El creciente mercado ecológico
La venta de productos ecológicos en nuestro país crecerá cerca de un 12,5% al año hasta 2020, una tendencia que explica la apertura de numerosos negocios relacionados con el sector. El pasado mes de febrero iniciaba su andadura en Santander La Ecotienda, establecimiento que, con más de 100 metros cuadrados de superficie y numerosas referencias, pasa a ser el comercio de alimentación ecológica más grande y especializado de la región.
Texto de Jesús García-Bermejo @chusgbh Publicado en marzo de 2015
A pesar de que España es el primer productor de alimentos ecológicos de Europa y el sexto del mundo, la venta de este tipo de producto dentro de nuestras fronteras se mueve aún en cifras residuales, no representando siquiera el 2% del consumo general, con un gasto medio de 20 euros por persona y año. Aún así, en los dos últimos ejercicios este mercado ha experimentado un importante desarrollo en nuestro país, y los distintos estudios afirman que crecerá en torno a un 12,5% anual hasta 2020, una tendencia que está animando a productores e industrias a apostar por esta oferta y a las grandes cadenas alimentarias a posicionarse en estos nichos con lineales específicos. Cosmética, alimentación, textil, limpieza, artesanía, juguetes… De cualquier artículo existe una alternativa orgánica, y lo llamativo es que, a pesar de su mayor precio y de la actual coyuntura económica, su venta no para de incrementarse. Es más, son muchos los comercios que están abriendo sus puertas en distintas ciudades del territorio nacional para dar respuesta a la demanda existente.
Un ejemplo de esta positiva evolución lo encontramos en Santander, en donde el pasado 2 de febrero iniciaba su andadura La Ecotienda, un establecimiento que en sus más de 100 metros cuadrados oferta exclusivamente productos ecológicos, y cuya apertura responde al crecimiento seguido por un negocio anterior que en poco más de seis meses se vio superado por el volumen de clientes que lo frecuentaban.
Todo en ecológico
Tras ser corresponsal de Televisión Española durante 9 años, Mónica de la Parte, periodista titulada y emprendedora de profesión, decidió abrir, junto a su pareja, un hotel rural en Mogro, La Joyuca del Pas. Ya por entonces mostraba especial interés en la nutrición y la cultura ecológica, sobre todo como consumidora, una inquietud que se fue incrementando a medida que crecían sus cuatro hijos, aunque no fue hasta diciembre de 2013 cuando se embarcó en proyectos empresariales relacionados con el sector.
En aquella fecha inauguró, junto con dos amigos, un pequeño restaurante exclusivamente ecológico en la calle Rubio, en Santander, El Guisante Verde, el primero y prácticamente único negocio hostelero basado en producto biológico de toda la región, el cual contaba con un pequeña tienda de apenas 15 metros cuadrados en su interior. Sin embargo, y a pesar de que el negocio funcionaba, tres meses después de iniciar la arriesgada apuesta un problema personal del cocinero les obligó a echar el cierre.
Con su alojamiento rural ya consolidado y convencida de que la comunidad existente en torno a la cultura ecológica era lo suficientemente amplia como para poder rentabilizar la apertura de una empresa encuadrada en este creciente sector, en mayo de 2014 puso en marcha una modesta tienda en la calle Marcelino Sanz de Sautuola, popularmente conocida como calle del Martillo, y, atendiendo a los resultados logrados, no le faltaba razón. “En 4 meses ya triplicaba la facturación, y en apenas seis había logrado cumplir todos los objetivos que me había marcado a medio plazo. De hecho, al estar en una zona de paso, llegó un momento en que los metros cuadrados con los que contaba no eran suficientes para atender al volumen de clientes que se iba generando, por lo que, o me trasladaba a un local más amplio o renunciaba a crecer –recuerda–. No en vano, hablamos de un tipo de consumidor tremendamente fiel, muy concienciado con su alimentación y que continuamente está buscando establecimientos de este tipo”.
Así, tras asumir una inversión ligeramente superior a los 30.000 euros, y con el apoyo de dos nuevas socias, las hermanas Rosa y Laura Diego, La Ecotienda Santander abrió sus puertas en la calle Cervantes, un establecimiento que, con 100 metros cuadrados y numerosas referencias, es, en palabras de sus fundadoras, el comercio de alimentación ecológica más grande y especializado de la región. Y es que, en sus estantes pueden encontrarse desde productos de limpieza, tanto envasados como a granel, hasta cosméticos, además de, por supuesto, todo lo relacionado con la alimentación: frutas, verduras, legumbres, pastas, cereales, pan, bebidas, cafés, tés… “Tenemos todo lo que se puede necesitar en una casa, pero en variedad ecológica y con el certificado que así lo corrobora, y ofreciendo siempre varias opciones para que el cliente pueda elegir la que más le convenza. Incluso en frescos, que es la parte más potente y la de mayor rotación, todo lo que se vende cuenta con su propio sello”, comenta Mónica de la Parte.
Pero la nueva tienda no solo está comprometida con la cultura orgánica. Además, se apuesta por lo que se denomina producto kilómetro cero, es decir, aquellos que se obtienen a menos de 100 kilómetros del punto de venta, una filosofía que hace que en los estantes del establecimiento se priorice, siempre que sea posible, la referencia ecológica local, aunque acompañada de una amplia gama de artículos nacionales e internacionales para satisfacer las necesidades de todo tipo de cliente. De hecho, cerca de un 20% de la oferta de La Ecotienda se produce en Cantabria, fundamentalmente frescos, frente al 70% que procede de otras regiones y el 10% del extranjero.
