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Quima Studio: recuerdos de Cantabria en estilo ‘vintage’

Con dos años y medio de recorrido, el estudio creativo Quima Studio continúa convirtiendo paisajes y escenas cotidianas de Cantabria en coloridas ilustraciones de estilo retro en forma de láminas, postales, imanes o calcetines. Un negocio que llevan solo dos personas, que se complementa con encargos de diseño para empresas e instituciones y que afronta el comienzo del buen tiempo, su época de mayores ventas, con una tienda física en una céntrica calle de Santander.

Francisco Rouco | Junio 2024

Una buceadora frente a la Isla de Mouro. Un ciclista de camino a coronar Peña Cabarga. El Hombre Pez que observa el puente de Liérganes. La vista desde un arco de la Plaza Roja, en Torrelavega. Estas son algunas de las 24 ilustraciones de estilo ‘vintage’ o retro creadas por Quima Studio, el estudio de diseño de Lara Samperio y Marie Miqueu fundado en las Navidades de 2021 y cuyo estilo visual, de línea clara y colores alegres, resulta muy reconocible. “Nos inspiramos en los sitios turísticos de las Landas y el País Vasco francés, que están inundados de pósteres que imitan los carteles de principios del siglo XX. Como nos gustó mucho el concepto, quisimos probar lo mismo aquí, en Cantabria”, explica Lara, encargada de los diseños. Con esas primeras ilustraciones empezaron a recorrer ferias y mercados en toda la región.

Poco tiempo después, a las láminas se sumaron postales, tazas, bolsas de tela, calendarios, sudaderas y calcetines. “Empezamos a tener tantas cosas que en los mercados no nos entraba todo en el puesto, y en las tiendas que vendían cosas nuestras las tenían en un rincón y no lo ponían a nuestro gusto. Necesitábamos un espacio para enseñar todo lo que estábamos creando”, recuerda Marie, que lleva la gestión del negocio. Así que en junio de 2023 abrieron una tienda física en la calle Hernán Cortés, 30, en Santander. Su intención era tenerla lista de cara a la temporada de verano, ya que preveían que su propuesta tendría buena acogida entre los turistas. Y así fue, aunque con sorpresa. “Contrariamente a lo que se puede pensar, la mayoría de nuestros clientes son de aquí. Los turistas te compran una postal o un imán, pero quien se lleva el cuadro grande y enmarcado es alguien de aquí que normalmente vive fuera y quiere tener la imagen para recordarla”, explica Marie.

Tras un verano de 2023 en positivo, los meses de octubre y noviembre registraron un descenso de la actividad, si bien la situación volvió a cambiar en diciembre. Quima Studio fue reconocido con el Premio Santander Comercio Innovador, otorgado por el ayuntamiento de la capital y dotado con una campaña publicitaria en las marquesinas de las paradas del autobús, en vídeos del TUS y en las redes sociales de Comercio Santander. “Aunque el premio no sea económico, ayuda por la visibilidad, porque ese dinero que tendríamos que poner en publicidad se nos iría, y esto es un empujón”, reconoce Lara. A esta publicidad –en activo mientras se redacta este artículo, a finales de abril– se sumó un fenómeno inesperado en las redes sociales: los calcetines con motivos cántabros se volvieron especialmente populares como regalo navideño y para el ‘amigo invisible’. “Tuvimos a mucha gente que venía a la tienda preguntando por los calcetines de tudancas o raqueros, calcetines que ni siquiera habían visto cómo eran, y rápidamente nos quedamos sin ellos”, explica Marie, que reconoce que el éxito del producto les pilló por sorpresa, un “error por ser novatas”.

Quima Studio diseña y comercializa un amplísimo catálogo que incluye prendas de vestir, bolsas, carteles o postales. Foto: Nacho Cubero.

Un negocio a cuatro manos

Además de crear y vender las ilustraciones y los complementos, Quima también es un estudio de diseño para empresas e instituciones públicas. Suyos son los carteles del I Torneo de palas cántabras, en Miengo, o los del Circuito Internacional del Cantábrico de rugby playa, además de otros encargos para el Espacio Joven de Santander, el Año Jubilar Lebaniego o la ingeniería cántabra Arenas & Asociados, para cuyo 25 aniversario encargó a Quima que diseñara un calendario conmemorativo con algunos de sus puentes. “Tenemos nuestro porfolio con varios estilos, pero siempre nos piden el mismo. Quieren lo que hacemos en la tienda, pero para su empresa”, afirma Lara.

