los beneficios que esta labor investigadora básica tiene en la sociedad, que en gran medida, advierte, desconoce este trabajo académico que desarrollan muchos centros de investigación.

«Hay otros proveedores que te pueden cubrir una parte, pero no controlar todo. De ahí que no tengamos competidores de forma global», Natalia Alciturri, directora general de Semicrol

De otro lado, ambos dirigentes confirman su idea de mantener alianzas estratégicas con compañías como Microsoft y, especialmente, OpenClinica, con la que colaboran desde hace más de una década y con la que confían llegar a una relación bidireccional para que esta empresa sea la puerta de entrada de Fundanet en el mercado estadounidense. Y también con Medtronic, líder global en tecnología, soluciones y servicios médicos con la que trabajan en los dispositivos para la monitorización, control y suministro de ámbito sanitario al paciente, especialmente en cardiología. “Somos muy optimistas sobre estos acuerdos de colaboración y estamos plenamente convencidos de que seguiremos creciendo en el mercado biomédico y manteniendo nuestra cuota de participación en España, donde prácticamente el 95% de las instituciones que están acreditadas por el Instituto de Salud Carlos III trabajan con nosotros”, subraya Obregón. “Nuestro mercado en España sigue siendo muy activo”, precisa por su parte Alciturri, quien asegura que no se crece más por falta de medios: “De hecho, ya arrastramos una falta de capacidad productiva desde principios de año”.

Fundanet, explican los responsables de Semicrol, es una plataforma que de forma integral cubre todo el ciclo de gestión de los centros de investigación. Esto marca una diferencia con lo que existe en el mercado: “Hay otros proveedores que te pueden cubrir una parte, pero no controlar todo. De ahí que no tengamos competidores de forma global. Y ahora ya tenemos mucha marca y presencia. Si Fundanet funciona en más del 90% de los centros de investigación y soy un centro, tengo que estar”, reflexiona Natalia Alciturri sobre este sistema operativo.

El papel de la IA

Sobre el papel que desempeña la inteligencia artificial (IA) en sus productos y servicios, el director de Desarrollo de Negocio de la TIC cántabra se muestra convencido de que esta tecnología va a permitir una optimización de las investigaciones. “La gran revolución va a llegar a partir de que se puedan crear datos sintéticos. Es decir, que con una pequeña cantidad datos puedas tener realmente un dataset muy amplio y fiable para hacer tus investigaciones. En la actualidad, uno de los principales problemas es que no hay una calidad del dato de la investigación del nivel que se requiere, más aún si tenemos en cuenta que el 30% de los datos que existen son sanitarios”, desgrana Obregón, que incide sobre lo que ello aportará tanto en términos cuantitativos como cualitativos: “Al final, la capacidad de simular contextos específicos con datos sintéticos es lo que va a hacer posible que aumente la investigación y que ésta sea de mayor calidad”, resume. Además, sostiene que la IA también va a permitir la optimización de los recursos económicos que las entidades, sean públicas o privadas, destinan a financiar esa investigación al posibilitar la creación de “buenos modelos predictivos” de cuáles son las investigaciones que obtienen un mayor retorno.

Sea como fuere, este ingeniero informático afirma que, antes de que se haga un buen uso de la inteligencia artificial, se tiene que hacer una buena gestión y gobernanza de los datos. “Y este es un trabajo, fundamentalmente legislativo, que tanto España como Europa tiene que hacer, porque los datos sanitarios se gestionan de una u otra forma en función del país en que se esté aplicando el servicio de sanidad. La legislación es una barrera brutal. Se ha dado un paso importante con la ley europea de inteligencia artificial, pero igual que entendemos que estamos en un entorno global, tenemos que entender que los modelos de IA se van a desarrollar en cualquier parte del mundo”, argumenta.

La directora general de Semicrol coincide en el creciente desempeño de la IA dentro de la empresa. “Va a ser una herramienta más de apoyo y de mejora de la eficiencia de los equipos a nivel organizativo. De hecho, es una de nuestras líneas estratégicas”, aclara.

La innovación en Cantabria

Sobre el estado de la innovación en Cantabria, Alciturri mantiene que, a pesar de las características del tejido industrial de la región –“es el que es y muy limitado”, lamenta– hay compañías especializadas que están haciendo un trabajo muy interesante. “Lo poco que hacemos en la región lo hacemos muy bien y contamos con empresas punteras con impacto a nivel mundial”, concede.

