‘Cantabria Negocios’ pregunta a los candidatos sobre sus planes en relación a cuestiones concretas en el ámbito económico y empresarial, en un cuestionario común remitido a todas las formaciones con representación parlamentaria y a Podemos-IU

La reindustrialización se ha marcado como uno de los principales objetivos de las políticas europeas tras la crisis sanitaria. ¿Cuál sería a su juicio la principal actuación a acometer desde el Gobierno regional para avanzar en ese propósito en Cantabria?

Miguel Ángel Revilla (PRC):

En consonancia con la prioridad que suponen para nosotros las políticas industriales, hace apenas unas semanas hemos aprobado la Hoja de Ruta para la Reindustrialización Sostenible de Cantabria. Es un trabajo liderado por la Consejería de Industria, consensuado en la Mesa del Diálogo Social y que ha contado con todos los agentes de la Alianza por la Industria de Cantabria. Tenemos un plan completo que recoge de forma integral todos los elementos fundamentales, tales como el capital humano y la atracción del talento, la generación de infraestructuras, legislación y simplificación administrativa, transición digital y tecnológica, transición energética, innovación, internacionalización, y la recuperación de comarcas con mayor sensibilidad a procesos de desindustrialización. Por tanto, la prioridad es materializar las 74 acciones recogidas en esa Hoja de Ruta para dar un salto cualitativo y también cuantitativo y alcanzar el 25% de PIB industrial en Cantabria.

María José Sáenz de Buruaga (PP):

Tenemos que generar condiciones y entorno favorable para que las empresas vuelvan a invertir en Cantabria. Es muy preocupante que no se haya materializado ni uno solo de esos 2.000 millones de inversión privada que anuncio el Gobierno en 2021. Mi compromiso es llegar a un 25% de PIB industrial, que uno de cada cuatro euros generados al año en la economía cántabra vengan de este sector. Esto solo se consigue acelerando la oferta de suelo, la inversión, la cualificación de los recursos humanos y los incentivos a la innovación de procesos y productos, que es clave para mejorar la competitividad del tejido industrial, especialmente de las pequeñas y medianas empresas.

Pablo Zuloaga (PSC-PSOE):

Es difícil hablar de una única actuación, porque lo fundamental ahora es conseguir que los fondos europeos transformen la realidad industrial de Cantabria con proyectos ambiciosos, como la descorbonización de Solvay o la electrificación del vehículo, que hemos conseguido esa inversión de 9 millones de euros para SEG Automotive en su planta de Treto. O tantas otras ayudas que tienen que materializarse en Cantabria para garantizar que se avance en la transición energética, se avance en la transición digital, que sea garante de creación de economía y por tanto de creación de empleo. No solo de más empleo, sino de mejor empleo. Cantabria tiene una oportunidad en la aplicación y desarrollo de la ley de ciencia de Cantabria, algo que será sin duda en la próxima legislatura cuando veremos florecer, en un escenario como el actual, donde ya vemos que el aumento de la contratación de personal científico y tecnológico en Cantabria es un verdadero reto a la hora de conseguir los perfiles profesionales demandados por las empresas. Por tanto tendremos que trabajar en varias líneas: por un lado formal al personal demandado por las empresas y seguir creciendo en la inversión en I+D+i que garantice más economía y más empleo.

Félix Álvarez (CS):

Aquí tengo, principalmente, dos objetivos claros. El primero es procurar que las actuales empresas de Cantabria, que están sufriendo los efectos de la crisis energética y de materias primas, aguanten el chaparrón al tiempo que se transforman para poder competir en los próximos años adaptándose a las exigencias europeas en materia energética y medioambiental. Tenemos que aprovechar los fondos europeos para que nuestra industria se adapte lo más rápido posible a esa exigencias: quien primero lo haga tendrá más oportunidades de éxito. Que, por cierto, lo de los fondos europeos va camino de convertirse en un Plan E como el de Zapatero pero de proporciones europeas. Y la segunda sería diseñar un plan serio, realista, algo más que un bonito papel con gráficos, y redactado por profesionales de todo tipo (empresarios, economistas, fiscalistas, sociólogos, científicos, etc.) para crear un ecosistema que haga de Cantabria una región atractiva para instalar empresas e industrias basadas en las nuevas tecnologías.

Leticia Díaz (VOX):

Lo primero ha de ser la reducción de la burocracia y de la asfixiante fiscalidad que afecta a las empresas. Es sangrante la presión fiscal que tiene Cantabria, región con un leal sentimiento de pertenencia a España, que se ve perjudicada frente a los privilegios provenientes de gobiernos separatistas como el del País Vasco. Un vecino de Castro Urdiales soporta una carga fiscal mucho mayor que un vecino de Musquiz (Vizcaya), a sólo unos pocos kilómetros de distancia. En 2022 la consejera socialista del Gobierno de Cantabria dimitió por el rechazo de su gobierno de coalición PRC-PSOE a la reducción de IRPF. Por otro lado, hay que acabar con las imposiciones derivadas de la legislación climática que soportan las industrias, de manera cada vez más invasiva a todos los ámbitos de actividad, lastrando su productividad. Hay que crear incentivos para atraer empresas, que inviertan y se establezcan en Cantabria, al tiempo que se generen las condiciones para el mantenimiento de nuestras pymes y nuestra industria auxiliar.

Mónica Rodero (Podemos-IU):

Exigir desde el Gobierno de Cantabria al Gobierno del Estado la puesta en marcha del Plan de Reindustrialización del Besaya y Campoo, aprobado ya en el Congreso y dotado con 250 millones de euros de inversión plurianual.