Con tecnologías diferentes, con variadas fórmulas de colaboración público-privada y con el impulso de las ayudas de las distintas administraciones, las conexiones de banda ancha han ido extendiéndose a las zonas rurales de Cantabria, pero todavía hay lugares donde no es posible una transferencia de datos a velocidades mayores a 50 megabites por segundo. Romper las últimas barreras que impiden salvar la ‘brecha digital’ entre lo urbano y lo rural es el objetivo del programa ‘Conecta35’, que utiliza el satélite como herramienta para llegar a zonas donde no hay otras opciones y a las que no es probable que llegue la fibra. Atraer población y empresas a los pueblos, o cuanto menos evitar el éxodo de las que ya existen, es el objetivo.
Cristina Bartolomé | @criskyra | Octubre 2023
El medio rural viene reclamando en las últimas décadas una conexión a Internet que facilite la vida diaria de la población, la instalación y permanencia de las empresas y evite el despoblamiento. Ahora, la cobertura, ya sea mediante una tecnología u otra, se encuentra en torno al 95% del territorio de Cantabria, aunque existen aún zonas rurales que viven en la ‘brecha digital’, especialmente los núcleos de población poco accesibles y con pocos habitantes.
La dificultad que presenta la orografía de Cantabria es el obstáculo más destacado para que llegue la conexión a la red, pero varias empresas tecnológicas han decidido apostar por ello y se encara ahora la última fase tras años de iniciativas público-privadas que han dado resultado. Así lo reconoce Leoncio Carrascal, alcalde de Arredondo y presidente de la Red Cántabra de Desarrollo Rural. Asegura que en su municipio la cobertura alcanza el 100% del territorio y sostiene que casi toda la región cuenta ya con algún tipo de cobertura, especialmente de banda ancha, por cable de fibra óptica, o por satélite, con la que también cuenta Arredondo. Valora su importancia para las zonas rurales: “Sobre todo para los niños en edad escolar y los estudiantes, porque pueden trabajar desde casa, y también para quienes teletrabajan, esto se vio claramente durante la pandemia”.
Leoncio Carrascal, alcalde de Arredondo y presidente de la Red Cántabra de Desarrollo Rural, a la izquierda, junto al director de Adamo en Cantabria, David Llano, con quien posa con motivo de la llegada de la banda ancha a su municipio.
Aunque la utilidad en este caso está clara, Carrascal admite que no ha sido la panacea que se esperaba para dar la vuelta al problema de desplobación: “Pensábamos que iba a atraer más gente al mundo rural, pero de momento ha sido muy poca gente, aunque supongo que ha favorecido el establecimiento de empresas en zonas rurales en general, porque gracias a Internet pueden funcionar mejor. Algunas empresas han venido, pero en general ha favorecido a las empresas que estaban ya asentados en el mundo rural, les ha venido muy bien”.
Esto ha generado uno de los efectos más esperados: “Ha frenado bastante el despoblamiento y que la gente se trasladara a otros lugares”, asegura. Además, Leoncio valora el esfuerzo que se ha hecho desde el Gobierno regional para favorecer la implantación de Internet en el medio rural: “Ha sido gracias al Gobierno regional, sobre todo la Consejería de Industria, que lleva haciendo estos años de atrás un esfuerzo impresionante. Yo diría que ha sido un éxito total”.
Fibra óptica y satélite: distintas tecnologías, un objetivo
Por parte de las empresas tecnológicas, Adamo es la que ha realizado una mayor implantación, con presencia en 95 de los 102 municipios de Cantabria. La conexión que ofrece es de fibra óptica y cerca de 250.000 hogares están conectados con su tecnología. Precisamente las zonas rurales fueron desde 2017 su principal objetivo, ya que las urbanas estaban ampliamente cubiertas, reconocen desde este operador de telecomunicaciones. Uno de los últimos municipios que cuentan con su fibra óptica es San Miguel de Agüayo, sus solo 150 habitantes ya pueden navegar por Internet con banda ancha de esta tecnología desde hace unas semanas.
David Llano es el director general en Cantabria: “Nos centramos en el área rural porque es donde hay mayor necesidad y donde aportamos un valor. Tenemos el objetivo de llegar a todos los municipios, incluso a aquellos geográficamente más complicados. Es verdad que el ritmo de trabajo no se ve tanto como el anterior, cuando actuamos en municipios más densos, ahora llegamos a otros más pequeños, pero el trabajo al final es el mismo, llevar cable hasta allí, salvando las condiciones orográficas”. Adamo plantea seguir con su expansión y llegar al total de los municipios en el primer trimestre de 2024. Aunque esto no signifique necesariamente tener presencia en todos los núcleos de población: tienen previsto llegar donde técnicamente sea posible.
