Formarse para no abandonar el campo
El cada vez menor número de jóvenes que trabajan en el sector primario es una las principales razones del éxodo rural, y también una de sus más evidentes consecuencias. La formación profesional agraria ofrece una de las claves para romper ese círculo vicioso e incorporar savia nueva a una actividad que, aseguran quienes viven de cerca el problema, es deficitaria en trabajadores y cuenta con un gran potencial de desarrollo. Pero la ganadería y la agricultura no logran arrancarse el estigma de otros tiempos y los estudios que se centran en esas materias son los grandes desconocidos del sistema educativo. Poner remedio a lo uno y a lo otro es uno de los retos olvidados en la lucha contra el éxodo rural.
Texto de Sara Sánchez Portilla Fotos de Nacho Cubero @Nachocuberofoto
Según datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane), la región cuenta con más de 6,000 profesionales del sector primario, sin embargo no todos están cualificados, es decir, no han recibido formación profesional para desempeñar las diferentes funciones que realizan. Las estadísticas indican que más de 200 personas, aún estando activas, carecen de estudios superiores relacionados con el sector al que pertenecen. Despertar el interés de los jóvenes en la formación profesional agraria es la clave para parar la sangría del campo, ya que se prevé que en el transcurso de una década se necesitará la incorporación de más de 400 profesionales. A esto se suma el despoblamiento rural que sufre la región, que tiene una pérdida de 2,500 habitantes por año según datos del mismo Icane. Si no hay ganaderos y agricultores en los pueblos, apuntan quienes viven el problema más de cerca, “no habrá más, porque aquí empieza la historia del medio rural”. Cantabria es una región con gran riqueza de campos, siendo estos el lugar de trabajo de las labores agrarias, es “vital” que sean explotados, ya que ofrecen un “futuro prometedor” que puede acabar con la amenaza que supone que no se incorporen activos y el despoblamiento.
El sindicato UGAM-COAG y el Centro Integrado de Formación Profesional la Granja de Heras llevaron a cabo el pasado mes de mayor unas jornadas para concienciar e incentivar a los jóvenes a que se interesen e incorporen al sector mediante la formación profesional. “Sin jóvenes no hay futuro”, recalcó durante ese encuentro el secretario general de COAG, Miguel Blanco, quien además indicó que solo se están incorporando un tercio de los agricultores y ganaderos que se necesitan, algo que consideró “lamentable” teniendo en cuenta que solamente el 9% de los perceptores de la PAC tienen menos de 40 años, y que el 40% de dichos perceptores ya están jubilados. Aquellos que pueden hacer que el medio rural vuelva a estar en auge, explicó, son los estudiantes que han cursado la formación para ejercer en el sector primario, los que la están cursando y los que la cursarán. Los que han acabado y están acabando sus estudios son la esperanza del sector, pero el verdadero reto que apuntaron los participantes en el encuentro celebrado en Heras está en los que aún no han decidido a dónde orientar su formación, y que en ocasiones ni tan siquiera saben que existe esa oferta educativa.
Una vez acabada la Educación Secundaria Obligatoria o el Bachiller, los alumnos se plantean qué camino seguir, hacia donde dirigir su futuro profesional. Aquí entran en juego los orientadores de los centros educativos, la oferta educativa del momento y la información que puedan encontrar en internet y lo que no se menciona o publicita no existe. Esto es lo que ocurre con la publicidad educativa que se le da al sector primario, según Gaspar Anabitarte, secretario general de la organización agraria UGAM-COAG, que critica a un sistema educativo que durante muchos años “ha ignorado“ el sector agrario o “directamente lo ha despreciado”. ¿Cómo afecta la desinformación a aquellos que se plantean hacia dónde dirigir sus estudios?, ¿y si futuros agricultores y ganaderos han decidido cambiar el camino de sus estudios debido a dicha desinformación?
“Hay que procurar que los hijos de ganaderos sean los que se queden porque en principio, son los que tienen mejores condiciones, pero también hay que intentar que los hijos de los arquitectos o albañiles, por ejemplo, quieran hacerse ganaderos o agricultores. Desgraciadamente eso no ocurre, y no porque no haya vocaciones, sino porque el sistema educativo no lo incentiva”, explica. Para él, hay futuros activos con potencial, bien porque su familia se dedique a las labores del campo o bien porque son estudios necesarios para la vida, para alimentar a la población y además Cantabria con las condiciones naturales para hacerlo.
Según datos proporcionados por Anabitarte, la ganadería en España ha crecido: “Hace poco éramos deficitarios de un 10% y ahora lo somos de un 13%, esto precisamente no son señales de que el sector esté en declive”, recalca. Si la población está en un continuo crecimiento también tiene que haber un aumento del consumo de alimentos, por lo que el problema no está en que no haya consumidores sino que no hay quien elabore el producto. El secretario general de UGAM calcula que a lo largo de los próximos diez años serán necesarias más de 400 incorporaciones al sector en Cantabria, por lo que para ello es necesario que se pongan en marcha diversas medidas: “La Consejería de Educación y también la de Ganadería tienen llegar a un acuerdo para generar un mecanismo, una estructura, que dé paso a los chicos para que en cuanto acaben sus estudios tengan la oportunidad de tener un futuro en esta profesión”.