Obregón, por su lado, defiende poner el foco en que la I+D+i “no se haga por hacer” y reivindica que el objeto de la innovación sea mejorar un proceso o el lanzamiento de nuevos productos, “no simplemente por la actividad”. En este sentido, Alciturri precisa cómo se entiende ese concepto en su empresa: “Nuestra innovación es siempre con y para el cliente. Nosotros no entendemos la innovación sin saber que hay una necesidad real en el mercado que va a dar acogida y rentabilidad a esa investigación”.

Trabajadores de Semicrol, en la sede central de la empresa en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria. Foto: Nacho Cubero.

Pero, por encima de todo, la máxima responsable de Semicrol mantiene la plena independencia de su compañía. “Somos muy independientes. Seguimos nuestro propio camino y nuestra estrategia de inversión a largo plazo para generar riqueza en el territorio. Si desde los poderes públicos existe un apoyo que va en la misma dirección que nuestras líneas estratégicas, bienvenido sea, pero no somos de reclamar nada a nadie”, explica.

Lo que ambos tienen muy claro es que el desafío empresarial no va ser que estén o no a corto plazo en Estados Unidos. “El reto pasa por que continuemos con nuestros valores, manteniendo la organización, que en noviembre cumple 45 años, saneada, en constante crecimiento y con capacidad de atraer a los mejores profesionales”, concluyen al unísono.

En Cantabria faltan viviendas. Lo reconocen los constructores cántabros y lo ratifica la Asociación para el Fomento Inmobiliario de Cantabria (Afican), que alerta del creciente proceso de gentrificación y reclama la construcción de vivienda social para que la población local pueda asentarse en su municipio.

Manuel Casino | @mcasino8 | Octubre 2024

Cantabria presenta un acuciante déficit de viviendas. Así lo estiman diferentes representantes de la Asociación para el Fomento Inmobiliario de Cantabria (Afican), que reclaman la necesidad de adoptar medidas para facilitar el acceso a este bien, que califican de cada vez más escaso y menos accesible, especialmente para las personas jóvenes y la población local.

A juicio de Juan Fernández Quevedo y de Enrique Mier, dos de los miembros de esta asociación que aspira a representar de aquí a dos años al 75% del sector, en Cantabria apenas se ha construido viviendas de protección oficial (VPO) desde hace más de veinte años. “Salvo algunas actuaciones muy concretas y poco significativas, generalmente promovidas por ayuntamientos, el mercado no se ha movido”, subraya Mier y asiente Quevedo, quien incide en que la región lleva varios lustros sin renovar el parque y sin prácticamente edificarse nada.

Enrique Mier, de la Asociación para el Fomento Inmobiliario de Cantabria (Afican). Foto: Nacho Cubero.

De este modo, los representantes de este colectivo profesional se alinean con la visión ofrecida por el presidente de los constructores cántabros, Javier Palomera, quien, en una entrevista publicada en ‘El Diario Montañés’, aseguraba que faltan unas 3.000 viviendas nuevas al año desde hace varios ejercicios, y que Cantabria lleva 25 años sin hacer viviendas.

Para Quevedo y Mier, esta situación ha motivado que haya descendido mucho el número de inmuebles en oferta y, en consecuencia, que todo lo que se pone en el mercado de compraventa tenga una rápida salida.

“Si se piden precios de mercado, lo poco que hay se vende”, admite por su parte la también representante de Afican Montse Abascal, quien no duda en destacar a continuación el cambio de rol del agente comercial. “Cada vez tenemos que dar más valor a las ventas. Hacer una buena valoración del inmueble para poder salir con un precio justo exige conocer el mercado y estar muy bien formado”, ahonda.

En esta misma línea, Quevedo comparte el importante dinamismo que presenta el mercado de compraventa –en abril, la compraventa de vivienda en Cantabria experimentó crecimientos que varían desde el 17,4 hasta el 26,2%, según la fuente consultada sea el INE o el Colegio General del Notariado–, si bien precisa que es un mercado muy descompensado. “No es lo mismo la demanda que existe en Santander y en otras poblaciones turísticas y costeras, en las que piso que sale a la venta se vende, que la que se registra en zonas del interior”, puntualiza.

Por su parte, Mier prefiere mostrarse más moderado y no levantar expectativas que puedan fomentar una burbuja inmobiliaria, aunque reconoce que Cantabria está de moda. “Sea por el clima o porque la comunidad se ha dado a conocer en los últimos años, lo cierto es que cada vez vienen más personas de fuera. Estamos a punto de una mini burbuja, no sé si solo inmobiliaria o global”, advierte mostrándose un tanto incómodo con el creciente interés que despierta la región.

