TTI fabricará sus ideas
La empresa cántabra, que desarrolla soluciones y sistemas para la comunicación vía satélite, habilitará un centro de producción para fabricar sus productos, una iniciativa que supondrá la creación de una treintena de puestos de trabajo. TTI trabaja en alguno de los proyectos internacionales de mayor relevancia en el ámbito científico, como el acelerador de partículas del CERN o el ALMA, el mayor radiotelescopio del mundo, y también en la segunda fase del proyecto Galileo o el desarrollo de antenas de telecomunicaciones más eficientes. Con tecnología propia y clientes a ambos lados del Atlántico, la empresa prevé un fuerte incremento de la demanda que quiere atender con fabricación propia.
Por Jose Ramón Esquiaga @josesquiaga
En una definición apresurada, y por eso mismo parcial, puede describirse a TTI como un proveedor de soluciones de I+D+i o, como dicen sus responsables, una empresa a la que le piden que produzca lo que no existe. Es una labor que, además, se desarrolla en un ámbito de altísimos requerimientos tecnológicos, en una combinación –esta de innovación y tecnología– que lleva aparejada que la mayor parte de la actividad de la empresa se concentre en tareas de ingeniería, algo que cambiará en parte en los próximos meses: al calor del éxito de alguno de los proyectos desarrollados, y también de otros en los que trabaja actualmente, la empresa podrá en marcha un centro de producción con el que acometer la realización de los equipos que diseña y vende. Hasta ahora TTI ya producía prototipos y pequeñas series, pero las nuevas instalaciones permitirán acometer la fabricación de volúmenes mayores, en línea con la demanda esperada.
Con 20 de años de trayectoria, TTI diseña y desarrolla soluciones en el campo de las tecnologías de radiofrecuencia y antenas, un área muy amplia que, en el caso de la empresa cántabra, se acota en tres ámbitos concretos aplicación: las comunicaciones por satélite, la radioastronomía y las aplicaciones científicas. En todos ellos trabaja en proyectos de máxima relevancia internacional, con tecnología propia y en casi todos los casos con productos susceptibles de ser fabricados en series relativamente grandes, pero con requerimientos tecnológicos que permiten –y aconsejan– acometer esa producción con medios propios y en Cantabria, eludiendo la subcontratación en países con costes más bajos. “Nuestros productos son de alto valor añadido, con procesos de fabricación complejos en los que la mano de obra es muy especializada. Antenas o equipos de radiofrecuencia que responden a esas características y que tiene todo el sentido hacerlos aquí”, explica Juan Becerro, director general de TTI.
De acuerdo a las previsiones que manejan los responsables de la empresa, la nueva línea de producción supondrá la creación de una treintena de nuevos puestos de trabajo cuando alcance la plena operatividad, algo que debería suceder antes de que acabe 2018. La nueva línea de producción se ubicaría en un edificio distinto al que ahora sirve como sede de TTI, en el PCTCAN. El objetivo, asegura Juan Becerro, es que la nueva fábrica esté en condiciones de comenzar a producir a finales de este mismo año o comienzos del siguiente, para lo que se busca un inmueble en un lugar próximo al que ocupan actualmente, aunque no necesariamente en el mismo Parque Científico. Sin unos grandes requerimientos de espacio –no es preciso mover grandes piezas– los principales condicionantes para conseguir poner en servicio la nueva línea de producción tienen más que ver con los equipamientos tecnológicos de los que se dotará a las instalaciones y con la formación que habrá que impartir a los trabajadores.
Casos de éxito
La TTI que resulte de la ampliación de la línea de producción tendrá una mayor capacidad para dar respuesta a las demandas de los clientes, y estará en disposición de aprovechar las oportunidades que ella misma se ha labrado. Porque la decisión de incrementar la capacidad de fabricación está directamente relacionada con el éxito de algunos de los proyectos en los que la empresa ha venido trabajando, encargos que una vez culminada la fase de desarrollo dan como resultado equipos susceptibles de ser fabricados para clientes distintos del que realizó el pedido inicial, y en cantidades mayores a las producidas en esta primera fase. Hasta ahora, aproximadamente un 15% de la plantilla de TTI la forma el personal dedicado a la fabricación de pequeñas series y prototipos. Es este departamento el que ahora ganará protagonismo. “Vamos a seguir siendo una ingeniería, pero nuestra actividad como tal va a estar más ligada a un desarrollo posterior en producción”, resume Miguel Peña, director comercial de TTI.

Instalación de amplificadores de alta potencia para transmisión de vídeo y televisión por satélite, desarrollados por TTI para un pro- yecto realizado para la plataforma SKY Italia.
De acuerdo a las previsiones que maneja la empresa, los encargos que dotarán de carga de trabajo al departamento de producción llegarán de las tres grandes áreas de mercado que atiende la empresa, en un pronóstico que se sustenta sobre bases firmes, vinculadas a casos de éxito en cada una de ellas. En el ámbito de las comunicaciones por satélite –el más importante entre los que atiende la empresa, tanto por volumen como por su vinculación con su propia historia– es donde ese papel de elemento tractor puede estar más repartido, lo que habla tanto del potencial que existe en ese mercado como de la condición de referente que se ha labrado TTI dentro del mismo. Tradicionalmente la empresa se ha especializado en el desarrollo de equipos a instalar en tierra, pero en los últimos años ha entrado también con fuerza en aquellos destinados a montarse sobre vehículos –antenas para recepción de comunicaciones por banda ancha en aviones, trenes y barcos–, y en el diseño de equipos portátiles para emitir y recibir en cualquier ubicación. En una fase de desarrollo más temprana, pero también con un gran potencial de crecimiento, TTI trabaja con la Agencia Espacial Europea para montar sus equipos en los satélites de la segunda fase del sistema Galileo, la alternativa al GPS norteamericano.
