El lento retorno de la VPO
Después de dos años en los que no se produjo ni una sola incorporación al parque de viviendas protegidas de Cantabria, en 2020 y 2021 se han vuelto a entregar pisos alternativos a los del mercado libre en la región: 32 y 96 respectivamente, cifras muy modestas si las comparamos con las que se registraban hace una década, pero que tienen la virtud de romper una tendencia que apuntaba a la desaparición de esta categoría.
Son el principal recurso público para cumplir con el derecho constitucional a una vivienda digna pero también, y a tenor de las cifras, una excepción dentro de un mercado inmobiliario que parece haberles dado la espalda tanto desde el lado de la demanda como, sobre todo, desde el de la oferta. Las viviendas con algún grado de protección, las VPO según las iniciales con las que siguen siendo mayoritariamente conocidas, se promovieron en cantidades notables en los años inmediatamente anteriores y posteriores a la crisis de 2008, para dejar progresivamente de hacerse en los siguientes hasta moverse en cifras residuales al final de la pasada década. Siempre una excepción dentro del mercado inmobiliario, las viviendas alternativas al mercado libre han registrado un tímido repunte en los dos últimos años.
Cantabria no formalizó ni una sola calificación definitiva de VPO –el trámite administrativo por el que se confirma la condición protegida de una vivienda terminada– en los años 2018 y 2019, después de haberlo hecho solo con una veintena en 2017. Este último fue también el año en el que este dato tocó fondo en el conjunto de comunidades autónomas, con únicamente 4.938 VPO calificadas como tales en toda España. La estadística española empezó a remontar entonces, pero para que la de Cantabria hiciera lo mismo hubo que esperar a 2020, cuando se entregaron las primeras viviendas protegidas en dos años.
Desde entonces han sido 128 las viviendas que se han incorporado al parque de VPO de la región, a razón de 32 en 2020 y 96 en 2021. Todavía sin aparecer en las estadísticas estarían las 120 entregadas este año en San Román de la Llanilla, en Santander.
El final de las ayudas a la construcción, la pérdida de atractivo del precio y las dificultades de financiación están detrás de la pérdida de interés por la VPO, tanto por parte de los promotores como de los compradores, que encontraban un similar nivel de dificultad para acceder a estas viviendas del que se sufría en el mercado libre. Alguno de estos elementos están en pleno proceso de cambio, pero el principal, la disponibilidad de recursos públicos para facilitar la promoción de estas viviendas sigue siendo una incógnita.