A escasos días de inicio del nuevo curso académico –la entrevista se realizó a finales de agosto–, Cristina Montes, máxima responsable de Formación Profesional en Cantabria, analiza el estado actual y los principales retos de una oferta educativa que se ha ampliado hasta 143 ciclos formativos y que este año volverá a batir récord de personas matriculadas.
Manuel Casino | @mcasino8 | Octubre 2024
Pregunta.– La Formación Profesional está más de moda que nunca. ¿Por qué?
Respuesta.– Bueno, para los que somos de Formación Profesional es algo realmente mucho más paulatino que una explosión, algo que viene creciendo progresivamente desde hace años. Básicamente, es un camino que labramos entre todos. Uno de nuestros objetivos ha sido mejorar la imagen de la FP en la sociedad, porque dentro ya estaba muy valorada por las empresas. Probablemente lo que se entiende por una explosión es porque ahora la sociedad reconoce la calidad de las enseñanzas. Por eso vivimos un momento dulce, como dice el consejero [Sergio Silva].
P.– La falta de financiación ha dejado de ser el mayor problema. ¿Verdad o mentira?
R.– Sí hubo tiempos en los que fue difícil, pero ahora los fondos sociales europeos (FSE) enfocan mucho sus prioridades e hitos en que trabajemos en las enseñanzas y en mejorar los equipamientos y las infraestructuras. Es muy importante tener laboratorios, talleres y centros adecuados a la industria y al resto de sectores. Pero no creo que la financiación haya sido un problema. Lo que ocurre es que ahora se ve lo que antes no se veía. Nosotros hace mucho que tenemos en los centros talleres adecuados y, de hecho, podemos seguir trabajando con FSE porque ahora una de las líneas prioritarias es trabajar en la recualificación de los trabajadores y en la mejora de la cualificación y escasez de la mano de obra. Porque no podemos olvidar que nosotros también somos una política de empleo.
P.– Habla de la importancia de mejorar los equipamientos e infraestructuras. ¿Cantabria tiene algún déficit en este sentido?
R.– Nosotros, y el consejero de Educación ya lo comentó en la última conferencia sectorial, tenemos edificios que necesitan una inversión. Digamos que todo el sistema hace un gran esfuerzo en invertir en centros de FP, pero Cantabria ya cuenta con muchos centros de FP, en torno a ochenta. Contamos, por tanto, con una red pública de FP muy, muy fuerte. Por eso, insistimos en que muchos de nuestros edificios, no tanto nuestras aulas por dentro, tienen más de veinte años y, si queremos que las enseñanzas sean las adecuadas, el Ministerio tiene que apostar en todas las comunidades autónomas, no solo en Cantabria, por invertir en infraestructuras. Así se lo hemos solicitado porque entendemos que afrontar una reforma del sistema de FP como la que se pretende requiere también de inversión en los edificios, no solo en equipamientos o en la formación del profesorado, que eso lo podemos hacer nosotros mismos con nuestros propios fondos o con los FSE.
P.– La oferta educativa de estas enseñanzas en Cantabria se ha ampliado hasta 143 ciclos formativos y 19.000 plazas y, según avanzaban hace una semanas, esperan contar con más de 15.000 alumnos durante este próximo curso. Una vez cerrado el periodo de escolarización abierto en julio, ¿se van a cumplir estas previsiones?
R.– Sí, seguro. Ahora mismo no tengo los datos concretos, pero se van a superar los 15.000 alumnos. Y no hay que olvidar que, además de las plazas presenciales, ofertamos 25 ciclos formativos online que suponen otras 17.000 plazas, y que se van a llenar porque ahora tenemos ya más solicitudes que plazas. En realidad, cuando decimos que tenemos un sistema muy fuerte de FP en Cantabria es que, comparativamente, es así con relación a otros comunidades que nos triplican en población. Obviamente, para que esto continúe siendo así hace falta realizar un esfuerzo muy importante.
P.– La ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, resaltaba hace unos días que en estos momentos hay más de 1.130.000 jóvenes matriculados en Formación Profesional en España, lo que supone un incremento del 35% en los dos últimos años. ¿Cantabria se mueve también en este porcentaje?
R.– Cantabria está muy por encima de ese porcentaje. Los números dicen que en Europa se matricula en FP un 48% de las personas que finalizan la ESO. En España, este porcentaje se mueve en torno al 35%, es decir, una de cada tres personas que termina la ESO se matricula en FP. En Cantabria estamos en los números de Europa. Por eso, insistimos en que no es que estemos de moda, sino que es el resultado de un camino muy largo que nos ha hecho ser muy fuertes en FP por el tejido, por la inversión, por la formación del profesorado, por la difusión de las enseñanzas… Por muchas razones. Pero no somos la única comunidad. También lo son el País Vasco y Galicia, por ejemplo.
P.– ¿Cómo esta siendo en Cantabria la implantación de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la FP, prevista a partir de este curso?
