El cóctel como negocio

La clasificación de Cristine Do Nascimento, ‘bartender’ de La Solía, para la final de la World Class Competition, el certamen de coctelería más prestigioso del mundo, y la victoria de Óscar Solana, propietario y fundador de la firma, en una de las categorías de la mencionada prueba el pasado año, refuerzan la innovadora apuesta del establecimiento cántabro, que combina aspectos de bar, pub, cafetería y restaurante.

Texto de Jesús García-Bermejo @chusgbh Publicado en febrero de 2015

El pasado 12 de enero Cristine Do Nascimento, bartender del establecimiento cántabro La Solía, se proclamaba vencedora en la semifinal del área norte de la World Class Competition disputada en Bilbao, el certamen de coctelería más prestigioso e importante del mundo. Estructurada en varias fases y promovida desde 2007 por Diageo, líder internacional en el mercado de bebidas espirituosas gracias a marcas como Johnie Walker, J&B, Cacique, Baileys, Smirnoff o Cardhu, la prueba selecciona anualmente al profesional más destacado de la mixología del planeta en una gala a la que concurren los campeones de cada país, una auténtica final que se celebrará el próximo mes de septiembre en Sudáfrica, y que en 2012 se llevó el bilbaíno David Ríos, primer español en proclamarse mejor bartender del mundo.

Por lo pronto, la empleada del negocio ubicado en Liaño –Villaescusa– tendrá que medirse en junio al resto de vencedores de las distintas áreas en las que ha sido distribuida la competición en España, oportunidad de la que ya pudo disfrutar en la pasada edición su jefe, Óscar Solana, quien, además, repetía este año como semifinalista. Y es que, a pesar de que La Solía es el único establecimiento cántabro que compite en la World Class Competitión, la firma suma dos victorias consecutivas en la ronda previa de la zona norte y, como consecuencia de ello, dos participaciones en la final. Es más, en 2014 el fundador y propietario del negocio próximo al Parque de Cabárceno lograba proclamarse campeón de España en la categoría Martini de autor gracias a su Dry Pasiego, una de las tres pruebas puntuables en el certamen nacional junto a la de maridaje y velocidad.

La pasión hecha profesión

Cristine Do Nascimento nació en Brasil hace ahora 37 años, y no fue hasta 2006 cuando se instaló en Cantabria. Estudiante de Turismo en su país, eligió nuestra región para pasar unas breves vacaciones, las cuales, tras enamorarse y casarse, se acabarían prolongando indefinidamente.  La imposibilidad de convalidar su formación superior en España y la necesidad de conseguir un flujo continuo de ingresos hicieron que Cristine comenzase a trabajar en la hostelería, un sector en el que se inició en bares y restaurantes. Como parte de su trabajo, acudía habitualmente a cursos y sesiones de preparación de cafés y combinados, campos que siempre le habían interesado. Fue precisamente en una de esas clases en donde conoció a Óscar Solana, quien rápidamente se percató del talento de esta brasileña tras la barra. Finalmente, tras una breve visita a su Brasil natal, en 2012 Cristine Do Nascimento comienza a trabajar en La Solía, un establecimiento diferente en el que la bartender podía desarrollar todas sus dotes y explorar nuevas posibilidades, aspectos en los que ya se había iniciado hacía algún tiempo el propio responsable del negocio.

La historia de Óscar Solana es bien distinta, aunque al igual que su empleada tardó en dar el salto a la hostelería. Durante lustros este cántabro nacido en Villaescusa desempeñó labores de agente comercial para una importante firma, pero una grave enfermedad contraída por su hijo le obligó a dejar de lado su carrera profesional. En 2011, ya con su pequeño completamente restablecido, y con el apoyo de su mujer, Mar Gutiérrez, decidió dar el salto y abrir las puertas de un amplio local que suponía toda una novedad para el sector hostelero de la región, pues unía conceptos de bar, cafetería, restaurante y pub en un mismo espacio, contando, además, con una zona de juegos para los más pequeños. Era una apuesta arriesgada que suponía la vuelta a los orígenes para este matrimonio, dado que casi 20 años atrás ambos habían gestionado un pequeño pub en Renedo. “Llegó un momento en el que tuve que plantearme qué podía hacer, y fue cuando decidí volver a dedicarme a una de mis grandes pasiones, la hostelería, un sector que tuve abandonado durante más de una década pero al que siempre quise regresar –recuerda Óscar Solana–. Cuando comenzamos ni se me pasaba por la cabeza el tema de los concursos, de hecho no me inicié en ello hasta 2012, y fue todo de forma casual”.