Actualmente hay 307 alumnos en el Centro Integrado de Formación Profesional la Granja de Heras, repartidos en 7 titulaciones diferentes que tienen el factor común de pertenecer a la familia agraria. Pueden elegir entre formación básica, ciclos medios y ciclos superiores que son todas las ramas educativas que tiene el centro. Cabe destacar que los estudiantes tienen la opción de una educación presencial o a distancia, aunque no todas las titulaciones ofrezcan esta última opción. El director del centro, Sergio Silva, explica la situación de La Granja: “Estamos en continuo crecimiento, en crecimiento progresivo, hemos pasado en cinco años de tener tan solo 250 alumnos a llegar a los 300, esto ha implicado que la plantilla de profesorado se haya doblado con 40 profesores habiendo empezado con 20. No obstante, esto no quiere decir que haya aumentado masivamente el número de alumnos, que sí, sino que también hemos aumentado las titulaciones, de manera que cada vez hay más alumnos que vienen a estudiar formación profesional por la variedad de opciones”.
Dicha variedad fomenta el interés del futuro alumnado: cuantas más opciones, más estudiantes pueden matricularse en los ciclos. La Granja de Heras ha ampliado este año su oferta educativa implantando una nueva modalidad, el ciclo formativo de Actividades Ecuestres, siendo pioneros en tenerlo y el único centro en España donde puede cursarse. ”Tenemos bastante demanda para el nuevo ciclo, ofertamos 20 plazas para las que se han presentado más de 100 solicitudes”, recalca.
Hay que tener en cuenta también quiénes deciden continuar sus estudios, empezar a trabajar o dedicarse a otros menesteres. “Podríamos decir que mas o menos el 50% de los que titulan siguen en el sector trabajando, un 30% sigue estudiando y el resto ni estudia ni trabaja, o bien van al paro o dejan el sector”. Aproximadamente solo 60 estudiantes de esos 307 abandonan sus estudios o no quieren dedicarse a lo que han estudiado, por lo que casi 250 de ellos serían las nuevas y posibles incorporaciones al sector. Con todo, para Silva siguen siendo “muy pocos” los alumnos que hay en el centro ya que solo en Cantabria trabajan en el sector primario unas 7,000 personas y, según indica, solo el 3% de los que pertenecen a dicho sector tienen formación reglada, por lo que es necesario formar profesionalmente a quienes vayan a dedicarse a las labores agrarias para mejorar su preparación tanto en conocimientos como en la práctica.
“Que haya un centro como este es una apuesta de futuro, pero es verdad que hay que darle una vuelta de tuerca y un salto de calidad para que en lugar de 300 alumnos dentro de unos años podamos estar hablando de unos 900”. La clave para conseguirlo, señala el director del centro formativo de Heras, no está solo en proporcionar más salidas laborales aumentando los ciclos, sino también en la difusión. “Hay un desconocimiento de que existe formación específica, y cuando me refiero a desconocimiento no es solo de los ciudadanos, sino también de la Administración. Constantemente trabajamos con ayuntamientos que no saben que existen estos estudios, y a veces aun sabiendo que existen no calibran qué tipo de formación es”, por lo que tienen que trabajar en esa “gran labor pedagógica” a nivel local y regional, recalca Sergio Vidal, para acabar con el desconocimiento de estos estudios. Cree que para ello ha de “intensificarse” la labor de los orientadores en los institutos debido a que “no hay un conocimiento en detalle de lo que hay y de lo que supone lo que hay”. También añade la necesidad de “coordinación” entre las consejerías del sector primario y las Consejerías de Educación y de Economía, Hacienda y Empleo. “Si se unen y crean una estrategia conjunta e inteligente se dará un salto de calidad sino, es imposible” , puntualiza.
La comunidad autónoma de Cantabria ha tenido mucha tradición agrícola y ganadera, pero esa tradición se está perdiendo porque la gente se jubila, la población se envejece y la población joven no se dedica a las labores de los que ya se han jubilado. “Es necesario un relevo generacional, si no lo logramos el sector decae. Primero deberíamos aspirar a ese relevo y luego promocionar y difundir”, detalla. Otra de las propuestas clave que propone Vidal es la puesta en marcha de algo parecido a un “plan Renove” en el que se establezcan medidas legales para facilitar que la juventud, una vez acabados sus estudios, coja las el relevo de aquellos que se han jubilado y mantenga vivo el sector. No obstante, esto no servirá si a todo ello no se le da la difusión que requiere, si no se crea una unión por un interés común, el de sacar adelante el sector agropecuario.