R.– El calendario está regulado estatalmente en un Real Decreto que establece que todo el sistema de FP, que incluye tanto al que entendemos sistema empleo como el educativo, sea integrado, de forma que todo, y es algo que consideramos muy positivo de esta reforma, sean títulos educativos. Que sea integrado no significa que Educación se vaya a hacer cargo de todo el sistema, porque Empleo va seguir llevando los grados formativos A, B y C, que se corresponden con las microformaciones, los módulos profesionales de hasta 200 horas lectivas y los certificados de profesionalidad, que a partir de ahora se van a llamar certificados profesionales. Nosotros, desde Educación, vamos a seguir llevando los grados D, correspondientes a nuestras enseñanzas de ciclos formativos de grados básico, medio y superior, de 2.000 horas lectivas. Y, además, como novedad, los grados E, que son los cursos de especialización o, dicho de otro modo, los máster en FP que, con una duración variable de entre 600 y 800 horas, están dirigidos especialmente a que los trabajadores actualicen sus conocimientos en sectores emergentes. Creemos, por tanto, que el problema no es el sistema, sino el calendario, que ya hemos dicho que no nos parece sensato para unas enseñanzas tan diversas. La implantación está resultando complicada en todos los territorios porque la normativa estatal que regula estos diferentes grados tenía que estar publicada hace uno año y diez meses, y solo está la de los grados D y E desde el 28 de mayo. Reitero que el calendario está siendo difícil, pero lo afrontamos bien. Ya hemos hechos una presentación a todos los equipos directivos y al servicio de inspección y en los próximos días lo haremos con los profesores y con las patronales y otras organizaciones. En cualquier caso, debo recalcar que el hecho de que sea difícil no significa que no lo vayamos a cumplir. Lo que ocurre es que nosotros queremos explicar bien esta reforma, no enviarla por escrito. Lejos de incertidumbre, lo que queremos trasmitir es seguridad y tranquilidad a las empresas y a la comunidad educativa de que vamos a cumplir con la norma. Ese es nuestro compromiso.
P.– La FP camina hacia las microformaciones y formaciones más flexibles, tal y como requiere el mercado laboral. ¿Lo cree así?
R.– No necesariamente. Lo que creo que ha ocurrido es que se ha ido mejorando la flexibilidad del sistema favoreciendo así que las personas se cualifiquen y también puedan entrar y salir del sistema sin tener los requisitos de acceso. Eso hace veinte años no era así. Y a veces cuesta mucho que la sociedad interiorice, como ya ocurre en Europa, que puedes hacer FP y trabajar al mismo tiempo. Que puedes entrar en las aulas, estudiar y ver, diez años más tarde, que puedes recualificarte en otros sectores y volver a las aulas. Por ejemplo, ahora tenemos ciclos en que más de un 25% de sus alumnos provienen de la universidad en busca de especialización. Tenemos muchas convalidaciones con la universidad, pero también equivalencias para que nuestros alumnos sean también universitarios. Por eso no me gusta decir que somos dos sistemas competidores, sino complementarios. En Europa, este itinerario de la FP a la universidad, o al revés, se hace de forma muy natural.
P.– El consejero de Educación, Formación Profesional y Universidades, Sergio Silva, reclamaba al poco de tomar posesión de su cargo, hace poco más de un año, más implicación del tejido productivo de la región para avanzar en el desarrollo de la FP. ¿Se ha conseguido?
R.– Sí, hay mucho interés por conocer la FP. Pero nosotros también tenemos que explicar, informar y dar a conocer las nuevas enseñanzas a las empresas. Por ejemplo, que no haya soldadura en Laredo no significa que no lo ofrezcamos en Astillero en horario de mañana, tarde y a distancia. En Cantabria las distancias son muy cortas y debemos fomentar y animar a las personas de que soldadura solo son dos años y luego puedes encontrar trabajo en su zona. Porque las enseñanzas de FP requieren de una gran inversión y no se pueden abrir en todos los institutos. La oferta tiene que estar muy estudiada. Por poner otro ejemplo, no significa que alguien que vive en Reinosa y quiera trabajar en Gullón (Aguilar de Campoo), no pueda ir a estudiar durante dos años a Torrelavega.
P.– También entonces anunció su intención de aprobar el IV Plan Regional 2024-2027 de la FP. ¿Qué me puede decir al respecto?
R.– El objetivo del plan está, pero no se puede hacer sin implantar antes la nueva normativa. Lo llamativo es que llevemos cinco años sin un plan de FP. Deberíamos tenerlo. Pero ahora lo que tenemos que hacer es trabajar este año en un decreto de la FP en Cantabria, que es lo que se necesita de acuerdo con la nueva ley, y después, haremos el plan. No se puede hacer el IV Plan sin una normativa autonómica previa. Pero insisto en que lo más llamativo es que Cantabria lleve cinco años sin un plan de FP. Eso es lo que tenemos que solucionar. Para ello, el primer paso es el decreto, que no era una necesidad hasta la nueva norma.
