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Una nave en el recinto portuario aporta el espacio en el que se desarrolla Boya 14, un programa de apoyo a la creación de empresas puesto en marcha por la Dirección General de Juventud y gestionado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento en el que dan sus primeros pasos proyectos creados por jóvenes menores de 35 años. Tras una primera edición que arrancó en 2022, la nueva convocatoria busca ya candidatos para dar continuidad a la iniciativa, abierta tanto a proyectos todavía por concretar como a empresas nacidas con posterioridad a 2019.

Cristina Bartolomé |  @criskyra | Febrero 2024

En un almacén remodelado de la Zona Franca del Puerto de Santander, un grupo de emprendedores diseñan y desarrollan lo que será su proyecto empresarial. Es el coworking Boya 14 ‘La Comba’, un programa de la Dirección General de Juventud del Gobierno de Cantabria, que vio en el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE) un importante apoyo para poder llevarlo a cabo, “dado nuestro conocimiento y experiencia en el fomento de la iniciativa emprendedora”, asegura Manuel Redondo, director de esta entidad promovida conjuntamente por la Universidad de Cantabria, el Banco Santander y el Gobierno regional precisamente para facilitar la conversión de las ideas en proyectos empresariales viables. “Para el CISE supone todo un orgullo y una oportunidad de avanzar en nuestra misión de impulsar la cultura de la innovación y del emprendimiento”, recalca.

En ese espacio físico, gratuito, se crea un entorno dinámico y colaborativo donde varios jóvenes desarrollan sus actividades, conjugando un apoyo formativo con la generación de un ecosistema donde se crean relaciones entre los propios emprendedores de manera orgánica. La suma del espacio y la formación es lo que hace precisamente a este programa diferenciarse de otros, subraya Redondo.

De la mano de expertos, los emprendedores recorren el camino desde la validación de sus ideas hasta la financiación y el marketing. Aunque el director del CISE no rebaja el esfuerzo que se requiere para emprender iniciativas empresariales, recuerda que todos los proyectos necesitan tiempo para consolidarse y define el emprendimiento como un ejercicio de “alto riesgo”. Como en cualquier actividad económica, apunta, el emprendedor está obligado a cumplir con los requerimientos administrativos y tributarios, además de la propia inversión necesaria. “El arranque de un nuevo proyecto empresarial no suele caracterizarse por la disposición de demasiado capital, equipo o tiempo. Esta situación hace que sea una actividad frágil, que se debe apoyar y cuidar con esmero”. Por ello, en el CISE están orgullosos de que la iniciativa contara con jóvenes empresarios desde el inicio del programa, en 2022, algo que esperan que se refrende ahora que se abre una nueva convocatoria.

Tras el camino formativo y la puesta en marcha de la iniciativa empresarial que realizan los emprendedores y en el que cuentan con el acompañamiento de expertos, no existe ninguna relación contractual entre los emprendedores y CISE, “ni durante ni después del paso por Boya 14”, indica Manuel Redondo. “La participación es gratuita y no conlleva para ellos ningún tipo de coste, firma de acuerdo para la toma de participación ni nada parecido”. La relación permanece a título informativo ya que, si lo desean, se les mantiene al tanto de otras acciones impulsadas por CISE u otras entidades que puedan ser de ayuda en siguientes etapas de su travesía emprendedora.

Asier Trancho, director del programa Boya 14. Foto: Nacho Cubero

Formación y trabajo

Asier Trancho es el director del programa coworking Boya 14. Describe que en el día a día cada emprendedor se ubica en su espacio y trabaja en su proyecto. Sobre las 12 del mediodía hacen un descanso y hablan de sus proyectos. “Aquí aprovecho para facilitarles información de interés sobre ayudas o programas y plantearles posibles formaciones o dinámicas, o ellos mismos me dan indicaciones sobre alternativas que les podrían interesar; también les pregunto sobre posibles necesidades o dudas”, explica. Luego vuelven a sus quehaceres hasta la hora de comer, en el que se repite más o menos el mismo proceso, aunque pueden aprovechar otros momentos para hablar entre ellos o hacer consultas, siempre respetando las normas de convivencia del espacio.

Antes de entrar en el programa, se seleccionan los proyectos que lo integrarán mediante una entrevista personal para considerar aspectos como la experiencia, la motivación y la disponibilidad, así como su posible aportación y encaje con el resto de participantes. Los candidatos también han de cumplir algunos requisitos, como el de residir en Cantabria, ser menores de 35 años y que no hayan constituido su empresa antes de 2019.

Además de todas las actividades formativas, los emprendedores reciben ayuda para la búsqueda de financiación a través de encuentros y contactos con perfiles relevantes para sus proyectos. También se les envía información –“bastante interesante”, recalca Asier Trancho– sobre subvenciones y programas de soporte financiero. Todo este apoyo formativo y el contacto con otros perfiles emprendedores han favorecido sinergias y colaboraciones, asegura el director de Boya 14, así como una mejora en la difusión e imagen de sus proyectos. “Además, disponer de un espacio con todas las facilidades les da un empujón para poder seguir enfocados en dar pasos hacia delante en su proyecto, ya que de esta manera se pueden despreocupar económicamente del alquiler de un espacio en el que trabajar y reunirse con sus socios y clientes”, añade.

Arlette de Jesús Hernández: Arboisiere Studio

Arboisiere Studio es la agencia de diseño fundada por Arlette de Jesús Hernández. Se dedica a crear experiencias inmersivas utilizando realidad aumentada. Esta idea de negocio busca ofrecer “experiencias únicas”, define Arlette, que combinen el mundo digital con el mundo real para aportar soluciones creativas a clientes de Cantabria y el resto de España.

Arlette de Jesús realizó un máster en Empresa y Tecnologías de la Información en la Universidad de Cantabria donde descubrió el programa de coworking del CISE, con el que se puso en contacto e inició una experiencia que considera no ha podido ser mejor: “La oportunidad de formar parte del coworking Boya 14 me ha proporcionado un espacio colaborativo, donde puedo conectar con otros emprendedores. Esta red de contactos ha sido invaluable para el intercambio de ideas y colaboraciones potenciales. Ha sido emocionante y desafiante, donde cada día es una oportunidad para aprender y crecer”.

Al igual que sus compañeros del coworking, la promotora de Arboisiere Studio valora como clave del éxito la perseverancia y capacidad de adaptación: “Sé que los desafíos son inevitables, pero enfrentarlos con determinación, intentar ver siempre el lado positivo y adaptarme a lo que vaya surgiendo me ha permitido estar en donde estoy y con ánimos de seguir adelante”.

Arlette confía en que las tecnologías inmersivas, como la realidad aumentada, mixta y virtual, que están “en plena evolución”, llegue un momento en el que sean tan comunes como utilizar un teléfono móvil o una tableta: “Creo que este es el momento ideal para poner sobre la mesa proyectos que exploten todo ese potencial tecnológico”.

Lucía Sierra, promotora de Pura Vena, empresa especializada en llevar la danza a los pacientes oncológicos. Foto: Nacho Cubero

Lucía Sierra: Pura Vena

Lucía Sierra Cano es una de las jóvenes emprendedoras que ha participado en este programa, que conoció a través del propio Centro Internacional Santander Emprendimiento. Pura Vena es su empresa, a la que define como el primer servicio de bienestar español que incorpora la danza para prevenir, emocionar y mejorar el estado de salud de las personas antes, durante y después del cáncer. Para ello aplica el método de ‘psicoballet cubano’ a las necesidades del paciente oncológico. En el Coworking Boya 14 ha conectado con otras personas que se encuentran en su misma circunstancia, lo que ayuda mucho en “un camino solitario y con muchos obstáculos. Si compartes preocupaciones, puedes compartir soluciones”. Lleva en activo dos años, su objetivo a corto plazo es la consolidación de sus servicios en diferentes entidades públicas y la ampliación a entidades privadas y que su plataforma web sea una realidad en 2024. A largo plazo, Lucía prevé aumentar la plantilla y “conseguir que la danza adaptada al cáncer se inscriba en los centros de atención primaria”.

La fórmula, dice, es “trabajo, constancia y esfuerzo” para introducir en el mercado español algo nuevo: “Algunas personas piensan en la danza como una actividad de entretenimiento, pero es una disciplina que va más allá, es un arte que traspasa los escenarios pudiendo aportar mucho a los ámbitos clínico, sanitario y social”. Tras casi una década de investigación, aplicación y adaptación del método de psicoballet y la danza en diferentes hospitales españoles a niños y mujeres con cáncer, asegura, “la experiencia avala esas disciplinas como método de mejora de la salud emocional, reduciendo la ansiedad; la salud física, por la práctica de la danza, y la social, ya que las personas que padecen cáncer encuentran a otras que están en su mismo proceso al hacer la danza en grupo”. De su estancia en el Coworking Boya 14 valora especialmente la formación y el aprendizaje continuo: “El mundo cambia y tienes que estar preparado para adaptarte a él”, resume.

Ana Ceballos, gerente de Nuage Turismo y Eventos. Foto: Nacho Cubero

Ana Ceballos: Nuage Turismo y Eventos

Ana Ceballos Berasategui es gerente de Nuage Turismo y Eventos, que ya se encuentra en el mercado y trabajando en proyectos reales dentro de sus dos ámbitos de negocio: consultoría turística y organización de eventos. La actividad no ha hecho más que comenzar con una serie de trabajos que han impulsado su empresa, explica: “Nuestra actividad se ha enfocado en un primer momento en Cantabria, ayudando a dinamizar el turismo gracias a nuestros proyectos, ahora queremos expandirnos por el territorio nacional. Grandes clientes, tanto de la empresa pública como privada a nivel regional y nacional han confiado en nosotros para hacer realidad sus proyectos, como: Noatum Logistics, Bridgestone, la agencia de desarrollo rural Saja-Nansa, el grupo de acción local Valles Pasiegos o ayuntamientos como Santoña, Ampuero y Limpias”.

Ana descubrió el programa de Coworking Boya 14 del CISE en Internet y se muestra feliz con el hallazgo: “Este espacio es cómodo y agradable y proporciona todas las facilidades necesarias para el desarrollo de mi proyecto. Estoy encantada de haber encontrado este coworking donde además desde el CISE nos proponen gran cantidad de formaciones y nos ponen en contacto con empresarios para seguir creciendo”.

De su estancia en el espacio habilitado en la Zona Franca destaca el aprendizaje diario y el tener que enfrentarse a nuevos retos que le permiten crecer, tanto profesional como personalmente: “Aunque hay momentos de incertidumbre, la satisfacción de construir algo propio, ver cómo va cobrando vida y obteniendo frutos es incomparable. Tengo muchas ganas de seguir avanzando, siendo perseverante y sabiendo adaptarme estoy segura de que llegaré a donde quiero”.

Uno de sus secretos es una recomendación de su madre: “Siempre me dice que sea un junco: mente flexible que se adapta fácilmente a los cambios, ponerse en el lugar de los demás y ser empático. Esto me ha permitido afrontar desafíos con resiliencia y encontrar oportunidades en situaciones difíciles”. Ana lo define como el consejo más valioso y asegura que seguirá aplicándolo: “Sin duda me ayuda mucho a manejar situaciones que se dan en el día a día de la empresa”.

El Centro Internacional Santander Emprendimiento aboga por impulsar el talento y la innovación para crear soluciones que contribuyan a cambiar el mundo. En su décimo aniversario, dos de sus principales gestores analizan la andadura de este organismo sin ánimo de lucro dedicado a fomentar la cultura emprendedora.

Manuel Casino |  @mcasino8 | Octubre 2022

Un centro singular que promueve y potencia la cultura emprendedora para generar una sociedad más innovadora, en la que las personas desempeñan un papel fundamental. Así presenta el director de Estrategia y Relaciones Institucionales del Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), Federico Gutiérrez Solana, esta institución sin ánimo de lucro volcada en fomentar el progreso social que acaba de celebrar sus primeros diez años de vida. Enmarcada dentro de la Fundación de la Universidad de Cantabria para el Estudio y la Investigación del Sector Financiero (UCEIF) y bajo el paraguas de sus tres patronos –Banco Santander, Gobierno de Cantabria y Universidad de Cantabria–, el CISE ha tratado desde sus inicios de ampliar el concepto de emprendimiento, desligándolo de esa visión asociada de forma casi exclusiva a la creación de empresas, tal y como lo sostiene Gutiérrez Solana y lo corrobora su director ejecutivo, Manuel Redondo.

“La idea clave es el valor de la creación de una persona emprendedora que quiere y persigue que su actividad profesional sea más productiva para la sociedad en su conjunto”, subraya Gutiérrez Solana. “Lo realmente importante es que el emprendimiento se vea como una herramienta que contribuye al desarrollo de competencias personales ‘profesionalizantes’; que la persona emprendedora perciba que las capacidades que adquiere le son útiles, más allá de que finalmente decida crear o no una empresa”, apuntala por su parte Redondo.

Una década en la que, explican ambos responsables, el centro ha ido generando proyectos y descubriendo nuevas oportunidades en diferentes sectores a medida que se adentraba –y profundizaba– en el ecosistema del emprendimiento universitario con un propósito muy claro: impulsar el talento y la innovación y apoyar la creación de soluciones que cambien el mundo. “Queremos que la persona sea emprendedora, que analice las oportunidades que tiene de mejorar en aquello en lo que es responsable y que el sistema de alguna manera se lo ampare. Por tanto, digamos que es una capacitación personal, pero también cultural a todas las escalas, sean institucionales, administrativas, estatales o globales”, resume Gutiérrez Solana.

En su andadura, este gestor aclara que el centro ha pasado de una concepción quizá más orientada al ámbito formativo que caracterizó sus orígenes a otra en la que, a raíz de la incorporación al proyecto del Gobierno regional y de una visión “más holística” de la situación, pasó a cubrir fundamentalmente unas necesidades sociales: “A partir de ahí, el CISE deja de ser en exclusiva un centro universitario para convertirse en un centro que lo que busca es dar apoyo a aquellas necesidades que en el ámbito del emprendimiento y de la innovación se manifiestan claramente en la sociedad”.

Ponentes y participantes en un `worshop´de empredimiento celebrando en el CISE en 2021.

En la consecución de este objetivo general, sobre el que se edificó el plan estratégico del centro, los resultados cosechados a lo largo de esta década reflejan el enorme potencial que esconde el emprendimiento, según coinciden en resaltar los dos dirigentes al unísono. Una estimulante tarea de trabajo desarrollada en equipo y en redes que ha dado evidentes frutos, o al menos así lo revelan las cifras que aparecen en un video promocional editado por el CISE para conmemorar su décimo aniversario. En poco más de cien segundos, esta cinta explica que, en este periodo de referencia, más de 72.000 personas de veintidós países europeos y americanos han participado en las actividades de este centro que, además, ha acompañado a más de 45.000 jóvenes en sus primeras experiencias emprendedoras, ha apoyado a más de 9.500 proyectos emprendedores y ha ofrecido formación online o presencial a más de 38.000 personas, entre otros logros.

