Resignados al Brexit duro
Aunque nadie se atreve a descartar que todo cambie en el último momento, todas las previsiones apuntan a que el Reino Unido saldrá de la UE el próximo 1 de enero sin haber alcanzado ningún acuerdo y pasando a tener la condición de tercer país en cualquier relación comercial que mantenga con los socios comunitarios. Es una posibilidad que ya se asume desde Cantabria y que tendrá como principal consecuencia un aumento de la carga administrativa. El principal temor, en todo caso, son las consecuencias que el Brexit pueda tener en la economía británica a medio y largo plazo, y que ello provoque una disminución en los intercambios comerciales entre ambos mercados.
José Ramón Esquiaga | @josesquiaga | Diciembre 2020
El carácter portuario de la capital de Cantabria otorga a la región una condición fronteriza con el Reino Unido que, ante la inminencia de lo que todo parece indicar que será un Brexit sin acuerdo, sitúa a empresas y administración ante un escenario que todas las partes confiaban en evitar hace apenas unos meses. Que el enorme mercado británico pase a mantener con la UE una relación idéntica a la que tendría cualquier otro país con el que se opere sin el paraguas de acuerdo comercial alguno no debería poner
en cuestión las actuales relaciones comerciales con el Reino Unido, afirman quienes de una u otra forma intervienen en ellas, pero sí que sitúa a todas las partes ante unos interrogantes que, dependiendo de la respuesta que pueda dárseles, podrían tener efectos negativos en plazos más largos. Por ahora, la inminente salida sin acuerdo se deja ya no- tar en las cifras de lo que Cantabria exporta al Reino Unido, y lo hace de una forma positiva, con un tirón que se explica por la necesidad de las empresas británica de asegurar-
se un stock de producto ante hipotéticos proble- mas de abastecimiento cuando las mercancías tengan que superar unos trámites aduaneros que ahora no son necesarios. La manera en que esos trámites afecten a la competitividad de los productos de las empresas cántabras sería uno de esos interrogantes a despejar pe- ro no parece el que más preocupa a quienes están habituados a trabajar con los británicos, que temen sobre todo las consecuencias negativas que el Brexit puede tener en la economía de las islas.
El Reino Unido es el cuarto destino en importancia para las exportaciones cántabros –tras Francia, Alemania e Italia– y es, con mucha diferencia, el primero entre los países extracomunitarios. Una posición de privilegio entre los socios comerciales de las empresas cántabras que se vio reforzada en 2019 y que lo es aún más si tenemos en cuenta la balanza comercial, muy favorable a Cantabria. La evolución de las cifras desde el referéndum del Brexit, y singularmente lo sucedido en 2019, confirman la solidez de las relaciones comerciales entre ambos mercados, y aportan un argumento tranquilizador a quienes se preparan ya para un divorcio sin acuerdo.
“Los datos nos dicen cosas interesantes, y probablemente la más significativa es que en 2019, con el Reino Unido ya prácticamente fuera de la UE, las exportaciones de Cantabria al mercado británico experimentaron un fuerte crecimiento”, señala Javier Carrión, director general de Sodercan, que destaca que de esa circunstancia cabe hacer sobre todo una lectura: “Las empresas españolas y las empresas cántabras no han paralizado sus relaciones comerciales con el Reino Unido, que a su vez nos sigue considerando un importante socio comercial. Por ese lado veo pocos motivos de preocupación, a partir de ahí lo que nos queda es ver cuáles serán las reglas de juego y los efectos que eso tendrá desde un punto de vista operativo”.
Desde Sodercan, y también desde la Cámara de Comercio de Cantabria, se han desarrollado varias jornadas para analizar las implicaciones del Brexit, y se ha mantenido un contacto fluido con la embajada británica, todo ello con el objetivo principal de adelantarse a esas cuestiones de procedimiento que pueden variar sustancialmente las condiciones en las que compiten los productos españoles, y en consiguiente los cántabros, en el mercado británico: “Mi impresión a partir de lo que nos transmite la embajada y el consulado británico, es positiva. Ellos están por la labor de mantener las relaciones comerciales con España, y con la idea de ponérselo fácil a las empresas. De echo han acuñado un eslogan, ‘check prepare’, prepárate para seguir en el Reino Unido, con el que quieren dejar claro su voluntad de seguir contando con nuestras empresas”.