Para vencer los obstáculos de la orografía cántabra este operador de telecomunicaciones se ha venido apoyando en la población y empresas locales: “Todos los ‘partners’ o las diferentes empresas que están trabajando en el despliegue de la fibra óptica son de aquí. Con ellos hemos trabajado desde la fase de ingeniería y toma de datos en campo, hasta la fase de ejecución, creando una infraestructura nueva, para lo cual nos apoyamos en las infraestructuras públicas, como el alumbrado público o infraestructuras de la distribuidora eléctrica, con la cual tenemos un convenio firmado para utilizar sus infraestructuras de baja tensión”.
Dentro de los núcleos de población es más fácil, explica, y lo más complicado es ir uniendo un pueblo con otro. Para ello, trabajar con gente local que conoce el terreno ha sido muy importante y ha facilitado mucho el trabajo de este operador: “Por ejemplo, descubrimos caminos que dejaron de utilizarse y a través de ellos los recuperamos y vamos creando una infraestructura nueva, procurando respetar el medio ambiente y, donde es posible canalizar la red y crear una organización nueva, nos esforzamos en que nazca ya siendo segura y no esté sujeta a las inclemencias meteorológicas”.
De entre los trabajos más complicados recuerda los realizados en el Desfiladero de la Hermida, que además coincidieron con la pandemia: “Teníamos que avanzar por caminos donde no pasaba el camión. Nuestros técnicos iban tirando de los postes, como cuando se hizo el despliegue de la luz eléctrica, fue un trabajo muy tedioso y complicado, pero estamos súper orgullosos porque no era nada fácil”. Otro de los hitos ha sido establecerse en la zona sur de Cantabria: “Seguimos creciendo en municipios tan extensos como Valderredible, donde el obstáculo más claro es la dispersión de los núcleos de población y su pequeña dimensión, porque hay pueblos con 5 casas de las cuales hay habitadas 2, por ejemplo. Es muy complicado, pero ahí estamos, es donde aportamos valor. El reto más reciente ha sido llegar a Los Tojos”.
Los responsables de Conéctate 35, tras la presentación del programa en la sede de CEOE-Cepyme de Cantabria, en Santander, el pasado mes de septiembre.
Visto el panorama la pregunta es si el despliegue es rentable para una empresa de telecomunicaciones, obligada a acometer complejas actuaciones y fuertes inversiones para llegar a un reducido número de potenciales clientes. En este sentido David Llano defiende que Adamo es “un poco diferente” a otros operadores nacionales. Admite que la vocación rural está bien, pero lógicamente es mucho más caro y el retorno es a largo plazo, circunstancias que convierten en clave el respaldo que aporta su pertenencia al fondo de inversión de infraestructuras francés Ardian: “Si un operador tradicional busca un retorno de inversión a 3 o 4 años, nosotros proyectamos un retorno a más largo plazo, no es que el despliegue sea deficitario, ni mucho menos, pero la visión que tenemos es retornar esa inversión a más largo plazo. Al final, el hecho de ser el único operador que llega a estos núcleos rurales implica que esa población va a ser cliente, y recuperamos la inversión”. Otro de los pilares económicos ha sido la colaboración público-privada: “Hay planes del ministerio de los tres últimos años que vienen de los fondos Next Generation que ayudan a paliar un poquito el coste. No cubren el coste total pero ayudan a reducir el esfuerzo y nos permite seguir”.
Llano resume que en datos económicos, cuando comenzaron el despliegue en 2017 tenían previstos 40 millones de inversión, y al cierre de 2021 estaban en 61 millones: “Por cada euro que recibimos de subvenciones, hablando globalmente, nosotros aportamos otros 2. Con esos 3 euros conseguimos llegar. Fuimos los adjudicatarios de los programas de 2021 y de 2022 y a día de hoy estamos en ejecución de una de las convocatorias, tienen un plazo de dos años, por lo que el primero está a punto de concluir y el segundo concluirá a finales de 2024. Nos gustaría no agotar ese plazo”.