Porque, al margen de los programas orientados al acompañamiento, apoyo y asesoramiento de personas con ideas emprendedoras, el CISE desarrolla igualmente programas, algunos de ellos de ámbito europeo, para fomentar la cultura emprendedora, la economía social, el cooperativismo y la innovación dirigidos no solo a jóvenes estudiantes, sino también a niños, personas seniors o mujeres migrantes…, amén de otros de sensibilización y formación en los que trabajan con el apoyo y la colaboración de diversas instituciones, organizaciones, fundaciones y empresas de dentro y fuera de la región que, según resalta Redondo, “también identifican necesidades y vislumbran oportunidades de trabajar el emprendimiento con un fin social”.

Pero si de algo se siente especialmente orgulloso Gutiérrez Solana es del grupo humano del centro, actualmente integrado por 27 personas: “Ha sabido entender cuáles son esas necesidades y de trabajar para abrir nuevos espacios innovadores”. En la misma línea, Redondo destaca la componente social de los proyectos puestos en marcha. “Cada vez que generamos un entorno de apoyo a un colectivo, y ese colectivo luego nos agradece lo que hemos hecho para fomentar su capacidad innovadora o sus competencias personales, lo cierto es que resulta muy gratificante. Porque, al final, no podemos olvidar que detrás de los números hay personas”, enfatiza. “Si no existiera el CISE habría que inventarlo”, sentencia a modo de resumen el director de Estrategia y Relaciones Institucionales para poner en valor el trabajo desarrollado en este decenio por el centro que cuenta con un presupuesto anual de unos dos millones de euros.

“Seguramente en el arranque no teníamos el diagnóstico concreto de cuál era la capacidad emprendedora, especialmente asociada al emprendimiento joven”, apostilla el director ejecutivo del CISE, que destaca que, una vez que entras en contacto con el ecosistema universitario y percibido todo el talento, las cifras no asombran: “Te das cuenta de que cada año, en el entorno de cada universidad, existen entre cincuenta y cien personas con ideas emprendedoras que necesitan apoyo para poder consolidarlas y crear un modelo de negocio. No me extrañan estos resultados. De hecho, creo que hay que impulsar más aún el emprendimiento en España para, en vez de estar apoyando del orden de 600 proyectos al año, hacerlo con 1.000 o 2.000”.

Y es que, en su opinión, y pese a todos los esfuerzos, en España aún no se innova lo suficiente. “¡Ojalá innovara el 20% de las empresas españolas!, tal y como aseguran algunos expertos”, reclama Redondo. Un hándicap que Gutiérrez Solana achaca en gran medida a la estructura del tejido empresarial español, conformado en

su inmensa mayoría por pequeñas y medianas empresas a las que, por su dimensión, les resulta “muy difícil innovar”. De ahí, a su juicio, la importancia de contar con herramientas que den apoyo a aquellos que por sí solos no pueden hacerlo. “Por ello, uno de nuestros focos siempre ha estado dirigido a las pymes a través de un programa abierto de mentorización del que participan un centenar largo de profesionales, mayoritariamente de Cantabria, dispuestos a colaborar con aquellas iniciativas empresariales nuevas que vengan de startups o de pymes con escasa capacidad que necesitan el apoyo externo de un tutor o mentor que les oriente”, relata el director de Estrategia del CISE.

“Son profesionales con experiencia de negocio a los que nosotros formamos también en capacidades de coaching y acompañamiento al crecimiento de iniciativas innovadoras y a los que, una vez adquiridos esos conocimientos y en función de sus perfiles, les proponemos mentorizar una iniciativa emprendedora concreta”, matiza Redondo.

 

El papel de los patronos

Sobre el papel que desempeñan sus patronos, el máximo responsable del CISE aclara que cada uno cumple su función y tiene sus propias reglas para establecer sus vínculos con el centro: “Ellos nos dan soporte y confianza y nosotros procuramos adaptarnos a sus objetivos y de darles un servicio”, describe. Así, explica que Banco Santander está fundamentalmente interesado en crear una “gran red” de apoyo inicial al emprendimiento universitario a nivel global, mientras que con el Ejecutivo regional, y dadas las capacidades transversales del centro, se intentan identificar las necesidades de las distintas consejerías y trabajar con ellas en iniciativas nueva “que no sean, digamos, lo convencional”.

En este sentido, resalta el abordaje conjunto de doce proyectos europeos: “Cada uno de los cuales nos da un conocimiento del apoyo al emprendimiento en distintos ámbitos y sectores. Es decir, nos han ido abriendo nuevos frentes en los que hemos adquirido experiencia y capacidad para poder hacer ofertas novedosas que luego tratamos de migrar al entorno más local y próximo, que es a través del Gobierno de Cantabria”, concede Gutiérrez Solana. Por su parte, Redondo no duda en resaltar la oportunidad de trasladar a sus partners todo ese conocimiento nuevo que van adquiriendo. “Nuestro propósito final es conseguir que la UC sea la universidad más innovadora de España y que el Ejecutivo regional incorpore a su acción de gobierno los programas más innovadores en materia de innovación y emprendimiento”, puntualiza.

Transferencia de conocimiento

En relación a la necesidad de impulsar una mayor y más clara transferencia de conocimiento entre universidad y empresa, el director de Estrategia y Relaciones Institucionales resuelve que el “vínculo estrecho” que el centro mantiene con la UC y su ubicación –sus dependencias están en la tercera planta de la Escuela Superior de Caminos, Canales y Puertos–, les ha permitido ser observadores directos de esta situación, al tiempo que hacer propuestas para tratar de mejorar esa tradicional debilidad que existe en la relación entre el mundo académico y el tejido productivo.

Federico Gutiérrez Solana, director de Estrategia y Relaciones Institucionales del CISE, y Manuel Redondo, director ejecutivo, en las instalaciones del centro.

En concreto, asegura que el CISE está abordando de forma sistemática dos ámbitos. De un lado, para formar y sensibilizar a los doctorandos jóvenes –los futuros investigadores– de la España universitaria en la utilidad de poner en valor los resultados de sus investigaciones como productos que generan riqueza en la sociedad, y no solo como la creación de conocimiento depositado en artículos científicos. De otro, el programa I2E, un interfaz para el emprendimiento colaborativo que persigue, con el apoyo del Gobierno de Cantabria, formar conjuntamente a empresarios con iniciativas establecidas y a los investigadores que pueden dar respuesta a esas iniciativas. “Nosotros los que les procuramos es el método para que trabajen juntos. De alguna manera les entrenamos para crear sinergias, detectar necesidades y oportunidades y cocrear soluciones a retos comunes”, especifica sobre este programa que, destaca, es “único en España en el que tenemos mucha ilusión” pero que, reconoce, “cuesta movilizar porque cada entorno tiene sus propias inercias”.

Para ambos responsables, en Cantabria no falta talento, aunque reconocen que sí cuesta retenerlo: “Porque lo que requiere es oportunidades para desarrollarse”. Y ahí, explica Gutiérrez Solana, es donde precisamente empieza a ser tan importante la cultura emprendedora. “Si el tejido productivo no es capaz de hacer ofertas al nivel de las capacidades del talento, una de dos, o se acomoda y se queda en el sistema pero con una pérdida de valor sustancial, o buscará otras alternativas”, razona.

En este punto, ahonda sobre la importancia de brindar al talento un entorno y unos condicionantes que les sean más atractivos que los que les puedan ofrecer otros.  “Y en esa concienciación estamos. Ahora, al menos, ya se habla de talento cuando antes se hablaba de súper cualificación, una expresión que me ponía muy nervioso y me dolía muchísimo desde una perspectiva universitaria. Me parecía una definición muy pobre”, afirma Gutiérrez Solana, que considera que si una sociedad consigue que las personas

estén mejor cualificadas, lo que tiene que hacer es aprovecharlo, pero no decir que hemos malgastado el tiempo sobre cualificándolas: “Afortunadamente, ese discurso ahora va más en la línea de que, si hay talento, conservémoslo, aprovechémoslo y atraigámoslo para potenciar nuestro entorno. En este sentido, es verdad que percibimos un cierto cambio de discurso entre el empresariado cántabro y algunas iniciativas interesantes, pero sin duda hay que hacer más”, clarifica.

De otro lado, Redondo considera que se ha dado importantes avances en aras de reducir la excesiva burocracia y conseguir una mayor simplificación administrativa. “Igual no es tan sencillo como en el país europeo en el que más fácil es crear una empresa, pero no es una limitación. Hay una nueva Ley del Startups para favorecer el emprendimiento innovador que ha facilitado mucho los trámites, e incluso incentiva la atracción de emprendedores y empleados de alta cualificación. Siempre hay opción de mejorar, y ahí tenemos el espejo de los países que lo hacen de un modo espectacular, pero creo que en España estamos mucho mejor que antes y en la buena dirección”, remacha.

Sectores punteros

Sobre los sectores con mayor potencial de crecimiento en la región, el director ejecutivo del CISE no duda en señalar a la robótica, la inteligencia artificial y las actividades relacionadas con la ingeniería marina, “en la que Cantabria es todo un referente mediante la capacidad de arrastre de la UC y el Instituto de Hidráulica Ambiental”, asegura. Igualmente resalta la capacidad del sector logístico y de la salud y lamedicina, un ámbito que califica de “muy boyante” con cientos de emprendedores desarrollando productos y servicios para complementar el servicio público de salud y solucionar los retos que ha planteado la pandemia del covid.

Una opinión que también es compartida por Gutiérrez Solana, quien reafirma la excelente posición de Cantabria desde un punto de vista de conocimiento disruptivo en todo lo relacionado con el agua. “El IHCantabria es uno de los cinco o diez mejores institutos del mundo que, además, se ha sabido dotar de unas capacidades de transferencia muy potentes y eficientes”, aclara.

Además, recuerda que el CISE está trabajando actualmente con el Gobierno regional y los distintos agentes sociales y la propia sociedad en la definición de cómo estructurar los avances en los ecosistemas que el Ejecutivo ha definido como estratégicos para Cantabria: agua, cambio climático y medio ambiente; industria 4.0; salud y medicina; agro y bioalimentación y entornos rurales; y cultura y turismo. “Este trabajo no deja de ser en sí un proceso emprendedor, una especie de emprendimiento de región”, sintetiza.

La sostenibilidad del centro

Después de diez años, ambos responsables coinciden en que el principal reto del centro es su sostenibilidad. “Consolidar esta forma de trabajar que hemos instaurando de forma creciente y constante dando, a su vez, un servicio también creciente y constante a necesidades sociales”, apunta Gutiérrez Solana antes de echar la vista atrás: “Siempre dijimos que si hacíamos un centro internacional, el principal beneficiario de esta internacionalización sería Cantabria”, recuerda.

Una visión que no varía si la mirada se fija dentro de otra década. “Seguramente el centro estará ligado a las necesidades sociales que existan en ese momento”, precisa Redondo, quien expresa su deseo de que, en ese horizonte, la sociedad ya haya interiorizado la necesidad del emprendimiento. “Que sea una sociedad madura a nivel de cultura emprendedora que lo que requiere entonces es mayor apoyo para procesos de creación de empresas”, declara, pero admitiendo todo lo que eso tiene de una incógnita: “Hoy estamos encadenando una crisis tras otra y no sabemos qué ocurrirá cuando recuperemos la normalidad y la innovación y la competitividad no estén ya en el día a día de las preocupaciones de la sociedad. Esto también es un reto. Lo ideal sería seguir conectando el emprendimiento y la capacidad científica y generar transferencia en torno a ella”, remata.

Aunque ha pasado poco más de un año desde que la empresa abriera sus puertas, el obrador de la avenida de España de Torrelavega recoge el legado del establecimiento gestionado durante treinta años por Cioni Arce, madre de los actuales propietarios, que elaboraba el típico bizcocho pasiego en ese mismo local, con la idéntica receta y con una enorme aceptación por parte de una clientela que lamentó mucho el cierre de la tienda por la jubilación de su propietaria. Tras un proceso de refundación centrado en modernizar la imagen y rediseñar el espacio para sacar el máximo partido a las reducidas dimensiones del local, Sobaos Arce vuelve a formar parte del paisaje comercial de la capital del Besaya, ha aumentado su catálogo de producto hasta la docena de referencias y da los últimos pasos para iniciar la venta por Internet.

Cristina Bartolomé |  @criskyraMarzo 2023

Muchos en Torrelavega y en su comarca recordarán el obrador Casa Carral, ubicado en el callejón de la comunidad de vecinos de la avenida de España, 13 de la capital del Besaya. Pero desde el 7 de agosto de 2021 quienes se acerquen a esa dirección encontrarán una nueva empresa, Sobaos Arce. Sigue siendo una empresa familiar, pero es de nueva creación aunque continúe ocupando el local del establecimiento que gestionara Cioni Arce, la madre de los tres hermanos que están al frente del negocio actual, con un moderno espacio y nueva imagen: Raquel, Ana y Javier Fernández Arce, socios propietarios.

Decidieron mantener vivo y renovar el legado de su madre y honrar el negocio que sostuvo a su familia durante 30 años desde que se fundara en los años ochenta del pasado siglo por Ramón Arce, padre de Cioni y auténtico emprendedor del negocio.  Siguiendo sus consejos, Cioni Arce y su socia pusieron en marcha un modesto obrador tradicional, prosperó mucho y fue el sustento principal de ambas familias. En 2017 Cioni Arce se jubiló, abriéndose con ello un largo proceso de disolución. Es cuando los tres hermanos idearon el nuevo obrador de sobaos y quesadas, que también elabora pastas, magdalenas y pastel con nueces.

Renovarse para seguir

Tras toda la reforma acometida, y ya como Sobaos Arce, el local y obrador de la avenida de España reabrió sus puertas en agosto de 2021. “Fue una jornada muy especial y muy emocionante para todos nosotros”, recuerda Raquel. No era para menos, pues suponía cerrar un largo proceso de cuatro años, culminado con la gran acogida por parte de los clientes. “Nosotros nos sentimos muy orgullosos de nuestra ciudad, creemos en el comercio local y lo apoyamos de forma rotunda. La avalancha de cariño que recibimos ese día fue gigantesca”, añade Ana. Después de tanto tiempo formando parte del paisaje comercial de Torrelavega, muchas personas estaban esperando que el negocio abriera: “Eso es razón más que suficiente para sentirse orgullosos de nuestro pequeño camino y de nuestra manera de hacer las cosas”.

