Eduardo Arasti, consejero de Industria, Innovación y Empleo: «Cantabria debería tener siempre suelo industrial en reserva»
El titular de Industria repasa las actuaciones seguidas por su departamento desde que asumió el cargo, hace ahora casi año y medio; saca pecho por los buenos datos en materia de empleo del sector, los mejores en muchos años, según destaca; y apunta a la falta de ayudas a la cogeneración como el principal problema que lastra la producción industrial en la región. Entre las medidas adoptadas para atraer inversión, Eduardo Arasti enumera la reforma fiscal emprendida este año y que anuncia tendrá continuidad en el próximo, la creación de casi dos millones de metros cuadrados de nuevo suelo industrial en tres emplazamientos estratégicos y el primer Plan de Internacionalización o la recién presentada Agenda Digital, dos iniciativas que asegura ayudarán a mejorar la competitividad del tejido empresarial.
Manuel Casino | @mcasino8 | Enero 2025
Pregunta.– La industria en Cantabria no acaba de despegar. De hecho, la contribución del sector industrial al PIB regional en 2023 se situó por debajo del 20%. Este año, ¿seguirá por los mismos derroteros o espera un cambio de tendencia?
Respuesta.– Yo le puedo decir cómo encontramos la comunidad hace casi un año y medio y cómo está ahora. Cuando llegamos al Gobierno, el sector industrial de Cantabria estaba en recesión técnica. Concretamente, los hornos de las electrointensivas estaban apagados, la producción deslocalizada y el futuro de empresas emblemáticas seriamente comprometido, y le pongo el ejemplo de Siemens Gamesa. Le doy un dato. Ahora mismo, con cifras de octubre, en la industria hay 2.206 desempleados, lo que supone el mejor dato de la serie histórica en todos los sectores, también en el de la industria. En el último año, el paro en este sector ha disminuido un 12,18% y, según el último dato de la EPA, en el sector industrial de Cantabria trabajan 45.100 personas, que son 3.500 más que hace doce meses y representa un incremento del 8,41%, el mejor dato de los últimos dieciséis años. Con estas cifras de empleo, que son lo más importante, el cambio ha sido notable. Hay, además, otros indicadores que son positivos. En lo que va de año, las exportaciones en Cantabria han subido un 3%, mientras que la media en España ha descendido un 0,9%, y el tráfico de mercancías en el puerto de Santander está batiendo todos los registros. Esto ¿qué indica? Pues confianza, seguridad jurídica… Usted se ha referido al PIB industrial, que es tanto como decir el Índice de Producción Industrial (IPI). Pues bien, este índice, aunque en el último mes ha crecido un 15,23%, en variación anual ha disminuido un 5,2%. Resulta llamativo que con unos datos de empleo tan positivos lo que produce la industria salga negativo. ¿Por qué ocurre esto? Si lo analizamos por sectores, vemos que el de la madera y el corcho ha aumentado en el último año un 27,27%; que la fabricación de madera y equipo eléctrico lo ha hecho en un 15,8%; la fabricación de productos minerales no metálicos, un 12,8%; la metalurgia, un 4,4%; y la industria química, un 1,2%. ¿Qué es lo que falla entonces? Los dos problemas fundamentales están, de un lado, en el sector de suministro de energía eléctrica, el segundo en importancia en el cálculo del IPI, que ha disminuido un 28,9% en el último año. De otro, el sector de fabricantes de componentes de la automoción, que ha caído un 13,4% en los últimos doce meses.
P.- ¿A qué achaca esa caída tan importante en la aportación de la energía al IPI?