En este sentido, Abascal insiste en la importancia de realizar una correcta tasación de los inmuebles para no dar pie a la especulación. “Tenemos que ser muy serios y correctos con el mercado y evitar desatar una espiral de precios”, enfatiza.

Precios elevados

Sobre este asunto –el precio de la vivienda–, los tres representantes de esta asociación coinciden en que comprar un piso resulta un tanto caro para un cántabro medio y alertan del riesgo de que muchos de los inmuebles en venta acaben en mano de personas de fuera de Cantabria.

“Para las personas de Cantabria cada vez resulta más difícil acceder a un piso en propiedad”, admite Mier, quien censura que “el creciente proceso de gentrificación está expulsado a los habitantes locales”.

Juan Fernández Quevedo, de Afican. Foto: Nacho Cubero.

Un fenómeno, tercia Quevedo, que en su opinión resulta especialmente “dramático” en los municipios costeros. “Se está produciendo una expulsión de las personas jóvenes en edad de comprar que quieren asentarse en su localidad y no pueden. Se está haciendo mucho hincapié en incentivar el retorno a las zonas rurales en riesgo de despoblación, pero en otros municipios no se está haciendo nada para que la gente se quede”, lamenta contrariado antes de reclamar la construcción de VPO para que esta situación no se agudice. “Se necesita mucha vivienda social para evitar la especulación de compradores de fuera de la región”, repite.

En este sentido, Mier conviene con su colega en que las personas de clase trabajadora no pueden acceder a las VPO, una tipología de viviendas que, además, sostiene que los promotores no quieren construir porque apenas deja margen comercial. “Para muchos no resulta un producto atractivo porque les sale más caro el suelo que construir la vivienda”, advierte convencido del papel central que juegan las diferentes administraciones para atajar este problema.

La tutela de la Administración

“No creo en las fronteras, pero estimo que las Administraciones, cada una dentro de sus competencias, tienen que tomar medidas. No sé si tan radicales como las adoptadas en Andorra, donde han limitado la compra de inmuebles a personas extranjeras, pero sí tendentes a evitar que los compradores de fuera de Cantabria acaparen la vivienda provocando el desplazamiento de la población local”, remata.

“La Administración tiene que tutelar el acceso a la vivienda”, coincide Quevedo, quien igualmente reclama medidas para garantizar este derecho y contribuir a estabilizar los precios, al tiempo que critica que la Ley de Vivienda aprobada por el Gobierno de España haya derivado esta responsabilidad sobre los propietarios.

Montse Abascal, representante de Afican. Foto: Nacho Cubero.

Abascal, por su parte, conviene en la necesidad de tomar medidas, entre las que apunta el impulso de la colaboración publico-privada, la concesión de incentivos fiscales y para la compra de suelo, así como otras que favorezcan al comprador local. “Las administraciones se tienen que poner de acuerdo para que los precios bajen”, reclama al igual que sus colegas.

Al margen de esta reivindicación, los tres miembros de Afican subrayan la sintonía y la buena relación que desde hace años mantienen con el Gobierno de Cantabria, al que agradecen que siempre los haya escuchado. “La cooperación con la administración pública cántabra es vital poder analizar y superar los desafíos en materia de acceso a una casa, sea en propiedad o alquiler, y asegurar que las normativas y políticas de vivienda se ajusten a las realidades y necesidades del mercado”, resaltaban los dirigentes de esta entidad en la presentación oficial de su hoja de ruta celebrada a finales de junio en la sede de la patronal de los empresarios de Cantabria.

A vueltas con los precios de las viviendas sociales, Quevedo comparte con Mier que, a los precios actuales del sector de la construcción, los números no salen. Y ambos lo razonan: el precio medio de venta del metro cuadrado en Cantabria se situó en abril en 1.734 euros –un 32,6% más que en igual periodo de 2023, lo que representa el aumento más elevado de todas las comunidades autónomas–. Del otro lado, construir cuesta entre 1.200 y 1.300 euros el metro cuadrado, a lo que hay que sumar la compra del suelo, el pago de las licencias, los costes de comercialización y el beneficio del promotor.

Destino de la vivienda

En cuanto al uso de la vivienda, los tres representantes de Afican coinciden en que en Cantabria es muy difícil generalizar. “En zonas turísticas y costeras priman más las viviendas de segunda residencia, al igual que lo hacen en algunas zonas rurales, sobre todo tras el covid. Pero en Torrelavega, por ejemplo, predomina la compra de primera vivienda, mientras que en Santander y en otras zonas urbanas los porcentajes están más repartidos”, apuntan, aunque admiten que de un tiempo a esta parte se observa un creciente aumento del pequeño inversor que adquiere la vivienda para alquilar. “Hay un nicho importante”, recalcan.