El catálogo de productos de Sobaos Arce, en el listado que muestra en su tienda de Torrelavega

La remodelación del pequeño espacio, –poco más de 40 metros cuadrados–, y de la imagen corporativa del negocio responde a tres premisas fundamentales, explica Javier, que aunque reside en Madrid, sigue de cerca la nueva empresa. Una de ellas era sacar el máximo partido al reducido espacio y convertirlo en un local del siglo XXI, a lo que ayudó decisivamente su trayectoria profesional, ya que es diseñador de tiendas en una multinacional: “Para ganar espacio y abrirnos al exterior, instalamos unas puertas móviles que nos permiten abrir completamente la tienda cuando el tiempo acompaña. Esa decisión permite a los clientes comprar desde la calle y amplía el espacio disponible en el interior. Además, cambiamos la disposición del mostrador y la iluminación del local”. Un segundo objetivo fue diferenciarse de la competencia con una imagen corporativa moderna y atractiva: “A pesar de que existen muchas marcas de sobaos en Cantabria, son muy pocas las que apuestan por un branding moderno, ya sea porque prefieren una imagen tradicional asociada al sector o porque llevan muchos años con una marca definida”.

Para hacerlo, los hermanos Fernández Arce apostaron por un diseño actual para la tienda y el nuevo logotipo. Está inspirado en una foto de la hija de Raquel con las gafas de su abuela: “Esa instantánea fue el germen de nuestra imagen gráfica, diseño de Saúl Ceballos, diseñador local y amigo personal de la familia”. En blanco y negro, solo incluye el dorado de la letra ‘C’, en homenaje a Cioni. Para lograr un local personalizado con el identificarse, se pusieron en manos de Disenio Ideas Gráficas, “gente de casa, de la ciudad”. Empresa especializada en la personalización de espacios, proyectó la idea de incluir una lámpara de pie con la ‘C’ corporativa, poner el toldo exterior amarillo y hacer la lista de precios con letras corpóreas, creadas en una impresora 3D.

Distinguirse también por dentro

Ser pioneros en la elaboración de sobaos en Torrelavega, el ‘reino’ del hojaldre, tal vez fuera desde el inicio de este enclave una de las razones de su éxito. Los hermanos Fernández Arce admiten que tuvo algo que ver ser el único obrador tradicional de la ciudad, aunque creen que la fuerza de este negocio es la calidad de sus productos, la utilización de materias primas de primera calidad, la elaboración artesanal de todos los dulces y la que, asegura Raquel, es la mejor relación calidad-precio de la ciudad: “En la situación actual, con la inflación condicionando notablemente los precios de los alimentos, ser los más competitivos en precio siempre es un argumento a tener en cuenta”.

El consumidor puede optar por una cada vez más amplia oferta de sobaos y quesadas, una competencia que no ha echado para atrás la apertura de este nuevo negocio. “Hay mercado para todos, no todos los fabricantes nos dirigimos al mismo público ni tenemos los mismos ingredientes”, asegura Javier, que recuerda que son pocos quienes elaboran el producto de forma artesanal, sin conservantes ni aditivos. En todo caso, el copropietario de Sobaos Arce considera que la variedad en la oferta y el tirón que tienen estos productos típicos de Cantabria son elementos positivos:  “Todo lo que sea profesionalizar la imagen, el branding y la comercialización es bueno para el sector. Cuanto más profesional sea el entorno, más obligados estaremos a hacer las cosas bien para poder competir con garantías”.

Los dulces de Sobaos Arce, señalan los responsables de la empresa, solo tienen un secreto: seguir la receta que usaba su madre. “Nuestros sobaos son de los que no engañan. Los producimos a diario, garantizando su frescura. Y no escatimamos en mantequilla, el ingrediente estrella para que un sobao esté bueno de verdad. En ese sentido, estamos muy tranquilos cuando decimos que nuestros sobaos son mantequilla 100%. Nos da la impresión de que otros obradores no pueden decir lo mismo”, explica Ana. Hacer las cosas según los cánones tradicionales puede tener su parte positiva en el resultado conseguido en el producto, pero tiene otra cara, y es que limita la capacidad de producción, al menos a corto plazo. “Los que nos conocen nos han visto amasar a mano mil veces. Ese aspecto convierte cada producto en algo único y con un sabor inconfundible. Ahora bien, con tan solo 4 manos, no podemos ampliar nuestra carta de productos sin haberlo estudiado con detenimiento”, admite Ana.

Raquel y Ana Fernández Arce en el local de Sobaos Arce, la empresa que han fundado junto a su hermano Javier recogiendo el testigo de la que gestionara su madre, Cioni Arce, en ese mismo lugar

Aun con ese condicionante, desde que comenzó la nueva andadura hace algo más de un año, el obrador ha incrementado su catálogo en cinco referencias, lo que supone comercializar doce productos  diferentes. De todos ellos hay un par de variaciones que son originales de Sobaos Arce: la ‘quesaduca’ de 300 gramos ­–la normal tiene en torno a 700– y las pastas con chocolate. La versión reducida de la tradicional quesada, explica Ana Fernández Arce, responde a una necesidad que detectaron en el mercado: “Queríamos convertirla en un postre de diario para una pareja o para una persona que viva sola. Su formato y su precio –únicamente 2,5 euros– ha gustado mucho”.

La producción de quesadas puede alcanzar varios centenares a la semana, sobre todo en verano, en tanto que, pasado este, los productos que más elaboran son los sobaos y pastas. Pero al ser una producción artesana y diaria, calculan la cantidad en función de las necesidades que detectan. Para proveerse de materias primas se busca la calidad y la proximidad. En el caso de la leche, por ejemplo, el producto llega de Cudaña, la vaquería de Labarces que surte a Arce de producto fresco dos veces a la semana.

Para una empresa como Sobaos Arce, que depende del funcionamiento de un horno industrial que en su caso está operativo en torno a 6 horas diarias, el incremento del precio de la energía es un factor crítico. En ese sentido y a pesar de que son una empresa pequeña, los hermanos Fernández Arce creen interesante la propuesta de considerar a las panaderías y obradores como ‘empresas electrointensivas’ y destinar parte del nuevo impuesto de las grandes energéticas a paliar este incremento. La propuesta la ha formulado Gremipa, Gremio de Panaderos de Barcelona, y les parece una manera de auxiliar a los más pequeños, argumenta Raquel. Pero mientras llega o no esa solución, los costes se han incrementado y han tenido su reflejo en los precios: “Fue nuestra última opción, pero no hemos tenido otra posibilidad. Hemos incrementado los precios entre un 7 y un 10%, en función de los costes de producción de cada producto”, explica Raquel, que cree que ese incremento no ha afectado negativamente a las ventas: “Porque la subida es muy pequeña y porque seguimos siendo el obrador con los precios más competitivos de la zona. A pesar del incremento, nuestro paquete de sobaos grandes sigue siendo más barato”.

Venta a pie de obrador y online

Aunque el local de la avenida de España es el corazón de la empresa y también el lugar donde hoy realizan la mayor parte de sus ventas, comercializar sus productos a través de Internet es “sin ninguna duda”, el siguiente paso, asegura Javier. Ya trabajan con una empresa especializada en páginas web y posicionamiento en Internet para diseñar la tienda ‘on line’: “Si todo va bien, esperamos tener la web operativa durante el primer trimestre de 2023”. No obstante, desde que abrió el obrador, Sobaos Arce envía sus dulces a cualquier punto de España, utilizando las redes sociales como punto de contacto: “Nos preguntan con un mensaje y luego nos llaman para conocer el proceso. Basta con que nos indiquen los productos que desean y nos hagan una transferencia con el importe para que iniciemos el envío. En 24 horas lo tienen en su casa en perfectas condiciones”. Por ello cuidan “al máximo” la imagen y reputación en redes sociales: “Estamos en Twitter, Facebook e Instagram y la dinámica que se ha generado nos ha permitido crear una comunidad fiel de seguidores que nos apoyan. De hecho, hay clientes que nos han conocido por las redes”.

En cuanto a los lugares de distribución, envían sus dulces a tiendas gourmet y restaurantes de Madrid, y han mandado sobaos prácticamente a toda España: “Desde Galicia hasta Barcelona y desde Gijón hasta Málaga. Además, tenemos muchos clientes vinculados al balonmano profesional y desperdigados por España. Ellos nos encargan muchos pedidos. Fuera de España han viajado como parte del equipaje de los viajeros a México, Dinamarca y otros países europeos”.

Casa Cirana abrió sus puertas en julio de 2022. Ubicado a pocos metros de Puertochico, en una de las principales zonas turísticas de Santander, sus diez mesas han estado ocupadas prácticamente todos los días desde entonces. Fue una sorpresa tan inesperada como agradable para las dos personas que están detrás del proyecto, que se conocieron cuando ambos trabajaban en el restaurante Barrafina, en el muy turístico barrio londinense de Covent Garden. El puesto en marcha en la capital de Cantabria es el primer proyecto empresarial que inician juntos.

Francisco Rouco | @FranRoucoMarzo 2023

«Si tenemos una casa que está a un minuto de la bahía y que al mismo tiempo no queda lejos de la montaña, nuestra oferta va a estar basada en el producto y en lo que el entorno sugiere”, explica Diego García, cofundador junto con Alba Fernández de Casa Cirana. El restaurante está situado en Bonifaz, 13, a menos de tres minutos a pie de Puertochico, una de las confluencias más visitadas por quienes viven y pasan por Santander. Tiene capacidad para 25 personas y da diez servicios al día, divididos en cinco comidas y cinco cenas. Inició su actividad en julio del pasado 2022, y en pocos meses ha sentado las bases de una propuesta reconocible. “Ofrecemos una cocina muy basada en el mar, muy cantábrica, donde los pescados, los mariscos y las algas tienen mucha relevancia; y donde los fondos de cocción lenta y prolongada tienen mucha presencia. Una cocina que respeta la pureza de sabores y donde evitamos el artificio”, explica García, cuya cocina abierta permite que el cliente vea lo que sucede en los fogones.

Otra de las características que identifican la oferta culinaria de Casa Cirana es que la carta cambia con las estaciones y que los platos tienen una vida efímera. “Nos guiamos mucho por la temporada y las indicaciones de los proveedores, que nos dicen qué tienen en su punto óptimo. Cogemos esos productos y los usamos para crear platos que encajen y defiendan la ideología de la casa”, subraya el jefe de cocina. Otoño tuvo dos protagonistas: una merluza cocinada con alga kombu a la que se añade un pilpil que surge de la cocción lenta de la cabeza de ese pescado; y un tartar de machote que se sirve con alga ramallo (cuyo sabor recuerda al percebe) y con una crema de puerro basada en la purrusalda. Ambas propuestas desaparecieron de la carta con el invierno para dar paso a nuevos platos.

Negocio a cuatro manos

Diego García lleva la cocina y Alba Fernández, la sala. Se conocieron en Reino Unido hace más de 10 años, cuando ambos comandaban, cada cual en su especialidad, el restaurante Barrafina situado en el muy turístico barrio londinense de Covent Garden. La jefa de sala subraya que el bagaje conseguido de experiencias pasadas –han trabajado en restaurantes en Londres, México, Madrid y Menorca– les permite modificar los menús y las cartas para lograr un triple combo: que la clientela quede satisfecha, que los platos transmitan la identidad de Casa Cirana y que el negocio sea rentable.

Al ser solo dos y no tener ninguna cadena ni grupo inversor detrás, todas las facetas del negocio están sobre sus hombros. García cocina y controla los stocks y la definición de los menús, y Fernández es la cara visible en sala y también quien se encarga de la gestión del negocio. “Tenemos la cabeza en ambas partes y cada uno respeta la parte del otro. Por eso somos tan buen equipo. Nos hemos visto trabajar durante años y la confianza es indispensable, más trabajando como lo hacemos y más aún al ser pareja”, explica Alba Fernández.

Diego García y Alba Fernández, chef y jefa de sala de Casa Cirana, en el comedor del restaurante.

Crear algo propio es lo que está detrás de Casa Cirana, el primer proyecto empresarial que inician juntos. “Trabajar para otras personas, más si son proyectos con altos registros en gastronomía, es muy gratificante, porque aprendes, tienes muchas responsabilidades y sabes lo que hay que hacer. Y tienes además otras ventajas como una logística de trabajo y la seguridad de unos ingresos. Pero trabajas en el contexto de otro, es el proyecto de otra persona, su idea”, explica García. “Quería desarrollar mi propia cocina y que la gente supiera que come algo que he cocinado yo”.

Para Fernández, en el gremio es habitual que tarde o temprano alguien se encamine a tener su propio negocio, a veces incluso rompiendo con la forma de trabajar que se ha venido practicando. “Hemos trabajado para brigadas gigantescas, con mucha presión y mil ojos encima, y queríamos dejar esa parte de lado para disfrutar esta profesión. Es como retomar la pasión por nuestro trabajo de una forma tranquila y humilde. Necesitábamos tranquilidad para ser nosotros mismos”, dice la jefa de sala de Casa Cirana.

Por qué abrir en Santander

Aunque ambos son de Madrid y han desarrollado gran parte de sus carreras en el extranjero, no son completos foráneos en Cantabria y tienen vinculaciones con Santander. La abuela de Alba Fernández pasó su juventud en la ciudad y sus padrinos tienen casa aquí. En cuanto a Diego García, sus padres viven en Santander, por lo que las visitas a la capital cántabra eran recurrentes. De hecho, todas estas visitas resultaron decisivas para escoger la ubicación de Casa Cirana. La jefa de sala explica que siempre que estaban por la ciudad les fascinaba el ocio y las ganas de salir de la gente a tomar el vermut o a comer algo. En cualquier época, hiciera el tiempo que hiciera. “Ese era nuestro ocio también: salir a comer fuera, buscar un buen producto y un lugar que pusiera cariño en lo que hacía”, explica Fernández, que reconoce que con su propuesta no han “inventado la rueda. Simplemente, quien aprecie ese ocio gastronómico va a disfrutar de un lugar como el nuestro”.

Cumplido el primer semestre de actividad, el balance es positivo. Ambos son conscientes de que la asistencia masiva de los meses de verano estaba circunscrita a la explosión turística de la ciudad durante esta época, y que serían los meses de otoño los que darían una visión más realista de la salud del negocio. “Por ahora en el plano económico, nuestro objetivo es recuperar la inversión y cubrir gastos fijos y variables cada mes. Al no ser gastos altos y sólo tener nuestras nóminas, no tenemos un objetivo económico ambicioso”, explica Fernández, que quiere completar el primer año de actividad antes de plantear un objetivo concreto.