R.- La cuestión está en la cogeneración, que es un problema nacional. La cogeneración de alta eficiencia recibe por la electricidad que genera una retribución regulada, adicional al mercado diario, durante su vida útil, que es de veinticinco años. Lo que ocurre es que desde 2012 no se han convocado subastas de potencia para la cogeneración, lo que ha impedido a las empresas poder invertir en nuevas plantas de cogeneración y, sobre todo, en la renovación tecnológica de las ya existentes. La consecuencia de todo esto es que el 25% de toda la cogeneración en España ya no recibe retribución regulada, un porcentaje que se calcula llegará al 40% en dos años. Esta situación contrasta con lo que pasa en países como Italia o Alemania, donde las cogeneraciones duplican y triplican a España en esta faceta. El sector lo que reclama es que el Gobierno convoque las subastas de 1.200 MW previstas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y que fueron anunciadas en 2022. Nuestras principales cogeneraciones han cumplido ya, o están cerca de cumplir, su vida útil regulatoria, o sencillamente han dejado de producir por la incertidumbre asociada a esta retribución regulada. De hecho, las dos mayores cogeneraciones cántabras están paradas: Solvay, desde febrero; y Dynasol, desde esta primavera. Esto explica perfectamente el descenso del sector energético y del IPI. ¿Solución? Que el Gobierno de España convoque ya estas subastas de potencia para la cogeneración. Es la única manera de que las empresas puedan invertir en nuevas plantas o renovar tecnológicamente las que ya existen. Si ya hubiera salido, ni la cogeneración de Solvay ni la de Dynasol estarían cerradas y nuestro IPI no sería negativo, sino positivo.
P.- En el caso de la automoción la caída es menor, pero entiendo que muy significativa por el peso que tiene ese sector en la región.
R.- Hay que tener en cuenta la situación mundial que atraviesa el automóvil, con el anuncio de cierres de plantas por parte de algunos de los principales fabricantes. Con todo, y a pesar de esta situación, insisto en que nuestro datos en materia de empleo, que son los más fundamentales, no es que sean buenos, es que son los mejores de la serie histórica en cuanto a afiliación y, en cuanto a paro, tenemos la segunda tasa más baja de toda España.
P.– ¿Qué hace falta para que la industria de Cantabria recupere el protagonismo que tuvo en épocas anteriores?
R.– Lo primero, como ya le he apuntado, sacar las subastas de cogeneración porque es muy importante para ayudar a las empresas a que compitan. Y son muchas empresas. En segundo lugar, destinar parte de lo que el Estado recauda en concepto de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, que en nuestro caso son aproximadamente 3.584 millones de euros, a ayudas a las empresas electrointensivas. La Comisión Europea permite destinar como máximo el 25% de esa recaudación, que es lo que destinan países como Francia o Alemania. Nosotros destinamos 300 millones, que es menos del 9%. Por tanto, para lo mismo que ellos deberíamos prácticamente triplicar nuestras ayudas. En vez de destinar 300, destinar 900 millones. Esto resulta importante porque el precio final de la energía en España, que es cierto que ha disminuido, aún es el triple que en Francia y el doble que en Alemania. En resumen, estas ayudas a la cogeneración y a las empresas electrointensivas son dos medidas que se deberían de tomar ya, a corto plazo.
P.– Hace unos meses, la patronal reclamaba al Gobierno de Cantabria decisiones valientes para mantener y consolidar el tejido industrial y pedía acompasar los ritmos de los empresarios a los de la Administración que, a su juicio, son mucho más lentos. ¿Han tomado nota?
R.– Hablemos de hechos y de qué medidas hemos tomado para ayudar a la industria e incentivar la inversión. Nada mas llegar al gobierno, una de las cosas que dije es que no había que paralizar nada y sí, en cambio, agilizar todo. Hemos agilizado La Pasiega porque en Cantabria tenemos un problema, que es que no tenemos suelo industrial. El ritmo de las obras, que se circunscriben a la etapa 1 de la Fase 1, van por encima de lo previsto. Además, para recortar plazos hemos tramitado conjuntamente el resto del proyecto, lo que nos va permitir que el Centro Logístico, que estaba previsto para 2032, se termine en septiembre de 2030.
P.– Ya que cita La Pasiega, hace escasos días, la comisión de Industria del Congreso aprobó una iniciativa del PP para que el Gobierno de España se comprometa con la construcción de la estación intermodal en La Pasiega. Si finalmente este acuerdo no llegara a materializarse, ¿Cantabria estaría en condiciones de asumir en solitario la inversión necesaria?