En su análisis, también destacan que Cantabria se aparta un tanto de la tendencia nacional que apunta a que el 15% de las casas vendidas el pasado año en España acabaron en manos de extranjeros. “Todavía no hemos llegado a ese nivel porque no existen demasiados extranjeros que hayan descubierto Cantabria”, razona Quevedo. Mier, de su lado, aclara que el interés de los compradores británicos se ha enfriado a raíz del Brexit. Lo que sí ha aumentado es el número de personas asentadas que vienen de Ucrania desplazados por la guerra, si bien la mayoría de ellos lo hace en régimen de alquiler. “Mi impresión es que la compra de pisos por parte de extranjeros no debe ser superior al 7%”, calcula.

“Lo que la población de Cantabria busca son viviendas dignas y accesibles acordes a sus ingresos”, resalta Quevedo, quien razona esta afirmación con un ejemplo: “Si una pareja que ingresa 3.000 euros mensuales quiere comprar una vivienda de 200.000 euros, debe de tener ahorrado 60.000, lo que no es nada fácil para la mayoría de las personas”.

“A esta parte de la sociedad hay que ofrecerle una solución. Por eso creo que debería haber viviendas de 120.000 euros”, concluye a modo de resumen Abascal.

Alquilar, más caro que comprar

En relación al mercado de alquiler, tanto Mier como Quevedo y Abascal reconocen que encontrar un piso de alquiler en Santander resulta hoy una misión casi imposible, al menos que se esté dispuesto a pagar una renta muy elevada. “Es que prácticamente no hay oferta”, confirman los tres miembros de Afican, que admiten que el parque de viviendas para alquilar se ha derivado hacia los pisos turísticos, que se escapa de sus manos, y los temporales, sujetos a la Ley de Arrendamientos Urbanos que, según explican, es más laxa con las obligaciones y derechos de los inquilinos que la Ley de Vivienda.

En este sentido, Quevedo razona que el problema de esta última norma, que reconoce “no está mal” en su mayor parte, descansa fundamentalmente en las modificaciones que introduce en la Ley de Enjuiciamiento Civil al alargar los plazos de desahucio e incrementar los costes y, con ello, dejar más desprotegido al propietario frente a los impagos.

«Por un piso de 500 euros en una arteria de la calle Castilla, en Santander, recibí 80 llamadas en unas pocas horas». Juan Fernández Quevedo, de Afican.

La falta de oferta de pisos para alquiler ha llevado a que alguno de estos profesionales se haya planteado incluso dejar de trabajar este segmento. “Por un piso de 500 euros en una arteria de la calle Castilla, en Santander, recibí 80 llamadas en unas pocas horas. Esta demanda te obliga a calificar mucho al potencial arrendatario y a realizar un estudio más preciso sobre sus ingresos y posibles vulnerabilidades. Es un trabajo duro y no remunerado que te desgasta mucho”, conceden los tres.

Además, resaltan que el mercado de alquiler choca con la mentalidad española en la que prevalece la compra. “Somos un país de compradores y la persona que alquila es porque no le queda más remedio”, puntualizan. “El alquiler es un producto caro y un drama. A veces, resulta más caro que comprar”, rematan.

La empresa cántabra de intermediación comercial se dota de una red de colaboradores con capacidad para intervenir en compraventas de cualquier producto, en cualquier sector y en cualquier mercado, a partir de un modelo que busca explotar la complementariedad para multiplicar las operaciones. Desde la capital de Cantabria y con una actividad vertebrada en torno al eje Bilbao-Madrid-Marbella, Santander Marketing asienta su actividad en el sector inmobiliario, los seguros, la energía y el automóvil, entre otros.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Octubre 2024

Si se da por cierto aquello de que hay productos que se venden solos, no lo sería menos el que para muchos otros es más fácil hacerlo en compañía. Lo primero es algo con lo que difícilmente estarán de acuerdo los profesionales de la intermediación comercial, pero la segunda de las premisas es precisamente la base sobre la que Santander Marketing está asentando un proceso de expansión que ha llevado a la empresa cántabra a participar en operaciones de compraventa de un amplísimo catálogo de productos y servicios, hacerlo en prácticamente toda la península ibérica –Portugal incluida– y con proveedores y clientes de dentro y fuera de España. En esencia, se trata de crear una red de profesionales de la venta, con trayectoria y cartera de productos y clientes en áreas diversas, pero ofreciéndoles la posibilidad de ampliar su actividad a otros campos, según un modelo que huye de la venta solitaria y busca aprovechar la complementariedad de la oferta para multiplicar las operaciones.

