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Ángel Cuevas García llega a la presidencia de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC) en uno de los mejores momentos para el sector de los últimos ejercicios. Según asegura, los establecimientos de la región suman meses rozando el lleno y los clientes han incrementado tanto el gasto como la estancia media.

Texto de Jesús García-Bermejo @chusgbh

El pasado 2 de julio Ángel Cuevas García fue proclamado presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC), cargo al que accede tras ocho años como miembro de la Junta Permanente de la organización, comandada hasta esa fecha por Emérito Astuy. Este empresario y hostelero, nacido en Queveda hace ahora 54 años, dirige un grupo familiar que cuenta con tres hoteles en Santillana del Mar –Cuevas I y II y Casa del Marqués– y dos establecimientos más en Suances –Hotel Cuevas III y los apartamentos turísticos Costa Esmeralda–. Además, el grupo hostelero que encabeza, en el que ya está implicada la tercera generación de los Cuevas, es propietario de la Casa de los Hombrones, también en Santillana del Mar, y gestiona el Hotel Faro, en San Vicente de la Barquera. Profesional del sector desde los 16 años, edad con la que se incorporó a la plantilla de Taberna Moisés como camarero, el nuevo presidente llega al cargo tras haber vivido en primera persona muchos de los problemas que afectan a los establecimientos hosteleros de nuestra región. Asociacionismo, formación y promoción serán algunas de sus principales apuestas para continuar con la labor iniciada por su predecesor.

Pregunta.- ¿Cómo han sido estas primeras semanas al frente de la asociación?
Respuesta.- Ciertamente ajetreadas, aunque las fechas en las que nos encontramos tienen mucho que ver. Este proyecto va a ser una continuación de la labor iniciada por Emérito Astuy, por lo que los cambios serán mínimos y, sobre todo, graduales. Sin ir más lejos, la Junta Directiva, que la elige el propio presidente, es exactamente la misma que en la anterior etapa, a excepción de dos miembros que por motivos personales han decidido no continuar. La única novedad al respecto es la incorporación de tres personas para la zona de Santander capital, un punto en el que entendíamos que era necesario reforzar nuestra presencia.

P.- Deduzco de sus palabras que no va a haber excesivas novedades en la política de la asociación, al menos por el momento.
R.- Nuestra organización goza de una salud envidiable, y entre los asociados el trato es cercano y cordial, por lo que tampoco tendría sentido pensar en un cambio radical de rumbo. De cualquier forma, todo aquel que llega a un cargo como este trata de imprimir su sello personal, y es cierto que me he marcado algunos ejes sobre los que girará la actividad de la asociación durante al menos estos primeros meses.

P.- ¿Y cuáles son?
R.- Por un lado, vamos apostar por la búsqueda de grandes convenios y colaboraciones que puedan redundar en beneficio de los socios, y te pongo un ejemplo: acabamos de fichar a un asesor energético cuya labor será la de orientar al asociado con sus facturas de luz, agua, o gas, recomendándole la opción que suponga mayor ahorro para su negocio. Además, estamos a punto de cerrar un acuerdo con los bancos para reducir las comisiones en los pagos que el cliente haga con tarjeta.

P.- Según se ha publicado, otro de los grandes objetivos es la reforma del Hotel Escuela Las Carolinas.
R.- Así es, aunque es una labor que afrontaremos, aproximadamente, dentro de un año. La idea es realizar una reforma integral que sirva para modernizar las instalaciones y adecuarlas al mercado y tiempo actuales. Esto, por un lado, redundará en un aumento de los ingresos propios, gracias al incremento de las reservas, y, por otro, servirá para que nuestra sede, que es el reflejo que la sociedad tiene de nosotros, sea un lugar puntero. Desde luego, la finca y el edificio tienen todas las posibilidades del mundo, y creo que estamos en la obligación de aprovecharlas. Por otra parte, pretendemos duplicar el número de alumnos actuales, porque en las épocas de mayor volumen de trabajo, como puede ser el propio verano, nuestros asociados se quejan de las dificultades para encontrar camareros, cocineros, ayudantes de cocina o jefes de sala y barra que conozcan el oficio. Esto puede parecer una contradicción, dado el elevado desempleo actual, pero la realidad es que no hay disponibilidad de mano de obra cualificada, y, lógicamente, en julio y agosto los propietarios de los establecimientos carecen del tiempo necesario para enseñar al recién llegado en qué consiste la profesión.