Esta responsabilidad social corporativa, aunque redunda en beneficio del propio sector de la comunidad autónoma, provoca que parte de la oferta del establecimiento tenga un precio final elevado, especialmente aquellas variedades que se demandan fuera de temporada, como tomates o naranjas, aunque no hay que olvidar que este tipo de consumidor ya asume que su cesta de la compra va a ser sensiblemente más cara a la de uno que opte por la alternativa tradicional. Y es que, mientras una docena de huevos tiene un coste aproximado de 1,80 euros en un establecimiento al uso, la media docena de huevos ecológicos se dispara hasta los 2,5 euros. Es por eso que La Ecotienda basa su facturación en clientes extremadamente concienciados con su alimentación, ya sean adultos con un poder adquisitivo medio o alto, extranjeros o gente de cualquier edad con algún problema de salud. “A pesar de que los márgenes son reducidos, especialmente en frescos, el producto ecológico no puede competir en precio con el que se encuentra en cualquier gran superficie, aunque tampoco lo pretende –considera la excorresponsal de TVE–. Se trata de una opción más, y quien decide destinar mayor parte de sus ingresos a su alimentación lo hace a costa de privarse de otras cosas, un fenómeno cada vez más habitual y que esta permitiendo al sector crecer a pasos agigantados. De hecho, la mayoría de grandes marcas a nivel mundial ya produce en ecológico, y nosotras ofrecemos varias de ellas”.
Concienciación social
Además de alimentación, cosmética y droguería ecológica, La Ecotienda cuenta con una pequeña sala de masajes y un espacio para el descanso y la degustación de tés, cafés, dulces, leches vegetales y zumos verdes –hechos con frutas y verduras–, un rincón en el que, además de conversar, es posible disfrutar de alguno de los libros o revistas especializadas de las que dispone el establecimiento. Así mismo, la firma organiza charlas y talleres de periodicidad semanal, impartidos la mayoría por productores y comercializadores de este mercado, un área de negocio que pretende fidelizar al cliente y, al mismo tiempo, convertir al negocio en un centro de divulgación de la cultura ecológica que ayude a generar una comunidad profesional en torno al sector en la región. Y es que, según asegura la propia emprendedora, Cantabria aún tiene un potencial de crecimiento enorme en este campo y, aunque existe una pequeña red de productores extremadamente competitiva, son pocos los que creen en las posibilidades reales de vivir de este tipo de cultivos.
De hecho, Laura Diego comenzó siendo proveedora del establecimiento ubicado en la calle del Martillo a través de su gran finca de Maoño, y fue su buen hacer y seriedad lo que animó a la experiodista a ofrecerle la posibilidad de sumarse al nuevo proyecto. “En esta región abundan las pequeñas explotaciones dedicadas a variedades orgánicas, y son muchos los productores registrados como tal en el Consejo Regulador de Agricultura Ecológica (CRAE), pero rara vez trabajan con un enfoque verdaderamente profesional. Lo habitual es que la gente se lo tome como un ‘hobby’, un pequeño complemento a sus ingresos o cultive para el autoconsumo y para amigos y familiares. Sin embargo, se puede vivir dignamente de esto, y no solo vendiendo a pequeñas tiendas, sino exportando a otras regiones y países, como ya hacen muchos. El reto hoy en día es extender este tipo de producto entre los españoles que no creen en él, y eso solo es posible con más tiendas, más explotaciones, más presencia en definitiva, y desde aquí vamos a intentar aportar nuestro granito de arena para lograrlo”.
Atendiendo a las cifras, Cantabria aún está lejos de comunidades autónomas como Cataluña, País Vasco, Valencia o Navarra, líderes en ecológico en nuestras fronteras, y todo ello sin olvidar que Francia, Alemania, Holanda o Reino Unido cuentan con mercados infinitamente más maduros que el español. De hecho, el 35% de los productos ecológicos que se consumen en Europa son españoles, y el 75 % de la producción nacional se exporta.
Así mismo, con el fin de difundir las bondades de la cultura ecológica, La Ecotienda cuenta con presencia en las redes sociales, está ultimando los detalles de su página web y tiene previsto desarrollar un blog. “La venta ‘on line’ no encaja con la filosofía del proyecto, pero sí que llevamos pedidos a domicilio”, apunta Mónica de la Parte.
Además, la firma tiene previsto fomentar la creación de una asociación de comerciantes ecológicos de la región, como primer paso para generar esa red desde la que poder posicionar al sector en su conjunto en Cantabria, aunque a corto plazo la meta fundamental no es otra que poder vivir de la nueva empresa. “Dado el volumen de clientes con el que ya contamos, en tres meses nos gustaría que el negocio fuese autosuficiente, de forma que, además de amortizar la inversión, las socias podamos obtener una remuneración digna. A partir de ahí, nuestra intención es poder desarrollar negocios paralelos a la tienda, como una línea de embotados que tenemos previsto lanzar a medio plazo en colaboración con uno de nuestros principales proveedores”.