Santander Marketing SL nació en 2017 con la intermediación comercial como actividad principal y las operaciones inmobiliarias y corporativas como áreas de actividad más relevantes, pero con una vocación de universalidad que podía rastrearse ya en los orígenes del proyecto. Lo que ha cambiado en los últimos años, y sobre todo a raíz de la pandemia y la posterior crisis, es el entorno competitivo, cada vez menos favorable para quienes operan en mercados acotados –ya sea sectorial o geográficamente– y en el que los operadores dominantes intentan hacer valer esa posición en cualquier circunstancia y con independencia del producto o servicio que constituye la base de su negocio.

“Esto no lo hemos inventado nosotros”, admite José Santos de Blas, fundador y director de Santander Marketing, que se remite a ejemplos de los que cualquiera ha podido tener noticia en su condición de consumidor, y que reproducen a gran escala el modelo que él quiere trasladar a agentes comerciales que operan de forma autónoma: entidades financieras y operadores energéticos que venden seguros, casas, automóviles y servicios de telecomunicaciones, o viceversa. “Tenemos que cambiar el concepto de especialización, porque las empresas más grandes ya lo han hecho y estamos compitiendo contra eso. Tenemos que diversificar operaciones para diversificar oportunidades”.

José Santos de Blas, fundador y director de Santander Marketing, ante la sede de la empresa. Foto: Nacho Cubero.

El objetivo, explica el director de Santander Marketing, es reclutar profesionales de la venta, en muchos casos con años de experiencia trabajando con un único producto y casi siempre para un único pagador. Esto, que por un lado es un aval de la labor realizada, por otro supone una amenaza para esa persona, tanto por lo que José Santos de Blas entiende como un desaprovechamiento de talentos y capacidades como por el grado de dependencia que genera esa dedicación exclusiva: “Nosotros entendemos que quien vende un piso, puede vender un seguro, o el suministro energético para esa vivienda. Pero es que además queremos hacer entender que contar con un solo pagador somete mucho en términos profesionales. Siempre es bueno mirar más allá”. El responsable de Santander Marketing une a lo anterior el complicado escenario que la inteligencia artificial va a plantear en la actividad de intermediación comercial que, como otras, va a encontrarse con una alternativa que mejorará casi todas las capacidades humanas, y a la que solo cabrá enfrentarse –asegura– diversificando tareas.

Doble desafío

Por más que el modelo que propone Santander Marketing siga la senda abierta por las grandes compañías, es esta una referencia engañosa por la enorme distancia que separa a estos gigantes de una microempresa como la cántabra. Los principales retos a los que debe enfrentarse esta son la creación de una red de ‘partners’ y el acceso a un catálogo de productos que comercializar, dos desafíos que no presentan mayor dificultad para una multinacional pero que pueden ser insalvables para quien no cuenta con un respaldo equivalente. Con todo, en los años que lleva funcionando la empresa cántabra ha logrado consolidar una posición en el mercado que facilita esa tarea, tanto aprovechando los contactos que han ido forjándose a raíz de las operaciones en las que ha intervenido como los derivados de los realizados por su fundador en su labor como mediador de seguros y en la intermediación para la resolución de conflictos.

Santander Marketing cuenta ya con ‘partners’ estables en Bilbao, Madrid y Marbella, el eje sobre el que la empresa ha venido pivotando su actividad desde su nacimiento. También ha intervenido en operaciones de enorme calado en Portugal, e igualmente a través de colaboradores con los que mantiene una relación continuada en el tiempo. En el país vecino, por ejemplo, ha intervenido en la venta de la aerolínea Euroatlantic Airways a través de su socio Manuel Pereira, además de en ventas de hoteles, este último uno de los productos que concentra buena parte de las mediaciones comerciales de la empresa, y en todos los casos con cantidades millonarias. Este último es también el caso de las operaciones acometidas con materias primas, sobre todo en el ámbito energético con transacciones de hidrocarburos, en lo que serían ejemplos de la optimización de la red de contactos y de agentes que constituye el núcleo de la propuesta de Santander Marketing.