Añade que recientemente ha salido otra convocatoria relativa al despliegue de puntos para antenas, el plan ligado al 5G, pero señala que para que esa tecnología llegue fuera de los núcleos urbanos hay que multiplicar el número de antenas existentes y a esas antenas hay que dotarlas de una conexión en fibra óptica. “Fuimos adjudicatarios de una parte del proyecto de Cantabria. Iremos acometiéndolo al mismo tiempo, en cuanto vayamos agilizando los programas anteriores y se vayan preparando esos puntos de acceso, para que luego la empresa que decidan pueda montar sus antenas para que el 5G sea una realidad en el núcleo rural”. Sin embargo, añade que el negocio de Adamo va directamente ligado a la fibra óptica, al servicio de Internet sobre servicios fijos y todo lo que de él depende, es decir, la telefonía fija y la televisión –a día de hoy localidades de Cantabria sin señal de TDT–: “Pero es verdad que la telefonía móvil, las antenas de telefonía móvil, es algo que no es nuestro negocio a día de hoy, aunque hay que ir preparándose para el futuro”.
Ha habido también fondos públicos destinados a facilitar el acceso rápido a Internet en zonas rurales a través de algunos programas del Gobierno regional, si bien no eran fondos directos para el despliegue de fibra óptica, sino para el despliegue de banda ancha, matiza el directivo de Adamo. “Estos fondos los gestionaban los ayuntamientos y eran para crear infraestructuras. Algunos ayuntamientos se sumaron, implantando infraestructuras como una torre para algún servicio que no era de fibra óptica, y hubo otros con los cuales colaboramos y gracias a eso se hicieron canalizaciones que pagaron los ayuntamientos y que utilizamos y les alquilamos para poder llegar con la fibra”.
Las alternativas para llevar la banda ancha allí donde todavía no ha llegado cuentan desde septiembre con una nueva opción: el programa Conéctate35, que ofrece la posibilidad de contratar una conexión a través del satélite de Hispasat. Es parte de las inversiones incluidas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Miguel Ángel García Argüelles, es gerente de proyectos de Hispasat y concreta que el objetivo del programa y de esa aportación de fondos públicos es garantizar un acceso a Internet de 100Mbps (megabytes por segundo) a cualquier habitante, municipio, PYME, autónomo u organización sin ánimo de lucro, con independencia del lugar donde tengan su residencia. El requisito previo para acceder a este programa, que busca con ello no entrar en competencia con los operadores existentes, es que no tengan ya una cobertura de conexión con tecnología terrestre fija a una velocidad mínima de transmisión de 50 Mbps en sentido descendente. Para obtener la subvención que se concede, el inmueble de que se trate debe estar situado en una zona elegible: los interesados pueden confirmar si su entorno geográfico lo es en la web conectate35.es.
La finalidad de Conéctate35, explica Argüelles, no es tanto la rentabilidad como evitar que aumente la brecha digital. En la actualidad, asegura, la no conexión a Internet es una fuente de desigualdad social, supone menores oportunidades para la educación, mayores dificultades para acceder a servicios sanitarios y para hacer gestiones con las entidades financieras o con la Administración. Lo importante, además de dar señal al territorio, resume, es “transformar lo que hay porque hay señal”, lo que se traduce en facilitar el desarrollo del territorio, la atracción de talento y en “la creación de riqueza para Cantabria”. Este es el motivo por el cual la presidenta de Cantabria María Jesús Sáenz de Buruaga se mostró, asegura, muy interesada en el proyecto. Lo realmente importante, subraya García Argüelles, es que los ciudadanos de los territorios más apartados estén cuanto antes conectados a la red con calidad “para que tengan acceso a las mismas oportunidades que quienes viven en la ciudad”.
El director de proyectos de Hispasat explica cómo funciona la conexión que ofrecen usando un símil: el satélite actúa como un espejo, refleja la señal y la transmite de forma global por el territorio. En el caso de contratar el servicio, la conexión sería inmediata, explica, porque los satélites ya están operativos y cubren todo el territorio nacional. La instalación debe ser realizada por un instalador de telecomunicaciones que colabore con el operador minorista, este último presta el servicio al usuario y se encarga de gestionar estas ayudas. El precio final que paga el ciudadano es de 35 euros al mes, IVA incluido y tan solo necesita instalar una antena receptora y un router similar al que se usa con la fibra. Tanto la antena como el router están subvencionados por el programa, así como la instalación.
