Radio, web y cambio de hábitos
Emmedios, productora del programa radiofónico ‘Buenos Días Cantabria’ se enfrenta desde septiembre con el reto del nuevo horario: el espacio pasa a emitirse por la tarde, en la misma emisora y con escasos cambios más allá del obligado en su denominación. Los periodistas promotores del programa están convencidos de que la nueva hora de emisión será un oportunidad para potenciar los contenidos y para explorar las sinergias con su proyecto digital: ‘El Faradio’.
Texto de Jose Ramón Esquiaga @josesquiaga Publicado en septiembre de 2014
Como otros tópicos, aquel que asegura que el ser humano es animal de costumbres mantiene una relación más o menos tangencial con la realidad. Uno de los puntos donde es difícil discutir que la máxima se cumple es en lo tocante a lectores de prensa, oyentes de radio o espectadores de televisión, y es en ese terreno en el que Emmedios, la productora del programa radiofónico ‘Buenos días Cantabria’, va a poner a prueba su capacidad para afrontar nuevos retos. En la nueva temporada, que arrancó en septiembre, el espacio pasa a emitirse en horario de tarde, en la misma emisora y con mínimos cambios, más allá de su denominación. Incluso este es mínimo –ahora será ‘Buenas tardes Cantabria’– y subraya la apuesta por mantener estructura y contenidos para, además de sumar oyentes vespertinos, intentar mantener a los que durante tres temporadas han seguido el programa que se emite en Cadena Mix.
En ese tiempo ‘Buenos días Cantabria’ ha sido el estandarte del proyecto Emmedios, una iniciativa de los periodistas Óscar Allende y Guillem Ruisánchez que se cuenta entre las más ambiciosas –y arriesgadas– dentro del ámbito del autoempleo en comunicación. Lo curioso es que el programa ha tenido esa condición señera de una forma que bien puede calificarse de accidental, por cuanto convertirse en productores del mismo no formaba parte de los planes iniciales de Emmedios. Sí que formaba parte de estos el crear un medio digital, un proyecto que fue pospuesto en beneficio del programa radiofónico para, finalmente, ver la luz en noviembre del pasado año, bautizado como El Faradio.
La cuestión de los hábitos de oyentes y lectores tiene su dosis de protagonismo también –en este caso en forma de horarios de trabajo– desde el lado de quien elabora los contenidos. El paso a la tarde hará más cómodo el trabajo para los periodistas –los dos promotores de Emmedios y un tercero, Miguel Ángel Chica, contratado a media jornada– tanto en la producción del programa de radio como en las labores de elaboración y edición de la web. También tendrá incidencia en los contenidos. “Siempre nos ha gustado primar el análisis, la contextualización, explicar la realidad. Ahora vamos a poder potenciar todo eso”, explica Óscar Allende. El cambio de hora también incidirá en la selección de temas, al dar oportunidad de cubrir eventos en directo, sobre todo en el ámbito de la cultura.
Desde el punto de vista empresarial emitir por la tarde cambia los competidores y sitúa el programa en una franja en principio más acorde con su naturaleza local. No es fácil, a priori, adjudicar a esas circunstancias el calificativo de oportunidad, o de amenaza: es cierto que por las mañanas se compartía horario con los grandes nombres de las ondas, en pleno ‘prime time’ radiofónico, pero también es verdad que apenas había alternativa para quien prefiriera un informativo regional. Esto último cambia significativamente en la franja de 19 a 21 horas, donde convivirán con otros programas locales sin dejar de enfrentarse a la competencia nacional, sobre todo a partir de la segunda hora y cuando coincidan transmisiones deportivas. “Es algo que nos preocupa, pero no excesivamente. Ya parecía imposible el horario de mañana, y conseguimos consolidar un público que nos seguía y que estaba satisfecho con la forma en que hacíamos las cosas. El reto es que consigamos que nos sigan también por las tardes, y no tanto con quién compitamos”, apunta Allende.
El modelo de negocio que sustenta tanto el programa radiofónico como la web de El Faradio presenta algunas particularidades que lo acercan a otras iniciativas de autoempleo emprendidas por periodistas, y que también podrían ayudar a hacer más fácil el tránsito de la mañana a la tarde. En esencia, Emmedios apuesta por crear una comunidad fiel, que supere el concepto tradicional de oyente –o lector– y lo acerque a la idea de socio. De esta manera, y además de los ingresos más o menos convencionales que llegan a través de la publicidad, la empresa cuenta con una base de suscriptores –un centenar, a día de hoy– que abonan siete euros al mes, a cambio de los cuales consiguen una serie de ventajas –básicamente descuentos en comercios y espectáculos– entre las que no está el acceso a los contenidos. “Cuando estábamos dando forma al proyecto de El Faradio nos fijamos en dos modelos de obtención de ingresos: el de Infolibre y el del Diario.es, medios ambos puestos en marcha por periodistas. El primero cobra por los contenidos, en tanto que la cantidad que abonan los socios del Diario es una forma de comprometerte y apoyar el tipo de periodismo que se realiza, manteniendo los contenidos accesibles a todo el mundo. Nosotros hemos preferido este segundo formato”.
El objetivo, explica Óscar Allende, es crecer en suscriptores, crear comunidad, y mantener un cierto equilibrio entre los ingresos que lleguen vía socios y los que lo hagan por publicidad. Para cuadrar los números está también la aportación de los trabajos que pueda hacer Emmedios como productora para terceros, en comunicación corporativa básicamente. Sobre esa amalgama más o menos heterogénea descansa la que con toda probabilidad es la iniciativa con más visibilidad de cuantas han acometido periodistas cántabros en materia de autoempleo. Las tres temporadas de ‘Buenos Días Cantabria’ y la incipiente trayectoria de ‘El Faradio’ han confirmado punto por punto las dificultades del empeño, pero también que en el mundo de la comunicación todavía hay caminos por explorar.