P.- ¿Y cómo se puede abordar este problema?
R.- Los cursos de Las Carolinas son un éxito año tras año: concurridos, con listas de espera… Por eso, de la mano de la Dirección General de Turismo, organismo con el que ya hemos mantenido conversaciones, vamos a duplicar nuestra actual oferta. De esta forma, además de los cursos de mañana, que finalizan sobre las 5 de la tarde, los alumnos dispondrán de un turno de tarde. Así mismo, también junto a la Consejería,  vamos a apostar por dar un giro a la promoción de Cantabria, centrándonos en los meses del año en los que hay menor volumen de trabajo y en aquellos puntos con los que estamos mejor comunicados. Así, queremos realizar campañas concretas en canales temáticos de viajes de Inglaterra, Alemania o Francia; y, pensando en el mercado nacional, vamos a lanzar en provincias limítrofes cajas regalo cántabras o packs de escapadas de fin de semana.

P.- En lo que respecta a la actualidad del sector, ¿qué valoración se hace desde su organización de los resultados cosechados en la Feria de Día de Santander?
R.- Todos estamos de acuerdo en que las casetas han supuesto un antes y un después para la Semana Grande, sobre todo en lo que tiene que ver con la oferta de ocio disponible para el gran público. Recientemente, hemos mantenido una reunión para hacer balance de la actividad hostelera generada este año y abordar las novedades que podrían introducirse de cara al siguiente, y la verdad es que hay de todo: Hay gente que ha trabajado más que otros años, otros que han igualado las cifras del verano pasado y están también los que han visto empeorar sus resultados. De cualquier forma, tenemos claro que son muchas las cosas que pueden mejorarse de cara a 2016, y así se lo hemos hecho saber al Ayuntamiento de Santander.

P.- ¿Como cuáles?
R.-Dado que estamos en una región en la que llueve bastante, hemos solicitado que, junto a cada caseta, pueda instalarse una pequeña jaima, simplemente para que 15 ó 20 personas puedan resguardarse si cae un chaparrón, de manera que media hora de mal tiempo no signifique una mala jornada para todos. Además, queremos poner un par de cubas o bidones por establecimiento que puedan servir como mesa, cosa a día de hoy solo se está haciendo en algunos puntos, y vamos a solicitar que entre los hosteleros de cada zona puedan desarrollar actividades de ocio propias, independientes de las que planifique el Ayuntamiento. Finalmente, trataremos de posponer algo la hora de cierre, aunque sea una hora, sobre todo en víspera de festivo.

P.- Y siguiendo con los balances, ¿ cómo están yendo las cosas para el sector en estos meses de temporada alta?
R.- Desde 2007 hasta comienzos de 2014 los beneficios de la hostelería de la región cayeron entre un 35 y un 40%, pero ya el pasado ejercicio se comenzó a percibir un cambio de tendencia, cerrándose el año con un aumento del 4% en las facturaciones. De acuerdo a los resultados registrados hasta la fecha, creemos que a la conclusión de 2015 podremos hablar de un crecimiento adicional superior al de 2014, lo que creo que es para estar más que satisfechos. Bien es cierto que aún estamos lejos de las cifras de  2006 o 2007, pero venimos notando un cambio en la curva de resultados que nos anima a ser positivos. Esta será una labor lenta y, aunque los frutos no van a llegar de la noche a la mañana, los asociados nos cuentan que el verano está siendo muy potente. Desde luego, hacía años que los profesionales del sector no teníamos sensaciones tan positivas como las de los últimos meses.

P.- Pero siempre se ha comentado que esos índices no volverían a alcanzarse…
R.- Volver a esos números es muy difícil, pero no veo imposible poder aproximarnos, sobre todo porque, como acabo de comentar, este año estamos observando comportamientos que hace mucho tiempo que no se daban: desde mediados de junio las ocupaciones son muy altas, poco a poco los precios se están recuperando, incluso el cliente está volviendo a hacer reservas con cierta antelación, factor clave para la tranquilidad y planificación del hostelero. En un hipotético ranking nacional, ahora mismo Cantabria estaría entre las regiones más potentes a nivel turístico.

P.- ¿Y cómo se explica esta mejoría? ¿Se ha producido una variación en el perfil del turista que visita la región?
R.- Se ha incrementado algo el porcentaje de extranjeros, sobre todo ingleses, italianos, belgas, holandeses y franceses, aunque el protagonismo sigue siendo del cliente nacional, que en nuestra comunidad autónoma representa cerca de un 80% del total. Hay que tener en cuenta, más allá de la mejora económica en el conjunto del país, el verano tan caluroso que estamos teniendo anima a los españoles a apostar por pasar unos días en el norte, cuando otros veranos solían optar por el Mediterráneo o el sur. Es más, aunque la mayoría nos visitan desde provincias limítrofes, se ha producido un incremento considerable de los turistas que se acercan hasta nuestra tierra desde Sevilla, Valencia, Extremadura, Cataluña… Se podría afirmar que este año el clima ha sido una ventaja competitiva para Cantabria. Y no hay que obviar que los conflictos que se están dando en destinos internacionales animan al extranjero a apostar por nuestro país para pasar unos días de descanso, lo que también redunda en más turistas para nuestra región.