El máximo responsable de Sodercan admite que las cifras de exportaciones al Reino Unido en lo que llevamos de 2020 no han refrendado la tendencia
que reflejaban las correspondientes a 2019, pero considera que ello es debido a la situación provoca- da por la pandemia y que, por lo tanto, son datos que no ofrecen una buena base sobre la que sacar conclusiones relacionadas con el Brexit: “Aun así, el descenso en las exportaciones al Reino Unido, que es de casi un 18%, es mucho menor que el que se ha dado en otros mercados”.
Por la misma razón que en su valoración de las cifras globales de exportación al Reino Unido, Carrión considera que los datos de 2020 no son especialmente adecuados para identificar los productos cántabros con más demanda en el Reino Unido, y prefiere remitirse a 2019 para bus- car referencias. El sector agroalimentario ex- portó ese año productos por valor de 44 millones de euros, aun- que la industria mantuvo el mayor peso en las ventas en Reino Unido, con 117 millones de euros. Los pro- ductos que protagonizaron el mayor crecimiento fueron el cementos, la alimentación y los envases y embalajes, junto a los componentes de automoción. “Estos datos pueden dar la pauta de lo que serán nuestras exportaciones en la era post-brexit. Los últimos datos de 2020 se encuentran muy afectados por la pandemia y reflejan una reducción, tanto por la reducción de volúmenes como por los productos que más caen y los pocos que crecen, como los plásticos o las conservas de pescado. La crisis sanitaria hace que no tenga mucho sentido sacar conclusiones de lo que ha sucedido este año”.
Desde Sodercan se insiste en que la crisis del covid-19 complica extraordinariamente cualquier previsión que quiera hacerse sobre la evolución de la relación comercial con los británicos, siendo ahora mismo el factor que más preocupa a las empresas, por delante incluso de la inminente salida de la UE sin acuerdo a la que se encamina el Reino Unido. A más largo plazo, el acento se pone en las consecuencias que el Brexit puede tener en la economía británica, que podría perder protagonismo en el comercio internacional, a lo que hay que unir las posibles tentaciones proteccionistas, en parte desactivadas con la derrota de Trump en las elecciones de Estados Unidos, pero siempre presentes como una amenaza latente: “Confiamos en que no suceda. El Reino Unido es un país importador, que sabe que necesita al resto del mundo y que siempre ha visto a España como uno de sus socios comerciales preferentes.
El riesgo de la deriva proteccionista
El riesgo de una deriva proteccionista es también la principal preocupación de Modesto Piñeiro, presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria. La institución cameral ha seguido con atención todo el proceso que ha terminado por conducir a la abrupta salida del Reino Unido de la crisis, cuenta con una oficina para informar sobre las implicaciones del Brexit y ha venido recogiendo el sentir de las empresas en todo este tiempo. “Hay una preocupación clara por toda la carga burocrática que va a implicar el que la salida vaya a producirse sin haber alcanzado un acuerdo comercial entre Londres y Bruselas. Pero es verdad que por el momento, más allá de esa complicación administrativa, no se está planteando establecer aranceles a los productos, y eso es positivo. Habrá que ir viéndolo, porque miembros del Gobierno británico se han expresado en ocasiones a favor del proteccionismo, en la estela de Estados Unidos. Eso sí que sería un problema, porque el proteccionismo empobrece a todas las partes”, señala el presidente de Cámara Cantabria.
Aunque Modesto Piñeiro admite que difícilmente podrá evitarse que el año 2021 comience sin acuerdo, confía en que este termine firmándose, por muy reacio que hasta ahora se haya mostrado el Gobierno británico a hacerlo. Como Javier Carrión, también cree que la derrota de Trump, que abogaba por sustituir a la UE como principal socio comercial delReino Unido, contribuirá a que las aguas vuelvan a un cauce que, de hecho, nunca han abandonado: “Lo que no tiene sentido es que lo que hasta ayer era normal, con unas homologaciones que aceptábamos todos, con una confianza en los productos sanitarios, en la alimentación, en la seguridad, que todo eso pase al olvido y se considere como algo ajeno. Espero que se avance en ese acuerdo, porque no hay que perder de vista que el más perjudicado con esto va a ser el ciudadano británico”.