A falta de cifras exactas, las sensaciones son buenas. “El mayor miedo que teníamos era que, al ser de fuera, no termináramos de encajar, porque este es un proyecto súper humilde que pretendemos que sea familiar”, subraya la jefa de sala. Fernández reconoce que ese temor ha ido desapareciendo gracias a las observaciones que le llegan de la clientela, directa y también indirectamente: “He escuchado a más de un niño preguntar si nuestra casa es una casa o un restaurante. Y esto nos hace gracia y nos gusta, porque ese es el concepto que queremos transmitir: una cena en casa de tu madre, con una sobremesa en la que llevas dos horas, pero que no te has dado cuenta porque estás a gusto”.

Metida de lleno en su séptima temporada, la joven emisora da por cerrada su fase de lanzamiento, en la que se ha centrado en consolidar su presencia dentro de la oferta radiofónica de Cantabria y en lograr un equilibrio en las cuentas que permita dotarse de estructura y encarar nuevas etapas. Con el deporte como principal gancho y con una programación propia que alcanza las doce horas diarias de emisión, Arco Cantabria Comunicación cuenta con una plantilla de tres trabajadores y coordina la labor de medio centenar de colaboradores. Tras el parón que supuso la pandemia, un paréntesis que interrumpió el cumplimiento de los objetivos comerciales pero que permitió consolidar la relación con muchos clientes, la facturación de la empresa vuelve a crecer en porcentajes de dos dígitos.

José Ramón Esquiaga |  @josesquiaga | Enero 2023

Por lo ambicioso y arriesgado del proyecto –poner en marcha una emisora de radio con programación propia– el nacimiento de Arco FM supuso en 2016 un auténtico salto adelante dentro de las iniciativas de autoempleo en el sector de la comunicación. Pasados seis años desde ese momento, y metidos ya de lleno en su séptima temporada radiofónica, el camino recorrido ha venido a refrendar buena parte de los planteamientos de los promotores de la idea, con resultados que han sido notables en lo que tiene que ver con los contenidos y la audiencia, y algo más modestos en términos económicos, donde los objetivos se han alcanzado más tarde de lo inicialmente previsto, en buena parte a causa de la pandemia y sus efectos sobre la economía.

Nano Teja y Jesús García-Bermejo, socios directores de Arco FM, en el local de la emisora en la calle Joaquín Bustamante, de Santander.

Arco FM comenzó a emitir en octubre de 2016, si bien ya venía haciéndolo en pruebas desde abril de ese año. El periodo entre una y otra fecha sirvió, además de para ajustar todo lo que tenía que ver con los aspectos técnicos, para elaborar una programación con la que se buscaba marcar distancias con otras iniciativas similares. “Sabíamos que el deporte iba a ser nuestro producto gancho, pero no podíamos quedarnos ahí”, explica Jesús García-Bermejo, codirector de la cadena, que quería huir del modelo en el que unas pocas horas de programación propia se completan con música y espacios sin ninguna capacidad para diferenciar la propia propuesta: “Para eso basta crear una productora y vender tu programa a otro, sin tener que asumir los costes fijos que implica poner en marcha y explotar una radio”.

La mención a las productoras, y a un modelo de externalización que es habitual en televisión pero no tanto en radio, sirve para marcar distancias con la idea sobre la que nació Arco FM, pero ofrece además una referencia para explicar la fórmula sobre la que la emisora diseñó su parrilla: una combinación de programas propios con otros realizados por colaboradores. Entre los primeros, el espacio diario dedicado al deporte, el ‘magazine’ de mediodía que se emite de lunes a viernes y las transmisiones de los partidos del Racing; con los segundos, los externalizados, se completa una oferta que durante la temporada se acerca a las doce horas diarias, con programas de corte muy variado en los que se busca siempre el enfoque local y se priman los contenidos especializados. “Nuestra idea era entrar como un ciclón, buscando desde el principio diferenciarnos y no competir en aquello en lo que las grandes emisoras son imbatibles. Porque el reto era posicionar la radio dentro de la enorme oferta que hay, algo que es muy complicado pero que creo que hemos conseguido”, asegura Jesús García-Bermejo.

La tarea de dotar de contenidos a la programación, sobre todo en la parte que se alimenta con aportaciones externas, entronca directamente con el modelo de negocio sobre el que se asienta la empresa. Analizada la propuesta, y una vez se considera que esta encaja en lo que busca para la parrilla de programación, el colaborador puede optar entre dos fórmulas: abonar una cantidad a cambio del tiempo de emisión y el uso de los estudios, reservándose como ingresos el importe de toda la publicidad que contrate para su espacio; o bien no pagar nada por la emisión y llevarse un porcentaje de la publicidad que contrate, quedando el resto para la emisora. “Esto último permite poner a prueba la idea sin correr riesgos, en tanto que el primer modelo, el de las productoras externas, es al que suelen optar quienes tienen un producto más asentado”, explica el director de Arco FM. Actualmente se emiten una treintena de programas, que implican la labor de medio centenar de colaboradores. De ese número, calcula García-Bermejo, en torno a dos terceras partes han tenido continuidad desde la primera temporada, y algunos de ellos han pasado a operar como productoras tras haber iniciado la aventura bajo la fórmula alternativa.

Periodista con experiencia en varios medios de comunicación –entre ellos los ochos años en los que fue redactor de Cantabria Negocios–, Jesús García-Bermejo creó Arco Cantabria Comunicación junto a Nano Teja, que a su vez contaba con una larga trayectoria en tareas técnicas en el campo del sonido y de la radio. Los perfiles profesionales de ambos fueron los principales pilares en los que se apoyó la puesta en marcha del nuevo medio de comunicación, muy por delante de la inversión. “Siempre tuvimos claro que no podíamos cargarnos con una mochila de deuda, ni para poner en marcha el proyecto, ni para hacerlo crecer”, explica el periodista, que considera que lo imprevisible del sector de la comunicación desaconseja asumir compromisos que posteriormente pueden convertirse en un lastre para la empresa. A partir de ese planteamiento, la financiación en la fase de puesta en marcha fue sobre todo en forma de trabajo: “Los dos socios sabíamos que difícilmente íbamos a tener ingresos durante al menos los dos primeros años, y que al tiempo íbamos a tener que asumir todas las tareas: los contenidos y la parte técnica, que eran las que se correspondían con nuestra formación y experiencia, pero también la administración o la parte comercial”, recuerda García-Bermejo, que confirma que el tiempo refrendó aquellos pronósticos, a los que añadió además el punto de dificultad que supuso la crisis sanitaria del covid-19: “Los dos primeros años fueron muy duros, y cuando conseguimos equilibrar las cuentas llegó el coronavirus”.

Como en cualquier otro medio de comunicación, la publicidad aporta la mayor parte de los ingresos de Arco FM –lo que llega por los alquileres del tiempo de emisión que pagan las productoras es residual– con una mayoritaria presencia de hosteleros y comerciantes entre sus anunciantes. Con el cierre de ambos sectores debido al estado de alarma sanitaria, los responsables de la empresa optaron mantener la emisión de las cuñas, pero suspender su cobro. “Tanto para quien se había visto obligado a cerrar como para cualquier otro cliente, a no ser que él expresamente nos indicara que su actividad no se estaba viendo afectada por el confinamiento. Pasamos dos o tres meses muy complicados, pero creo que a la larga aquella decisión nos ha beneficiado”, señala Jesús García-Bermejo, que además de dirigir Tiro al Arco, el programa diario de actualidad deportiva, es también quien se ocupa de las tareas más directamente relacionadas con la gestión de la empresa. El frenazo al que abocó el coronavirus volvió a alejar el punto de equilibrio en las cuentas y retrasó el cumplimiento de los objetivos comerciales que se manejaban, pero la relación con los clientes se vio en gran medida reforzada, y mantener la emisión y la programación sin apenas cambios permitió que no se viera afectada la que siempre ha sido la principal meta de los responsables de Arco FM para esta fase de lanzamiento: consolidar la emisora dentro de la oferta radiofónica de Cantabria.

Además de la tradicional emisión por las ondas –en el 103,2 de la FM–, la programación puede seguirse a través de la web y, desde hace cinco temporadas, buena parte de los programas se emiten también por Youtube –incluyendo directos desde  octubre de 2020– en un modelo de radio televisada en el que Arco FM ha sido pionera. Más allá de lo que está multiplicidad de canales aporta en las formas de llegar a los oyentes, los canales ‘on line’ permiten medir audiencias con un nivel de detalle al que no llegan los informes convencionales, realizados a partir de encuestas que dejan fuera de foco a los medios más pequeños. Según los datos del seguimiento ‘on line’, la emisora cuenta con 10.000 usuarios habituales en el canal de Youtube por el que emiten su programación y suma 3.500 pinchazos diarios en su web y aplicaciones móviles. Los programas diarios de ‘Tiro al Arco’ superan las 3.000 visualizaciones semanales en Youtube y las 2.000 descargas en ‘podcast’ y, junto a las retransmisiones en directo, suponen el principal impulso de la continua interacción con los oyentes, que se concreta en más de 400 wasaps semanales y en 115.000 impresiones en redes sociales. En la transmisión del partido de copa entre el Linares y el Racing, el pasado 22 de diciembre, el canal de Youtube de Arco FM batió sus mejores registros de audiencia, al llegar a contar con 1.096 personas simultáneamente siguiendo la narración y contabilizar 8.143 en el total del encuentro, rueda de prensa y postpartido.

La evolución ascendente de esas cifras, y la impresión general que le transmite la relación con oyentes y anunciantes, aporta la base argumental en la que se apoya Jesús García-Bermejo para considerar cubierta la fase de lanzamiento de la emisora y alcanzado el objetivo de posicionar la marca dentro del competido mercado radiofónico local. Algo más lejos, admite, está alcanzar el horizonte comercial al que apuntaba la empresa en sus planes iniciales. Cuando llegó el coronavirus, la facturación crecía a ritmos del 30% en el dato interanual y, tras el paréntesis de lo más duro de la crisis sanitaria, se mueve ahora en el entorno del 25% de incremento trimestral: “Pero seguimos en cifras muy modestas, que estoy convencido de que están muy por debajo de las que tendríamos de no ser por la pandemia”, lamenta el codirector de Arco FM que, por otro lado, destaca que pese a ello la emisora ha conseguido seguir creciendo sin comprometer el equilibrio en las cuentas.

Javier del Río, en la imagen entrevistando al capitán de Racing, completa la plantilla de la emisora, que tiene en el deporte uno de sus principales contenidos. Para las transmisiones en directo se cuenta también con Rubén Gutiérrez y Pablo Puente como comentaristas.

Ahora mismo, y además de dar trabajo a los dos socios, la empresa cuenta con otro periodista en plantilla, empleado en el área de deportes. Los contenidos deportivos constituyen el núcleo de la oferta de la emisora, y es también ahí a donde se destinan los principales recursos, más allá de los gastos fijos que suponen la emisión, los alquileres y los suministros. A diferencia de buena parte de los medios que cubren la información del Racing, Arco FM sigue al equipo en la mayor parte de sus desplazamientos, un gasto que habrían podido eludir esta temporada, dado que todos los partidos ligueros del equipo cántabro se emiten por televisión. “Pero siempre hemos considerado que hay que viajar, que es la forma de diferenciarnos. Cuando no lo hacemos es porque por fechas y horas de partido es imposible organizar el desplazamiento y la retransmisión. En esos casos, que son pocos, sí recurrimos a la televisión”, admite Jesús García-Bermejo, que está convencido de que esa forma de trabajar ha sido clave para generar una comunidad de oyentes en torno a la cadena.

La contrapartida es la repercusión que ese compromiso tiene en los costes y en el equilibrio entre ingresos y gastos, siempre precario teniendo en cuenta las cifras que maneja la empresa y su negativa a recurrir a financiación externa. “Son pasos que medimos mucho, porque te elevan el suelo de facturación que necesitas para cubrirlos. Pero por otro lado también son un estímulo que pone tensión a la labor comercial, y eso no es malo”, concluye el codirector de Arco FM.

El encadenamiento de crisis al que dio origen la pandemia ha alimentado incertidumbres y dificultades que no parecen especialmente propicias para impulsar proyectos empresariales de autoempleo, pero también ha servido como acicate para que muchas personas se animen a trabajar por cuenta propia. Ya sea como recurso para superar una situación de desempleo, o por el convencimiento de la necesidad de tener un mayor control sobre la propia carrera profesional, casi 400 personas optaron el año pasado por iniciar un proyecto empresarial en el que desarrollar su vocación. Tres de ellas repasan las circunstancias que les llevaron a dar el paso, hacen balance del tiempo transcurrido y valoran la influencia que la crisis sanitaria ha tenido en la gestación y puesta en marcha de su idea.

Cristina Bartolomé |  @criskyraJulio 2022

Emprender un negocio o una ocupación profesional propia es la vía por la que han optado en Cantabria 371 personas en 2021, un año que podría pensarse que no ha sido especialmente propicio para ello. Ya sea por una causa o por otra, el hecho es que la pandemia, que tantos negocios arrasó, ha impulsado a trabajadores de sectores muy variados a abrirse camino en solitario en búsqueda de una salida profesional en medio de un ambiente laboral incierto. El común denominador puede ser también el deseo de ser dueño del propio trabajo y sus beneficios y el sentirse independiente para tomar decisiones. Crear un propio proyecto empresarial puede tener esas ventajas que, en la mayoría de las ocasiones, compensa el riesgo y el esfuerzo de ponerlo en marcha.

Carolina Peña, con alguno de los productos de Bollos del Mundo.

Así se desprende del relato de varias emprendedoras que han dado el paso de serlo tras la crisis sanitaria o que, habiendo ya pilotado sus propios proyectos con anterioridad, han buscado nuevos caminos en este tiempo. Carolina Peña, licenciada en Turismo, trabajaba en una empresa relacionada con el alquiler de vehículos que ya cerró antes de la pandemia. Desde agosto de 2021 gestiona un obrador, Bollos del Mundo, ubicado en General Dávila 242, donde elabora repostería internacional, y se muestra convencida de que el paso dado ha sido el correcto. “Desde luego que prefiero este trabajo, porque el anterior era una empresa grande en la cual no puedes desarrollar todo tu potencial, siempre estás a expensas de lo que marcan los demás. Ahora yo marco mis pautas, mi camino, si me equivoco, me equivoco yo, pero si va bien, también acierto yo”, recalca en un repaso las ventajas que tiene el trabajo por cuenta propia: “Ahora sé por dónde tengo que ir”, resume.

El caso de Carolina es el claro ejemplo de ese mantra tan repetido: ‘haz de tu afición tu profesión’. Cuando se quedó sin trabajo decidió desarrollar lo que le apasionaba, la repostería: “Siempre me ha gustado mucho, más que un hobbie era una pasión en la que además, me he formado”. Su afición por viajar y el gusto por los postres, sumado a la escasez de este tipo de productos en Santander, le dio la idea: “Siempre me llamó la atención la bollería de los países nórdicos, por ejemplo, así que investigando fue surgiendo la de otros países, y fui viendo la posibilidad de ofrecer todo eso en Santander, donde no lo había. Al menos yo lo quería comprar y no lo encontraba”.