Quima Studio depende exclusivamente de Marie y de Lara. Marie, que estudió Ciencias Políticas en Toulouse y tiene un máster en gestión de empresas culturales, se encarga del marketing, de la relación con proveedores, de la comunicación y de las redes sociales del estudio. “No es exactamente lo mismo que gestionar un proyecto cultural, aunque al final se parece, pero con el aspecto de que es totalmente nuestro, una página en blanco que podemos rellenar como queramos. Hoy podemos pensar en una nueva línea de calcetines, la semana que viene, en una nueva lámina. No tenemos que ir a alguien y decirle cómo queremos las cosas, las ponemos como queremos nosotras. Y eso da mucho gusto”, explica.

Si la gestión del negocio depende de Marie y la elaboración de los diseños, de Lara, ingeniera de telecomunicaciones reconvertida a diseñadora e ilustradora, escoger las ideas es una tarea compartida entre las dos. “Pensamos en escenas cotidianas, en qué hace la gente, qué hago yo –explica Lara–. Pues, por ejemplo, me voy al ‘Sardi’ y paseo hasta Piquío, toco la ‘piedra’ y vuelvo”. “O la gente que sube a la Picota con su perro –añade Marie–, o a Cabo Mayor con la moto. Son historias que te cuenta la gente de aquí y que se siente representada cuando las ve”.

Lara Samperio trabajando en el ordenador. Foto: Nacho Cubero.

Con 24 ilustraciones a la venta, además de otros tantos diseños nuevos para calcetines y complementos, el proceso de trabajo ha cambiado en los últimos meses. “En las primeras láminas buscábamos imágenes muy cotidianas, ahora tenemos que rebuscar más, darle esa vuelta de tuerca a la típica imagen desde el mismo sitio”, explica Lara. “Por ejemplo, con Peña Cabarga, que no es la típica foto que encuentras en Internet, sino un sitio concreto: el lugar donde me coloco yo cuando pasa la Vuelta y quiero ver a los ciclistas, porque esa zona se llena de gente y en esa curva, que hay pendiente, es de los pocos sitios donde puedes ver algo. Ese es exactamente el lugar que aparece en la ilustración, con el ‘pirulí’ detrás”.

La diseñadora explica que muchas veces lleva más tiempo pensar en la idea que convertirla en una ilustración, un proceso que realiza casi siempre desde el ordenador. “A veces lo hago a lápiz pero me es más fácil con el ordenador, porque puedo añadir elementos y cambiarlos de sitio. La gente nos pregunta si son fotos a las que luego aplicamos filtros. No, son ilustraciones. Imito el estilo de los carteles ‘vintage’, pero los modernizo con colores degradados y detalles que solo se ven en los formatos más grandes. Por eso agradecemos cuando la gente nos compra el cuadro en vez de la postal”, subraya la diseñadora entre risas.

Nuevos proyectos y futuro

Los próximos pasos de Quima Studio pasan por potenciar los encargos de diseño para empresas, multiplicar el alcance de la web –“sobre todo nos visita gente de Cantabria”, dice Marie– y por seguir ampliando el catálogo de ilustraciones. La última en llegar fue la Grúa de piedra, de Santander, que surgió por demanda popular. “La gente nos dice que nos faltan sitios y nos los piden, especialmente sitios de interior”, afirma Lara, que añade que no es que los tengan “abandonados, es que cuesta”. A la ilustración de la Picota hace tiempo que tendría que acompañarla otra sobre los valles pasiegos, pero dos bocetos y varios meses de trabajo después, aún no les convence. “Miras la ilustración y sabes que esta terminada, pero en este caso la miro y no lo veo. Tenemos que darle más vueltas”.

Además de seguir creando ilustraciones de la región, en Quima se plantean ampliar las fronteras. “Vamos a sacar láminas de nuestros vecinos de País Vasco y Asturias. No tenemos esa cosa de vivir allí como nos sucede con Cantabria, pero estamos hablando con amigos y visitando sitios. Ya hemos estado dos veces en Gaztelugache y estamos mirando en Bilbao también. De momento tenemos bastante gente conocida que vive allí y es más fácil, pero si queremos ampliar aún más, tendremos que hacer algún viaje”, explica Lara.

En cuanto al negocio, aspiran a mejorar los resultados del año pasado, que alcanzaron los 60.000 euros, de los cuales el 40% correspondió a la tienda. “Nos da para cubrir sueldos y el alquiler, pero es un negocio muy estacional, que depende mucho del verano. Los encargos de diseño nos sirven para equilibrar la época de menos ventas de la tienda”, explica Marie, que destaca que, pese al ‘boom’ navideño de los calcetines, van poco a poco. “De momento seguimos descubriendo cosas y analizándolas más que sacando conclusiones. Veremos”.