Una segunda oportunidad para las cabañas pasiegas

La regulación turística desde hace tres años de las cabañas pasiegas ha disparado el interés por recuperar este tipo de construcciones de singular valor etnográfico y cultural exclusivas de la montaña oriental de Cantabria. La Dirección General de Turismo cuenta con 18 cabañas registradas y 126 plazas disponibles, cifra muy inferior a la que maneja la Asociación de Propietarios de Cabañas Pasiegas, que habla de un repunte de la compraventa y de muchas más edificaciones rehabilitadas, aunque reconoce que no todas se han destinado a alojamiento turístico. Tras un agosto en que las cabañas han rozado el 100% de ocupación, su presidente admite que los viajeros tienen por lo general bien aprendido el concepto de turismo alternativo que ofrecen, pero reclama más apoyo institucional para evitar que muchas de estas cabañas, especialmente las más aisladas, terminen hundiéndose.

Texto de Manuel Casino @mcasino8

Las cabañas pasiegas propias de la montaña oriental de Cantabria hace tiempo que han dejado de ser construcciones exclusivamente vinculadas a la explotación ganadera. La aprobación hace poco más de tres años de un decreto autonómico que regula su uso turístico ha permitido que estas edificaciones disfruten de una segunda oportunidad. En este tiempo, dieciocho cabañas se han registrado en la Dirección General de Turismo del Gobierno de Cantabria como alojamiento extrahotelero, según datos facilitados por este departamento, que cifra en 126 el total de plazas disponibles para quienes buscan otra forma alternativa de pasar sus vacaciones en contacto permanente con la naturaleza y el medio rural.

Estos datos, sin embargo, no concuerdan con los que maneja la Asociación de Propietarios de Cabañas Pasiegas, una agrupación fundada hace más de una década para promover la legalización del cambio de uso ganadero a residencial en el que hoy se integran cerca de 70 propietarios, muchos de ellos titulares de varias cabañas. Según destaca su presidente, Fidel Sainz Carral, solo en el valle de Carriedo la lista de cabañas rehabilitadas supera la treintena, aunque reconoce que algunas se han destinado a uso particular como segunda residencia.

En lo que sí coinciden Turismo y esta asociación es en los indudables beneficios que ha traído consigo este decreto para el desarrollo económico de los valles pasiegos en general, y la conservación y salvaguarda de estos singulares edificios en particular.

Desde el Ejecutivo regional resaltan que la normativa elaborada por la Consejería de Innovación, Industria, Turismo y Comercio ha permitido preservar y poner en valor un patrimonio etnográfico y cultural que ha de conservarse tanto arquitectónica como culturalmente, al mismo tiempo que ha facilitado el desarrollo de una actividad económica como alternativa en el sector primario y otro modo de vida e ingresos para sus habitantes.

Asimismo, señalan que este decreto ha favorecido la puesta en valor de un nuevo atractivo turístico en la región complementario a otros ya existentes, pero único y exclusivo ya que no se puede encontrar en ningún otro lugar de España ni del mundo. Se trata, conceden, de un producto diferenciador con personalidad propia que se adapta muy bien a las demandas del turista actual y que permite conocer y apreciar la cultura y las costumbres locales. “Adaptar las cabañas a usos turísticos es una propuesta de evolución más que de transformación”, insisten en Turismo para subrayar las oportunidades que pueden ofrecer este tipo de construcciones tras dejar de cumplir con su tradicional cometido de viviendas ganaderas. Por último, Turismo también sostiene que la regulación autonómica garantiza al cliente la prestación de unos servicios de calidad acordes a las exigencias de habitabilidad, comodidad, dotaciones y seguridad que se exigen actualmente a los establecimientos turísticos.

Fidel Sainz Corral, presidente de la Asociación de Propietarios de Cabañas Pasiegas.

Sainz Carral, que junto a su familia explota cinco cabañas en Selaya, asegura por su parte que antes incluso de la aprobación de este decreto la compraventa de cabañas para su rehabilitación vivió años de auténtica locura. “Conozco un propietario que coincidiendo con el boom de la construcción vendió casi 200 cabañas”, afirma para a renglón seguido apostillar que, tras el posterior parón derivado de la crisis económica, el sector ha vuelto a resurgir desde hace poco más de un año, “aunque no al nivel de antes”.

El presidente de esta asociación no se atreve a aventurar el precio medio que puede alcanzar este tipo de edificaciones en el mercado inmobiliario porque, según remarca, depende de la ubicación y de los servicios que ofrezca. Con todo, sostiene que en el valle de Carriedo el coste de una cabaña para rehabilitar de unos 60 metros cuadrados de planta, situada en un radio de tres kilómetros a un núcleo urbano, con acceso rodado, dotada de luz y agua y levantada sobre un terreno de aproximadamente hectárea y media, puede fluctuar entre los 30.000 y los 40.000 euros, que pueden llegar hasta los 150.000 en el caso de que el comprador la adquiera ya rehabilitada.

Sainz Carral afirma que la mayoría de los interesados en invertir en estas edificaciones proceden de Castilla y León, Madrid y el País Vasco, comunidades de las que, según resalta, también proviene el grueso de la clientela en los meses de invierno. “Son turistas que por lo general tienen bien aprendido el concepto de cabaña y montaña, y que esto no es un chalé al que se puede venir en zapatos de piel o con tacones”, asegura.

Elevada ocupación

Sin embargo, reconoce con cierta sorpresa que los clientes en los meses de verano proceden en casi su totalidad de la costa mediterránea. Tarragona, Murcia, Elche Valencia o Benidorm se llevan la palma de un turismo que, admite, “no ha cumplido las expectativas en el mes de julio”, donde el grado de ocupación se ha movido entre el 60 y el 75% en todos los valles pasiegos, pero que “ha remontado en agosto con el cartel de completo colgado prácticamente todos los días”.