Bollos del Mundo se basa en la venta bajo pedido, aunque siempre hay una pequeña exposición en el obrador con la que puede atender a quien se acerque hasta allí. Pero su principal cliente es un cliente ‘on line’,  con pedidos de toda España, por más que también sirva en mostrador y tenga ya una notable cartera de clientes entre los vecinos de la zona de General Dávila. Quienes compran sus dulces, explica Carolina Peña, buscan algo concreto: “Nuestro cliente es una persona a la que le gusta algo un poco especial, delicatessen, que sea algo diferente, con buenos ingredientes y sabores, es un cliente que busca algo bueno”.

Marián Sáncal, creadora en 2020 de la consultoría que lleva su nombre y de Translational Hub.

Las cosas están funcionando y hoy en día el esfuerzo se centra en desarrollar el negocio y aumentar la cartera de clientes: “Estoy trabajando bien, estoy muy contenta porque en estos meses ha sido un crecimiento lineal bastante bueno. Espero que la cosa vaya mucho mejor y seguir creciendo, voy a seguir adelante, desde luego, con todas mis fuerzas”.

La Consultoría Marián Sáncal y Translational HUB son dos proyectos que surgen también durante la pandemia. En 2019 Marián Sáncal cerró su compañía Método Sáncal y desde entonces ayudaba a empresas en procesos de transformación organizacional. Los resultados le llevaron a plantearse constituir una consultoría y, aunque desde enero de 2020 preparaba ya el proyecto, trabajó un tiempo por cuenta ajena: “Me seleccionaron para dirigir una empresa de retail cuyo contrato firmaba el lunes 16 de marzo de 2020. Nos confinaron el 15, y me lo tomé como una señal”.

Aportar conocimientos y experiencia podía suponer en esos momentos un valor diferencial, reflexionó, y apostó por la Consultoría Building Future de transformación organizacional para, dice, “ayudar a las empresas a transitar hacia un nuevo paradigma que las hiciera capaces de liderar en máxima incertidumbre”. También se planteó cómo escalar estas nuevas formas al territorio, y comenzó un doctorado sobre ello en la Universidad de Cantabria.

Tras renunciar a una renovación del contrato, nació su proyecto personal: “Una crisis pone de manifiesto que hay cosas que no funcionan, y ahí siempre hay una gran oportunidad. El Covid, creo, ha evidenciado que los sistemas bajo los que operamos hacen aguas, que la manera de organizarnos en estructuras piramidales ya no ofrece soluciones a los nuevos retos”. Marián Sáncal cree que es necesario un cambio de paradigma en el liderazgo, en las empresas y organizaciones y en los territorios: “A esta triple transformación me dedico desde la pandemia. La experiencia ha sido brutal”.

Marián Sáncal lanzó la primera Escuela de Transformación Organizacional con un programa online, trabajando con directivos de España, México y Colombia: “Haber dado apoyo durante la pandemia a estos líderes me ha permitido impactar a más de 20 compañías haciendo realidad mi propósito: aportar un valor diferencial”.  Las circunstancias obligaron a soluciones ‘online’, y ahora cuenta con un sistema híbrido, 70% online y 30% presencial.

Carolina Rodríguez muestra en el móvil la app de su empresa, dedicada a la organización de fiestas.

Además, a finales de 2020 fundó el polo de innovación territorial Translational HUB, con el apoyo del MIT, el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Comenzó con 9 personas y hoy son ya 18 en dos equipos, uno en Santander y otro en el Valle de Asón: “Nuestro objetivo es ampliar estos nodos de acción a todos los valles de Cantabria para detectar los problemas de cada zona y facilitar las herramientas de ingeniería social desarrolladas por el MIT para co-crear soluciones sostenibles”.

Cabe preguntarse si el nuevo camino que emprendió puede ser un ejemplo de la transformación a la que abocó la pandemia en otros profesionales y empresas. Marián Sáncal piensa que la pandemia ha puesto de manifiesto que operar en el siglo XXI con estructuras y gestión del siglo XIX está provocando frustración y falta de resultados en las organizaciones: “Podemos decir que somos una ‘especie inadaptada’ al entorno. Y cuanto más ‘extremo’ se vuelve el entorno, más inadaptados nos volvemos. La pandemia ha expuesto el problema de base: la forma que tenemos de relacionarnos en nuestras organizaciones está completamente obsoleta”.

Carolina Rodríguez creó su propio proyecto empresarial tras superar algunos obstáculos.  Es venezolana, madre de dos adolescentes y emprendedora que, en medio de la pandemia, decidió reinventarse y comenzar su negocio de personalización de accesorios y prendas de vestir por un lado y, en paralelo, poner en marcha una empresa de organización de fiestas con decoración de tipis, tienda de forma cónica típica de las comunidades indias y nómadas. “Mi objetivo era ofrecer una forma original de celebrar cumpleaños o cualquier evento, donde los niños puedan disfrutar de manera diferente con juegos, manualidades, cine, música y cualquier actividad recreativa y educativa”.

Las cosas no han sido fáciles para Carolina. Cuenta que cuando decidió emprender aun no tenía permiso de trabajo y estaba a la espera de la tarjeta de residencia: “Soy venezolana y me tocó emigrar a España por la situación en mi país en junio de 2018. Mi mayor impacto al llegar es cuando me dicen que debo esperar entre 6 meses y un año para recibir el permiso de trabajo. Al verme en esa situación supe que debía hacer algo mientras esperaba ese deseado permiso”.

En su afán por formarse, Carolina Rodríguez encontró el programa ‘Mujeres emprendedoras’ patrocinado por Coca-Cola y se unió en diciembre del 2019: “Una experiencia única, nos dieron toda la información y contactos para emprender en Santander, que era lo que yo quería y, aunque con temor, decidí aventurarme y fui a la Cámara de Comercio a solicitar colaboración para realizar mi proyecto de negocio”.

Y en eso llegó la pandemia. Sin embargo, para Carolina fue una especie de tiempo de gracia:  “Siempre lo digo, para mí la pandemia fue un momento para centrarme en mi empresa, decidir qué hacer y cómo hacerlo, redactar mi proyecto, buscar proveedores… Pasaba horas en internet, con muchas dudas, porque no estaba en mi país y no dominaba el tema de proveedores, pero cada día le iba dando forma a eso que yo quería”. Cuando concluyó el confinamiento y finalmente recibió la tarjeta de residencia, pudo tramitar toda la parte legal y darse de alta como autónomo. “Pedí un crédito bancario que a través de la Cámara de Comercio y la carta de viabilidad me fue otorgado” y con ello pudo adquirir materiales y maquinaria.  “A partir de ahí, empecé a trabajar día y noche desde casa”.

Carolina explica que la experiencia con la Cámara de Comercio fue única, y está “enormemente agradecida” a David Ramos, responsable de Creación de Empresas y Comercio Minorista de la entidad cameral que, destaca “siempre dispuesto a ayudarte y orientarte”. Recomienda acudir a la Cámara a cualquier emprendedor, o al Coworking del Ayuntamiento de Santander, o al Centro Internacional Santander Emprendimiento: “Y a toda formación que te ayude a dar un salto a tu negocio, con gente profesional que te capacita para mejorar tu emprendimiento, aquí en Santander lo tienes y es gratis”.

Tras los meses de preparación, Carolina Rodríguez empieza a ver florecer su empresa y le gustaría ampliar el negocio: “Hacer más cosas que por miedo a la pandemia había decidido no hacer, pero ver la satisfacción de los clientes me hace seguir adelante y apostar más por mi proyecto”. ¿Algún consejo para emprender? “Todo comienzo es difícil, pero la perseverancia y la constancia te hacen fuerte, solo debes confiar en ti, ser curioso, asistir a eventos de emprendedores y reunirte con gente que, cómo tú, está saliendo adelante”.

Aunque las estadísticas empiezan a recoger una aproximación en las cifras, sigue existiendo una notable diferencia entre el número de hombres y mujeres que se lanzan a poner en marcha un negocio propio. Un déficit en el emprendimiento femenino que se explica por razones similares a las que limitan las posibilidades de las mujeres para sacar adelante sus carreras profesionales, pero también por cuestiones de índole cultural y educativa que han hecho a los hombres más tolerantes al riesgo. Buscar referentes y promover el intercambio de experiencias, claves para derribar esa barreras.

Texto de Juan Carlos Arrondo

Más allá de viejos prejuicios estancados en un pasado cada vez más remoto, carece de sentido cuestionar que el espíritu emprendedor, el talento y la capacidad para poner en marcha una empresa no dependen del género de sus promotores. Sin embargo, es un dato fehaciente que entre quienes se lanzan a desarrollar una idea de negocio hay más hombres que mujeres. Durante mucho tiempo, diversas barreras sociales, culturales, familiares y personales, han ido conformando una compleja maquinaria de frenado para las aspiraciones femeninas frente a la tradicional hegemonía empresarial masculina, pero la evolución que ha experimentado la sociedad en las últimas décadas está socavando lentamente los pilares de esta desigualdad.

Así lo refleja el ‘Informe Especial sobre Emprendimiento Femenino’ del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) –la red mundial más importante sobre investigación en emprendimiento– al constatar que en los dos últimos años la diferencia de género se ha reducido un 5%, con un aumento de la tasa de actividad emprendedora femenina del 10% en todo el mundo. En España, la brecha ha disminuido un 6,5% entre 2014 y 2016 y, si se considera como periodo de referencia la última década, se ha estrechado un 36%. Los últimos datos disponibles parecen confirmar la tendencia también en Cantabria: mientras la tasa de actividad emprendedora masculina crecía un 12,5% entre 2014 y 2015, la femenina lo hacía un 81,5% durante el mismo periodo.

Según el GEM, el dinamismo emprendedor de las mujeres españolas es inferior al del promedio de las europeas, aunque supera al de las francesas o las italianas. Como regla general, el número de negocios iniciados por mujeres es menor cuanto mayor sea el nivel de desarrollo del país. “Nuestra sociedad tiende a entender que los hombres poseen mayor capacidad emprendedora. Y eso está sucediendo en España y en todos los países desarrollados de nuestro entorno cultural”, explica Javier González Portilla, presidente de la Fundación Mujer y Talento. En su opinión, a pesar de que sabemos que el talento y las altas capacidades se distribuyen por igual entre ambos sexos, los proyectos emprendedores liderados por mujeres reciben menos apoyo: “Los inversores tienen una percepción culturalmente distorsionada en favor de los hombres. La consecuencia es mala para la sociedad en su conjunto. Estamos renunciando a proyectos de mayor potencial porque se está evaluando erróneamente el liderazgo de las mujeres”.

La Fundación Mujer y Talento –creada recientemente por un grupo de empresas familiares y ejecutivas cántabras con el fin de desarrollar el talento femenino, principalmente en aquellas áreas donde existen diferencias de acceso e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres– trabaja para revertir una situación en la que una visión cultural desenfocada está llevando a la sociedad a desperdiciar buena parte de su potencial. “Es necesario romper la brecha para que todos podamos progresar –advierte su presidente– pero lo trágico es que en muchas ocasiones son las propias mujeres quienes participan de esa percepción cultural y no llegan a creerse sus verdaderas capacidades”.

Una autopercepción limitadora

El Informe sobre Emprendimiento Femenino del GEM constata que en los países con economías más desarrolladas, la mayoría de las mujeres no creen estar capacitadas para emprender, incluso aquellas que poseen un alto nivel formativo. La emprendedora estadounidense Ingrid Vanderveldt, líder del movimiento ‘Empowering a Billion Women by 2020’ cree que esta percepción limitadora de su propio potencial está condicionada por la necesidad femenina de tener todo bajo control antes de iniciar un nuevo negocio: “Los hombres no esperan a tener todos los recursos o la información para crear empresas, simplemente se lanzan y no se lo piensan. Por el contrario, las mujeres quieren estar totalmente preparadas y conocen al cien por cien aquello de lo que hablan”. El fracaso en la mujer está más penalizado socialmente y eso lleva a un exceso de seguridad que merma su iniciativa emprendedora. Montserrat Peña, gerente de Códice Consultores de Género, señala que esta autolimitación tiene su origen en muchos obstáculos invisibles que la mujer tiene interiorizados: “En muchos casos son culturales, como educar más para el riesgo a los hombres que a las mujeres. También son personales o familiares. La mujer sale de casa con una mochila que no lleva el hombre. Hay muchos frenos, pero para emprender o para salir a trabajar fuera de casa te tienes que liberar de las trabas mentales, por eso hablamos de las políticas de empoderamiento que te recuerdan lo válida que eres”.

Las expertas en Igualdad Gema Guerra y Noelia Fernández, y Montserrat Peña, gerente de Códice Consultores de Género.

Gema Guerra, agente de igualdad, cree  fundamental para reducir la brecha de género que haya modelos de mujeres en los que las demás puedan fijarse: “Si no has visto nunca una mujer en puestos altos de dirección, salvo que seas una persona muy rompedora, no vas a pensar que puedes llegar ahí”. No obstante, no sólo hay que convencer a la mujer de que puede hacerlo, sino que hay que conseguir eliminar los obstáculos con los que se encuentra en el hogar. Gema Guerra considera indispensable un pacto familiar: “Más del noventa por ciento de quienes dejan su trabajo para cuidar a los niños o a los mayores son mujeres. Se hacen leyes, pero su efecto es muy lento porque cuesta romper una situación de muchos años”.

Ecosistemas de emprendimiento

Ingrid Vanderveldt considera necesario crear ‘ecosistemas de emprendimiento’ donde las mujeres emprendedoras compartan experiencias al iniciar un negocio. El GEM confirma en su informe lo acertado de esta visión al evidenciar que se produce más emprendimiento femenino cuando las mujeres mantienen contacto entre sí. La gerente de Códice Consultores de Género recalca la importancia de que empresarias con experiencia apoyen a las que están empezando, como está ocurriendo en Madrid con el programa ‘Madrinaje’. “Cuando abrí la empresa, hace 29 años, encontré bastantes apoyos en la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria, que presidía Conchita Mantilla. Nos reuníamos a tomar café en el Hotel Rex y había un respaldo parecido al que están poniendo en marcha en Madrid”, recuerda Montserrat Peña, que tiene una amplia perspectiva de cómo ha evolucionado la situación: “La primera vez que entró una empresaria en la Cámara de Comercio fue noticia en el periódico y todavía hoy de treinta y tantas organizaciones territoriales de la CEOE en toda España, sólo hay dos lideradas por mujeres. Poco a poco estamos integrándonos en instituciones que siempre han estado masculinizadas, pero el techo de cristal aún es muy grande”.