R.– Vamos a ver. En primer lugar, la intermodal. Como sabe, el Gobierno de España siempre dijo que esta estación la iba a llevar a cabo Adif, lo que tiene toda la lógica del mundo por ser el administrador de infraestructuras ferroviarias. Eso es lo que dijeron. Pero cuando hubo un cambio de gobierno, lo primero que dijo Adif es que la intermodal no tenía demanda y que, por tanto, no era rentable financieramente ni tampoco técnicamente viable porque quedaba encajonada entre taludes de nueve metros. Nosotros, nada mas llegar, rebatimos todo esto. Y el pasado 30 de mayo, en una nota técnica que remitimos a Adif, demostramos que sí había demanda, que sí había rentabilidad económica y que sí era viable. Y lo cuantificamos. La siguiente manifestación de fuentes oficiales del Ministerio de Transportes fue que no era de interés del Estado. Y nosotros también rebatimos esta cuestión porque si alguien está interesado y a alguien beneficia esta estación es al Puerto de Santander, y no al polígono de la Pasiega, que se va a llenar sí o sí porque en Cantabria no hay suelo industrial. Además, la terminal de Muriedas ya está tensionada y la de Torrelavega se saturará en 2030. Espero, por tanto, que el Estado no se pegue un tiro en el pie y se perjudique a sí mismo. Una cosa es que crea que la intermodal se va a hacer porque, entre cosas, el Gobierno de España se dará cuenta de que a quien beneficia es a sí mismo, y otra cosa distinta es que crea que Cantabria deba asumir algo que no le corresponde. Mire, Cantabria es un sándwich entre dos infraestructuras ferroviarias importantísimas: la variante de Pajares, de 4.000 millones de euros; y la Y vasca, de 6.000 millones, que no han pagado ni vascos ni asturianos, sino todos los españoles. Y aquí estamos hablando de que nos tengamos que costear 35 millones de euros. En fin, creo que en la próxima reunión política, que por cierto la presidenta Sáenz de Buruaga ya ha pedido cita al ministro, se acuerden los términos concretos para llevar a cabo la intermodal del centro logístico de La Pasiega.
P.– Por su parte, la Cámara de Comercio ha expresado su preocupación por la escasa motivación que existe en las nuevas generaciones, no ya solo para trabajar en la industria, sino también para ser empresario del sector. ¿Lo comparte?
R.– No me gusta entrar en este tipo de debates. Sí que es cierto que al empresariado hay que ponerle las cosas lo más sencillas posibles por parte de las administraciones. Pero si subes los impuestos hasta llegar a ser casi confiscatorios, eso lógicamente frena la inversión. Es una invitación a que la inversión huya hacia otras territorios con una fiscalidad más atractiva. Si, además, el propio Gobierno de España demoniza al empresario, hasta llegar a insultar públicamente a un empresario de la talla de Amancio Ortega; y cuando no pones en valor la labor tan importante que genera el empresario, que es quien genera empleo, inversión y riqueza… Hay que poner fácil la labor al mundo empresarial. ¿Cómo? Lo primero, con una reforma fiscal para poner freno a la huida a la inversión. En 2024 hemos bajado todos los impuestos y el próximo año se van a introducir dos nuevas deducciones en el IRPF para captar inversión extranjera y para que personas físicas trasladen su residencia habitual a Cantabria. Pero otro manera de apoyarles es desarrollando suelo industrial, y nosotros ya hemos puesto encima de la mesa el desarrollo de nuevo suelo en Guarnizo Sur, en Villaescusa-Parbayón y en Penagos, con 830.000. Tres emplazamientos estratégicos que suman cerca de dos millones de metros cuadrados. Es el inicio. Por otro lado, el nuevo Plan Director de Desarrollo de Suelo de Cantabria, que se licitará próximamente, se va a centrar en dos líneas de trabajo: el desarrollo de áreas industriales con necesidades de grandes parcelas, de entre 30.000 y un millón de metros cuadrados; y el desarrollo de áreas que acojan, reordenen y faciliten el crecimiento de las pymes, de 2.000 hasta 10.000 metros cuadrados.
P.– Cantabria lleva años a la cola de la inversión extranjera en España. ¿A qué achaca esta nula capacidad para atraer proyectos empresariales de capital extranjero?
