La década en blanco de la energía eólica

A punto de terminar la vigencia del Plan de Sostenibilidad Energética 2012-2020, Cantabria no ha conseguido poner en funcionamiento ni un solo megawatio más de potencia eólica de los que ya tenía cuando entró en vigor el documento que pone marco al desarrollo de las energías renovables en la región. Las empresas promotoras aseguran que hay en tramitación parques eólicos con capacidad para sumar 800 megawatios, y que los primeros podrían estar en funcionamiento antes de dos años, algo para lo que confían en el compromiso del Gobierno regional para agilizar trámites y liberar cargas administrativas en la tramitación de las iniciativas.

Cristina Bartolomé |  @criskyraOctubre 2020

Apesar de que las fuentes renovables de energía se ajustan al marco argumental imperante de conservación del medio ambiente y el cambio climático, en Cantabria no se han desarrollado parques eólicos en la última década y no se ha generado ni un megawatio de potencia eólica en este tiempo. Así, la región está a la cola en desarrollo eólico y sigue con los mismos parques que hace 10 años: Cañoneras y el molino experimental de Vestas. El presidente de la Asociación Eólica de Cantabria (AEC), Agustín Valcarce hace una descripción sucinta y clara: “Si vemos el Plan de Sostenibilidad Energética, que preveía 705 MW para 2020, no se ha hecho nada. No podemos decir otra cosa, las cifras hablan por sí solas. Ha sido una década en blanco para las renovables”.

Agustín Valcarce, presidente de la Asociación Eólica
de Cantabria.

Sin embargo, las empresas de la Asociación Eólica de Cantabria tienen en tramitación la generación de 800 MW y aseguran que los primeros parques eólicos pueden estar en funcionamiento en dos años. ¿Cuáles son las razones de este retraso? Según el presidente de la AEC, el Plan de Sostenibilidad Energética, cuya vigencia concluye este año, es tan riguroso que ha sido más un obstáculo que un marco para el desarrollo de proyectos: “Parecía que estaba hecho para entorpecer”, debido a las exigencias que debían cumplir los parques eólicos, entre ellas las de carácter medioambiental. Ahora se elabora por parte de la administración regional uno nuevo y a los empresarios del sector les gustaría que fuese, apunta Valcarce, “realista, con requisitos exigibles y que la tramitación sea ágil, que nos digan si los proyectos son viables o no”. El presidente de la AEC considera que no puede haber expedientes pendientes de aprobación durante 5 o 10 años, aun teniendo en cuenta que son trámites complejos, ya que involucran a varias administraciones y ministerios: la local, la comunidad autónoma, industria, medioambiente, ordenación territorio, redes eléctricas, Aena, etc.

Define la legislación medioambiental cántabra como “bastante farragosa”, algo que les hace ir más lento que en otras comunidades, como Aragón o Galicia: “Nosotros, al final, estamos en una carrera con el resto de comunidades autónomas. La implantación de energías renovables supone inversiones muy importantes y los retornos son ajustados. A partir de ahí, parece claro que las empresas van a invertir donde menos problemas tengan”. Aun así considera que las dificultades administrativas pueden no ser la única razón de la falta de desarrollo de proyectos en la región: “Tenemos que analizar si es solo el tema normativo, o si tenemos recursos suficientes en la administración para realizar toda la tramitación. Ahora miramos el futuro con cierto optimismo y queremos constatarlo, que se vea que las tramitaciones se agilizan y son comparables con el resto de comunidades autónomas, esto nos hará ser igual de competitivos”.

Mesa presidencial y asistentes a la asamblea de la Asociación Eólica de Cantabria, celebrada el pasado 17 de septiembre. En la foto de la página de la derecha, el parque eólico de Cañoneras, en Soba, y el molino experimental de Vestas en el monte Cotío, de Campoo de Enmedio.

La Asociación Eólica de Cantabria, que agrupa a las principales empresas locales, afronta el futuro con una nueva perspectiva tras el balón de oxígeno por parte del Gobierno regional, que en la reciente asamblea de la aagrupación, celebrada en septiembre, realizó varios anuncios que fueron bien acogidos: “La Consejería de Industria manifestó su intención de seguir tramitando los expedientes con el plan que hay ahora, pero con agilidad; y Medio Ambiente dijo que se había dotado de más medios con el fin de acortar los plazos de contestación. Además, hemos visto que había mejorado mucho la coordinación de las consejerías y la verdad es que las empresas recibimos todo esto con satisfacción”. El nuevo plan, llamado a sustituir al actual, podría estar próximo a su conclusión a principios de 2021.

¿Es un negocio rentable?

La AEC sostiene que todos los proyectos de parques eólicos en tramitación están fuera del sistema de primas o ayudas a las energías renovables, y que serían rentables en todo caso. Valcarce asegura que la inversión en este negocio es de promotores privados y que no cuentan con ninguna ayuda pública, de hecho, asegura, “ninguno de ellos se ha metido en las subastas energéticas del ministerio y todo el riesgo es privado, incluso contra los precios del mercado, donde hay una incertidumbre importante, por lo que estas inversiones entendemos que deberían ser bienvenidas”. El cálculo que hace es sencillo: por cada megawatio eólico generado se necesita un millón de euros de inversión, y si recientemente se dio a conocer que hay en proyecto la generación 800 megawatios, esa sería la inversión privada a movilizar: “Está claro que hay gente dispuesta a ello”, asegura Agustín Valcarce. El presidente de la AEC aboga incluso por que este tipo de energía se convierta en un pilar para la recuperación de Cantabria tras la crisis postpandemia. “Esto podría conseguirse si estamos de acuerdo en que toda la cadena de valor se quede en Cantabria y somos capaces de captar la mayor parte de la inversión. Aunque no fuese el motor, es suficientemente importante como para que no se abandone”.