Otro de los aspectos que el Informe Especial sobre Emprendimiento Femenino asocia a la reducción de la desigualdad de género es el aumento de la representación de las mujeres en las instituciones políticas y lo que esto representa para una mayor formulación de políticas de promoción de la participación femenina en la economía. Sin embargo en el caso español, y en particular en el cántabro, se echa en falta una política estable, duradera  y  específica de incentivo a la mujer emprendedora. Diferentes organismos públicos y privados cuentan con planes de apoyo, como pueden ser ‘Desafío Mujer Rural’ de fomento del emprendimiento femenino en el ámbito rural o ‘Innovatia 8.3’ para promocionar el espíritu empresarial de las mujeres en el ámbito científico-tecnológico, pero su principal déficit es su limitado alcance temporal. Sólo el Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (Paem), promovido por el Instituto de la Mujer y las Cámaras de Comercio de España, tiene un carácter estable.

Montserrat Peña se muestra preocupada por la situación en Cantabria: “Un año sale una convocatoria de ayudas, otro año no salen.  No hay una política específica estable”. Desde su perspectiva de consultora de género ve necesaria una estrategia autonómica de apoyo al emprendimiento femenino que no sea objeto de disputa: “Debe trascender al momento político y tener continuidad en el tiempo. Debe haber un pacto para que se establezca una línea clara de apoyo y elaborar un programa a diez años. Después lo evaluamos y se hace para otros diez, gobierne quien gobierne. Si no se hacen así las cosas, estamos trabajando a salto de mata”.

 

Estíbaliz Laya, impulsora de ‘Move on Santander’: “Si la idea es buena y se puede monetizar, da igual que seas hombre o mujer”

Estíbaliz Laya.

Estíbaliz Laya tiene 25 años, es estudiante de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Cantabria y en unos días tiene previsto iniciar la actividad de su negocio ‘Move On Santander”, una plataforma online que pone en contacto a personas que quieran realizar las mismas actividades deportivas  y que permite organizar clases colectivas en espacios al aire libre de la ciudad. Su descripción se ajusta al perfil promedio de la emprendedora española: una mujer entre 25 y 34 años, que en más de la mitad de los casos tiene un nivel educativo superior y en más del 70% emprende tras haber detectado una oportunidad en el mercado. “Llevo toda la vida metida en el mundo del deporte. He visto que Santander es una ciudad perfecta para practicarlo en sus parques, playas, carril bici, etc, pero no está aprovechada”, explica Estíbaliz Laya. Con el apoyo de su profesora Adela Sánchez, pasó a desarrollar el proyecto en el programa para emprendedores Coworking Santander: “Siempre es bueno tener un apoyo externo. Llegué con la idea cogida con pinzas, pero no tuve miedo a lanzarme e ir a por todas porque creía en ella”.

A punto de abrir su negocio, Estíbaliz Laya ya cuenta con un cliente y se dispone a contratar a cuatro o cinco monitores, acercándose a ese 13,4% de emprendedoras españolas que espera generar seis o más empleos en los próximos cinco años. Siempre ha tenido la determinación de poner en marcha su propia empresa y cuando ha tenido la oportunidad de hacerlo asegura no haberse encontrado con ninguna barrera por ser mujer. Admite que otras mujeres, más mayores y con responsabilidades familiares, con las que ha compartido la segunda edición de Coworking Santander podrían tener alguna dificultad más, pero cree que “en el emprendimiento lo que vale es la idea. Si es buena y se puede monetizar, da igual que seas hombre o mujer”.

Trabajadoras por cuenta ajena: obstáculos y barreras similares

Las trabajadoras por cuenta ajena se enfrentan a barreras y obstáculos análogos a los de las emprendedoras. Ambas están unidas por un problema de desigualdad de género que fundamentalmente es de naturaleza cultural. Durante la última década,  se han venido estableciendo políticas públicas tendentes a reducir la brecha de género en las empresas españolas. “Desde 2007 la Ley de Igualdad obliga a las empresas de más de 250 empleados a implantar medidas de no discriminación por razón de sexo. Ese año también  sale la primera convocatoria de ayudas para impulsar estas medidas en las que no están obligadas a hacerlo”, señala Noelia Fernández, agente de igualdad.

Dichas medidas se sustancian en los planes de igualdad, que persiguen favorecer el acceso, la permanencia y la promoción de la mujer en la empresa. Para el cumplimiento de estos objetivos se trabaja en áreas como el acceso al empleo, las retribuciones, la ordenación del tipo de trabajo o la prevención del acoso sexual y el acoso por razón de sexo, entre otras. Para Noelia Fernández: “Cuando avanzas en un plan de igualdad,  vas creando algo más de conciencia. A medida que haces las primeras evaluaciones empiezas a ver pequeños cambios en esos ecosistemas que son las empresas”.

En general, las empresas adolecen de escaso interés y, lejos de considerarlo un asunto prioritario o una aportación de calidad en la organización, lo ven como una carga. Gema Guerra, agente de igualdad con experiencia en buena parte del territorio español, constata la particular dificultad de su trabajo con el empresariado cántabro: “Nos cuesta mucho. Muestra menos interés y está menos sensibilizado con este tema. La falta de sensibilización quizás sea por falta de información o quizás no se conseguido hacer atractivo para las empresas de Cantabria”.

Las comunidades autónomas deben establecer los incentivos que favorezcan que las empresas que no tienen la obligación de elaborar planes de igualdad lo hagan voluntariamente.  Algunas de ellas, tal y como lleva haciendo durante una década el Instituto de la Mujer a nivel nacional,  mantienen una regularidad en sus ayudas y en su asesoramiento. Otras, como es el caso de Cantabria, siguen una línea más errática y carente de periodicidad en sus políticas. La última convocatoria de ayudas para promover la igualdad de género fue publicada por el Gobierno cántabro el pasado octubre, está dirigida a pymes de más de tres empleados fijos, con subvenciones de entre 1.000 y 6.000 euros y está cofinanciada por el Fondo Social Europeo.

Ideas, mentores e inversión. Son los tres ingredientes necesarios para que una empresa emergente tenga posibilidades de aterrizar, asentarse y crecer. Las nuevas startups nacen vinculadas a la tecnología y asociadas a un modelo de negocio escalable. Aún así, el éxito no está garantizado; el factor suerte juega un papel fundamental en un nuevo modelo de negocio que poco a poco va ganando terreno al tradicional y donde el comodín del Business Angel siempre suma. Cada vez son más las iniciativas institucionales que ayudan a los emprendedores a dar forma a su idea a través de distintos programas, como ‘Emprendedores x Emprendimiento’ o ‘Coworking’. Pero… ¿y después qué?

Texto de Laura Velasco @lauripuck

Según el último informe elaborado por el GEM (Global Enterpreneurship Monitor) y el Foro Económico Mundial, son las pequeñas y medianas empresas las que más contribuyen al PIB de España, con un 62%. En España la tasa de la actividad emprendedora se situaba en el año 2015 –a la espera del nuevo informe que se publicará este mes de junio– en el 5,7%, por debajo de la media europea del 8%. De hecho, nuestro país es el segundo menos emprendedor de la Unión Europea después de Italia. El miedo al fracaso tiene mucho que ver en esta baja iniciativa pero también la cultura. Y es que en los países del sur de Europa –tal y como señala el informe– hay miedo a no hacerlo bien y, al mismo tiempo, una baja percepción de oportunidades empresariales. Si “el 40% de los españoles ve de forma positiva la idea de emprender, el 40% de ellos tiene miedo a fracasar”.

El fenómeno emprendedor, lejos de lo que pudiera imaginarse, goza de mayor aceptación en Cantabria, superior en casi un punto a la tasa española (6,6). Las nuevas políticas gubernamentales, las normas sociales y culturales y el ambiente económico que comienza ya a relajarse son los factores que en los últimos años han favorecido el emprendimiento. Tan sólo en el pasado mes de mayo, se cerraban dos programas de apoyo a esta figura. Se trata de ‘E2, Estudiante x Emprendedor’, impulsado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE) en la Universidad de Cantabria (UC) y dirigido a promover y acelerar el desarrollo de las capacidades personales y profesionales de los estudiantes fomentando su espíritu emprendedor y ampliando su empleabilidad. Y el programa Coworking Santander, concebido para ofrecer formación y acompañamiento a emprendedores para la puesta en marcha o consolidación de proyectos innovadores, en este caso organizado por el Ayuntamiento de Santander, EOI y el Banco Santander.

En ambos casos el objetivo es ayudar a los emprendedores a madurar y dar forma a su idea. “Se persigue ayudar al desarrollo y crear empresas, empleo y riqueza para la comunidad”, asegura Eugenio de Juana Saiz, coordinador de Coworking. De hecho, durante cinco meses los 22 participantes en 19 proyectos han sido formados en competencias relacionadas con el emprendimiento y la gestión de proyectos, y expertos tutores les han acompañado en el diseño de su modelo de negocio, la búsqueda de financiación y la solución a necesidades generales y específicas.

Federico Gutiérrez-Solana, director del CISE.

También como un primer paso de iniciación a los procesos emprendedores surgió E2. En este programa se parte de equipos multidisciplinares conformados por un estudiante-tutor, que coordina a otros cuatro compañeros de diversas titulaciones y por un empresario-mentor que les orienta y apoya para generar ideas emprendedoras. Más de 60 estudiante han dado forma a 14 modelos de negocio a lo largo de seis meses; un tiempo en el que han aprendido a hacer un prototipo de lo que esperan plantear en el mundo real. “Como una especie de pequeña maqueta de su proyecto de futuro, que se pueda testear en el mercado y así el riesgo que asumen es menor”, apunta Federico Gutiérrez Solana, director del CISE.

Precisamente la ‘prueba-error-prueba’ forma parte de la filosofía de las ‘startups’. A través de validaciones el emprendedor comprueba si su idea de negocio es potente para seguir adelante o si tiene que darle una vuelta o incluso retirarla y buscar entonces otras vías intermedias donde el riesgo sea menor. “Aprender de esos errores, pivotar y tomar otro camino distinto”, indica De Juana.

Talento, mentores e inversores

Transformada la idea en modelo de negocio testado, con los conocimientos necesarios para ponerlo en marcha y conocido el nicho de mercado ¿cuál es el siguiente paso? ¿Está el emprendedor preparado para ser autónomo o sigue necesitando apoyos como el de las aceleradoras? Son muchos los factores de éxito que entran en juego a la hora de consolidar y permitir crecer una ‘startup’. No existe una fórmula mágica, pero desde el CISE apuntan ciertas claves que nunca deben faltar en los inicios de una aventura empresarial,  valores intrínsecos de las aceleradoras que se encargan de impulsar las startups: talento, mentores e inversores. “Una buena idea en manos de un mal emprendedor no sale, una idea menos buena en manos de un emprendedor con ganas sale seguro… y luego la inversión”, asegura el responsable de Coworking. Hace falta una buena idea, sino es imposible desarrollarla, pero a la vez hace falta un acompañamiento: “Se pueden perder situaciones muy potentes si no están en los entornos adecuados”, incide Gutiérrez Solana

Eugenio de Juana, director de Cowering Santander.

Aunque no todos los proyectos requieren de la misma financiación a lo largo de su trayectoria, sí es un factor determinante. Hay ‘startups’ que no necesitan una gran inyección inicial pero sí en las distintas etapas de crecimiento. “Se debe garantizar –puntualizan desde el CISE– que cada cierto tiempo se incrementa esa financiación externa y ganar la confianza de los expertos y financiadores”. En 2015, las necesidades de financiación para iniciar un proyecto emprendedor –en términos de capital medio– estaban en 75.721 euros.

Existen varias vías financiación; desde la bancaria a las plataformas de crowdfunding, ayudas gubernamentales y los Business Angel, que aunque pocos, en 2015 representaban el 4% de los inversores cántabros. Desde Coworking aconsejan “apuntar con el cañón lo más alto posible, con ambición… ir de entrada a buscar con timidez no es buena idea”.

La base tecnológica es otro de los factores de éxito a tener muy presente a la hora de proyectar una startup. Hoy en día cualquier iniciativa debe estar apoyada además en las redes sociales y el marketing digital, pero “asociado a eso hay que tener presente la internacionalización como clave para un crecimiento más potente, pensando –según Gutiérrez Solana– que en el mercado digital no hay distancias y la competencia tiene ideas semejantes en todo el mundo”. Paralelamente se apunta a un modelo de negocio escalable.

Desde el CISE acompañan de una variable más, el emprendimiento que se hace por oportunidad asociado a conocimiento. Un factor que se ha ralentizado en los últimos años debido a la situación de crisis económica “cuando el conjunto del sistema se empequeñece –recuerda Gutiérrez Solana– se acobarda y baja y es cuando han proliferado los negocios por necesidad”. Según apunta “la inversión en conocimiento en nuestro país es baja y eso se traduce en la tasa de emprendimiento”. De hecho, hay una correlación entre aquellos países que invierten más en I+D+I y educación con un emprendimiento y un aprovechamiento de las oportunidades “mucho más claro que nosotros”.

De ‘startup’ a empresa

No existe un momento específico en el que una iniciativa deja de ser emprendedora y pasa a convertirse en empresa consolidada, pero sí algunas pautas orientativas. Así, en el informe elaborado por el GEM y el Foro Económico Mundial esa barrera se fija en el marco temporal de los 42 meses. Para otros, en cambio, el limite podría estar en dos años e incluso en uno. Aquí influye mucho el tipo de negocio, la idea disruptiva que nadie ha pensado, “es una cuestión de ser capaces de mantenerse competitivamente en el mercado en el que están; cuando eso se consiguen ya son solventes”, señala Federico Gutiérrez Solana.

José Luis Estévez y Juan Gracia, promotores de Woorker.

José Luis Estébanez y Juan Gracia llevan ya un año con su ‘startup’ en el mercado, después de tres de incubación y maduración. Woorker, una de las ganadoras de la primera edición de Coworking, es una plataforma de búsqueda de empleo mediante técnicas de gamificación. A día de hoy trabajan con más de 300 empresas y gestionan más de 3.000 procesos de selección en España y en Europa. A ellos el programa les cogió con el proceso muy avanzado pero les ha permitido cambiar el enfoque. “Hemos hecho mucha prueba y error, en tecnología éramos buenos, pero hemos aprendido el resto a base de golpes”, recuerda José Luis.

Recapitulando hacen un balance de año positivo, aunque recuerdan las numerosas ocasiones en las que han tenido ganas de tirar la toalla. “Unas semanas celebras cualquier detalle, y a la siguiente lo quieres mandar todo al garete”.