R.– Llevamos ocho años en que no se ha incentivado la inversión, ni nacional ni extranjera. Para empezar, como le he dicho, los impuestos eran prácticamente confiscatorios y, precisamente, para frenar esa huida de inversores hacia otros territorios hemos puesto en marcha la citada reforma fiscal. Además, hemos reestructurado Sodercan para que, en lugar de ser un organismo que otorgue subvenciones, sea un organismo que atraiga inversiones. De ahí, por ejemplo, ha llegado la posible inversión de Lifthium Energy, del grupo portugués Joao de Mello. Si finalmente se solucionan todos los problemas, esta empresa podría invertir en Cantabria 500 millones de euros y crear 180 puestos de trabajo en su fábrica de Torrelavega para la producción de hidróxido de litio. Estamos trabajando para que esta inversión sea positiva y soy moderadamente optimista en que finalmente sea así. [con posterioridad a esta entrevista, la compañía renunció a los 21 millones de euros concedidos en el PERTE del vehículo eléctrico (VEC III) porque, según aseguró, los plazos y condiciones establecidos no han podido encajar con la planificación del proyecto]. Si la fiscalidad es negativa; si no hay suelo industrial; y si las ayudas a la cogeneración son inferiores a las que se conceden en países como Italia o Alemania, el empresario se va a esos otros países. Si, además, el precio final de la energía es el triple que en Francia y el doble que en Alemania, pues el empresario se irá a esos países. Y ya ha pasado. Aquí hay empresas que han deslocalizado su producción a su filial francesa. Alguna empresa electrointensiva lo ha hecho. Estamos tomando un conjunto de medidas, fiscales, de suelo industrial, de ayudas… Por ejemplo, una medida que hemos tomado en la Ley de Simplificación Administrativa es la relacionada con la normativa de declaración de proyectos empresariales estratégicos. Esto nos lo han pedido empresas que quieren venir a Cantabria Es decir, mediante esta nueva normativa, cuando una empresa tenga una repercusión importante en la economía regional puede ser declarada por el Gobierno de Cantabria proyecto estratégico, lo que simplificará y agilizará al máximo todos los trámites que conlleva su instalación.
«En Cantabria hay cantidad de empleos bien retribuidos que no se cubren. No está alineada la oferta con la demanda de empleo. Cantabria tiene una tasa de desempleo del 7%, la segunda más baja de España.»
P.– ¿En qué sectores productivos puede Cantabria presentar una posición competitiva y atractiva para los inversores internacionales?
R.– Vamos a ver. El sector de componentes del automóvil, claramente. Pero también hay otros. Le doy algunos datos. El más importante por porcentaje en el PIB industrial es el sector de alimentación, que representa el 16,28%. En segundo lugar, la industria química, que supone el 12,5%; el suministro de energía eléctrica, el 10%; y fabricación de productos metálicos, otro 10%. Por su parte, en términos de empleo el más importante sigue siendo el agroalimentario, con el 21,3% del empleo industrial, seguido de la fabricación de productos metálicos, con el 18,6%; y en tercer lugar la fabricación de material y equipo de transporte, con el 9%. Pero veo oportunidad de negocio en el sector tecnológico porque demanda mucha mano de obra cualificada, que no la hay, pero la va a haber, y genera más valor añadido. En Cantabria hay cantidad de empleos bien retribuidos que no se cubren. No está alineada la oferta con la demanda de empleo. Cantabria tiene una tasa de desempleo del 7%, la segunda más baja de España. Por lo tanto, hay problemas de cubrir plazas en todos los sectores. Precisamente para cubrir esa demanda de las empresas la Agenda Digital va a proporcionar soluciones para formar personas cualificadas en competencias digitales.
P.– También ha avanzado para antes de fin de año el primer Plan de Internacionalización de Cantabria para apoyar la salida al exterior de las empresas cántabras. ¿La escasa propensión a exportar de nuestro tejido industrial se justifica en el pequeño tamaño de las empresas o hay otros factores que lo explican?
R.– Hay varios factores, pero sin duda el principal es el tamaño. Lo que llama la atención es que, como usted ha dicho, sea el primer plan. Es decir, que este tema nunca se había planificado convenientemente. Sus objetivos pasan por incrementar el número de empresas exportadoras de la región, diversificar los destinos de las exportaciones cántabras, potenciar la incorporación de talento y fomentar la innovación y la digitalización en la internacionalización. Este plan, que se presentará antes de fin de año, tiene como principal novedad su enfoque sectorial, abandonando los enfoques generalistas y centrándose en proporcionar formación y asesoramiento especializado a las empresas de cada sector, ayudándolas a comprender los requisitos legales, culturales y logísticos específicos para que puedan operar de forma exitosa en los mercados extranjeros. Por ejemplo, en fomento de la inversión de I+D+i, una de las medidas es llevar acabo un servicio de asistencia técnica para incrementar la presencia de empresas cántabras en programas de ayudas de fomento a la I+D+i nacionales y europeos. Es una oportunidad que hasta el momento el tejido empresarial de Cantabria está desperdiciando. Y estas ayudas son la antesala de la inversión.