Más optimista aún se muestra el gerente de ‘Cabañas con Encanto’, Agustín Valentín-Gamazo, la cabeza visible de un proyecto familiar surgido en 2015 para promover este tipo de turismo, quien asegura que las seis cabañas que oferta en San Roque de Riomiera han rozado el 100% de ocupación durante julio y agosto. “En estos meses, especialmente en el último, hemos tenido más demanda de la que podíamos satisfacer”, afirma el responsable de esta iniciativa empresarial que prevé la apertura de otras dos nuevas cabañas en el mismo municipio antes del próximo verano.

Además, Valentín-Gamazo se muestra “satisfecho” de la ocupación media alcanzada por sus cabañas a lo largo de 2016. “Hemos conseguido el 26%, un porcentaje que se sitúa dos puntos por encima de la media de los alojamientos rurales de Cantabria, que el Instituto Cántabro de Estadística cifra en el 24%. Apenas llevamos dos años de actividad y las perspectivas son de seguir creciendo”, indica.

‘Cabañas con Encanto’, que emplea directamente a entre cuatro y cinco personas durante todo el año, mantiene abiertas otras dos líneas de negocio. Así, según explica su gerente, este proyecto de turismo sostenible también asume la rehabilitación o, en su caso, la redecoración y la adaptación a la normativa de otras cabañas, así como la gestión de su explotación turística para terceros, una propuesta que, aclara, “hemos empezado a explorar este ejercicio y a la que ya se han acogido dos cabañas”.

Más apoyo institucional

Pese a estos “buenos” de ocupación, Sainz Carral echa de menos un mayor apoyo por parte de las administraciones para conseguir la rehabilitación de más cabañas y con ello atraer a más viajeros a la comarca pasiega. Su petición no va dirigida tanto a Turismo, departamento que asegura “es bastante ágil” en los trámites que son de su competencia, aunque lamenta que no haya una oficina regional de información turística –“en Villacarriedo está la Agencia de Desarrollo Comarcal Pisueña, Pas y Miera, pero cierra los fines de semana”, advierte–, sino hacia la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (CROTU), órgano consultivo y de gestión en estas materias adscrito a la Consejería de Universidades, Investigación, Medio Ambiente y Política Social, de la que afirma que, por lo general, “ponen mil problemas a la hora de legalizar y convertir las cabañas en alojamientos”. Además, destaca, “muchas veces estás en manos del técnico que analice tu expediente. Y cada uno, como es lógico, tiene su criterio personal”, enfatiza.

En este punto, recuerda que la asociación que preside se ha visto obligada a renunciar a la subvención de 5.000 euros que Turismo le concedió a finales del pasado año para apoyar la promoción y difusión de las cabañas pasiegas y su entorno por, según recalca, “falta de tiempo”. “Había además que adelantar el dinero y muchos propietarios no estaban por la labor. Hubiera sido mejor que la subvención se la dieran a los ayuntamientos, y que ellos, que sí tienen más personal y medios, la gestionaran”, admite un tanto contrariado.

Pese a ello, Sainz Carral insiste en reclamar algún tipo de ayuda para evitar que muchas cabañas, especialmente la más aisladas y alejadas, terminen hundiéndose. “El Gobierno podría sacar alguna subvención aunque solo fuera para arreglar el tejado, porque basta con que no entre agua para que la cabaña no se hunda”, subraya al tiempo que sugiere el uso de estas cabañas de alta montaña como refugios para montañeros y excursionistas. “Sería una buena fórmula para garantizar su pervivencia”, expone.

Valentín-Gamazo, por su parte, coincide en destacar el papel de Turismo en la potenciación y dinamización de la economía de los valles pasiegos. “Ha habido intención”, asegura convencido de que el viento sopla a favor de las cabañas pasiegas.


10.300 Cabañas Catalogadas

El presidente de la Asociación de Propietarios de Cabañas Pasiegas asegura que de las 10.300 catalogas que existen repartidas por los valles del Pas, Miera, Asón y Carriedo muchas aún se utilizan para el ganado, sobre todo las más alejadas. “Es muy difícil saber cuántas se han rehabilitado y en cuántas todavía se practica la trashumancia, pero lo que está claro es que muchas están desapareciendo”, afirma con cierto pesar. De las recuperadas para el turismo, Sainz Carral asegura que la mayoría son construcciones de dos alturas con una planta de entre 50 y 60 metros cuadrados. “Las hay de mayor superficie, pero son las menos”, concede.

Las cabañas se alquilan generalmente por estancias mínimas de dos noches en invierno y cinco en verano, con un precio medio que, según el presidente de la asociación, oscila entre los 18 y 20 euros por persona y noche, un coste que el gerente de ‘Cabañas con Encanto’ mantiene que, en su caso, puede llegar a ser como máximo de unos 67 euros por huésped y día en una cabaña de dos plazas alquilada durante un fin de semana de temporada alta.

El decreto de 2014 considera cabañas pasiegas a todas aquellas edificaciones catalogadas como tales por parte de los 19 municipios contemplados en el mismo: Arredondo, Castañeda, Corvera de Toranzo, Liérganes, Luena, Miera, Puente Viesgo, Riotuerto, Ruesga, San Pedro del Romeral, San Roque de Riomiera, Santa María de Cayón, Santiurde de Toranzo, Saro, Selaya, Soba, Vega de Pas, Villacarriedo y Villafufre.