En relación con las empresas, y con los plazos más inmediatos, el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria considera que la principal incógnita a despejar es el efecto que la carga administrativa pueda llegar a tener sobre la competitividad de los productos cántabros, aunque confía en que, cuanto menos en los primeros meses, haya una cierta laxitud en el cumplimiento de la normativa que evite lo que, de otra forma, sería un más que previsible colapso: “Por más que se esté intentando agilizar las gestiones por medios telemáticos, indudablemente todo esto va a provocar retrasos en las fronteras. Pensemos en los miles y miles de camiones que llegan todos los días al Reino Unido procedentes de la UE. Ellos van a ser los principales interesados en evitar ese cuello de botella, porque no hay que olvidar que el Reino Unido es una isla, y el riesgo de desabastecimiento es claro”.
La perspectiva desde los muelles
Aproximadamente el 25% del tráfico del puerto de Santander tiene origen o destino en el Reino Unido. El Brexit convertirá a los muelles en frontera con los británicos y uno de los escenarios en los que des- arrollarán los trámites administrativos a los que dará lugar la ausencia de un tratado comercial entre Londres y la UE. Esos trámites, y lo que pueden su- poner a la hora de com- prometer tiempo y espacio en el puerto, son la principal preocupación que ex- presa Pablo Pellón, director general de la naviera CLdN en España: “Tenemos el puerto lleno de actividad, y eso es muy bueno, pero es fácil entender que cualquier de- mora en el tiempo que las mercancías pasan en los muelles puede suponer un problema, porque su capacidad es limitada y no es sencillo aumentarla de un día para otro. Hay que confiar en que los Gobiernos pongan los medios necesarios para agilizar los trámites. Necesitamos que las exportaciones puedan hacerse de forma rápida y segura”.
CLdN, una de las navieras más activas del puerto desde su llegada a Santander en 2016, comenzó el pasado mes de junio a operar una línea directa entre la capital de Cantabria y Liverpool, además de conectar también ambas orillas de forma indirecta a través de Zeebrugge. Ello la sitúa en una inmejorable posición para valorar las implicaciones que el Brexit puede tener en las relaciones comerciales entre Reino Unido y España, y en los movimientos de mercancías entre ambos mercados. “Con la salvedad de las cuestiones aduaneras, podemos decir que nos- otros ya estamos prácticamente trabajando en condiciones Brexit, y nuestra experiencia está siendo muy positiva”, explica Pablo Pellón, que ha visto cómo las previsiones iniciales de tráficos se han visto rápidamente desbordadas, de manera que lo que en principio iba a ser una única escala, se ha convertido en dos, con los barcos llenos. CLdN da servicio ro-ro –la carga y descarga se hace rodando– de trailers, semirremolques, contenedores y carga sobre mafi, un tipo de plataforma estandarizada que se mueve sobre ruedas. “Nosotros no movemos personas, los remolques viajan solos, sin la cabeza tractora y sin conductor, y eso se adapta perfectamente a las implicaciones del Brexit”, señala el director general de la naviera en España, que también considera que en los últimos meses la demanda de transporte con el Reino Unido se ha visto incrementada por las incertidumbres de las empresas británicas ante la salida sin acuerdo, que les ha llevado a llenar sus almacenes para evitar cualquier riesgo de desabastecimiento. “En- tiendo que eso pueda provocar que en los primeros meses tras el Brexit las cifras bajen un poco, pero la respuesta que estamos viendo en los clientes es muy positiva y, aunque sin los crecimientos que hemos vivido estos meses, estamos convencidos de que el movimiento de mercancías con el Reino Unido seguirá siendo muy alto”.
