Chempro vuelve a la pelea

Con el apoyo de un banco de inversión y de la mano de una nueva empresa, el fabricante de productos químicos se dota de la estructura directiva para atacar un mercado dominado por las multinacionales y en el que espera hacerse un hueco aprovechando su mayor flexibilidad y sacando el máximo partido a la capacidad productiva de la planta de Heras. Yoldas Chemical, la sociedad que ha adquirido la marca y la unidad productiva de la antigua empresa, se plantea crecer en el mercado español y en los sectores de construcción y mantenimiento industrial, en nichos donde puedan desarrollarse soluciones de mayor valor añadido y en los que pueda hacerse valer la relación directa con el cliente. El plan de negocio contempla doblar la plantilla de aquí a 2020 y moverse en el entorno de los 25 millones de facturación en siete años, aunque los propietarios no descartan acortar los plazos mediante la compra de alguna de las muchas microempresas que operan en el mercado nacional.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Abril 2019

Tras un paréntesis de cuatro años y después de pasar por el inevitable concurso de acreedores, Chempro volverá este año a competir en los mercados de la mano Yoldas Chemical SL,  la empresa de nueva creación que adquirió la marca y la unidad productiva de la antigua sociedad el pasado verano, tras un proceso de liquidación que se atascó en varios momentos y que finalmente salió adelante garantizando la supervivencia de la fábrica de Heras y dándole una nueva oportunidad para hacer valer su oferta en un sector extraordinariamente complejo. Con una presencia dominante de las multinacionales, pero a la vez con decenas de pequeñas empresas locales, el mercado en el que tendrá que desenvolverse Chempro tiene notables diferencias con el que existía antes de la crisis y algunas de ellas, entienden los nuevos propietarios, pueden jugar a favor de una empresa que sepa llegar allí donde los grandes no son eficaces y los pequeños no alcanzan. De hacerlo, y cumpliendo los planes diseñados por sus actuales gestores, Chempro podía ser uno de esos jugadores de tamaño medio, capaz de quedarse con una porción significativa de la cuota de mercado que tienen en España gigantes como Sica, Mapei o Saint Gobain.

La nueva vida de Chempro como marca comercial de Yoldas Chemical arranca con la creación de esta sociedad, participada mayoritariamente por Asignia Administration SL y con la presencia minoritaria, pero significativa por su intervención en la gestión del proyecto, de dos accionistas cántabros: Alejandro Barrena y Joaquín Olivares. Pero la vinculación de la nueva propiedad con la región en la que Chempro tiene su centro productivo no se limita a la participación accionarial de estos, sino que la propia Asignia tiene al frente a otro cántabro, Manuel González, por más que este esté afincado en Barcelona y haya desarrollado toda su carrera profesional fuera de la región. Asignia, que hasta 2015 se denominó Genera Soluciones Empresariales, es un pequeño banco de inversión que toma participaciones en sociedades –muchas veces en dificultades– en las que identifica un potencial de crecimiento, un perfil en el que encajaría su entrada en la antigua Chempro.

“No somos un fondo de capital riesgo al uso –asegura Manuel González– invertimos en sociedades con el objetivo de desarrollarlas y hacerlas crecer, pero nuestra particularidad es que participamos en la gestión activa, ponemos la gerencia y nombramos los equipos, trasladando la experiencia y el conocimiento que tenemos de nuestro trabajo como consultores para multinacionales. Eso es lo que vamos a hacer en Chempro”. El administrador único de Asignia es también presidente de Yoldas Chemical, la sociedad creada el año pasado para adquirir la marca y la unidad productiva de Chempro, y desde ese puesto ha ido dando forma al nuevo equipo ejecutivo de la empresa cántabra. Los meses pasados desde que el pasado verano se cerrara la operación de compra, culminando el proceso de liquidación de la antigua Chempro, se han ocupado precisamente en cerrar la estructura de la nueva empresa, que mantendrá en Cantabria su fábrica y su departamento de desarrollo de producto, pero que tendrá su dirección de marketing en Barcelona –donde también tiene su sede Asignia Administration– y su dirección comercial en Madrid: “Somos una empresa cántabra, pero queremos tener una fuerte presencia en toda España, de ahí esa distribución geográfica de los distintos departamentos”, señala Manuel González.

Con la adquisición de la fabrica y la marca de Chempro, Yoldas Chemical se subrogó también los 9 trabajadores que se mantenían en la plantilla de la empresa en liquidación. Para retomar la producción y salir a competir, la nueva Chempro ha aumentado ya esa cifra hasta los 19 trabajadores, y espera contar con 23 al finalizar el presente ejercicio, cuando se culmine al primera fase de la reapertura de la fábrica, que tiene a su frente como director de Producto y Desarrollo a Francesc López Rojas, un ejecutivo que, como el resto de los contratados por la nueva dirección, procede de una de las multinacionales con las que tendrá que competir Chempro en su vuelta a los mercados. De cumplirse los planes que se manejan para ese retorno, cuando al finalizar 2020 la nueva Yoldas Chemical haya culminado su primer ejercicio completo la plantilla de la empresa debería moverse en el entorno de los 35 trabajadores.