P.- ¿Y la estancia media del cliente? ¿También se ha mejorado en este aspecto?
R.- Pues lo cierto es que sí, o al menos esa es la percepción que tenemos los profesionales del sector. Actualmente, la estancia media anual en Cantabria se sitúa en 2,3 días. Basándonos en el comportamiento de este verano, se puede afirmar que vamos a lograr incrementar esa cifra a cierre de ejercicio, y la prueba es que estamos volviendo a tener reservas de 8 y 10 días en temporada alta, cosa que llevaba años sin suceder.

P.- ¿Hasta qué punto las nuevas conexiones por aire, carretera y tren han tenido un papel importante en esta mejoría?
R.- El incremento que se está produciendo de los turistas procedentes de Galicia demuestra que son fundamentales. Y a nivel internacional, es evidente que el avión y el barco nos han convertido en destino directo de británicos e italianos. De hecho estamos realizando campañas concretas para consolidar a este turista inglés, que tanto por poder adquisitivo como por gustos es muy interesante para la hostelería de la región. Nuestra asignatura pendiente es Francia, un país del que apenas nos separan dos horas en coche y al que no sacamos el partido suficiente, aunque, como ya te he comentado, tenemos diversas acciones previstas para corregir esta tendencia.

P.- Además de en ocupaciones, esta es una de las épocas más fuertes del año en bodas y eventos. ¿Cómo se está comportando este mercado?
R.- En los últimos tiempos venimos apreciando cierta mejoría en el turismo de eventos, fundamental para combatir la estacionalidad del sector, y más en Cantabria, donde el buen tiempo se concentra en solo dos de los 12 meses del año. Esta evolución es otro indicio de que el país va superando poco a poco la crisis, porque en ejercicios anteriores no solo caían las bodas, sino también el número medio de invitados. De hecho, los propios profesionales nos cuentan que cada vez hay más enlaces que superan los 100 comensales, cosa que hace meses parecía impensable. Recuerdo una conversación con un empresario hostelero en la que me decía que eran tres problemas en uno: menos bodas, menos dinero y menos invitados. Ahora, por suerte, parece que la dinámica ha cambiado, en buena medida por lo bien que están funcionando las alternativas que se ofrecen al cliente, como carpas al aire libre en fincas privilegiadas o packs de alojamiento y enlace que se dan fruto de la colaboración entre restaurantes y hoteles.

P.- Hablando de los restaurantes, ¿gozan también de buena salud? ¿Y los bares?
R.- Han mejorado algo sus cifras, pero levemente. Esto se debe a que, en mi modesta opinión, existe cierta saturación en ambos mercados, al menos en Cantabria. Solo la continua rotación de negocios de este tipo ha evitado que el número de cierres en estos años no haya sido proporcional a la caída de facturaciones, pues a día de hoy contamos prácticamente con los mismos establecimientos que hace 4 años. Sinceramente, creo que no hay hueco para todos.

P.- Pero la gente continúa apostando por la hostelería para iniciar un negocio.
R.- Efectivamente, lo que, a su vez, explica porque tantos establecimientos cierran apenas un año después de haber abierto sus puertas. Si en una sala juntamos a 10 personas sin experiencia profesional y las preguntamos si estarían dispuestas a poner en marcha un taller mecánico, seguro que las 10 dicen que no sin pensarlo siquiera. En cambio, si en lugar de eso les damos la posibilidad de abrir un bar, un restaurante o un pub, seguro que a más de la mitad les parece una gran idea. No sé por qué existe esa creencia popular de que el mundo de la hostelería es sencillo, pero lo cierto es que sin formación, sin profesionalidad y sin trabajo es imposible sacar adelante un negocio de este tipo. De hecho, aunque por nuestra asociación pasan 2.000 profesionales a formarse cada año, debieran ser muchos más, tanto veteranos como novatos.

P.- ¿Y les preocupa que muchas de estas nuevas aperturas correspondan a franquicias o grandes cadenas de restaurantes?
R.- Como suele decirse, no se puede poner puertas al mar. Si ese negocio cumple con la normativa y tiene al día las licencias y permisos oportunos, no podemos obstaculizar la propia evolución del mercado. Y no hay que olvidar que ese establecimiento puede ser propiedad de un cántabro, ni que la competencia de este tipo de firmas suele servir para que los locales más tradicionales renueven oferta, redecoren o lleguen incluso a lograr incrementar clientela. En cualquier caso, apostar por una franquicia o gran cadena no es sinónimo de éxito. Es más, un porcentaje importante de los cierres prematuros que se vienen dando en los últimos tiempos corresponde a este perfil de compañía.

