El Racing que coge Alí
La deuda actual del Racing asciende a casi 74 millones de euros a vencer en los próximos cinco ejercicios, de los cuales más de 43 deben ser abonados antes del 30 de junio de este año. Con semejante panorama, la llegada del magnate indio se convierte en la única opción de continuidad para un club que se veía abocado al concurso de acreedores o incluso, a la disolución, unos riesgos que tampoco serán fáciles de evitar en el futuro.
Texto de Jesús García-Bermejo Hidalgo @chusgbh
Publicado en marzo de 2011
La noche del 29 de enero se ponía fin en los Campos de Sport de El Sardinero al complejo proceso de venta del Racing. Unas negociaciones que pasaron por momentos de incertidumbre, tensión, satisfacción, y que, finalmente, suponen uno de los cambios más radicales en los casi cien años de historia con los que cuenta el club. Incertidumbre, dadas las dudas que en su momento despertó el nuevo propietario del equipo, Ahsan Ali Syed, en lo que respectaba a su pasado, su patrimonio y, en definitiva, a su capacidad para hacer frente a los compromisos adquiridos si se hacía con el control del conjunto cántabro. Tensión, debida a los continuos retrasos en el cierre de una operación que parecía resuelta y, sobre todo, por las declaraciones realizadas en aquellos momentos por el consejero de Economía y Hacienda, Ángel Agudo, en las que aseguraba que, de no concretarse la venta, el Racing podría entrar en proceso de disolución. Y satisfacción, porque, tras muchas idas y venidas, y el sufrimiento de los aficionados verdiblancos prolongado durante días, la imagen del magnate indio levantando los brazos, junto con los de Miguel Ángel Revilla y Francisco Pernía, suponía el final de una negociación fugaz y el comienzo de un proceso que, en palabras del propio Ali Syed, llevará al Racing a “grandes cotas del fútbol mundial”.
Con el acuerdo, el 80,38% de las acciones del club pasan a estar en manos de WGA Sports Holding, firma propiedad del nuevo dueño del Racing, al haber adquirido esta el paquete accionarial que hasta el momento pertenecía a Dumviro por unos 2 millones de euros. Esta cifra forma parte de los más de 30 millones que, a corto o medio plazo, deberá desembolsar Mr. Ali, entre los que están incluidos el pago de los intereses del crédito del club con la propia Dumviro –1,3 millones de euros–, el total del crédito participativo con Cantur –en torno a los 7 millones de euros– y 1,3 millones concedidos al equipo por entidades financieras como adelanto de los contratos televisivos. Además, dentro de este importe hay que incluir los cerca de 13 millones de euros de deuda con Hacienda, los casi 2 millones pendientes con la Seguridad Social y otras administraciones, 3 millones de euros que se deben a trabajadores del club –plantilla deportiva y otros empleados– y 4 millones más que se adeudan a otros clubes y entidades. Y a todo ello habría que sumar las dos ampliaciones de capital que hay abiertas y que fueron aprobadas por la Junta General de Accionistas en el pasado mes de diciembre: una, de 3,8 millones de euros, de realización inmediata, y otra, de 3,5 millones, para finales de año.
“Hasta ahora ha cumplido todos los compromisos adquiridos”. Estas palabras pronunciadas por Ángel Agudo tranquilizaron a muchos, especialmente a quienes dudaban de la capacidad del nuevo propietario para hacer frente a los pagos. Al cierre de esta edición de Cantabria Negocios, el Gobierno regional ya había recibido la cantidad correspondiente al primer plazo –750.000 euros– del préstamo participativo que en su día concedió al club la empresa pública Cantur, que será abonado en su totalidad en los próximos 18 meses. Del mismo modo, Syed ha asumido la deuda contraída por el Racing con la Agencia Tributaria que estaba próxima a vencer: 1,8 millones de euros que, de no haber sido afrontados, podían haber provocado el embargo de la sociedad, fijándose, además, un calendario para satisfacer el resto de la deuda. Finalmente, Alí ha desembolsado 750.000 euros para el primer pago del paquete accionarial de Dumviro. En total, entre los importes ya afrontados por el empresario indio y los avales ejecutables comprometidos, Mr. Ali ha hecho ya una inversión real cercana a los 6 millones de euros, importe que debiera tranquilizar a los más escépticos, algo que parece haber logrado. Sin embargo, lo que aún despierta cierto recelo son las intenciones del recién llegado.