Plan de negocio

Uno de los operarios de Chempro, trabajando en el almacén.

La proyección en cuanto a la evolución de la plantilla en los dos próximos ejercicios es el efecto más inmediato del plan de negocio a siete años que han diseñado los nuevos gestores, y que se plantea convertir a Yoldas Chemical en un jugador de peso dentro de un sector que ha salido de la crisis con una estructura empresarial muy heterogénea, fuertemente atomizada en uno de sus extremos y siguiendo el paso que marcan las multinacionales, en el otro. La nueva Chempro reestructurará su gama para concentrarse en los segmentos de construcción y mantenimiento industrial, en una estrategia que busca evitar la dispersión y que significará relegar productos que formaban parte del catálogo de la anterior empresa, como los dirigidos a la ganadería o la náutica: “No descartamos retomarlos en el futuro, pero ahora mismo no son prioritarios. Son mercados muy diferentes, que obligarían a contar con departamentos comerciales específicos, con su propia distribución… No son una prioridad”, señala Francesc López, que sí otorga esa condición protagonista a la amplia oferta de formulaciones con las que cuenta Chempro –no menos de 900– para atender la demanda de los clientes industriales y de la construcción.

A diferencia de lo que sucede en otros mercados que también atendió Chempro en su día, tanto la construcción como el mantenimiento industrial dan la posibilidad de desarrollar productos adaptados específicamente a las necesidades del cliente, lo que amplía las posibilidades de diferenciar la propia oferta y trabajar con un mayor valor añadido. La idea, explica el director de Chempro, es encontrar el equilibrio entre esa búsqueda de soluciones integrales para el cliente y la generación de economías de escala que hagan rentables esos nuevos productos: “No se trata de poner las máquinas a trabajar para producir tres sacos –apunta el Francesc López– pero sí de trabajar en la búsqueda de productos que pueden desarrollarse para un determinado cliente, pero que tengan unas características que los pueden hacer también útiles para otro”. Esa labor de buscar productos con un buen compromiso entre la diferenciación y el volumen no estará limitada a nuevos desarrollos, sino que también rastreará posibles oportunidades dentro de la gama actual: “Habrá formulaciones que ahora tenemos en nuestro catálogo y que sirven para resolver determinados problemas, pero que con alguna modificación pueden servir también para solucionar otros”.

En la gama de Chempro hay aditivos para el hormigón, tratamientos para suelos, morteros de cemento especiales, productos asfálticos, pinturas o limpiadores y desincrustantes, muchos de ellos diseñados específicamente para dar respuesta a un problema determinado. Esa flexibilidad es la que distingue la oferta de la empresa cántabra de la que pueden ofrecer las grandes multinacionales, mucho más limitadas a la hora de ofrecer esa respuesta. Con todo, son estas empresas las que manejan las grandes cifras, y es ahí donde quiere moverse la nueva Chempro. “Sica factura en torno a 160 millones al año en España, Mapei unos 60, pero está creciendo mediante la compra de empresas, están también Basf, o el grupo Puma en morteros… Nosotros queremos ser ‘followers’ de estos, y para eso nuestra idea es movernos en el entorno de los 35 millones de euros de facturación en siete u ocho años”, calcula Manuel González.

El presidente de la nueva Chempro cree que esos plazos podrían acortarse aprovechando algunas oportunidades que puedan aparecer en el mercado para adquirir alguna de las muchas pequeñas empresas que siguen operando en el sector. Muchas, explica, han salido de la crisis muy debilitadas, o son empresas familiares con problemas de sucesión, pero cuentan con posiciones sólidas en determinados productos o en áreas geográficas concretas, o incluso suman ambas circunstancias. A ello hay que añadir que comprando esas empresas se adquirirían también productos y formulaciones ya licenciadas, salvando así una de los condicionantes –en tiempo y dinero– que tiene el desarrollo de nuevos productos y soluciones en los mercados en los que compite la empresa.

Lo que no supone condicionante alguno, y de hecho se cuenta entre las fortalezas de la fabrica cántabra, es la capacidad de producción de la planta. Aunque los responsables de la planta consideran que medir esta únicamente en volumen no ofrece una imagen demasiado ajustada de sus posibilidades –debido a lo heterogéneo de las diferentes fórmulas que pueden fabricarse– las 16 toneladas por hora que, por ejemplo, puede producir la planta de morteros ofrecen la posibilidad de responder a prácticamente cualquier necesidad que pueda plantearse, ahora o en futuro. Además del trabajo con la propia marca, Yoldas Chemical plantea recuperar los acuerdos con la distribución para producir bajo enseñas de tercero, una posibilidad que abrirá los mercados europeos y a la que hay posibilidad de atender precisamente por la capacidad de la planta de Heras.