Hostelería de calle

Bares y restaurantes se unen en iniciativas que buscan aumentar el atractivo de las zonas en las que operan, implicando a vecinos y comercios. Los hosteleros de la calle Tetuán fueron pioneros en una estrategia que ha servido para poner en marcha ideas como las estrellas de su paseo de la fama, tan arraigadas ya en la vida urbana de la capital de Cantabria como las propias fiestas del barrio. Crear zona es también el objetivo de Las Terrazas del Ferry y Los 14 de Hernán Cortés, creadas el ultimo año.

Texto de J. Carlos Arrondo @jcrlsam

La calle Tetuán, uno de los lugares con mayor tradición hostelera de Santander, atravesaba al inicio de esta década un momento crítico. Los bares y restaurantes recordaban con nostalgia la animación de antaño, con aquellas cuadrillas que ‘alternaban’ y daban ‘ambiente’ a una calle que había perdido su vitalidad. Se vieron abocados a comprobar por sí mismos que cuando la soga aprieta, debe aparecer la creatividad. Así, enfrentándose a esa especie de idea determinista según la cual el auge o la caída en la popularidad de una zona de ocio se deben a las inexplicables leyes de la moda, se organizaron y comenzaron a poner en marcha una serie de ingeniosas iniciativas para revitalizar el barrio y, con él, sus propios establecimientos. En la actualidad es indiscutible que la buena acogida de esas ideas y el buen trabajo en común realizado para ponerlas en práctica ha tenido como resultado el regreso del público a la popular calle santanderina. El éxito no sólo se mide por los logros propios, sino también por la influencia que estos pueden llegar a tener sobre los demás. Siguiendo la estela del grupo de Tetuán, otros colectivos de hosteleros, como los de las calles Calderón de la Barca y Hernán Cortés, han puesto en marcha proyectos para dinamizar sus respectivos barrios. Estas actuaciones, que intentan ir más allá del ámbito de la restauración que los define y con las que pretenden unir también a los vecinos y a otros comerciantes, persiguen un objetivo común en palabras de sus promotores: ‘crear zona’.

La Asociación de Hosteleros de Tetuán fue constituida en 2012, ‘Las terrazas del Ferry’ nació el año pasado en la calle Calderón de la Barca y ‘Los 14 de Hernán Cortés’ se creó hace apenas un par de meses. En Santander y en otros puntos de Cantabria hay múltiples asociaciones que reúnen a los hosteleros de un barrio o una calle, pero la peculiaridad de estas tres es una visión a medio y largo plazo de sus actividades de promoción, consistente en proyectar ésta hacia un progreso en el entorno urbano, comercial y humano en el que se hallan enclavados, algo que también mejora sus propios negocios. Para lograr estos fines se necesita, además de dicha visión, una gestión que coordine los esfuerzos de cada uno de sus asociados y que unifique la interlocución de estos con los vecinos del lugar, otros negocios allí establecidos y con instituciones públicas como el Ayuntamiento.

Enfoque estratégico

La buena experiencia de la asociación de Tetuán, organizada en torno a una gestión profesionalizada y con un enfoque estratégico de la integración de los negocios y la propia calle, ha sido un espejo en el que se han fijado los de Calderón de la Barca y Hernán Cortés para poner en marcha sus propias iniciativas. Jaime Ruigómez, que dirige la actividad cotidiana de la asociación, recuerda su puesta en marcha en un contexto muy difícil: “En 2012, en plena crisis y con la obra del parking parada por tercera vez, la calle estaba muerta. Los hosteleros teníamos que hacer algo porque la gente había dejado de venir por aquí”.

Las iniciativas buscan involucrar al comercio, no solo a la hostelería. En la imagen, una tienda de la calle Hernán Cortés, participando en las jornadas del tomate celebradas en junio.

Se reunieron con la Asociación de Vecinos y decidieron que sus primeros esfuerzos para dar un nuevo aire a la calle pasaban por dar un impulso a las fiestas de San Fermín, uno de los festejos patronales más antiguos de Santander: “Por un lado, la Asociación de Vecinos organizó sus actos y por otra nosotros los íbamos encajando con los nuestros. Hosteleros y vecinos nos reunimos en un mismo camino que era la calle. Fue un éxito tremendo”. La iniciativa con la que los bares y restaurantes de la calle comenzaron a hacerse visibles de forma conjunta fue algo tan sencillo como ofertar a bajo precio una bebida y un pincho, pero adornado con un nombre –‘encierro’– que lo vinculaba a la idea con la que el imaginario popular asocia a las fiestas de San Fermín. Una oferta gastronómica que puede encontrarse en cualquier otro punto de la ciudad, igual o parecida, gracias a ese nombre pasaba a tener la marca distintiva de la calle Tetuán.

