El teletrabajo en Cantabria recupera parte del terreno perdido
Cantabria encadenó en 2023 un segundo año de crecimiento de la proporción de quienes realizan toda o parte de la jornada desde su domicilio, lo que supone acercarse a las cifras a las que se llegó durante la crisis sanitaria. Pese al repunte, y a situarse entre las comunidades autónomas en las que más se ha incrementado el dato, el teletrabajo en Cantabria sigue por debajo de la media española.
José Ramón Esquiaga | @josesquiaga | Abril 2024
Tras el impulso obligado en tiempos de confinamiento, y después del brusco frenazo y vuelta atrás una vez recuperada la normalidad, el teletrabajo en Cantabria ha encadenado dos años de crecimiento que han servido para acercar las cifras a las que se alcanzaron el año de la pandemia. Según recoge el Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo, un estudio realizado a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística, un 10,4% de los trabajadores cántabros realizaron su labor a distancia ocasionalmente o más de la mitad de los días durante el año pasado, una proporción que se sitúa algo más de un punto porcentual por encima de la registrada en 2022 y que es casi dos más alta que la de 2021.
Con la referencia que aportan anteriores ediciones del mismo estudio, los datos del último año confirman a Cantabria como una de las comunidades autónomas en las que en mayor proporción se ha recuperado esta forma de trabajar después del bajón pospandémico –fue en la que más creció en 2022, y ha estado cerca de serlo también el pasado año–, lo que en todo caso no ha sido suficiente ni para llegar a la media española, ni para volver a la proporción de teletrabajadores a las que se llegó en 2020. Aquel año, en el que está modalidad se convirtió en obligada para muchos trabajadores y empresas durante buena parte del ejercicio, en Cantabria fueron un 11,1% quienes teletrabajaron.
Aunque no faltó entonces quien consideró el trabajo a distancia como una oportunidad para que regiones como Cantabria atrajeran a empleados de empresas de las grandes ciudades, lo cierto es que siguen siendo las comunidades autónomas con grandes concentraciones urbanas las que copan los primeros puestos en el ranking de penetración del teletrabajo, con Madrid en el primer lugar de forma muy destacada.
Más en las grandes concentraciones urbanas
Con todo, lo más significativo es que la evolución de las cifras desde 2019 ha ido en sentido contrario al que esperaban quienes pronosticaban que el teletrabajo desplazaría población desde las grandes ciudades a zonas menos pobladas. En la relación de comunidades autónomas en las que más se utilizaba el trabajo a distancia en 2019 era Galicia quien aparecía en lo más alto del listado, con un 10,3% de personas que efectuaban su labor fuera del centro de trabajo. El segundo puesto era para Extremadura, con un 10,2%, en tanto que Madrid se situaba apenas una décima por encima de la media española –entones en el 7,9%– en un discreto séptimo puesto. Desde entonces no solo ha escalado hasta el primero, sino que lo ha hecho superando el 20% de teletrabajadores.
Los autores del estudio apuntan a otro dato para destacar cómo el teletrabajo se concentra en Madrid y Cataluña: la primera alberga al 15,8% del total de ocupados, pero concentra al 26,3% de todos los teletrabajadores del país, en tanto que Cataluña, con el 17,5% de los ocupados de España, tiene el 19,1% de todos sus teletrabajadores. Así, entre ambas autonomías suman el 33,3% de todos los ocupados, pero alcanzan al 45,4% del colectivo de teletrabajadores españoles.
A pesar de esa tendencia general que favorece a las grandes concentraciones urbanas, y aunque sin llegar todavía a los datos de la pandemia, Cantabria sí ha conseguido situarse claramente por encima de la incidencia que el teletrabajo tenía el año anterior al Covid –un 7,5%–, pero lo cierto es que lo ha hecho alejándose de la media española y desmintiendo, por tanto, el atractivo que se le suponía como lugar desde el que emplearse a distancia.
El teletrabajo se utiliza más en las regiones con una economía más dinámica y no en las que, en principio, ofrecerían mejores condiciones en términos de calidad de vida o coste de la vivienda
Si nos fijamos en las regiones limítrofes, el estudio de Adecco vuelve a confirmar que el trabajo a distancia se utiliza más en las regiones con una economía más dinámica y no en las que, en principio, ofrecerían mejores condiciones en términos de calidad de vida o coste de la vivienda. Así, el País Vasco encadena siete trimestres consecutivos de incrementos y se sitúa a un paso de alcanzar la media nacional. Asturias, en cambio, es una de las tres comunidades autónomas, junto a Galicia y Canarias, en las que la incidencia del teletrabajo descendió en el cuatro trimestre del año pasado. Castilla y León, aunque sí registró un incremento en el porcentaje de quienes traban desde su domicilio, descendió varios puestos en el ranking que mide esa variable en las distintas comunidades autónomas.
La recuperación del teletrabajo en España no ha servido, sin embargo, para estrechar la brecha que nos separa del resto de Europa en esta modalidad de empleo. De hecho, la distancia con la media del conjunto de países de la UE aumentó en 2023, situándose en los 10,5 puntos porcentuales, dos más de los que había al finalizar 2022. Según estos datos, en Europa casi uno de cada cuatro trabajadores –el 24,1%– desarrollan la totalidad o parte de su jornada fuera del centro de trabajo, frente al 13,6% que lo hacen en España.