Amplificadores de señal de alta potencia y bajo consumo

Miguel Peña, izquierda, y Juan Becerro, director comerical y director general de TTI respectivamente.
Las prestaciones de los equipos de TTI aportan beneficios concretos y tangibles en campos como el tamaño y peso o en el gasto energético, en los que esas ventajas pueden ser argumentos definitivos de cara al cliente. Ese ha sido el caso, por ejemplo, de los amplificadores de muy alta potencia para transmitir la señal de televisión, que dan servicio ya a los cinco millones de suscriptores de la plataforma Sky en Italia. “Nuestros amplificadores son más potentes y consumen menos energía que los que existen actualmente. Estamos convencidos de que vamos a tener que fabricar muchos equipos como estos en los próximos años, y eso ha sido un impulso definitivo para decidirnos a montar la planta de fabricación. Como también la demanda que esperamos en antenas móviles, o en el resto de mercados en los que trabajamos”, asegura Miguel Peña.
Otro de los productos en los que TTI espera demandas crecientes –y sin salir del ámbito de las comunicaciones por satélite– son las antenas montadas en aviones, un mercado que en Estados Unidos va varios pasos por delante de Europa y donde la empresa cántabra cuenta ya con clientes para los que diseña y suministra equipos. “Las compañías aéreas está ofreciendo estos servicios de banda ancha para los viajeros, como un valor añadido que pueden ofrecer gratis en primera clase, o por el que pueden cobrar en turista. En Europa está empezando a verse ahora, pero en Estados Unidos cada vez son más los aviones que montan estas antenas”, explica el director general de TTI, que recuerda que este es un producto en el que la empresa puede hacer valer su experiencia en el desarrollo de antenas horizontales, pequeñas y fáciles de integrar en el fuselaje sin comprometer la aerodinámica del aparato. El pequeño tamaño y la fácil portabilidad que otorga su diseño plano es igualmente la principal ventaja competitiva de las antenas para emitir y recibir vía satélite allí donde no hay cobertura, una solución con aplicación tanto en el ámbito militar como en el civil, en este último caso con especial utilidad para periodistas y medios de comunicación.
Aunque por número de unidades, y también por entroncar directamente con la historia de la empresa, las antenas y equipos relacionados con la comunicación por satélite mantienen un indiscutible protagonismo en las previsiones de actividad de la empresa, el potencial para alimentar la cartera de pedidos en producción alcanza a las dos otras grandes líneas de producto, las destinadas a aplicaciones científicas y la radioastronomía. En este último campo, TTI ha desarrollado los ampliadores criogénicos de bajo ruido para el proyecto ALMA, el mayor radiotelescopio del mundo, instalado en el desierto chileno de Aracama. Como en el resto de producción de la empresa cántabra, nuevamente se trata de una tecnología de altísimo valor añadido, que en este caso ofrece oportunidades sobre todo en producción, sobre varios diseños realizados en su momento. “ALMA es nuestro mayor caso de éxito hasta el momento, para el que hemos suministrado más de mil amplificadores, pero hemos participado también en otras instalaciones y nuestras expectativas a medio y largo plazo son altas”, asegura Miguel Peña. Se trata de equipos que trabajan a temperaturas bajísimas –en el entorno de los 260 grados bajo cero–, que se colocan muy cerca de las antenas y que tienen la misión de amplificar la débil señal que llega al telescopio desde el espacio. “Somos referencia mundial en este campo”, señala el director comercial de TTI.
Las aplicaciones científicas completan la terna de mercados en los que TTI ha logrado una notable cuota con sus productos y, al igual que sucede con el proyecto ALMA o con Galileo, lo hace trabajando en iniciativas de la máxima relevancia internacional. En este caso es el acelerador de partículas de la Organización Europea para la Investigación Nuclear –más conocida como CERN, por las siglas francesas de su antigua denominación–, que utiliza amplificadores de TTI en sus trabajos. En este caso, explican los responsables de la empresa, se trata de varios cientos de unidades, que pueden convertirse en muchos más si el contrato con el CERN actúa como tractor de nuevos proyectos.
Con independencia de su adscripción a uno u otro entre los tres subsectores en los que opera la empresa cántabra, todos los proyectos mencionados tienen en común el realizarse para clientes de fuera de España. Aunque en el caso de las antenas para aviones el contrato es con una empresa de Estados Unidos, el principal mercado para TTI sigue siendo Europa. “Nuestra estrategia pasa por crecer en Estados Unidos, en Asia, mercados que están por explotar y que tienen un enorme potencial”, apunta Juan Becerro, que destaca la importancia de estar trabajando ya para clientes norteamericanos, demostrando que la tecnología que desarrolla la empresa en competitiva a nivel internacional: “Vendemos partes muy relevantes de equipos de altísima tecnología. Y no lo vendemos porque seamos más baratos, que lo somos, si no porque lo que hacemos es nuevo, distinto a lo que ofrecen nuestros competidores y mejor”.