P.– ¿Los fondos europeos están siendo el revulsivo que se esperaba o se están desaprovechando?
R.– Se están desaprovechando, pero no por los fondos en sí, sino porque muchas empresas, sobre todo pequeñas y medianas, no son capaces de aprovecharlos como se debería. De ahí que queramos acompañarlos en ese proceso para que puedan ser capaces de captar todas las ayudas que puedan con este proyecto denominado Actuación Singular para el Fomento de la Innovación en el Tejido Empresarial de Cantabria (Asfitec).
P.– Los elevados costes de la energía; las deslocalizaciones; la falta de talento, de perfiles profesionales o de relevo generacional en las empresas; la escasa internacionalización, el déficit en infraestructuras… ¿Cuál es a su juicio la mayor amenaza no ya para crecer, sino para mantener la industria que ya tenemos?
R.– Esto es acción, reacción. Ante cada problema la Administración tiene que reaccionar. Es decir, todo el mundo está de acuerdo que para atraer inversión una herramienta fundamental es la fiscalidad. Un ejemplo paradigmático es Irlanda. Pero, además, tienes también que proporcionar a las empresas suelo industrial. Creo que una comunidad autónoma, cualquiera, debería tener siempre en reserva suelo industrial. Siempre. El suelo es un activo que no se puede malbaratar. Tiene que esperar a proyectos importantes desde el punto de vista social y esperar la oportunidad de crear empleo. Y también tiene que tener gente formada para ocupar puestos. Si no, tampoco vendrán empresas. Tiene que tener ayudas por parte de la región y de la nación. Si no ayudas a las empresas que tienen plantas de cogeneración, se irán a otro sitio. Y le voy a dar algunas cifras para que entienda su importancia. En 2019, la cogeneración en España produjo 29.615 GWh de energía eléctrica, lo que representó el 11,4% del toda la energía producida. En 2023, esta producción disminuyó a 17.455 GWh, es decir, un 41% menos, lo que redujo su participación al 6,5%. Esto da una idea del destrozo que se ha hecho a la cogeneración con la falta de convocatoria de las subastas. En Cantabria, por su parte, la producción fue de 1.583 GWh en 2019, que cayó a 557 GWh en 2023, es decir, un 65% menos. Con todo, ahora mismo la cogeneración en Cantabria representa el 5,3% de la potencia instalada en España. Además, si quieres tener empresas electrointensivas, y en Cantabria hay unas cuantas –Global Steel Wire (GSW), Ferroatlántica, Solvay, Reinosa Forgings & Castings, Bondalti, Birla Carbón, Nissan, Derivados del Flúor, Saint Gobain PAM, Sidenor, Fundiciones Carg y Hergom– y les das menos del 9% de ayudas, mientras que en Europa les están dando el 25%, tú no les estás ayudando. Estas empresas están en inferioridad competitiva. Y eso es competencia del Gobierno de España. Está muy bien hablar del cambio climático, pero hay que combatirlo.
P.– ¿Y nuestra mayor oportunidad?
R.– La mayor oportunidad es aprovechar la revolución tecnológica. Lo hemos visto en el pasado. Los países con mayor bienestar y libertad son los que supieron aprovechar en siglos pasados las revoluciones industriales que se produjeron. Ahora hay una revolución tecnológica que está cambiando nuestra manera de vivir y que va a cambiar profundamente el tejido productivo. Insisto en que la mayor oportunidad de Cantabria es aprovechar las nuevas tecnologías para impulsar la competitividad. Si eres más competitivo, venderás más, producirás más empleo y, en consecuencia, tendrás mayor bienestar y riqueza. De ahí la primera Agenda Digital de Cantabria que creemos imprescindible para coger ese tren. Ese tren no lo podemos perder ahora. Porque, además, la digitalización afecta a todas las empresas, no solo a las industriales. Pero este sector, en concreto, genera mucho empleo de un nivel de formación elevado, que lo tenemos porque contamos con universidades que forman muy bien a los alumnos, y que, además, supondría un modo de fidelizar y fijar a la población.