«Quien puede vender una vivienda, o la financiación para adquirirla, puede vender los suministros de telefonía, la luz o el gas». José Santos de Blas, fundador y director de Santander Marketing

Por encima de lo llamativo que puedan tener las grandes operaciones en otros sectores, y lo que suponen como refuerzo de la estrategia de la empresa, el inmobiliario y todos los servicios que le rodean –seguros, telecomunicaciones y energía– constituyen la principal base operativa para Santander Marketing, con el automóvil como producto emergente. En esos segmentos es también donde la empresa busca su cantera de profesionales.»Quien puede vender una vivienda, o la financiación para adquirirla, puede vender los suministros de telefonía, la luz o el gas. Eso es una oportunidad para los profesionales de la intermediación comercial, porque una vivienda, o un coche, los vendes una vez, pero con los servicios generas una cartera de clientes que tiene continuidad en el tiempo”, explica José Santos de Blas, que considera que muchos agentes comerciales tienen desaprovechado un fondo de negocio amplio y fidelizado.

Para afianzar el otro pilar sobre el que sustentar su estrategia –la creación de una cartera de productos– Santander Marketing ha cerrado acuerdos con un centenar de agencias inmobiliarias y cubre el flanco energético a partir de un acuerdo con Integra, además de trabajar sobre pedido en otros productos. El director de la empresa cántabra admite que una de las principales dificultades que obstaculiza el crecimiento de esa cartera es la reticencia que provoca el compartir comisiones. “Es un error, no hay operación menos rentable que la que no se cierra. Llegar a más sitios, con más gente y con más productos te hace más fuerte, y además te ahorra costes”, recalca José Santos de Blas, que pone como ejemplo de esto último la cuantía de la inversión que supone abrir una delegación y dotarla de personal, frente al acuerdo que permite compartir una operación con un agente local. “Esa es la filosofía que tenemos en Santander Marketing”, resume.

La Escuela de Cine y Televisión de Javier Cifrián y Carmen Gutiérrez cuenta con  más de 300 alumnos entre los que destacan talentos emergentes como los actores Jacobo Camarena u Óscar Saiz, que ya forman parte de grandes proyectos audiovisuales tras pasar por el trampolín de su sede en el Sardinero. Aunque las propuestas formativas de la escuela van más allá de convertirse en un intérprete profesional, los cursos de interpretación son el principal reclamo de un centro que atrae a alumnos de otras regiones y que se plantea crecer con nuevas sedes.

Ana Bringas | Septiembre 2024

Ser actor en Cantabria o formarse como tal suena difícil, de hecho hasta hace unos años era casi imposible conseguir una oportunidad sin salir a encontrarla, y es que esta región no es precisamente Hollywood. La lista de intérpretes naturales de la popularmente conocida como ‘tierruca’ que han tenido que partir para buscar oportunidades –y también formación– fuera de nuestras fronteras es extensa: Eduardo Noriega (‘Abre los ojos’, ‘El espinazo del diablo’, ‘Los otros’); Marta Hazas (‘Velvet’, ‘El internado’, ‘Las chicas del cable’); o Ruth Díaz (‘Tarde para la ira’, ‘Dolor y gloria’, ‘Ni una más’) son caras muy conocidas del panorama artístico español que en su juventud se mudaron a la capital española para forjar sus carreras y convertirse en lo que ahora son. Este también fue el caso del actor y director Javier Cifrián (Santander, 1973), quien dejó su ciudad natal en 1996 de manera forzosa para seguir su sueño.

Casi treinta años después, con una dilatada carrera a sus espaldas y su meta cumplida, Cifrián se redime con la Escuela de Cine y Televisión de Cantabria. Él, como actor y director, y Carmen Gutiérrez, como gestora cultural, fueron los encargados de impulsar el centro de formación que comenzó su actividad en 2015 y que, a día de hoy, registra una gran demanda por parte de los alumnos, que en este momento son más de 300 de entre 8 y 87 años. La academia funciona como un semillero de talentos en Cantabria para una nueva generación de intérpretes que ya están presentes en los repartos de series y películas.

Javier Cifrián, en el plató de la Escuela de Cine y Televisión, en Santander. Foto: Nacho Cubero.

La idea de poner en marcha una Escuela de Cine y Televisión en Santander surgió por la “espinita” de Javier Cifrián, que se inició en el mundo de la interpretación por casualidad. Recuerda cómo un amigo le invitó a una obra teatral en la que participaba en el Palacio de Festivales: “De repente me pegó un flechazo, supe que eso era lo que quería hacer con mi vida. Al día siguiente me apunté allí a un curso de cuatro horas semanales y me quedé con muchas ganas de seguir aprendiendo”, confiesa. En ese tiempo, el emblemático Palacio de Festivales santanderino constituía la única opción a la hora de recibir formación teatral en Cantabria, y los interesados en recibir clases en una escuela oficial de arte dramático debían escoger entre Madrid, Barcelona, Sevilla o una nueva alternativa: Canarias. Hasta allí viajó Cifrián porque, tal y como detalla, el profesorado provenía de las mejores escuelas de interpretación europeas.