La actividad de CLdN en Santander trasciende con mucho lo que podíamos considerar el ‘hinterland’ del puerto –embarcan gran cantidad de mercancías procedentes de Valencia, Almería, Granada, Murcia o Castellón, sobre todo de alimentación– lo que amplía la perspectiva que puede dar sobre las posibilidades que existen de mantener, o incluso incrementar, los tráficos con el Reino Unido, independientemente de las condiciones del Brexit. “Estamos expectantes. Las empresas estamos preparándonos para el escenario más complicado posible, aun- que confiamos en que finalmente se alcance algún tipo de acuerdo. En todo caso, de lo que estamos seguros es de que la logística va a ser más im- portante de lo que ya era para la competitividad de las empresas. Ahí tenemos una oportunidad que tanto nosotros como el puerto de Santander tenemos que ser capaces de aprovechar”.
La vital labor del transitario
La renovada carga administrativa que conllevarán las operaciones con el Reino Unido convierte en fundamental la tarea de los agentes que asumen toda la gestión de los envíos por cuenta de sus clientes. Alfinter, el único transitario que tiene su sede en Cantabria, está preparado para hacer frente a los requerimientos de un Brexit sin acuerdo
Además de ser un paso atrás en un proceso de eliminación de barreras que parecía asumido por todos, que a partir del próximo uno de enero se levante una frontera donde antes no la había implica una carga burocrática y administrativa que cambia por completo las reglas que rigen los envíos con origen y destino a uno y otro lado de esa línea. En el caso de la ahora trazada para separar a Reino Unido y UE, supone además cambiar la forma de relacionarse entre los que hasta ahora era socios comerciales preferentes y, en lo que todo ello puede afectar a empresas de Cantabria, implica dificultar las exportaciones a quien supone el cuarto mercado más importante para los productos cántabros, que hasta ahora podían llegar a su destino sin pasar por trámite aduanero alguno. Minimizar lo que esos trámites puedan tener de condicionante para la competitividad del producto de sus clientes es la principal tarea de los transitarios, empresas que asumen toda la gestión de la cadena logística que separa el origen y el destino de las mercancías, incluyendo toda la gestión administrativa que puedan implicar esos envíos. Alfinter, el único transitario que tiene su sede en Cantabria, ha asumido ya que a partir del 1 de enero el Reino Unido pasará a tener la condición de tercer país, con las fronteras operando como tales a todos los efectos. Y está preparado para ello.
Alfinter tiene la condición de representante aduanero, lo que le otorga capacidad para representar directa- mente a sus clientes en cualquier trámite a realizar en la aduana. El objetivo, al igual que sucede cuando trata con navieras para con- tratar el servicio de transporte, es liberar completamente a su cliente de todas las ta- reas relacionadas con el envío o la recepción de mercancías. En el caso de las que llegan o van al Reino Unido, y en lo relacionado con lo que cambiará a partir del 1 de enero, eso implica la tramitación de los registros, el asesoramiento en transacciones, presentación de declaraciones de aduana para importación, exportación y transporte de bienes a través del Reino Unido, la obtención de la licencia especial que requieren determinados bienes –residuos o productos químicos/peligrosos–, los trámites adiciona- les referentes a impuestos especiales y el abono de aranceles y otros tributos a la importación. También la liquidación del IVA en el país de la UE en el que se importa la mercancía desde el Reino Unido y el apoyo en
posibles controles en frontera según la mercancía. “Nuestro objetivo es liberar a nuestro cliente de cualquier preocupación que pueda generar su envío. El Brexit va a complicar ahora los que se hacen a o desde el Reino Unido, pero esas mayores dificultades forman parte de nuestro trabajo y las asumimos nosotros, no nuestro cliente”, explica Christoph Hahnkamm, director de Alfinter.
El tener la sede en Cantabria, y el trabajar de manera presencial en el puerto de Santander, sitúa a Alfinter en disposición de responder con la mayor agilidad ante cualquier incidencia en la aduana, un factor clave para evitar el bloqueo de mercan- cías y los consiguientes retrasos en las entregas. Estar acreditado como Operador Económico Autorizado –un sello que lo avala ante la Agencia Tributaria– es otro elemento que permite una rápida respuesta ante posibles requerimientos de información o documentación. “Cualquier empresa que mantenga relaciones comerciales con el Reino Unido va a verse afectada por el Brexit. Nuestra tarea es ofrecerle soluciones, y estamos preparados para hacerlo en cualquier circunstancia”, señala el director de Alfinter.