Para ellos lo más difícil ha sido la captación de clientes y usuarios. “Nosotros conectamos talento de jóvenes con necesidades laborales de las empresas a través de gamificaciones, y evangelizar sobre gamificaciones con los directores de recursos humanos o gerentes ha sido complicado” apunta Juan Gracia. Y si la financiación al principio no fue un obstáculo insalvable, rechazando incluso un accionista por el 20% procedente de Valencia, ahora están inmersos en un proceso de captación de inversión en el que están abiertos a todas las opciones “para poder dar un paso más”. De hecho confiesan tener un ‘business angel’ y una empresa interesada en invertir.

Driveer, una web que permite el intercambio de mercancías entre particulares, ha sido el otro proyecto ganador de la primera edición de Coworking. Cristian Antuñán y Rafael Martínez-González apenas llevan unas semanas con su negocio rodando después de un año y medio dando forma a su idea. Se marcan un horizonte de otros 3 o 4 años para probarlo todo gracias a ese ‘business angel’ que, como caído del cielo, les garantiza la inversión. “Sin rondas de financiación nos daríamos sólo uno año”, apunta Cristian.

Cristian Antuñán y Rafael Martínez-González, creadores de Driveer.

Para Driveer el apoyo de las instituciones ha sido determinante. Tras concebir la idea en una clase de la universidad sobre economía colaborativa, se lanzaron a incubar una startup basada en el transporte de personas, para terminar después centrados en las mercancías. “Vimos que había un nicho importante… empezamos a pivotar con servilletas en un bar y a partir de ahí hemos diseñado nuestro modelo de negocio”, recuerda Rafael.

Su punto de inflexión fue ganar un concurso de emprendedores de la Universidad y contactar con Sodercan: “Dio subvenciones y fue como un balón de oxígeno –apunta Rafael– después nos apuntamos al Coworking que nos ha permitido constituir la sociedad y lanzar el proyecto al mercado”. Ahora, con todo en marcha su barrera es la confianza del consumidor “que vean que mandar el paquete (por Driveer) es lo más normal del mundo”, apunta Cristian.

3 de cada 4 fracasan

Sin embargo, los números están ahí y señalan que 3 de cada 4 proyectos fracasan. Desde CISE consideran que el punto está en ser capaces de crear estructuras para acompañar los distintos procesos de crecimiento y aceleración para que sean competitivos. “Tenemos que conseguir atraer el mejor talento y que se quede; garantizar que nuestras estructuras de aceleración sean mejores que las de nuestros vecinos… y tener capacidad de crecimiento. Si no los jóvenes cuando tengan una idea se van a ir donde sea más fácil crecer y estén los mejores servicios”.

Precisamente, uno de los rasgos diferenciadores de Cantabria con el conjunto de España –según el GEM– es que mientras en el conjunto nacional la falta de apoyo financiero es el principal obstáculo para emprender, en Cantabria son las políticas gubernamentales. “Lo que hay ahora es una base de capacidad emprendedora de gente joven que tenemos que aprovechar –recalca Gutiérrez Solana– es el momento de dar un apoyo estratégico y dar un salto cualitativo. Y debemos estar todos unidos, si no se pierde fuerza”.

De momento ya está en marcha la segunda edición de Coworking con 33 emprendedores dispuestos a dar forma a su idea y hacer del autoempleo su forma de vida.


Una silla de ruedas con wi-fi y un lácteo vikingo

I-Chair, una innovadora silla de ruedas que incorpora wi-fi, GPS, sensor de humedad, sistema de posición horizontal y motor eléctrico fue elegida como mejor idea de negocio de la V edición del programa ‘e2: Estudiante x Emprendedor’. Su autor, es Miguel Angel Pascual, un estudiante de medicina que ha contado con el apoyo del responsable de la empresa Alsaplas, Nacho Irastorza, y el trabajo coordinado con otros cuatro estudiantes de la UC. Su propuesta destaca por incorporar la última tecnología y un diseño innovador, tanto para el desplazamiento autónomo de las personas con discapacidad como para al personal sanitario en hospitales y residencias.

Gurt, un producto lácteo basado en una antigua receta vikinga con altos niveles de proteínas y 0% de materia grasa –fabricado a partir de leche de Cantabria–, ha sido elegido como el que mejor representa los valores de colaboración, esfuerzo, compromiso y adaptación al cambio, seña de identidad del programa ideado por el CISE.

Con una mochila ligera, que les permite adaptarse rápidamente a los cambios en el camino, y un buen equipo gestor capaz de planificar eficientemente cada una de las líneas de negocio y de anticiparse a los riesgos del mercado para crecer a un ritmo del 20% anual durante al menos tres años. Así son las nuevas empresas que se están haciendo con el mercado mundial: las empresas gacela. En contra de lo que pudiera pensarse, la mayor parte de estas empresas no operan en el sector tecnológico, ni con productos o servicios especialmente innovadores. Entre las empresas gacela identificadas en los últimos estudios, hay dos de Cantabria y no, ninguna es una TIC.

Un reportaje de Laura Velasco

Lejos de lo que pudiera pensarse por la omnipresencia y avance vertiginoso de las TICs en todos los campos de la sociedad, las “gacela” no son empresas grandes ni especialmente tecnológicas; tampoco nacen de la mano de partners gigantes ni tocados por la varita de un ‘bussiness angel’. Según el Ranking 2017 de Empresas Gacela elaborado por Iberinform el pasado mes de noviembre, las empresas españolas de reciente creación que más han crecido se centran mayoritariamente en sectores de producción tradicionales, como el comercio, la alimentación, la hostelería o la construcción. Sólo un pequeño porcentaje opera en los ámbitos más innovadores, como el e-commerce, las TIC o la biotecnología.

Iván Soto, investigador de Deusto Business School.

Ahondando en una definición que nos acerque a lo que se entiende por empresa gacela, Ivan Soto, investigador de Deusto Business School, nos apunta la clave: “El denominador común no es la tecnología. Aunque es difícil encontrar una empresa sin un mínimo de sustrato tecnológico, la tecnología no se entiende como herramienta estratégica o fuente de la principal ventaja competitiva; no es el elemento definitorio de una empresa gacela. Sino el rápido crecimiento”. De hecho, las 374 empresas gacela identificadas en el Ranking 2017 aumentaron el importe neto de la cifra de negocios el 1.090% en sólo tres años. Una subida –según apunta dicho informe– que fue rebasada en el caso de los resultados netos al 1.370% y triplicada al 3.046% en los resultados de explotación.

Para Soto, el patrón común de las gacelas, “es un crecimiento en el torno del 20% anual durante tres años”. Crecimiento que se puede medir ya sea por el número de empleados (media anual) o por el volumen de negocio. Y según la definición de la OCDE el concepto de gacela se refiere “a un conjunto de empresas, pequeñas o medianas, que tienen más de 10 empleados y que, durante tres años consecutivos, acumulan un crecimiento de su facturación por encima del 75%”. Con lo cual, el denominador común es menos de cinco años de vida con un patrón de crecimiento muy rápido de las ventas o –según Iberinform– “una cifra de negocio de más de medio millón de euros en el último ejercicio”.

Dos gacela en Cantabria

Estas nuevas empresas capaces de crecer a ese ritmo tan rápido desde su orígen se concentran principalmente en Cataluña y Madrid, con 70 y 68 empresas gacela respectivamente. En Cantabria encontramos dos: ambas basadas en sectores tan tradicionales como la industria y la construcción, creadas hace cinco años y con más de 10 trabajadores.

Gorka y Jon San Emeterio, promotores y directivos de Gey Assemblies & Services, la compañía con sede en Ramales de la Victoria que cumple las condiciones de crecimiento necesarias para ser considerada una empresa gacela.

Gey Assemblies & Services es una empresa de montajes, fabricación y suministros industriales creada en el año 2012, en plena crisis del sector industrial. Al frente, Gorka San Emeterio, su padre y su hermano. Los tres trabajan en el sector y supieron hacerse un hueco en el mercado cuando peor lo estaban pasando las de su especie. “Llegó un momento en 2012 en que la empresa que estábamos fue de capa caída y nos pusimos por nuestra cuenta”. Contaban con “una trayectoria reputada, compromiso y seriedad con los clientes”. Sus cifras de negocio: 665.000 euros en 2012; 1.143.000 en 2013; 2.735.000 en 2016 y 3.000.000 en 2017.

El Grupo Acebo surgió también hace 5 años. Eran pioneros en el trabajo vertical y montaron una empresa de este tipo, porque en Cantabria sólo había dos. Al cabo de dos años montaron el Grupo Acebo para obras de rehabilitación y desde hace un año están con la tercera empresa para obra nueva y obra civil. “Hemos empezado en mitad de la crisis, cuando peor estaba la cosa, pero por como lo gestionamos nunca nos faltó trabajo, de hecho crecimos demasiado rápido”,reconoce su administrador, Diego Arozamena.

Crecer más rápido que la mayoría

Crear una empresa, primero, y hacerla crecer después. Esa es la fórmula mágica que se persigue en todo plan de negocio y que las empresas gacela han sabido aplicar. Sin embargo, convertir en negocio una idea brillante no garantiza su éxito más allá del tercer año de vida, que es el tiempo –según el INE– que no logran superar el 40% de las empresas de nueva creación. Entonces, ¿cómo logran las ‘gacela‘crecer a un ritmo superior al de la mayoría?

Diego Arozamena, gerente de Grupo Acebo, ante una de las obras que está realizando la empresa.

Aunque la casuística es tan amplia como el numero empresas gacela –apunta Soto– un reciente estudio de la Fundación Cotec ha revelado que el 6% del tejido empresarial es gacela en España, cifra bastante similar en el resto países. Para el investigador de la Deusto School la innovación es un elemento clave en el rápido crecimiento, aunque no sean empresas tecnológicas. En este caso se entiende la innovación como “fuente de ventaja competitiva y como palanca de crecimiento, aunque sea un sector tradicional. Las empresas gacela se encuentran en todos los sectores. En este sentido –añade– es necesario romper el mito que identifica empresa gacela con start up”. Las empresas gacela son, por tanto, capaces de crecer por encima del sector, aunque sea un sector en declive: “Son capaces de invertir esa tendencia”, apunta el investigador de Deusto Bussiness School.

Gey Asseemblies & Services nació en 2012. “Había todavía crisis también en la industria y fue una oportunidad, un detonante… en cierto modo nos ayudó porque había menos competencia… las demás iban cerrando”. La eficiencia de su equipo humano es –según Iberinform– otra de las claves de un rápido crecimiento. Saber rodearse de un equipo humano de calidad y de gestores proactivos, capaces de anticiparse a los riesgos del mercado. “Lo que hemos visto –señala Gorka San Emeterio– era que las empresas que tenían unos gastos fijos muy grandes, con plantillas de mucho personal, se han ido endeudando cada vez más hasta cerrar porque no había trabajo para mantenerlo. Nosotros –añade– no teníamos esas cargas que arrastraban empresas del mismo sector, ya que empezamos con gastos fijos pequeños y contratos temporales que después han pasado a ser fijos”.

Para Diego Arozamena la clave está en rodearse “de gente buena, contando con profesionales” y paralelamente en “saber volver a bajar otra vez el escalón cuando lo necesitas. Lo más difícil en pleno crecimiento –continúa– es cuando estamos a mitad de escalón; no te puedes permitir ciertas cosas, estás muy apretado y el trabajo te llega a superar porque no te puedes permitir tener unos medios auxiliares… lo pasas mal pero cuando das el paso hacia arriba lo tienes todo muy bien otra vez. Es necesario planificarlo bien para que cuando vengan mal dadas no tengas que cerrar”. Como complemento con unos directivos/propietarios que sean capaces de detectar hacia dónde va el mercado y qué tendencia se va a imponer no sólo en su sector se puede tener, según Iván Soto, un plus de crecimiento.

Finalmente, otro de los factores claves que detecta el Ranking 2017 de Empresas Gacela es el significativo incremento de sus márgenes comerciales y las mejores condiciones de cobro. En este sentido es muy representativo el hecho de que el margen sobre ventas conjunto de las empresas gacela en España pasase del -1,7% en 2012 al 4,1% tres años después; o que el plazo medio de cobro se redujo de casi cuatro meses en 2012 a mes y medio; y las ventas por empleado se duplicaron en este trienio a pesar de que todas aumentaron sus plantillas.

En el caso del Grupo Acebo, la empresa echó a andar en mitad de la crisis “cuando peor estaba la cosa, pero por como lo gestionamos nunca nos faltó trabajo, de hecho, crecimos demasiado rápido. Montamos la SL y en tres meses teníamos 5 obreros, al año teníamos 12 hasta llegar a tener más de 30 en cinco años”. En el caso de Gey Assemblies & Services hay 32 trabajadores fijos con una plantilla de 90 personas para trabajos por obra.

La financiación, una barrera, pero menos que para una ‘star up’

Junto a estos aceleradores, existen una serie de inhibidores que pueden lastrar la carrera hacia el éxito de una gacela. La financiación es una barrera muy importante para todas las empresas que nacen. Sin embargo, aquí es donde se establece una de las diferencias entre ‘start up’ y gacela. A pesar de que en ambos casos carecer de financiación puede constreñir el camino ascendente, para Iván Soto “las gacelas suelen tener más estructura y ‘track record’ de clientes que la mayoría de las start up cuando arrancan. La ‘start up’ parte de cero, en un escenario muy incierto lo que hace que puntúen muy bajo en los baremos de calidad crediticia de los bancos El hecho de que la empresa gacela ya tenga un modelo de negocio validado y de rápido crecimiento en ventas favorece no solo que el proyecto sea más bancable, sino que también se autofinancie”.

En Grupo Acebo se enorgullecen de no haber tenido que contar con financiación ni con bancos: “Según hemos ido haciendo dinero hemos ido creciendo”. Empezaron en un local pequeño hasta llegar a comprar una nave, “con el dinero que se ha ido haciendo con el trabajo se ha ido avanzando”.

Al igual que Iberinform y otras consultoras, Informa también ha publicado este año su propio estudio sobre empresas gacela, en el que compara tres tipos de empresas: Empresas de Comparación: que dispongan de cuentas anuales para los ejercicios 2012 a 2015, con un mínimo de 10 empleados en 2012 y una facturación mínima de 500.000 euros en 2015. De alto crecimiento: las mismas características de las empresas de Comparación pero con un crecimiento interanual del 20% o del 60% entre 2012 y 2015. Gacela: con las características de las empresas de Alto Crecimiento pero con una fecha de constitución posterior a 2011. En los gráficos que aparecen sobre estas líneas puede verse la distribución sectorial y geográfica de cada una de ellas, según se recoge en el citado estudio de Informa.