P.- ¿También se da esta rotación en el sector del ocio nocturno?
R.- Sin duda. Desde la asociación siempre hemos dicho que, si los hoteles, los bares y los restaurantes hemos notado la crisis, los pubs son los que más la han sufrido. Aún a día de hoy el público opta por tomar copas en su casa o alargar las cenas con algún combinado. Salir de noche se ha convertido en un lujo reservado a unos pocos, y luchar contra eso es muy complicado.

P.- Durante la crisis, los campings y alojamientos rurales eran de los pocos que registraban cifras positivas. ¿En qué situación se encuentran a día de hoy?
R.- Han mejorado en la misma proporción que el resto de mercados. Muchos de los clientes de este tipo de instalaciones siguen optando por ellas, y no solo porque son más asequibles que un hotel, sino porque les gustan más. Hay un perfil de cliente que disfruta más en contacto directo con la naturaleza, y muchos de los que se pasaron a este mercado para poder seguir teniendo vacaciones se han convertido en habituales por simple y llana preferencia. Además, hablamos de un tipo de negocio con elevados márgenes, mientras que hoteles, restaurantes y bares han reducido tanto sus precios que se necesita mayores volúmenes de clientela para obtener un beneficio similar al de hace años.

P.- ¿Siguen los establecimientos optando por cerrar en temporada baja o abrir solo en fines de semana? 
R.- Muchos sí, especialmente los de fuera de Santander, y no creo que esta tendencia cambie. Se trata de una decisión lógica que yo mismo aplico en muchos de mis negocios. ¿Qué sentido tiene que mis apartamentos de Suances estén disponibles un lunes o un martes de febrero o que un camping en Oyambre permanezca abierto en pleno mes de noviembre? Las ventas se optimizan en viernes, sábado, domingo y en temporada alta, y cada día que abres tienes gastos de personal, luz, agua… Este es un fenómeno que no solo se da en Cantabria sino en puntos turísticos de toda España, y no creo vayan a producirse cambios significativos a medio plazo.

P.- ¿Hasta qué punto las centrales de reservas tipo Booking han tenido protagonismo en los resultados cosechados estos meses?
R.- Han sido claves. Ten en cuenta que, actualmente, cerca del 60 o 70% de las reservas nos llegan por esta vía, y, aunque todos los hosteleros tratamos de reducir esos porcentajes, no resulta sencillo. Hace años nos ocurría lo mismo con las agencias de viaje. Estos touroperadores no son más que un fiel reflejo de cómo el mercado ha evolucionado.

P.- Pero esto reduce aún más sus márgenes. ¿Existe alguna posibilidad de limitar los porcentajes que se llevan estas compañías por cada operación?
R.- No es fácil, básicamente porque en muchos casos son ellos los que tienen la sartén por el mango. La alternativa es que las reservas lleguen a través de las webs de los propios establecimientos, pero cambiar este tipo de hábitos entre los consumidores no es sencillo. Nosotros hicimos ya un intento desde la asociación creando una especie de Booking a la cántabra, pero no funcionó. La cuestión es que, aunque perciben entre el 15 y el 20% del importe final solo por la gestión, dependemos de ellos: si no estás en estas páginas, no existes para el gran público.

P.- Otro tema que siempre está de actualidad en el sector es el de la competencia desleal. En este sentido, los usuarios de autocaravanas denuncian que no cuentan con espacios públicos donde estacionar este tipo de vehículo en Cantabria, cosa que si se da en otras regiones. ¿Cuál es la postura de la asociación que preside al respecto?
R.- Creo que es evidente que, si los campings pagan sus impuestos, están completamente regulados y cumplen con la normativa vigente, lo lógico es que las autocaravanas estén en este tipo de espacios. Lo mismo ocurre con el botellón: beber en la calle no es legal en esta región, y existen establecimientos y espacios en los que si se pueden consumir bebidas alcohólicas, y es allí donde debe hacerse. Aún así, si se desarrolla un marco legal que permita  a las autocaravanas estacionar en la vía pública, no seremos nosotros los que nos opongamos a ello.

P.- También llevan años denunciando la competencia desleal que los apartamentos turísticos ilegales supone para sus asociados. ¿Cuál es la situación ahora mismo?
R.- Desde la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria estamos muy satisfechos de que se haya empezado a perseguir esta lacra a nivel nacional, una labor que viene a reforzar la que desde hace algún tiempo venimos desarrollando en colaboración con la Dirección General de Turismo, gracias a la cual se han logrado cerrar un buen número de alojamientos ilegales. Tenemos claro que queda mucho trabajo por hacer al respecto, pero en la región ya se han dado pasos importantes para acabar con esta práctica.