“Menos hormigón, lo proporcionamos todo”

Los hermanos Jesús y Alfonso Lamadrid repasan el presente y futuro de Lopsa, empresa dedicada a la venta de material de fontanería y calefacción, azulejos, sanitarios y materiales de construcción que este año celebra su cuarenta aniversario.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Diciembre 2022

“Menos hormigón, lo proporcionamos todo”. Así presentan al unísono Alfonso y Jesús Lamadrid Posadas a Lopsa, una empresa cántabra dedicada la venta de material de fontanería, saneamiento, calefacción, azulejos, sanitarios y materiales de construcción de la que hoy estos dos hermanos de Cabezón de la Sal son sus máximos responsables. Con centros de trabajo en Argomilla de Cayón –sede de su centro logístico y de distribución–, Santander, Torrelavega y Laredo, los titulares de esta empresa que este año conmemora su cuadragésimo aniversario presumen de ser especialistas en productos cerámicos y en muebles y mamparas de baño. “Sin perder nunca de vista la fontanería y la calefacción que dieron origen a este negocio –hoy en día son los únicos partner de la firma Roca Sanitarios en Cantabria, según resaltan–, con el tiempo nos hemos hecho muy fuertes en este segmento de la mano de los principales porcelanistas y azulejistas del país, así como en los sistemas relacionados con nuevas tecnologías emergentes como la aerotermia, geotermia, solar fotovoltaica…”, concede Alfonso.

Alfonso y Jesús Lamadrid, responsable financiero y jefe de compras y personal de Lopsa, respectivamente.

Tras coincidir en señalar en que los espacios expositivos son lo que más ha evolucionado en el diseño del hogar durante los últimos años, ambos destacan el buen momento que atraviesa el sector. “Existe una fuerte demanda, aunque aún persisten algunos problemas en el suministro de materiales y cierta incertidumbre por la elevada inflación”, reconocen.

Sobre la escalada de precios de los últimos meses, tanto Alfonso como Jesús admiten que el coste de los materiales se está moderando, si bien pronostica que aún quedan subidas por llegar en 2023. Como ejemplo, citan el caso de Roca, que ya ha anunciado un incremento del 15% en sus productos a partir del próximo uno de enero. Este escenario, según subrayan, les obliga a cambiar tarifas constantemente. “Antes modificábamos nuestros precios una vez al año, incluso en algún ejercicio ni eso, pero ahora las cambiamos todos los meses”, detallan.

De hecho, afirman que la vigencia de los presupuestos que elaboran es de unos pocos días, aunque explican que tienen cierto margen de maniobra gracias a que cuentan en Argomilla de Cayón con una nave de 5.000 metros cuadrados y otros 4.000 de terreno abierto que les permite almacenar cierto stock y nuevos pedidos. “Así podemos contratar suministros de materiales para obras que se van a ejecutar en agosto del año que viene, pero con el precio y el pago cerrado a fecha de hoy”, advierten.

Con todo, insisten en que los precios en algunos segmentos se han disparado por culpa de los desorbitados precios energéticos. “Hoy el pellet cuesta más del doble que hace un año. Entonces un saco de 15 kg lo sacábamos al mercado en torno a cuatro euros más IVA; hoy, este mismo saco está estable en 8,50 euros más IVA, y aún no ha llegado el invierno”, aclaran. En este sentido, ahondan en que los elevados precios de la luz y el gas han multiplicado la demanda de estos biocombustibles de biomasa granulado a base de madera, hasta tal punto que a mediados de noviembre admiten haber vendido el 80% de todo lo que comercializaron en la campaña pasada.

“El año está siendo bueno, porque se han adelantado mucho algunas compras y tenemos mucha carga de trabajo”, reconocen complacidos, pero se preguntan si la alta inflación, en caso de que persista, no pondrá en riesgo su actual cartera de pedidos: “Todos los materiales de los productos con los que trabajamos han subido más de un 100%: el latón, cobre, zinc, plomo, aluminio, los aislamientos… ¿Cuándo va a parar? Esa es la incertidumbre y lo que está llevando a muchos de nuestros clientes a adelantar sus compras”, conceden. Y ponen un ejemplo: “Hace años decidimos apostar por la teja Terreal, un producto francés de excelente calidad, pero más caro que el fabricado en España. Este año, sin embargo, algunos fabricantes nacionales han subido sus precios más del 2.000 por ciento, mientras que los franceses los han incrementado ‘solo’ en torno al 200 por ciento”. Esto, concluyen, ha tenido una consecuencia directa tanto en la oferta como en la demanda de este producto: “Para nosotros la teja francesa se ha convertido en un producto muy competitivo no solo en calidad, que ya lo era, sino ahora también en precio, multiplicando por dos nuestras habituales ventas de este producto. De hecho, y aunque ya estamos cerca del invierno, cuando apenas se hacen obras en tejados, nos falta teja para atender una demanda que continúa siendo muy alta ante el temor de que el año que viene haya problemas de suministro o de que los precios sigan su escalada”, relatan.