Para Gorka San Emeterio fue fundamental no tener que solicitar créditos a los bancos durante la crisis “Lo bueno que tenemos es que cuando baja el trabajo podemos bajar, si nos hubiésemos metido en el banco lo hubiéramos pasado muy mal”. Desde Gey Assemblies & Services reconocen que la financiación fue una de las principales barreras cuando decidieron montar la empresa familiar. En el comienzo “fue lo más difícil. Nos hemos ido arreglando sin buscar financiación ajena, siempre hemos trabajo con recursos propios. Y al principio tienes que invertir todo tu dinero y patrimonio hasta que vas levantado cabeza”.

Las barreras legales: burocracia e impuestos son ­–según apuntan en la Deusto School– otros inhibidores de crecimiento para las empresas gacela. Creen que España tiene un sistema impositivo que penaliza a la pequeña empresa, al igual que la burocracia porque tienen menos medios con los que lidiar. “Fiscalidad y burocracia son trabas comunes a todas, pero las gacelas en cuanto a pequeñas -concretan- tienen que concentrarse mucho en el rápido crecimiento y puede ser disfuncional”.

Mantenerse en el ‘top’

Y alcanzado el éxito, ¿cómo mantiene la empresa gacela esa ventaja competitiva? Para entenderlo, antes es necesario apuntar que la empresa no tiene por qué nacer cómo “gacela” ni desaparecer cuando deja de serlo, teniendo en cuenta el ritmo de crecimiento del 20% anual continuado en el tiempo. El entramado empresarial es tan rico y variado que una empresa pasa por diferentes estadios tipológicos a lo largo de su vida.

“Lo normal –dice Soto– es que la mayoría sean empresas gacela durante un periodo y luego dejen de serlo, no cierran, pero crecen a un ritmo más modesto”. Y mientras está en la fase de crecimiento la empresa tiene que ir anticipándose a los siguientes pasos… “y es muy complicado porque sacar tiempo y dedicación para pensar en el siguiente paso cuando todavía estas creciendo a ese ritmo… el día a día te come“. De nuevo la gestión proactiva, es, por tanto, determinante.

Después de cinco años de trayectoria en Gey Asseemblies & Services “la perspectiva que tenemos es de crecimiento, pero ahora no es tan alta”. Esperan llegar a los 3 o 3,1 millones de euros de facturación, creciendo menos que años anteriores. En el Grupo Acebo van a abrir una nueva sede en Santander y van a comenzar con una línea dedicada a obra nueva, además de expandirse por Bilbao. “La verdad es que este año no quiero subir mucho más al final es demasiado, atender lo que tenemos y atenderlo bien”.

Si volvemos al inicio del reportaje y nos atenemos a la definición de empresa gacela en el momento que su facturación baja de ese incremento del 20% anual, ya no sería empresa gacela. Según Iván Soto “una empresa con una trayectoria puede ser varias veces gacela pero es imposible que una empresa gacela sea siempre gacela. El reto está en tratar de serlo cuanto más años”.

Viveros e incubadoras de empresas ofrecen una infraestructura para facilitar los primeros pasos de cualquier iniciativa empresarial, tanto facilitando un espacio físico como aportando las herramientas necesarias para poner en marcha cualquier proyecto. Con diferentes perfiles y condiciones, Santander, Torrelavega y Santa Cruz de Bezana, o el propio Parque Científico y Tecnológico, cuentan con instalaciones pensadas para emprender.

Texto de J. Carlos Arrondo @jcrlsam

Steve Wozniak  y Steve Jobs fundaron Apple en 1976. Cuenta la leyenda que el primer centenar de unidades Apple 1 se fabricó en el garaje de la casa familiar de Jobs. Sin embargo, Wozniak, que ahora imparte charlas a jóvenes emprendedores, desmiente esta versión y asegura que Apple no nació en un garaje, que jamás se diseñaron allí sus productos ni fue la base de operaciones del incipiente negocio. Los inicios de la compañía  fueron mucho más prosaicos: apenas disponían de dinero y carecían de un lugar específico donde realizar su trabajo, así que cada uno llevaba a cabo su parte del proyecto en su casa o donde pudiera en cada momento. Han pasado cuatro décadas y los emprendedores siguen enfrentándose a problemas similares, aunque hoy existen herramientas, públicas y privadas, para que no tengan que recorrer solos el trayecto que conduce de una idea más o menos brillante a la puesta en funcionamiento de una empresa que la desarrolle. La estructura de apoyo a emprendedores contiene recursos que van desde ayudar a la generación de ideas, pasando por el asesoramiento en el inicio de la actividad, hasta facilitar una infraestructura, que puede concretarse en un vivero, una incubadora, un espacio de ‘coworking’ o un centro de empresas, entre otras. Los matices que pueden diferenciar unos de otros no soslayan el hecho de que todos estos modelos de infraestructuras tienen el objetivo común de evitar que la carencia de un espacio físico sea un obstáculo para el comienzo de una actividad emprendedora. Son herramientas que tratan de paliar las mismas o parecidas dificultades a las que Jobs, Wozniak o muchos otros, sin apenas más recursos que su talento, tuvieron que enfrentarse a la hora de ‘levantar la persiana’ de su negocio.

Vanessa Sánchez, miembro del equipo técnico del Centro de Iniciativas Empresariales del Mercado de México de Santander

Los viveros de empresas son centros que ofrecen unas instalaciones a bajo coste y, adicionalmente, un apoyo técnico a emprendedores, con la finalidad de facilitar la puesta en funcionamiento de iniciativas innovadoras y viables. La Agencia de Desarrollo Local (ADL) de Santander dispone desde 2003 de uno de estos viveros, el Centro de Iniciativas Empresariales, ubicado en la planta baja del Mercado de México. Consta de quince oficinas, alquilables a un bajo precio que, además, está bonificado durante los tres primeros años. Cada una cuenta con mobiliario y la preinstalación necesaria para contratar los servicios de luz, teléfono, internet, etc, y todas disponen de un servicio común de conserjería. Las instalaciones se completan con una sala  destinada a la formación, con capacidad para unas cuarenta o cincuenta personas, y otra para reuniones. Vanessa Sánchez, que forma parte del equipo técnico que ofrece asesoramiento en el Centro, resume así su finalidad: “Está destinado a emprendedores que comienzan una actividad. Se trata de ayudarles con un impulso en sus primeros años. Les cedemos un espacio físico a muy bajo coste y así pueden disponer de unas buenas instalaciones donde poner en funcionamiento su negocio. Además, les ofrecemos el valor añadido de que aquí estamos para ayudarles en todo lo que sea posible”. No todos los emprendedores necesitan el mismo grado de apoyo, ni demandan igual tipo de ayuda: “Intentamos trabajar con ellos la consolidación. Nos reunimos con los que lo requieren para ver cómo va el negocio, su evolución, las áreas en las que ellos consideran que van peor y en las que creen que podemos echarles una mano, en una relación de total confianza mutua”.

Filtros y condiciones

El vivero del Mercado de México trata de filtrar a las empresas que acoge en función de  un perfil innovador y para ello prioriza la entrada de iniciativas relacionadas con sectores como el medio ambiente, la ingeniería, la arquitectura, el diseño gráfico, las tecnologías de la información o los servicios avanzados a empresas. Superada esa condición inicial, la empresa deberá presentar un plan de negocio viable, que validarán los técnicos de la ADL. También prevalecen aquellos proyectos que durante sus dos primeros años tengan capacidad para generar, al menos, dos puestos de trabajo. Una vez que la empresa entra al vivero, podrá permanecer tres años, con la posibilidad de dos prorrogas anuales, hasta completar un máximo de cinco. Esta limitación temporal, señala Vanessa Sánchez, pretende que “las empresas no se acomoden aquí”, además de fomentar “cierta rotación y la posibilidad de que entren proyectos nuevos”. Actualmente acoge a catorce empresas y desde su creación han sido ochenta y seis las que ha llegado a albergar. La tasa de supervivencia o de continuidad de las empresas después de abandonarlo ha llegado a ser superior al 85%, pero el reciente contexto económico más desfavorable ha supuesto que dicha tasa disminuyera a algo más del 70%. La experiencia de estos trece años es francamente positiva.

Luis Escagedo, director de la Agencia de Desarrollo Local de Santa Cruz de Bezana.

Luis Escagedo dirige la ADL de Santa Cruz de Bezana, que desde 2000 cuenta con un vivero de empresas ubicado en el edificio Rada, una antigua fábrica de ascensores situada entre Sancibrián y Bezana. Sus instalaciones constan de un espacio compartido de oficinas abiertas y una sala de reuniones, que incluyen mobiliario, acceso a internet y otros servicios generales. “Es una infraestructura muy básica y muy barata”, describe, “no tenemos un afán recaudatorio, se gestiona por una tasa municipal que es la misma que cuando comenzamos hace dieciséis años. Lo que pretendemos es que para aquellas personas que tengan alguna iniciativa, la infraestructura no sea una barrera”. Aunque el objetivo fundamental es facilitar el acceso a un lugar de trabajo, el vivero también añade el asesoramiento técnico como parte del servicio prestado: “El criterio general es el de acoger proyectos en su fase inicial y eso supone que los ayudamos en todo lo que necesiten”. Algunos llegan con ideas poco desarrolladas o sin ningún planteamiento concreto, pero están sin trabajo y acuden en busca de una salida en el autoempleo: “Hay gente que al ver que existe el vivero, se plantea empezar a trabajar con una idea, sabiendo que va a tener a su disposición una oficina y asesoramiento”. Al edificio Rada también acuden emprendedores con planes más avanzados: “Proyectos más consolidados que buscan un lugar donde empezar a funcionar con su empresa y nosotros podemos proporcionárselo a bajo coste. A veces recibimos llamadas de empresas que llevan tiempo trabajando y que tan sólo buscan oficinas baratas. A este tipo de gente no le podemos dar cobertura, porque nuestro objetivo es ayudar a los que están empezando”.

La ordenanza municipal que regula el funcionamiento del vivero de empresas de Santa Cruz de Bezana establece una estancia máxima de un año, aunque Luis Escagedo matiza: “Aquí se trabaja con personas y cada persona tiene sus necesidades, un perfil, unas perspectivas. Esto no es una máquina de fabricar emprendedores, es un servicio que ayuda a personas, por lo que ese plazo puede flexibilizarse”. Lo importante es que el periodo en el vivero se convierta en un auténtico máster de gestión empresarial: “Trabajamos mejorando sus habilidades, ofreciéndoles formación, enseñándoles las pautas para gestionar su empresa, cómo hacer un plan de marketing… En fin, todo lo que puedan necesitar. Normalmente los emprendedores son expertos o tienen más habilidades en algún campo y no suelen serlo en gestión de empresas. Nosotros les ayudamos en esa parte”.

Emprender desde un vivero

El vivero de empresas de Santa Cruz de Bezana acoge actualmente siete proyectos empresariales y durante los últimos dieciséis años han sido un par de decenas más las empresas que han pasado por esa sala abierta y compartida, con un balance general muy positivo. Una de ellas es Ambientalia Consultores, que en 2010 dio sus primeros pasos en las instalaciones del edificio Rada y ahora está radicada en la incubadora de empresas del Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN).

Ruth Pirón, cofundadora de Ambientalia junto a María Grijuela, recuerda cómo fue su entrada en el vivero de Bezana: “Como consultoras no necesitábamos tener una gran oficina, podíamos trabajar en casa, aunque preferíamos hacerlo fuera porque eso te aporta una imagen más profesional. Comenzamos allí porque nos ofrecía un lugar donde trabajar y económicamente nos resultaba muy interesante”. Su caso no era el de unas emprendedoras que llegaban al vivero en busca de apoyo para poner en marcha su empresa; su proyecto estaba bastante consolidado y ya habían comenzado a realizar algún trabajo cuando se instalaron en él. “Al año y medio o dos años de estar en Bezana, nos encontramos con que Sodercan ofrecía unas ayudas que incluían aspectos como la difusión y la comunicación de la empresa. Hicimos un plan de negocio con ellos y, ante esa oportunidad, decidimos dejar el vivero de Bezana para venirnos aquí”.

El paso al PCTCAN supuso para Ambientalia algo más que un cambio de ubicación: “Por un lado, tuvimos un tutor que nos apoyó para llevar a cabo un buen plan de empresa, nos prestaron asesoramiento sobre diversas temas empresariales y nos ayudaron económicamente para realizar cursos de formación. Por otro, nos financiaron durante dos años el alquiler de la oficina”, explica Ruth Pirón. En esta incubadora, dirigida fundamentalmente a dinamizar el crecimiento de empresas de reciente creación, con cierto componente innovador y de base científica o tecnológica, disponen de una oficina individual, cerrada y amueblada. Ruth Pirón califica como muy positivo su paso por Bezana, pero cree que allí no hubiesen podido crecer como lo hicieron en su nueva sede: “Si las licitaciones que conseguimos después nos las hubieran dado cuando estábamos en Bezana, habría sido físicamente imposible  trabajar en ese espacio las cuatro personas que hemos estado haciéndolo en esos proyectos. Aquel vivero fue un buen impulso inicial, pero tenía sus limitaciones a la hora de crecer”.

Ambientalia Consultores trabaja actualmente en tres líneas de negocio: educación ambiental, proyectos ambientales integrales y asistencia técnica a la industria para conciliar el desarrollo y la competitividad de las empresas con la conservación del medio ambiente. Trabajan tanto para entidades privadas como públicas, aunque un alto porcentaje de su facturación procede de la Administración. Llevan cuatro años en el PCTCAN, han superado los dos años que en principio se establece como plazo máximo de estancia en la incubadora, y son conscientes de que en cualquier momento tendrán que salir. Se encuentran a gusto en ese emplazamiento, pero están preparadas para salir a pesar de las dificultades que esto supondría: “Aquí el alquiler no es caro, el sitio está muy bien comunicado, dispones de salas de reuniones, mobiliario… El problema de ir a otro sitio es que todo sale más caro”.

María Grijuela, licenciada en Ciencias Medioambientales, y Ruth Pirón, licenciada en Ciencias del Mar, se conocieron trabajando en el Departamento de Hidráulica de la facultad cántabra de Caminos y posteriormente coincidieron en otros trabajos antes de iniciar su experiencia emprendedora en el vivero de Bezana. “Somos amigas, pero no hemos empezado como amigas, sino porque nos conocimos antes profesionalmente. Lo intentamos por nuestra cuenta porque sabíamos que trabajábamos bien juntas”. Este es un aspecto importante que destacan quienes, desde los viveros de empresas, se dedican a ayudar a los emprendedores en su impulso inicial. Comenzar un proyecto con otras personas sólo por razones de amistad o parentesco no tiene por qué ser garantía de éxito, muchas veces justo lo contrario, para el desarrollo de una nueva empresa. Para Luis Escagedo lo más relevante es la actitud de los emprendedores: “Hay personas que llegan con ideas inviables pero con mucho dinamismo y esto es lo que les permite reformularlas hasta llegar a otras mejores”.