MARE diseña una solución para las fosas sépticas

Los usuarios no conectados a las redes abonan en sus recibos el canon de saneamiento de sus aguas residuales, pero a la vez tienen que pagar de su bolsillo la factura por el transporte y gestión de ese residuo. La empresa pública MARE ha invertido 386.000 euros para poner en marcha un sistema de recogida y gestión que acabe con esa paradoja y cumpla además un doble objetivo: estimular la conexión a red de quienes pueden hacerlo e identificar y atajar los vertidos irregulares.

Texto de Jose Ramón Esquiaga @josesquiaga Fotos de Nacho Cubero. Publicado en diciembre de 2014

Hay cuestiones que tienen una perfecta explicación en términos legales pero que, en la práctica, suponen un auténtico desafío para el sentido común. Los trabajadores del servicio de aguas de la empresa pública MARE, sobre todo aquellos que tratan más directamente con el público, están habituados a enfrentarse casi diariamente con uno de esos asuntos que ponen a prueba todos los razonamientos: la queja de aquellos usuarios que por no estar conectados a la red, y pese a abonar puntualmente el canon de saneamiento en sus recibos, se ven obligados a pagar de su bolsillo el transporte y tratamiento del agua residual de sus fosas sépticas. El carácter prácticamente universal del canon –que técnicamente es un impuesto, no una tasa– ofrece una respuesta que puede ser válida en lo jurídico, pero que incluso los propios responsables de la empresa pública entienden como difícilmente asumible para los afectados. Como fórmula para deshacer el enredo, pero también como un mecanismo capaz de cubrir un más amplio espectro de objetivos, desde MARE se ha diseñado un sistema de recogida, transporte y gestión de las aguas residuales procedentes de fosas sépticas que dará una respuesta transitoria o definitiva –según los casos– al problema.

Según los cálculos de MARE, y en una estimación que admiten que puede quedarse corta, en Cantabria existirían no menos de 600 viviendas no conectadas a las redes de saneamiento y que, por tanto, vacían sus aguas residuales en una fosa séptica. Cuando esta se llena, el propietario de la misma debe llamar a una cisterna para que retire el residuo y lo lleve hasta un gestor autorizado para su tratamiento, abonando la correspondiente factura y afrontando un coste que, según los casos, oscila entre los 2.500 y los 4.000 euros al año y que no exime, como hemos visto, del pago del canon de saneamiento. Es a estos usuarios –siempre que la vivienda que vierte a la fosa séptica esté ubicada en Cantabria y su propietario esté al corriente del pago del canon de saneamiento– a quienes MARE ofrece ahora la recogida, transporte y gestión gratuita de sus aguas residuales, según unas condiciones que varían en función de la razón por la que la vivienda no está conectada a la red.

Estimular la conexión a la red

En principio son dos las causas por las que una vivienda vierte a una fosa séptica: porque por estar aislada no cuenta con una red próxima a la que conectarse o porque, existiendo esta, el propietario ha preferido no hacer la obra de conexión, ya que es él quien tiene que afrontar el coste de la misma. Serán los técnicos de MARE quienes, tras recibir la solicitud del usuario que quiera utilizar el nuevo servicio gratuito de recogida, visitarán la instalación y decidirán en qué supuesto se encuentra cada caso. Para los primeros –los que no tienen posibilidad de conexión o el coste de la misma sería prohibitivo– la recogida, transporte y gestión del residuo de sus fosas sépticas será siempre gratuito. Para los segundos el servicio no tendrá coste durante un año, tiempo que MARE considera suficiente para que el beneficiario se conecte a la red. Cumplido ese plazo sin hacer la obra, la situación volverá a ser como hasta ahora, con el usuario teniendo que contratar los trabajos a los correspondientes gestores autorizados. Existiría un tercer supuesto, el de aquellas viviendas que hoy no tienen posibilidad de conectarse pero que, por estar prevista una ampliación de la red en su entorno, podrán hacerlo en el futuro: en este caso la gratuidad del servicio se mantendrá hasta que sea posible la conexión, contándose el año de plazo a partir de ese momento.