Situación límite
Según sus propias palabras, Syed tiene previsto invertir, amén del pago de la deuda del Racing, 50 millones de euros en cinco años para crear un equipo que, según sus propias palabras, sea “grande y sostenible”. A priori, podría parecer que convertir al Racing en un conjunto capaz de luchar por clasificarse para competición europea es una misión complicada. Sin embargo, no menos complejo le va a resultar al nuevo propietario hacer del Racing un equipo sostenible, especialmente si se observan los resultados económicos de la sociedad en los últimos ejercicios, y que pueden convertir una inversión como la anunciada en claramente insuficiente.
Y es que, según el informe anual del conjunto cántabro, el Racing cerró la pasada temporada con unas pérdidas de 14.783.517,68 euros. Y la situación patrimonial del equipo no es mucho mejor, con un saldo negativo, a 30 de junio de 2010, de 16.220.793,70 euros, cifra preocupante, más aún si se la compara con las registradas a la conclusión de las temporadas 2007-2008 y 2008-2009, de 3.766.106 euros y 1.507.251 euros, respectivamente. Sin embargo, estos registros pasan prácticamente desapercibidos frente a la deuda del equipo, con casi 74 millones de euros a vencer en los próximos cinco años, entre los compromisos con entidades de crédito, los contraídos con otros equipos, los pagos pendientes a Hacienda, Seguridad Social y empleados del propio club, los acreedores institucionales y los intereses a abonar a corto plazo. De esta cuantía, el Racing debe afrontar más de 43 millones de euros antes del 30 de junio de este año, y más de 20 con anterioridad al cierre de la siguiente temporada.
Las obligaciones con la Agencia Tributaria mantienen cautivos los activos más significativos del club, ya que, como garantía de los aplazamientos de deuda concedidos por Hacienda, el Racing cedió los derechos económicos del contrato de derechos televisivos que el club tiene suscrito con Mediapro, correspondientes a los dos últimos trimestres de la temporada 2009-2010 y de la totalidad del presente ejercicio. Del mismo modo, el club tiene pignorados los derechos de los jugadores de la primera plantilla como garantía de pago. Syed se ha comprometido a asumir esta deuda y, de no hacerlo en los plazos pactados, cualquier traspaso que consiguiese realizar el equipo iría directamente a parar a las arcas de la Agencia Tributaria, además de perderse los ingresos procedentes de Mediapro, empresa que adeuda al propio Racing más de 2 millones de euros, pero que se encuentra en concurso de acreedores, lo que pone en serio riesgo la obtención de la totalidad de este importe.
Otra de las obligaciones acuciantes que el Racing ya ha afrontado, al menos en parte, es la contraída con los propios empleados del club, la cual ascendía, a 30 de junio de 2010, a 1.924.966 euros. En un primer abono, todos los empleados, salvo los futbolistas de la primera plantilla, cobraron lo adeudado, a nómina correspondiente al mes de enero, dentro de un calendario de pagos que se plantea como objetivo saldar todo lo que se debe, también sueldos y fichas del equipo profesional, antes de que acabe el mes de abril. Aun con la deuda a cero, el nuevo propietario del Racing tendrá por delante la tarea de hacer cuadrar mínimamente los números, para que el desequilibrio no se reproduzca en el futuro. Y no va a ser un trabajo fácil. Por lo pronto, una de las primeras medidas debería ir encaminada al logro de una mayor capacidad de previsión, dado que, en los dos últimos ejercicios, el importe neto de la cifra de negocios del club ha coincidido casi al céntimo con los gastos de personal, con lo que el resto de capítulo de gastos pasaba directamente a computar como déficit, a no ser que un ingreso extraordinario, en forma de traspaso, lo compensara. El presupuesto del equipo para la presente temporada compensa en parte esa dependencia de la venta de activos, pero no lo suficiente: frente a los casi 20 millones y medio de euros en ingresos procedentes de operaciones corrientes, el gasto en personal es de 17 millones de euros.
