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Cines Groucho, un oasis de cine independiente que cumple 20 años

José Pinar, propietario de los cines Groucho, celebra estas dos décadas en Santander, pero reconoce sentirse cansado de defender una oferta cinematográfica consagrada a títulos de autor que ya casi nadie ofrece en España y anuncia su venta.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Junio 2024

Los cines Groucho, un reducto de cine independiente europeo de estreno, cumple veinte años. Lo hará el próximo diciembre, pero su propietario, José Pinar, ya ha empezado a celebrarlo con eventos especiales y la publicación de un libro. Pese a la celebración, Pinar no esconde que su propuesta por un cine de autor tiene los días contados. “Somos un oasis dentro del panorama nacional. El consumo de títulos en la gran pantalla ha ido por otros derroteros y el cine independiente ha acabado arrinconado”, lamenta este empresario antes de explicar el porqué de esta situación.

“Los que hoy van al cine son mayoritariamente jóvenes y adolescentes, que se han decantado por un cine meramente superficial, de Hollywood y familiar. Por mamarrachadas. Y el público de más edad, al que le gusta otro tipo de cine, más sesudo, está en franca retirada. El cine se ha convertido en un estercolero”, resume contrariado.

Ante este panorama, Pinar deja traslucir cierto hartazgo y revela su intención de vender el cine. “No veo futuro. Tal y como estas las cosas, es muy difícil defender esta oferta de cine auténtico y exclusivo. Siempre lo ha sido, pero ya estoy cansado y creo que es un esfuerzo que no me merece la pena”, admite con tristeza.

José Pinar, propietario de los cines Groucho. Foto: Nacho Cubero.

Según explica, para sacarle rendimiento a sus salas debería cambiar su propuesta. “Tendría que mezclar títulos de autor con otros más comerciales, compartir copias, programar eventos, una sesión matinal… Y no tengo equipo –son tres personas– ni recursos”, aclara. Además, apunta a otro factor que juega en su contra: la desbandada del público de más edad. “Después de la pandemia, llevamos treinta meses de deserción absoluta de la gente mayor. Las personas de 70 años o más han desaparecido por completo de las salas y ahora ven el cine en su casa”, lamenta.

Las cifras del negocio

Pinar sostiene que para poder vivir necesitaría volver a las cifras de 2005, cuando alcanzó los 38.000 espectadores. El año pasado, explica, acabaron el ejercicio con 24.000, y para este del que se han cubierto ya los primeros cuatro meses confía en pegar un pequeño salto hasta alcanzar los 30.000, que es la media habitual de los años prepandemia. “Pero para eso necesitamos que la gente consuma cine y conseguir algún taquillazo al año (la sala se queda con la mitad de la recaudación y la distribuidora la otra mitad). Eso nos daría vidilla”, admite antes de repasar cómo están siendo estos últimos meses.

“Después de un buen invierno, marzo y especialmente abril han sido desoladores. Entre diciembre y febrero he tenido los mejores resultados desde que inauguré gracias a películas que han cosechado gran éxito”, como ‘Fallen Leaves’, ‘La sala de profesores’ o ‘Perfect days’, un título que ha permanecido tres meses en proyección, lejos aún de ‘Parásitos’, la oscarizada película surcoreana que ostenta el récord de este cine con cinco meses en cartelera. “Pero ahora he programado diez o doce títulos que solo han aguantado una o dos semanas en pantalla. Y así, pese a que cuento con tres ayudas públicas estables –de Europa Cinemas, el Gobierno de Cantabria y del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA)– apenas llego para sacarme un sueldo”, remacha.

El responsable de los Groucho reconoce que, pese a que hoy hay más oferta de títulos que nunca, el público se conforma con ver un par de estrenos. Con cuatro películas, dice, da para cubrir la mitad de las 3.600 pantallas que existen en España, unas 35 de ellas en Cantabria. “Yo ahora puedo elegir entre muchas más películas que hace ocho años, pero el público solo quiere ver unas pocas. Es una contradicción, pero es así”, sostiene. De otro lado, Pinar lamenta que no se incida más en la formación y educación audiovisual y en la diversidad. “Todo está mercadeado y apenas se permite la pluralidad y la riqueza. Hay que apostar por la formación en el cine, por ofrecer otros puntos de vista, otros estilos, otros países… Pero la gente solo quiere productos como ‘Cazafantasmas’”, insiste.

Una venta frustrada

Para tratar de explicar el porqué de su decisión de vender los Groucho, Pinar rememora lo ocurrido desde las navidades de 2022, cuando un distribuidor de Oviedo le planteó por primera vez su interés por adquirir su cine. “Este empresario, que cuenta con salas en Oviedo y Madrid, me explicó su intención de crear un pequeño circuito en el que le encajaba mis salas. En principio, le dije que me lo dejara pensar, pero a la vista de la oferta que me formuló, muy por debajo de mis expectativas, resolví dejar aparcado el tema”.

Meses después, en junio de 2023, relata que apareció otro empresario que le ofreció un poquito más de dinero, pero también insuficiente. Así estaban las cosas cuando este pasado otoño le volvió a llamar el distribuidor de Oviedo para doblarme la oferta.

“No era lo que quería, pero lo acepté. Entonces me dijo que antes tenía que abrir y poner en marcha su nuevo proyecto de salas en Oviedo y ver cómo le iban las cosas. Sin embargo, este pasado marzo me dijo que no podía cerrar el acuerdo y que se echaba para atrás porque se le había ido de las manos la inversión en esas nuevas instalaciones”, subraya.

Exterior de una de las salas del cine. Foto: Nacho Cubero.

Sin ofertas en firme, Pinar ha puesto también el cine en venta a través de una inmobiliaria de Santander, “pero en cuatro meses nadie se ha interesado aún por el cine”, comenta. “Una vez pase el aniversario, si no me lo compran, aún no he decidido lo que haré. Seguramente siga, pero espero que aparezca alguien y se aprovechen las instalaciones. Es un espacio con personalidad, en el centro de la ciudad, con buen sonido y con butacas renovadas”, concluye.