P.– El Consejo de Ministros ha acordado a finales de agosto distribuir 867 millones de euros entre las comunidades autónomas para el desarrollo de acciones vinculadas al sistema nacional de Formación Profesional, de los que a Cantabria le han correspondido algo más de 11,4 millones de euros. ¿Satisfecha con este reparto?
R.– En realidad es la primera vez que desde el Ministerio llega una partida presupuestaria tanto para la FP en el ámbito educativo como para la formación profesional en el ámbito laboral. En las comunidades autónomas en las que tenemos esas competencias separadas en dos consejerías tendremos que estudiar cómo hacemos ese reparto. Es una novedad y habrá que ver cómo se afronta.
P.– Su departamento sostiene que la mejor política laboral es una Formación Profesional acorde a las necesidades de las empresas. Sin embargo, hay determinados perfiles, especialmente en industria y hostelería, en los que existe una gran escasez de profesionales. ¿A qué lo achaca?
R.– Hay muchas razones. Una de ellas es que en todas las comunidades autónomas hay un desajuste entre la oferta y la demanda. Hay ciclos muy demandados y otros que no lo son tanto. De hecho, cinco de las veintitrés familias profesionales se llevan el 60% de las matrículas. Seguramente sea porque la población no sabe de la inserción de esos otros perfiles en el mercado laboral. Este es un trabajo por hacer. Por ejemplo, ¿por qué no hay suficiente personal de sala en hostelería? Seguramente una de las razones sea porque no es una profesión regulada. Si las empresas no exigen estudios para acceder, las personas consideran que por qué van a hacer ese esfuerzo en estudiar si no es necesario. En el momento en que sea una profesión regulada, y le das valor desde el propio sector y mejoras sus condiciones laborales, nuestros títulos se llenan. Tienes que dar valor a la profesión. Y eso les corresponde a las empresas exigiendo formación en su selección de personal y mejorando sus condiciones laborales cuando presentan currículum maravillosos. ¿Por qué sí hay tanta demanda en otras profesiones? Porque son atractivas para la población, porque son profesiones reguladas que requieren de esa titulación para acceder y tienen buenas condiciones laborales. Hay que encontrar ese camino para que las personas jóvenes y no tan jóvenes quieran volver a las aulas. Y eso no lo podemos hacer solos, necesitamos ir de la mano con las empresas. Por ejemplo, el sector inmobiliario está especialmente interesado en regular su profesión y estamos trabajando con ellos para diseñar una formación, en primer lugar, acreditando experiencia laboral, y después ofreciendo enseñanzas adecuadas. Son conscientes de que la excelencia de una profesión pasa por exigir formación. Si una empresa no exige calidad en el acceso, luego tampoco la conseguirá en el servicio.
P.– ¿Diría que el desarrollo de la FP Dual es el mayor reto del sistema o hay otros más acuciantes?
R.– Es uno de ellos. Pero creo que el mayor reto es el ajuste de la oferta y demanda y conseguir que las vocaciones lleguen a donde deben, es decir, fomentar qué se te da bien, no solo lo que te gusta. No quieras a toda costa ciclos que tienen listas de espera en los que no vas a entrar nunca porque se entra por nota. Todas las familias profesionales tienen una altísima empleabilidad que no baja en ningún caso del 85%. Otro reto es conseguir que en las profesiones no exista sesgo de género. Aunque en el conjunto de la FP tenemos el número de hombres y de mujeres muy equilibrado, lo cierto es que necesitamos que haya más presencia femenina en los ciclos industriales, informáticos y tecnológicos. Y las empresas están muy interesadas en que haya polivalencia de perfiles. También pasa al contrario y hay profesiones muy feminizadas que deberían contar con más perfiles masculinos. Y un tercer reto, realmente quizá el más importante, es la orientación académica. Debemos conseguir que las personas vengan a los ciclos, sepan de su inserción y se reconozcan las profesiones en los distintos sectores empresariales. Con el cambio del plan de estudios, necesitamos explicar muy bien las nuevas titulaciones y las características de las enseñanzas. Es a lo que más tiempo vamos a dedicar. También nos gustaría atraer más a personas adultas. Nuestras aulas son muy heterogéneas. En definitiva, la FP no es solo unas de las mejores políticas de empleo, sino que ayuda a mejorar la vida personal y profesional de las personas. Y eso, en una comunidad pequeña como la nuestra, aporta mucha riqueza.
P.– La Comisión Europea sostiene que en 2030 las empresas necesitarán un 65% de profesionales con un título de FP. ¿Estamos en condiciones de hacer frente a ese escenario?
R.– Cantabria sí. Vamos por muy buen camino. Tenemos las mismas cifras que Europa. Tenemos que seguir trabajando. El reto es superar todos esos retos que he apuntado.