Tras esa primera experiencia, que fue un rotundo éxito, Tetuán fue recobrando parte de la animación que antaño había tenido. A los esfuerzos de los negocios allí establecidos y de los vecinos se han ido añadiendo otras circunstancias que han contribuido a que la calle vaya recuperando su dinamismo: la conclusión del aparcamiento y las sucesivas mejoras urbanísticas realizadas por el Ayuntamiento han supuesto un impulso decisivo para ir superando la decadencia en la que estaba sumida el barrio.

A los ‘encierros’, que han seguido celebrando en torno a algún producto cada mes durante estos cuatro años, les han seguido otras muchas ideas que dan buena muestra del dinamismo y la originalidad que presiden la asociación. Han iluminado la calle con unas llamativas bolas LED y han habilitado un ‘paseo de la fama’ en el que se van colocando unas ‘estrellas’ que homenajean a cántabros ilustres. Desde Paco Gento a Ruth Beitia, pasando por David Bustamante o Eduardo Noriega tienen ya su estrella en la calle Tetuán. “Hace año y medio nadie sabía nada de esto y hoy en día, por ejemplo, se está recogiendo firmas por la ciudad para que le demos una estrella al grupo Los Carabelas. Creo que hemos acertado con el producto: está dando a la zona y a toda la ciudad una proyección tremenda”, indica Jaime Ruigómez. Su objetivo era que la gente volviera a Tetuán, que conociera una zona abierta que ha mejorado mucho en los últimos años, y lo están consiguiendo. Su fuerte son las fiestas de San Fermín, a principios de julio, pero durante el resto del año también han notado una mayor afluencia de público, tanto los fines de semana como los días laborables.

Objetivo: ‘crear zona’

Por paradójico que resulte, ‘Los 14 de Hernán Cortés’ está formada por una docena de hosteleros de esa céntrica calle santanderina. Mariuca Román, encargada de su gestión, explica que la previsión inicial era la de reunir a catorce miembros, aunque finalmente la asociación fue constituida por doce: “El nombre nos gustó, es un número bonito, así que decidimos dejarlo así”. Algunos de los empresarios de la calle Hernán Cortés también tienen presencia en Calderón de la Barca o en Tetuán. Conocían las experiencias positivas que ‘Las terrazas del Ferry’ y la ‘Asociación de Hosteleros de Tetuán’ estaban teniendo en la promoción de sus respectivas calles y, reconociendo las particularidades que cada una de ellas tiene, decidieron trasladar esta idea asociativa a su zona. Su objetivo es hacer valer el atractivo de la calle Hernán Cortés mediante una variada oferta gastronómica y de ocio y, aunque su creación es muy reciente, ya cuenta con un completo calendario de actividades en marcha.

Mariuca Román, que además de la gestión de ‘Los 14 de Hernán Cortés’ también realiza ese trabajo para ‘Las terrazas del Ferry’, desde una visión de conjunto, utiliza la expresión “crear zona” para resumir lo que ambas persiguen. La idea es que la calle debe servir como sello distintivo de estos establecimientos ante sus clientes: “Vamos a intentar que Hernán Cortés y Calderón de la Barca sean una referencia en la cabeza de la gente cuando piensen en un sitio donde ir a tomar algo”. No obstante, explica, las asociaciones no deben perder de vista que cada calle tiene sus propias características, lo que implica estrategias distintas. “La zona de Calderón de la Barca está muy cerca del centro de la ciudad, pero a la vez tiene todas esas terrazas tan tranquilas y agradables, orientadas al sur, con un ambiente como vacacional y que te permiten desconectar. Hernán Cortés, por su parte, tiene más bares que Peña Herbosa y más restaurantes y tiendas que el Paso de Pereda, sin embargo en la mente del público no se la vincula tanto a estos sectores como estas calles vecinas. Necesitamos hacer una labor para reivindicar el sitio que nos corresponde. Es muy rica en hostelería, en comercios y en otros tipos de negocios y también con mucho tránsito de personas. Esta calle tiene tanta oferta en todos los sentidos que tenemos que intentar alcanzar el reconocimiento que merece”.

‘Los 14 de Hernán Cortés’ tiene una planificación anual de actividades. Algunas son exclusivamente gastronómicas y en ellas sólo participan los establecimientos asociados. También tienen previsto hacer cuatro fiestas al año, para dar la bienvenida a cada estación, en las que toda la calle pueda trabajar junta. La primera, con la llegada del verano, tiene como motivo el tomate y está abierta a la participación de todos los demás negocios cercanos, bien de forma simbólica, poniendo tomates en sus escaparates, o bien sacando sus productos a la calle, haciendo un desfile de moda, etc. Su deseo es que negocios y vecinos trabajen juntos en el impulso de un espacio cuya mejora interesa a todos.