Un año récord

En este sentido, Alfonso, economista de formación y responsable de la parte financiera de la empresa –Jesús, por su lado, ejerce de jefe compras y de personal de una plantilla integrada por veinte trabajadores– admite que este año está siendo un ejercicio récord: “El mejor de nuestros cuarenta años, tanto en gestión, control y volumen de compras como de margen bruto y de facturación”, un capítulo que esperan cerrar con una cifra en torno a los siete millones de euros. De cara a 2023, los dos convienen en que las expectativas son buenas: “Pero con las mismas incertidumbres que todos tenemos sobre lo que pueda ocurrir con la guerra de Ucrania, los precios energéticos y la cadena de suministros, además de con la inflación y los tipos de interés”.

Parte del equipo de Lopsa, en las instalaciones de la empresa en El Campón, en Santander

Pese a este incierto escenario y la creciente competencia de los grandes almacenes de materiales de construcción, Jesús y Alfonso confían en mantener una nómina de clientes compuesta fundamentalmente por empresas constructoras e instaladoras de Cantabria, además de por particulares de la región, aunque también cuentan con algunos clientes en Asturias, País Vasco y las provincias limítrofes de Castilla y León. “Con las grandes empresas –Leroy Merlin, Bricomart, BigMat, entre otras– no podemos competir en precio, pero sí en servicio, calidad y, sobre todo, en conocimiento del sector. Esa es nuestra apuesta”, resumen.

Boom de la rehabilitación

Por otro lado, confirman que la rehabilitación vive un boom, especialmente desde la pandemia. “Las personas quieren adaptar sus viviendas con criterios de eficiencia energética y, los que pueden, además, buscan salir de sus pisos para irse a vivir a una casa unifamiliar”, sostiene Alfonso. “Hay mucha demanda de terrenos cerca del mar para construir, no solo por parte de residentes en Cantabria, sino también de personas de Madrid, Palencia o La Rioja que se han dado cuenta de que esta región no solo es lluvia y lluvia”, corrobora Jesús.

Ambos sostienen que la eficiencia energética ha entrado definitivamente en las casas y citan el caso del País Vasco, donde aseguran que ya existe una normativa que prohíbe la instalación de calderas de gasoil a partir de 2030. “La alternativa es la aerotermia”, afirman los hermanos Lamadrid. Según especifican, esta tecnología, cuyo ciclo trabaja a baja temperatura, permite importantes ahorros energéticos en relación a las clásicas calderas de gas que, según defienden, compensan con creces el mayor desembolso inicial que conlleva su instalación. “Una bomba de calor ofrece un alto rendimiento frente a otros sistemas de calefacción.  Además, las bombas de calor no consumen ningún tipo de combustible fósil o materia prima, y tampoco emite ningún tipo de contaminante hacia el exterior, más allá del recambio de líquido refrigerante cuando se realice mantenimiento. Esto, de cara a cumplir los objetivos de descarbonización de 2050, hace que la aerotermia sea una opción muy recomendable”, sugiere Jesús, que calcula que el 80% de las viviendas de obra nueva y de rehabilitación en Santander y Torrelavega ya están instalando bombas de calor.

En el caso de los paneles solares fotovoltaicos, aseguran que el creciente interés por esta tecnología se mezcla con el desconocimiento que, en general, existe en torno a ella. “Gracias a las subvenciones, diría que existe una cierta demanda, sobre todo para viviendas unifamiliares y negocios, pero en ningún caso que sea fuerte”, sentencia Jesús. En cualquier caso, tanto uno como otro están convencidos de que el futuro está en las energías renovables. “El 90 por ciento de las futuras instalaciones en Cantabria van a ser de aerotermia. Además, creemos que el panel fotovoltaico y la bomba de calor van a ir de la mano, ya que el primero da la energía a la segunda. No es obligatorio que sea así, pero sí recomendable”, subrayan.

A su juicio, la biomasa sería igualmente un buen sistema, si no fuera por los precios actuales de la leña y los pellets. “Iba muy bien a principios de año, pero ahora se ha parado bastante”, aclaran. “Nuestro futuro en Lopsa es halagüeño. Tenemos mucha ilusión y contamos con una plantilla joven y bien formada en la que no hay un comercial al uso. Todos lo somos en algún momento de la semana”, concluyen satisfechos.