Gomur mira al cielo

La empresa cántabra, que va a invertir millón y medio de euros en una fresadora de columna móvil, ha conseguido mantener el crecimiento en los años de crisis, sobre todo gracias a la actividad para el sector aeronáutico. Creada hace 40 años para dar servicio a la industria naval, Gomur simultanea hoy las labores de mantenimiento industrial, montajes y construcción mecánica.

Texto de Jose Ramón Esquiaga @josesquiaga Fotos de Nacho Cubero
Publicado en septiembre de 2014

A partir de una actividad muy diversificada en producto y sectores, y con una filosofía marcada por la prudencia financiera, el Grupo Gomur ha conseguido salvar los últimos cinco años con cifras de crecimiento estimables y configurando un plan de ruta que deja a la empresa en disposición de afrontar el futuro con cierto optimismo. La empresa cántabra, que acaba de cumplir los cuarenta años de vida, se trasladó en enero de 2009 a las instalaciones que hoy ocupa, coincidiendo con el comienzo de lo más duro de la crisis y en un contexto de incertidumbre que fue despejándose con el paso de los meses y no sin dificultades. Desde entonces,el grupo que componen Montajes Gomur e Intecma Gomur ha acumulado un crecimiento de un 20% en su volumen de negocio, que espera cerrar este año en el entorno de los 7,5 millones de euros. Un buen dato que se explica por el mix de producto del grupo –que ha permitido compensar la caída de la demanda en unos mercados con el incremento en otros– y que tiene su reverso en el estrechamiento de los márgenes, que son el principal efecto de la crisis sobre la cuenta de resultados.

Dentro de lo diversificado de su oferta, el principal aporte a las cifras de crecimiento ha venido de la mano de la construcción mecánica, actividad de la que también se espera el mejor comportamiento en los próximos meses. Esa rama de la empresa, que fue la que motivó en mayor medida el traslado a las nuevas instalaciones, será nuevamente la que concentre el principal esfuerzo inversor de la empresa en el futuro más inmediato. Gomur está acondicionando ya una de sus naves para acoger una fresadora de columna móvil, capaz de mecanizar piezas de hasta 13 metros de longitud, 3 de altura y 2 de profundidad. Como resultado de esta inversión, que suma 1,5 millones de euros, Gomur estará en condiciones de asumir unos trabajos de mecanizado que hasta ahora debía subcontratar, mejorando notablemente su capacidad de servicio al mercado que tiene hoy el principal protagonismo entre los clientes de la empresa dentro del área de la construcción mecánica: la industria aeronáutica.

Dentro de este campo, Gomur trabaja principalmente para proveedores de Airbus, empresas ubicadas en parque industrial que ha crecido en torno al gigante aeronáutico, en Toulouse, y para las que construye el utillaje que estas utilizan para la fabricación de las piezas que finalmente se montan en el avión. Se trata de un mercado de elevadísima exigencia técnica en el que la empresa cántabra ha sabido hacerse un hueco, en un camino no exento de dificultades: “No es fácil trabajar ahí, la exigencia en términos de calidad de servicio y producto es máxima. Hemos aprendido mucho, en un sector en el que no se perdonan los fallos y en que si pretendes subir escalones de dos en dos es seguro que te caes. La adquisición de la fresadora es un paso más, que nos va a permitir acceder a trabajos más complejos y de más valor añadido”, explica Rafael Gómez, que dirige la empresa junto a su hermano José Manuel.

José Manuel Gómez, fundador de Gomur, flanqueado por sus hijos, Rafael, a la izquierda en la foto, y José Manuel, que hoy dirigen la empresa.

La prudencia y la apuesta por crecer ordenadamente marcan la estrategia de la empresa en todas las áreas, y no sólo en lo tocante al trabajo en uno u otro mercado. En términos financieros, por ejemplo, Gomur ha mantenido siempre un máximo control de los riesgos, de manera que el endeudamiento no comprometiera su posición en el mercado. La inversión en la nueva máquina, por ejemplo, se acomete ahora que está próximo a amortizarse el préstamo contratado para construir las nuevas instalaciones. Sin el lastre financiero, explican los responsables de la empresa, ha sido más fácil competir en un entorno marcado por el estrechamiento de márgenes, manteniendo el control sobre el crecimiento, de manera que este no comprometiera la calidad del servicio al cliente.

En esa misma línea de búsqueda del equilibrio es fundamental la actividad de mantenimiento industrial, un área que aun sin estar del todo a salvo de los ciclos supone un aporte estable a la cifra total de negocio. Gomur trabaja para la práctica totalidad de las grandes plantas industriales de la región, a las que ha acompañado en los avatares de la crisis con la ventaja de poder compensar el mal año de unas con el bueno de otras. Aunque pueda parecer un mercado en el que la competitividad se mide en términos más o menos convencionales, Gomur lleva años empañada en aportar tecnología y valor añadido a este servicio. En ese propósito el papel más importante lo cumple el mantenimiento predictivo, que permite adelantarse a la avería de los equipos y minimizar los tiempos de parada de la maquinaria, algo fundamental en fábricas que cada vez cuentan con stocks más pequeños.

Junto a la construcción mecánica y el mantenimiento, el tercer pilar de la oferta del grupo son los montajes mecánicos, que es también la parcela que en mayor medida ha recogido los efectos del parón de la actividad económica. Con las inversiones industriales bajo mínimos, los principales trabajos han tenido que ver con el desmontaje de plantas para su traslado, aunque en los últimos tiempos la empresa ha sido capaz de captar los primeros trabajos que pueden leerse como indicios de un cambio de tendencia. Gomur está realizando el montaje de la fábrica de Tubacex en Medio Cudeyo, como ha hecho también recientemente el de una planta de Aspla en Barcelona.

La relación de clientes de las diferentes líneas de producto incluye nombres como los anteriores, además de Solvay –uno de los principales en el área de mantenimiento predictivo–, Nestlé, Ferroatlántica, BSH, Teka, Altadis o Gamesa. Una diversificación que contrasta con los orígenes de la empresa, que nació con una fuerte vinculación al sector de la construcción naval y que sólo tras la crisis de los ochenta inició la búsqueda de alternativas. Es un proceso que no ha dejado de cubrir nuevas etapas desde entonces, y que en los últimos años ha tenido también su reflejo en términos geográficos con los trabajos realizados en Francia y Bélgica. Un nuevo paso dentro de ese crecimiento ordenado que caracteriza a la empresa.