Rubén García Colsa, profesional independiente que trabaja desde Campoo de Suso
Según García Argüelles una de las ventajas es la inmediatez. La velocidad que proporciona es de 100 Mbps y el año que viene será de 200 Mbps “y la calidad y prestaciones de la conexión son similares a las de otras tecnologías, excepto para los juegos online”. Las virtudes parecen claras, aunque el director de proyectos de Hispasat aclara que esta no es una batalla entre tecnologías: “Se trata de soluciones complementarias; se puede disponer de conexión vía satélite hasta que se desarrolle la fibra”. De cualquier forma, matiza que habrá lugares para los que el satélite será la única opción. “No podemos llevarnos a engaño… la orografía de la comunidad hace muy complicado que otras tecnologías lleguen hasta el último rincón del territorio”.
Conexión a Internet: pasaporte al futuro
Jesús Prellezo es propietario del Hotel Remoña, en Espinama, municipio de Camaleño, en la comarca de Liébana. En su caso la conexión a internet es por fibra óptica. Cuenta que entre 2021 y 2022 hicieron obras de mejora en su zona de la comunicación digital: “Desde entonces no dudamos en cambiar nuestros módems, repetidores, instalaciones de fibra óptica… Y la verdad que ha sido todo un acierto. Somos los primeros que sufríamos la lentitud de la conexión, los continuos cortes… porque vivimos aquí. Y por consiguiente, también lo sufría el cliente. Esta inversión tecnológica ha paliado una gran inquietud empresarial que tenía”.
Su permanencia en la zona se ha basado en las posibilidades de trabajar online: “Desde clientes que se pueden permitir pernoctar más días porque les permite desarrollar su trabajo, hasta personas que han venido a quedarse en la comarca por el mismo motivo. Conozco casos en los que la herramienta principal para poder vivir aquí es una buena conexión. Incluso más importante que el ordenador. Ya con los smartphones gestionamos muchas cosas…”, resume. Y no solo para su negocio, sino para los de su entorno. Jesús asegura que ha frenado el éxodo y ha animado la llegada de nuevos profesionales: “Personas que trabajan las redes sociales, negocios de hostelería… Ya hay personas que viven como autónomas con la gestión de estas herramientas. También está el caso de emprendedores que trabajan con productos locales o servicios de proximidad, a este colectivo se les abre una puerta para promocionar sus productos o servicios, además de crear sinergias con otros emprendedores, potenciales clientes, o instituciones”.
Otro de los sectores que se benefician de la mejora de las telecomunicaciones ha sido la ganadería: “Gracias a una conexión satisfactoria, tienen la oportunidad de geolocalizar su ganado, sobre todo cuando están en zonas de difícil acceso o hay previsión de mal tiempo. Esto proporciona calidad de vida y es un gran paso”. Por otro lado, dado al alto porcentaje de población mayor, sirve para la mejora de los servicios de ayuda a domicilio y el cuidado de dependientes. “Pueden tener mejor comunicación con sus familiares, los servicios de teleasistencia pueden ofrecer mejores prestaciones y pueden mejorar su sus servicios”.
Rubén García Colsa es emprendedor y está radicado en La Población, en Campoo de Yuso, a orillas del embalse del Ebro. También cuenta con fibra óptica. Está convencido de que una conexión de alta velocidad es imprescindible si se quiere ser competitivo pero, en su sector, lo es todo: “Uno de mis servicios es editar podcasts y vídeos y si la conexión no es buena descargar y publicar ese tipo de material sería una labor imposible. Antes de contar una conexión en condiciones dejaba el ordenador trabajando por la noche, lo que me obligaba a sobre planificar mi trabajo”.
Con una conexión de calidad, tampoco prevé que sea necesario cambiar de ubicación, porque trabajar en remoto le permite tener la vida profesional y familiar que quiere. “Partir en igualdad de condiciones respecto de otros profesionales ha hecho que la posibilidad de estar aquí dependa de mi capacidad y no de mis circunstancias”. Y subraya que una conexión de calidad tiene la misma importancia que tenía la luz, el agua y la carretera para las generaciones anteriores: “No es una cuestión a tener en cuenta, es que es imprescindible, cuando no obligatoria”.
El cambio que ha supuesto una red fiable ha hecho, asegura, que desarrolladores web y gente del marketing que ni siquiera se planteaban trabajar desde los pueblos, o gente que está enamorada de esta tierra pero veía imposible vivir en el interior de Cantabria, se hayan quedado. Considera que no es el único factor para evitar el éxodo rural, pero sí uno de los más importantes: “Está al nivel de la educación, la sanidad y la vivienda. Para los modelos actuales es el equivalente a tener una nave en un polígono industrial, un horno en una panadería, o el símil que se quiera buscar. Si no tienes un local no puedes abrir una tienda, si no tienes conexión a internet no puedes trabajar, es así de rotundo”.