Ese año se presenta, por sugerencia de su proveedor de café, al VII Campeonato de Baristas de Cantabria, en el que logra un meritorio segundo puesto, lo que comienza a despertar en él el gusanillo por este tipo de pruebas. A partir de entonces incrementó exponencialmente su presencia en estas citas, aunque ya centrado en el campo de las bebidas espirituosas. Así, vence en el Concurso Regional de Barmans, obtiene el primer puesto en el Campeonato de Coctelería ABE Cantabria 2014, queda segundo de la zona norte en la categoría long drink del Origins Team by Schweppes, logra auparse como primer clasificado del norte y cuarto a nivel nacional en la Master Class by Schweeppes, entra en la fase final nacional del Challenge Cutty Sark Prohibition 2014… En apenas dos años Óscar Solana recorre la práctica totalidad del país, una trayectoria fugaz que el pasado ejercicio desbordó su agenda y que culminó con la victoria en una de las tres pruebas de la final nacional del World Class Competition gracias a su ya conocido Dry Pasiego. “En la presentación lucía una boina típica, utilizaba una albarca y vinculaba Tanqueray con Cantabria, lo que debió parecer muy original al jurado, dado el resultado final. De cualquier forma, el campeón absoluto se determina sumando los puntos de todas las pruebas, y yo estuve cerca, pero no lo logré. En junio a Cristine se le presenta una nueva oportunidad, aunque, teniendo en cuenta que es prácticamente una novata en este tipo de concurso, el mero hecho de vencer en la zona norte y clasificarse para la final nacional ya habla de su enorme potencial”, comenta orgulloso el propietario del establecimiento.

Y es que, la bartender de La Solía tan solo había acudido al Campeonato de Baristas y al Origins Team by Schweppes en la disciplina de gin tonic antes de participar en la World Class Competition, certámenes a los que concurrió, al igual que el celebrado en Bilbao, acompañado de su mentor y jefe, quien también competía. “Tanto Óscar como yo somos autodidactas: leemos mucho, acudimos a ferias, investigamos qué cosas se hacen, practicamos en el local… Al final, si quieres progresar en este sector tienes que dedicarle mucho tiempo y dinero –expone Cristine–. Normalmente, salvo que te clasifiques para las fases nacionales, los gastos corren de tu cuenta y, en caso de lograrlo, solo cubren tu alojamiento y el desplazamiento. Además, tienes que buscar tus vajillas y copas para las presentaciones, trabajarte el vestuario, ensayar en tus pocos ratos libres… Es cierto que lo haces porque quieres, porque te apasiona, pero no hay que perder de vista que las marcas, que son las que suelen organizar las propias pruebas, una vez pasas su filtro y te seleccionan, se desentienden. Lógicamente, ellas se preocupan de que los mejores compitan en sus citas, pero, a partir de ahí, lo demás es cosa tuya.”

La Solía

De lo que no cabe duda alguna, y así lo reconoce el propio gerente y fundador de La Solía, es que este tipo de eventos y títulos son más que positivos para el negocio, no en vano han hecho posible que la firma sea protagonista en varios de los principales medios de comunicación del país, una publicidad que ha situado al innovador local de Liaño en el escaparate, especialmente fuera de Cantabria. A pesar de ello, ya antes de estos éxitos La Solía había logrado reunir una importante suma de clientes habituales, una base que ha permitido a la compañía incrementar sus facturaciones un 30% al año desde que abriese las puertas en 2011, lo que, en opinión del propio gerente, responde al boca a boca generado.

El establecimiento, que aúna aspectos de cafetería, pub, restaurante y bar, dispone de una amplia zona de entretenimiento para niños con videovigilancia –ocupa casi la mitad de los 300 metros cuadrados con los que cuenta el local–, lo que permite a los padres disfrutar con tranquilidad de un combinado sin perder de vista a los más pequeños. Este innovador espacio cuenta, además, con una carta variada y diferente a la que suele encontrarse en otros negocios similares. En ella figuran desde cafés, zumos naturales, batidos o tés, hasta 18 tipos distintos de chocolates, los cuales pueden degustarse calientes o fríos. Así mismo, La Solía dispone de 170 tipos distintos de ginebra, 45 rones, vodkas, whiskys y todo tipo de bebidas espirituosas hasta alcanzar la friolera de 300 referencias. Y, por si fuera poco, el cliente puede consultar una amplia carta de raciones y picoteo en la que, sin ir más lejos, se ofertan maridajes de 8 variedades de hamburguesa con medio gin tonic. “Nuestro objetivo es hacer las cosas de la manera más profesional, ofreciendo el mejor servicio y el trato más cercano, pero con un enfoque diferente al que puede darle la competencia. Por eso, además de poner un buen café, lo servimos con dibujo; en la comida buscamos texturas y sabores especiales, como nuestras croquetas de manzana con pistachos y uvas pasas, las ensaladas originales que creamos nosotros mismos y que vamos renovando o nuestro queso gratinado acompañado por mermeladas de distinto tipo; y en cuanto a los cócteles, todos se elaboran con las mejores materias primas, respetando las distintas fases de preparado, por mucho tiempo que supongan, y a precios que oscilan entre los 6 y los 8 euros. Como siempre les digo a mis clientes, en La Solía trabajamos de tres maneras, bien, rápido y barato, pero solo dejamos escoger dos”, comenta entre risas Óscar Solana.

Abierto de lunes a viernes desde las 4 de la tarde y fines de semana a partir de las 11:30 de la mañana, la firma ha logrado conjuntar en un mismo espacio a distintos perfiles de público, lo que facilita que todos los días, sea cual sea la hora o temporada del año, haya un flujo continuo de clientes. La variada carta, la posibilidad de disfrutar de música en directo o de un evento deportivo en una de sus pantallas gigantes y las amplias e innovadoras instalaciones posibilitan que moteros, familias, jóvenes, turistas, parroquianos habituales y no tan jóvenes frecuenten e incluso convivan en un negocio que cuenta ya con una plantilla de 9 trabajadores, frente a las 3 personas que iniciaron el proyecto.