De hecho, el capítulo de ingresos por la venta de futbolistas, el comodín para cuadrar las cuentas de cada año, contempla esta temporada una cantidad de 7.984.840, el 24% de un presupuesto total de 33.225.000 euros. Las últimas temporadas ya han demostrado que lograr ingresar esta cifra parece complicado, y no especialmente recomendable en términos financieros, si se tiene en cuenta que los jugadores del equipo forman parte del activo de la entidad. Desde un punto de vista deportivo, que el Racing obtenga casi 8 millones de euros por la venta de uno o varios jugadores parece prácticamente utópico. A la tendencia a la baja que viene dándose en el mercado futbolístico en los últimos años, hay que unir otros factores no menos importantes, como el número de futbolistas que el club tiene en propiedad actualmente –muchos jugadores están cedidos sólo para la presente campaña–, la edad de estos o la escasa proyección e interés que parecen despertar, al menos hasta la fecha, por parte de otros equipos.
¿Y ahora?
Con un fondo de maniobra, a 30 de junio de 2010, que arroja un saldo negativo de 26 millones de euros, el índice de solvencia que presenta el Racing es, según diversas fuentes, el propio de una sociedad en situación concursal o incluso, en proceso de disolución. Sin embargo, la llegada de míster Ali parece haber acabado de golpe y porrazo con estos fantasmas, a los que, por otra parte, ya se han enfrentado numerosos clubes del fútbol nacional –Rayo Vallecano, Betis, Real Sociedad, Sporting de Gijón– en una lista que no es descartable que siga aumentando con el paso del tiempo. Como trasfondo, un cambio de modelo provocado por la crisis de la construcción, el sector que había venido alimentando los desmanes futbolísticos y que, a resultas de la crisis, está abandonando en masa los estadios. El Racing es uno de los ejemplos más claros. La suspensión de pagos de Seop –la empresa de la familia Montalvo, propietarios a su vez de Dumviro– dejó al club cántabro sin ninguna posibilidad de encontrar financiación en sus propios accionistas, abocándoles a una situación límite cada vez que no cuadraban los presupuestos, algo que el parón del mercado de los traspasos –otro daño colateral de la crisis económicas– provoca temporada tras temporada.
Donde antes había ladrillo, ahora hay fondos de inversión, lo que puede servir para resolver los problemas de financiación pero no tiene por qué convertir en viable un negocio que es ruinoso desde su origen. Es cierto que con el nuevo propietario llegan algunas oportunidades que nunca antes el club ha estado en disposición de explotar, empezando por la promoción de la marca Racing en Asia, con especial protagonismo de los ingresos televisivos. De cumplirse lo prometido por el magnate indio, también será una novedad el poder operar sin el lastre de la deuda. acabar con la totalidad de la deuda del club, reformar el estadio del equipo y dotarlo con la última tecnología, etc. Por el momento, todo son expectativas, y míster Ali sigue siendo más conocido en el panorama nacional por sus efusivas celebraciones en el palco que por sus inversiones, De aquí en adelante –ha afirmado que para culminar su proyecto en el equipo deberán transcurrir 15 años–, los aficionados, las instituciones de la región, incluso los propios empleados del club, esperan que sea la segunda faceta la que le lleve a consolidarse en el fútbol nacional, y al Racing con él. Por lo pronto, este próximo verano se presenta ajetreado en las oficinas de los Campos de Sport de El Sardinero.