El Racing se encomienda a Pitma
La sociedad anónima deportiva aprueba un presupuesto que prevé pérdidas por encima de los tres millones de euros para la presente temporada, lo que obligará a su accionista de referencia a inyectar capital para restablecer el equilibrio patrimonial si no hay ingresos extraordinarios que lo remedien. El centenario club de fútbol ha saldado sus deudas con Hacienda y la Seguridad Social gracias a la financiación que aportan las dos empresas de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz que tiene en su accionariado, a las que debe más de 19 millones de euros de un pasivo total que se sitúa en el entorno de los 39 millones. Además de estrechar la dependencia de sus accionistas de referencia y elevar el riesgo que este asume con la inversión en el club deportivo, las cifras dificultan cada vez más una hipotética venta futura.
José Ramón Esquiaga | @josesquiaga | Noviembre 2021
En un trance poco habitual en otras empresas pero muy coherente con su propia historia, la sociedad anónima deportiva Racing de Santander aprobó en su última junta de accionistas un presupuesto que prevé pérdidas millonarias y que, si no hay ingresos extraordinarios que lo remedien, situará al club en causa legal de disolución al cierre del ejercicio. Lo hizo además con la práctica unanimidad de sus accionistas, entre los que tiene la condición mayoritaria la empresa a la que la centenaria institución tiene que devolver la mayor parte de lo que debe. Esta última circunstancia, y la declarada voluntad de seguir financiando al club por parte de quien ha venido haciéndolo en los últimos años, son también las principales garantías de que una situación que sería casi desesperada en otro contexto, lo sea mucho menos en este: como explicó en la junta el presidente Alfredo Pérez, la negociación entre prestamista y propietario es muy sencilla en el caso del Racing.
Alfredo Pérez es, junto a su socio Pedro Ortiz, propietario de Management Sports Development SL y de Retlaw Cantabria SL, las empresas que a su vez cuentan con más del 70% de las acciones del Racing. Son también las principales financiadoras y acreedoras del club deportivo, que las debía 17,7 y 1,2 millones de euros, respectivamente, cuando se cerró el último ejercicio, el pasado 30 de junio. Esas cifras, que dan cuenta de los estrechos lazos que unen al club y sus propietarios, eran ya algo mayores cuando se celebró la junta, el pasado 27 de noviembre, y lo serán aún más cuando acabe la temporada, como consecuencia del nuevo déficit a cubrir y a causa de los nuevos pagos de deuda que deberán financiarse, en especial los más de dos millones obligados por el concurso de acreedores.
El Racing ha aprobado para la presente temporada un presupuesto que prevé un desfase de 2,3 millones de euros entre los ingresos y los gastos de explotación, unas pérdidas que sumados intereses y amortizaciones podrían irse por encima de los 4 millones de euros, aunque desde la dirección financiera del club se confía en que se sitúen en el entorno de los 3,3 millones. En todo caso, con esta última cifra y de no mediar un cambio en la normativa, la sociedad estaría obligada a capitalizarse para restablecer el equilibrio patrimonial y eludir la causa legal de disolución. En caso de tener que hacerlo, se explicó en la junta, todas las opciones estarían abiertas: reducir y ampliar capital, capitalizar deuda o transformar una parte de esta en un crédito participativo. Es ahí, como también cuando toque renegociar las condiciones de devolución de lo prestado por Management Sports Development, cuando el Racing podrá sacar partido de la ventaja que supone que deudores y acreedores hablen con la misma voz.
Ni el Racing, ni Management Sports Development, ni Retlaw tienen una vinculación formal con el Grupo Pitma, el gran proyecto empresarial de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, pero en la práctica la dependencia es incuestionable, y crece en la misma medida en que lo hace la deuda del club con sus propietarios. La salud financiera de Tower Valley SL –matriz del Grupo Pitma– es vital para que Alfredo Pérez y Pedro Ortiz mantengan su capacidad para cubrir las pérdidas del club deportivo y, en último término, poder llegar a recuperar lo invertido y lo prestado con una hipotética venta. El Grupo Pitma cuenta con una treintena de empresas que operan en sectores como las telecomunicaciones, la energía, la logística o los recursos humanos. La venta el pasado año de Aldro Energía y Soluciones SL aportó una cantidad que se movería en el entorno de los 200 millones de euros, pero dejó al grupo sin la empresa que contribuía en mayor medida a los beneficios del grupo: más de 18 millones de euros en 2019.
Ninguna de las otras empresas de Pitma se acerca hoy en día a esas cantidades, en tanto que otras, como la que fue germen del grupo, ITM Instalaciones y Mantenimiento de Telecomunicaciones SL, han sufrido de forma especialmente acusada las consecuencias de la crisis sanitaria, perdiendo 1,7 millones de euros en 2020. En paralelo, el grupo ha reorientado sus intereses hacia sectores en los que identifica una mayor capacidad de crecimiento, lo que se ha concretado en la puesta en marcha de varios proyectos empresariales en un ámbito, el de la generación de energía eléctrica, que tradicionalmente exige inversiones de notable cuantía.
Del éxito de esos proyectos de Pitma dependerán las posibilidades de Alfredo Pérez y Pedro Ortiz para sostener financieramente al Racing, aunque también de su capacidad de aguante ante las encendidas críticas a las que se enfrenta siempre quien gestiona un club de fútbol. En su intervención ante la junta y luego en sus declaraciones a los periodistas, Alfredo Pérez descartó tanto una merma en la capacidad financiera de Pitma como una pérdida de ánimo para hacer frente al reto. En todo caso, tampoco tendría fácil una salida, teniendo en cuenta que el Racing deberá a sus empresas una cantidad superior a los 20 millones de euros cuando acabe la presente temporada. Con una deuda total que superará entonces los 40 millones, tampoco será sencillo encontrar un posible comprador para el club, otra de las formas en que sus actuales propietarios podrían recuperar la inversión. Tanto en el plan de viabilidad del club como en las esperanza de todos los racinguistas, el castillo en el aire del doble ascenso –a segunda, y luego a la máxima categoría del fútbol español– es hoy la única solución para este enredo.