“Lo que buscamos es dar servicio, y al mismo tiempo favorecer que quien está ahora vertiendo a una fosa séptica pase a hacerlo a una red de saneamiento”, explica Mónica Mallavia, directora de Aguas de MARE, que asegura que las redes de saneamiento –canalizaciones y tratamiento en las correspondientes estaciones depuradoras– ofrecen las mayores garantías medioambientales y la máxima eficiencia en el uso de los recursos. Para poner en marcha el sistema, MARE ha invertido 386.000 euros, destinados a adecuar un sistema de recepción en cinco de las estaciones depuradores de aguas residuales (EDAR) que forman su red. En estas –las de Castro Urdiales, Cillórigo de Liébana, Quijano de Piélagos, Reinosa y Suesa, elegidas por ser las más cercanas a las áreas donde se ha identificado una mayor demanda potencial– se habilita un punto de vaciado de la cisterna y se hace un análisis de lo que llega para confirmar que entra dentro de los parámetros del un agua residual urbana. De no ser así, la cisterna no se vacía y el residuo se desvía a un gestor autorizado. Si se da por bueno, y tras separar el residuo sólido, el agua procedente de la fosa séptica pasa a la cabecera de la instalación para ser tratada de la misma manera que la procedente de las redes de saneamiento. Prácticamente la totalidad del coste de la puesta en marcha del sistema se corresponde con esta inversión en las plantas, dado que MARE prevé hacer el transporte con sus propios medios siempre que sea posible, subcontratándolo a un gestor autorizado en caso contrario.

Desde MARE se confía en que, contra lo que pueda pensarse en una primera lectura, la entrada en funcionamiento del sistema de recogida favorezca la actividad de los gestores. La explicación a este optimismo tiene que ver con un elemento incontrolable que cada vez lo es menos: lo vertidos irregulares. Los técnicos asumen que buena parte de las fosas sépticas que puedan existir en Cantabria se vacían hoy al margen de los canales establecidos para ello. O lo que es lo mismo, que en lugar de recurrir a un gestor autorizado –y abonar los cerca de 4.000 euros anuales correspondientes– se vierte directamente en una arqueta de la red de saneamiento. Con la puesta en funcionamiento de la plataforma de control –un sistema con el que ha identificado cada una de las arquetas de la red y con el que es posible conocer lo que pasa por cada una de ellas– MARE es cada vez más capaz de cuantificar e identificar estos vertidos irregulares. Facilitar las cosas para cumplir con lo reglamentado se traducirá en un mejor conocimiento del mapa de distribución de fosas sépticas y una más fácil identificación de los infractores. Eso significaría, según las previsiones que maneja la directora de Aguas, que la buena parte de lo que hoy se vierte fuera del sistema vaya a un gestor autorizado.

De cumplirse el objetivo de eliminar progresivamente las fosas sépticas –estimulando la conexión a la red de quien todavía las utiliza– también se propiciaría una actividad que puede ser modesta, pero no desdeñable, en términos de obra civil. El particular que solicite la recogida gratuita de su fosa séptica recibirá la visita de técnicos de MARE, que verificaran que la instalación cumple con los requisitos para beneficiarse del sistema, y que también decidirán en qué categoría inscribir a la vivienda: de imposible conexión a la red –y por tanto con recogida gratuita para siempre– o susceptible de conectarse a una red existente o futura. El criterio para adjudicarla una u otra condición será técnico, pero con un obvio componente económico: se descartaran aquellos saneamientos que impliquen bombeos o aquellos en los que la complejidad de la obra eleve el coste por encima de lo razonable. ¿Y qué se considerara razonable a estos efectos? La frontera, explica Mónica Mallavia, se movería siempre por debajo del coste anual que hoy supone la recogida y tratamiento por parte del gestor autorizado: esto es, al usuario le bastaría dedicar a la obra de conexión la cantidad que se ahorra durante el año que MARE le prestará gratuitamente el servicio.