Una vez graduado y ya durante el ascenso de su carrera, viajó por toda Europa de la mano de una compañía teatral y se introdujo en el cine y la televisión. En el transcurso de ese tiempo una idea resonaba de manera constante en su cabeza: “En mi tierra no hay nada de esto” y, con ella, la propuesta de tomar la iniciativa y “montar algo parecido”, pero esa sugerencia siempre llegaba en compañía de varios desafíos que la hacían parecer abocada al fracaso: “En Santander hay poca gente, no sé cuánto interés generará, dónde puedo encontrar apoyo…” eran interrogantes a los que finalmente al actor hizo frente y, con todo, se aventuró a pedir el respaldo del Gobierno de Cantabria, en concreto del área de Cultura, para emprender y convertir en realidad su escuela. “Nos cedieron un espacio los sábados por la mañana en el Palacio de Festivales”, explica, y allí, en el mismo espacio donde se produjo su flechazo con la interpretación, arrancó el germen de la actual academia.

“Los cursos se llenaban”, rememora con cierto regocijo, “entre 60 y 70 personas se quedaban fuera anualmente, lo que nos hizo ver que la idea funcionaba muy bien. Buscamos otras localizaciones para impartir clases de arte dramático y fuimos alquilando salas, pero nunca ofertábamos las suficientes plazas, daba igual si eran cursos dirigidos a niños o de interpretación para adultos. Así que hace tres años –los cumplirán en octubre– nos instalamos en la Plaza Rubén Darío del Sardinero”. En cuanto al local que alberga el centro, su director describe que son 150 metros cuadrados divididos en dos estancias: un hall de entrada y un plató diáfano que ocupa la mayor parte del espacio. En ese lugar es donde se desarrolla la acción: ”Aunque a veces nos desplazamos a rodar en la playa o los jardines aledaños al edificio”, matiza el actor santanderino.

Las clases

Hoy por hoy la Escuela de Cine y Televisión ofrece seis tipos de clases impartidas por profesionales en activo como Adrián Alonso, Lorena Güemes o el propio Javier Cifrián, que abarcan Cine y TV Infantil (de 8 a 12 años), Cine y TV Juvenil (de 12 a 17 años), Interpretación, Entrenamiento Actoral, Cine Musical y Curso de Cortometrajes. Este último se trata de una nueva propuesta que arrancará en octubre de este año de la mano de Guillermo Sanz, un galardonado cortometrajista cántabro. Cada semana se imparten 22 sesiones, de las cuales una veintena se desarrollan de lunes a sábado en su sede del Sardinero y las dos restantes en la filmoteca de Cantabria. A razón de 15 alumnos por clase, se traduce en unos 330 estudiantes en total y seis empleados fijos para atenderlos. Las tarifas de cada formación oscilan entre los 59 y los 89 euros mensuales y los 499 y 750 euros el curso completo que comprende de octubre a junio. Además, el negocio de Cifrián y Carmen Gutiérrez también gestiona el aula de teatro de la Universidad Europea del Atlántico y organiza diferentes campus, como los campamentos de cine del Ejecutivo de Cantabria u otros que se desarrollan en época estival o en periodos no lectivos en colaboración con ayuntamientos.

Alumnado y profesorado, tras una de las clases de la escuela. Foto: Nacho Cubero.

En efecto, las sinergias con organismos públicos, espacios culturales o centros educativos es uno de los principios de la escuela que protagoniza varios proyectos centrados en acercar el cine a municipios cántabros como Villaescusa, Los Corrales de Buelna o Camargo. Se trasladan hasta diferentes localidades para enseñar a los jóvenes de 12 a 17 años a producir cortometrajes que después se presentan al Festival de Santander. Asimismo, colaboran con la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos en una iniciativa pensada para dar a conocer Europa a través del cine y también trabajan con colegios e institutos para inculcar el gusto por el séptimo arte.