Pero, ¿cuál es el retorno de un negocio que necesita una inversión en dinero y tiempo tan importante? En términos de empleo, Valcarce asegura que la construcción de un parque eólico de 100 megawatios emplea a 100 personas durante un año: “Eso nos da una idea de la carga de trabajo que puede generar en Cantabria, a lo que hay que añadir el mantenimiento, que necesita entre 6 y 8 personas, y las actuaciones puntuales de empresas especializadas”. En cuanto al precio de la energía, plantea la pregunta retórica de cuánto va a valer dentro de unos años. Aquí aclara que las empresas inversoras hacen proyecciones a largo plazo, teniendo en cuenta que las previsiones de viento tienen que transformarse en datos reales. Avanza que muchas empresas calculan una tasa interna de retorno (TIR) del 8% a sus proyectos: “No es nada abultado ni descabellado, si tenemos en cuenta que ha caído el precio de mercado con el confinamiento. Hay riesgo, pero las eléctricas piden un mínimo”.

No solo un beneficio económico

El presidente de los empresarios de empresas eólicas de Cantabria enumera también otros beneficios, entre ellos el del abastecimiento propio: el proyectado parque eólico de El Escudo, que generaría según las previsiones 150 megawatios, podría proveer a más de 100.000 hogares de Cantabria. Por otra parte, está el beneficio medioambiental, y subraya que la energía eólica nos hace menos dependientes del carbón y reduce el CO2 que se emite a la atmósfera.

Viendo los beneficios que podría aportar la energía eólica a Cantabria, cabría preguntarse si el sector sería susceptible de recibir parte de las ayudas europeas ahora en liza, dado que una de las premisas es que respalden iniciativas que defiendan el medioambiente frente al cambio climático. Valcarce no se muestra muy optimista al respecto: “Como promotores marco nos encantaría que la administración apoyara proyectos para los que le cuesta más conseguir financiación o que entrañan mayor riesgo económico pero tienen cierto interés social. En cuanto a la energía eólica, como hay muchas iniciativas que puede ser abordadas con fondos privados, me temo que en general no se va a apoyar. Solo le pedimos al gobierno que agilice la tramitación, que salgan en plazos razonables. Qué más puede pedir el gobierno a día de hoy, a pesar del covid, si hay empresas dispuestas a invertir sin ayudas públicas”.

El sector eólico, en cifras

La Asociación Eólica de Cantabria está compuesta por 17 empresas, de las cuales la tercera parte corresponde a los principales promotores de parques en la región. El resto es un conjunto de compañías de la cadena de valor del sector eólico en el que existen empresas de redes y sistemas, construcción, transporte, mecanizados, montajes eléctricos, etc. En la actualidad sólo hay en funcionamiento 32 MW en el parque de Cañoneras en Soba y otros 3 MW en el aerogenerador experimental de Vestas en el sur de la región. En comparación con la generación producida en las comunidades autónomas más cercanas, Cantabria queda bastante alejada: Galicia produce 3.814 MW, Asturias, 518, País Vasco 153 y La Rioja 447, según los datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). Entre las razones de la ralentización de los proyectos puede haber más que la lenta tramitación administrativa, también la oposición de algunos grupos medioambientales ha podido hacer mella en los planteamientos a favor de este tipo de energía renovable, “representan a poca gente pero que tienen altavoz mediático y se oponen frontalmente”, considera el presidente de la AEC. Sin embargo, para Agustín Valcarce la realidad se ha impuesto y en el caso del parque eólico de Soba, el primer y único parque en Cantabria desde 2008, “según el ayuntamiento la aceptación por parte de la población asciende al 90% y no ha afectado al turismo, -se decía que iba a espantar a los turistas-, sino al contrario. Este parque ha servido para desmitificar la implantación de estas instalaciones”. Valcarce concluye que “parece que en Cantabria hay que favorecer su implantación, llevamos 20 años y seguimos con carbón y energía nuclear”.

En la reciente asamblea de la AEC el Gobierno de Cantabria ratificó su compromiso con las energías renovables: el consejero de Industria, Francisco Martín, recordó que está en preparación el Plan Energético Cantabria 2021-2030. Consideró que la descarbonización es una obligación y que en 2025 hay que haberse desprendido de los medios de generación eléctrica basados en los combustibles fósiles: «Cantabria no tiene petróleo pero tiene viento y es nuestra obligación como Gobierno hacer que ese viento se convierta en electricidad, inversión y puestos de trabajo”, aseguró. Y el consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco, recordó que la defensa de las renovables es una consecuencia lógica de la Declaración de Emergencia Climática aprobada por el Gobierno en 2019. Aseguró que «dará celeridad y seguridad jurídica a los proyectos para conseguir energía alternativa que es lo que Cantabria necesita, porque tiene condiciones para ello».

En España hay 1.203 parques eólicos en 807 municipios. Con 25.704 MW de potencia acumulada, la energía eólica ha sido la segunda fuente de generación eléctrica peninsular en España en 2019. España es el quinto país del mundo por potencia eólica instalada, tras China, Estados Unidos, Alemania e India. Cubre el 20,8% de la energía consumida en nuestro país y evita la emisión de 28 toneladas de CO2 al año, según la Asociación Empresarial Eólica.