En Hernán Cortés hay establecimientos hosteleros muy diversos y eso implica que las actividades que se organizan también sean variadas. No obstante, María Román destaca la cooperación que encuentra entre los asociados: “Aunque hay iniciativas directas que no valgan para algunos, hay colaboraciones internas que funcionan muy bien, complementándose para dar una oferta mucho más variada. Al final, en Hernán Cortés conviven establecimientos que abren a las siete de la mañana con otros que cierran a las seis de la madrugada”, y en tono jocoso, añade: “Es la calle que nunca duerme”. En este sentido, en su agenda de actividades pueden encontrarse ofertas diurnas como las ‘martinadas’, que combinan vermut y pinchos durante los fines de semana, y actividades nocturnas como las ‘copucas’, que son los medios gintonics de los jueves.

Terrazas vinculadas al Centro Botín y a la cultura

‘Las terrazas del Ferry’ nació en la primavera de 2015 con el objetivo de promover una zona de la ciudad que en los últimos años ha experimentado un importante cambio, pero, sobre todo, que en el futuro estará caracterizada por su vecindad con el Centro Botín. La asociación ha concentrado sus esfuerzos en promover un espacio urbano rehabilitado y revalorizado que aúne una importante oferta gastronómica y una destacada oferta cultural.

“Queremos posicionarnos como la zona natural de consumo gastronómico del Centro Botín”, reconoce Mariuca Román. “El Centro Botín tiene una programación cultural muy extensa en los jardines de Pereda entre el 15 de junio y el 15 de septiembre. El año pasado ya preparamos una serie de menús ad hoc para llevar a cada actuación. La experiencia fue positiva, aunque llevábamos poco tiempo y le faltó ser un poco más conocida. Este año lo vamos a reforzar poniendo un repartidor para llevar el menú que prepara cada uno de los establecimientos”.

La atleta Ruth Beitia, junto a su estrella en el ‘paseo de la fama’ de la calle Tetuán, una de las iniciativas de más éxito entre las promovidas por los hosteleros de la zona.

En su primer año de existencia, no es la única actividad que ‘Las terrazas del Ferry’ han tenido en torno a eventos culturales. El ‘Santander Music Festival’, celebrado en agosto del 2015, quiso añadir a sus conciertos nocturnos en la campa de La Magdalena una oferta musical diurna, llamada ‘vermut sessions’, en un entorno más céntrico. Se pusieron en contacto con la asociación de Tetuán y con la de Calderón de la Barca y organizaron sendos conciertos en dichas calles. Según Mariuca Román, el hecho de tener un solo interlocutor que represente a varios establecimientos facilita la comunicación y llegar a acuerdos, solicitar permisos, etc: “Un concierto así no lo hubieran podido organizar por su cuenta los hosteleros, pero con este tipo de sinergias todo el mundo se va contento: el promotor musical, los bares y restaurantes y el espectador que disfruta de todo ello”. El éxito del año pasado ha significado que todas las partes se hayan vuelto a poner de acuerdo para repetir la iniciativa este verano.

Más allá del posicionamiento en torno al Centro Botín y de otras iniciativas veraniegas, ‘Las terrazas del Ferry’ intenta recuperar durante el resto del año la costumbre de ‘hacer la ronda’ por los distintos establecimientos de la zona. Se oferta una bebida y un pincho a un precio atractivo, se proporciona al cliente un ‘pasaporte’ que será sellado con cada consumición y al final la sexta se premiará con una invitación por parte de la casa.

No solo animación

Que una zona recupere la actividad hostelera y comercial tiene consecuencias que van más allá de esos ámbitos, algo de lo que es buena prueba lo sucedido en Tetuán. A los esfuerzos de los negocios allí establecidos y de los vecinos se han ido añadiendo otras circunstancias que han contribuido a que la calle vaya recuperando su dinamismo: la conclusión del aparcamiento y las sucesivas mejoras urbanísticas realizadas por el Ayuntamiento han supuesto un impulso decisivopara ir superando la decadencia en la que estaba sumida el barrio, creando un círculo virtuoso que tuvo su arranque en aquella reunión celebrada hace cuatro años por los hosteleros. En esa línea, y echando la vista hacia adelante, en Tetuán están ilusionados con la inversión de 600.000 euros que el Ayuntamiento tiene prevista para la remodelación integral del Centro Cultural Doctor Madrazo. Esa rehabilitación, unida a la transformación que hay prevista en el mercado de Puertochico, dará un nuevo impulso al barrio. No obstante, Jaime Ruigómez apunta a una reivindicación que persiguen con especial interés: la reapertura del viejo túnel decimonónico que conecta la calle Tetuán con El Sardinero, cerrado desde los años cincuenta del pasado siglo. “Planteamos lo que podría ser un carril bici a través del túnel. La posibilidad de ir a la playa en diez minutos. Hay que imaginar lo que supondría para el barrio el flujo de gente que podría pasar por allí”. Por el momento, la petición está formulada y el consistorio santanderino se ha comprometido a estudiar su viabilidad. Para la asociación de hosteleros sería “la guinda” en la definitiva rehabilitación de la calle Tetuán.