No obstante, la línea de negocio más rentable es la interpretación de adultos. “En todos los cursos de esta materia hay lista de espera. Yo tengo una clase de entrenamiento actoral, dirigido a quienes quieren dedicarse de manera profesional a la actuación, con 17 alumnos desde hace cinco años y no se ha marchado ninguno”, especifica el director, a lo que añade que todas las plazas están cubiertas y “hay solicitudes de una treintena de personas”. Es evidente que hoy la escuela es una máquina bien engrasada que marcha sin obstáculos dada la demanda que registra, pero empezó siendo para sus fundadores una actividad complementaria. “La evolución de todo actor es pasarse a la dirección, pero creo que otro tipo de progreso es la docencia”, indica el intérprete que comenzó a dar clases de la mano de la actriz Rosa Casuso, quien le propuso iniciar un curso que constató el interés de los cántabros por este tipo de formación al quedarse 60 personas fuera. “Descubrí que la docencia me llena tanto o más que la interpretación, de hecho me han llamado para rodar algunas series que implican desplazarse a Madrid por un año y lo he rechazado. Con 50 años, no es que haya llegado a tocar techo y volver, pero me siento muy realizado con mi profesión. La aceptación que tiene la escuela nos está llenando mucho, estamos muy a gusto y se ha convertido en nuestro principal negocio, aunque siga trabajando en series y películas”, concede.

Éxito de la escuela

A la pregunta sobre la clave del éxito, Cifrián alude a su fórmula de trabajo, que se distancia de la más habitual -–el método Stanislavski, que pasa por utilizar la memoria emocional como principio para realizar una interpretación creíble– y utiliza en su lugar el juego teatral, que implica ‘jugar a ser’. El actor esgrime esta razón para justificar que su escuela cuente incluso con alumnos que se desplazan de otras comunidades: cinco alumnos del País Vasco, dos vienen de Asturias y, a los cursos intensivos de fin de semana, que cuentan con la participación de intérpretes y directores de renombre, acude incluso gente del extranjero, por eso y porque “muchos de los actores que han pasado por la aulas han sido seleccionado para rodar anuncios series y películas”. En esa categoría están Óscar Saiz (Santander, 1981) y Jacobo Camarena (Santander, 2003), ellos, como Javier, vivieron el “flechazo” de la interpretación.

A sus 20 años de edad, Camarena asegura que está “enamorado” de la profesión desde niño, y cuando vio la película de Bayona ‘Lo imposible’ algo se removió en él. “En mi vida había contemplado algo tan triste y bello a la vez. Era muy pequeño para saber que lo que sentía era pasión por la interpretación”. Sin embargo, una vez más la chispa de la casualidad –o el popular algoritmo de Instagram– hizo su efecto. “El móvil nos escucha, por eso me empezaron a aparecer anuncios de la Escuela de Cine y Televisión de Cantabria y empecé participando en un curso intensivo con 14 o 15 años”. Fue el impartido por Gracia Querejeta, al que siguió el taller de Devora Borque, directora de casting de la serie de TVE HIT. Así comenzó su carrera profesional, gracias al fichaje de Borque en la academia. Camarena se siente “muy agradecido”: “Era una muy buena manera de empezar en una producción de nivel nacional de la que yo era súper fan. La escuela es lo más, me encanta y mi primera oportunidad laboral vino con ellos. Es una suerte tener a Javi en Cantabria y que traiga a sus contactos a Santander”. Ahora el santanderino sigue formándose en su ciudad natal y tiene “algunos proyectos” entre manos de los que poco o nada puede desvelar.

Los actores Jacobo Camarena y Óscar Saiz, alumnos de la escuela. Foto: Nacho Cubero.

Más sonado es el debut de Óscar Saiz, quien, de la mano de Rodrigo Cortés, se ha adentrado en la industria cinematográfica con ‘Escape’, una película con Mario Casas como protagonista y Martin Scorsese en el papel de productor, todo después de pasar por las clases de Javier Cifrián. Su entrada a la interpretación vino precedida por unas lecciones de música. “Cantando me di cuenta de que se me daba bien interpretar, así empecé en la escuela”, manifiesta. “Ahora mismo ambas disciplinas están al mismo nivel, aunque de profesión soy informático”, destaca con cierta ironía cuando comenta lo que ha supuesto para él la interpretación: “He decidido quitar de mi vida lo que no me llena el alma”, por lo que ha dejado su trabajo para centrarse en su pasión, aunque admite que todavía no es consciente del salto. Sobre la interpretación detalla que “el salto es hacia dentro” y ahora “se siente más libre y se conoce más”.

Visto el rendimiento del negocio, Javier Cifrián, como director de la escuela proyecta un futuro con más sedes en Cantabria y también fuera de ella a largo plazo. “Hay pocos centros formativos así, centrados en cine y televisión y no tanto en teatro”, apunta y fija su vista en emplazamientos como Torrelavega para responder la demanda de la zona occidental o Castro Urdiales o Laredo para hacer lo propio con la oriental. “A lo largo de los años nos gustaría abrir en otras provincias”, concluye el actor.