Uneatlántico cubre una nueva etapa
La inauguración de la residencia de estudiantes supone un paso decisivo de los planes de la universidad privada para completar su oferta académica y de servicios, unas actuaciones que con la próxima inauguración de las pistas deportivas sumarán inversiones por valor de 45 millones de euros desde que la Fundación Universitaria Iberoamericana decidiera instalar en Cantabria uno de sus centros. Las nuevas instalaciones, concebidas como un servicio más para atraer estudiantes internacionales, han supuesto una inversión de 17 millones de euros y ofrecen 340 plazas.
Por Jose Ramón Esquiaga @josesquiaga
Cuando fue presentado en 2012, el plan de la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber) para instalar en Cantabria una de sus universidades fue recibido con el escepticismo que se reserva al anuncio de los grandes proyectos promovidos por inversores de fuera de la región. Unas reservas que se acrecentaban en este caso por producirse esta actuación en un ámbito poco habituado a ello y en el que es más complicado medir los retornos que puedan producir las cantidades invertidas, que se prometían cuantiosas. Pasados cinco años de aquello, la Universidad Europea del Atlántico –Uneatlántico, denominación elegida para el centro cántabro de Funiber– tiene prácticamente culminado su catálogo de grados, avanza en la puesta en marcha de una amplia oferta de doctorados y posgrados y, sobre todo, está cerca de culminar su dotación de infraestructuras, un capítulo que vivió una fase decisiva el pasado noviembre con la inauguración de su residencia para estudiantes. El nuevo edificio, situado en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN) a pocos metros del que alberga las instalaciones académicas, ha supuesto una inversión de 17 millones de euros, que sumados a los que se emplearon en su día para poner en marcha la universidad y a los que se destinan a las actuaciones dan un total de 45 millones de euros.
Si en lo relativo al plan de inversiones puede darse por próximo a concluir lo contemplado para la puesta en marcha del centro, en términos estrictamente académicos Uneatlántico está también cerca de cubrir un primer hito destacable, cuando al término del curso se gradúe la primera promoción con los alumnos que han completado los ocho grados con los que la universidad comenzó a funcionar en el curso 2014-2015. Al catálogo de titulaciones se incorporaron otros tres grados al año siguiente, y otros dos el curso pasado. Para el año que viene está previsto que comience a impartirse el Grado de Ciencias Gastronómicas, con lo que quedaría completada la oferta académica prevista inicialmente dentro en las titulaciones de grado, que se completa con los posgrados, de lo que ya hay en marcha 16 másteres oficiales y un número mayor –y más variable– de títulos propios.
El mapa de titulaciones es uno de los factores claves con que cuenta la universidad para atraer alumnos, un elemento central para el que la residencia de estudiantes cumplirá un papel complementario. Uneatlántico diseñó una oferta académica compuesta en su mayor parte por títulos que no fuera posible estudiar en Cantabria, y también teniendo en cuenta las posibilidades que ofrecían los campus universitarios de las provincias vecinas. En esa búsqueda de potenciales estudiantes –clientes, si usamos una terminología más empresarial– tenía peso también la posición del centro cántabro dentro de la red internacional que forman el conjunto de universidades que dependen de Funiber, lo que además de las sinergias que puedan producirse facilita una labor comercial de alcance internacional. Todo ello da un peso al alumno de fuera de la región, o incluso de fuera de España, que convertía al alojamiento en un componente básico por una doble circunstancia: completa el catálogo de servicios que se ofrece al estudiante y genera un área de negocio complementaria a la académica.
La condición de universidad privada que tiene Uneatlántico hace obligada la mención a los retornos que puede generar la inversión y, en general, a las expectativas de ingresos ligadas a cada una de las actuaciones emprendidas, si bien es este caso hay elementos que marcan distancias con otro tipo de empresas, incluso con aquellas que operan también en el ámbito de la educación universitaria. El principal, explica Rubén Calderón, rector de Uneatlántico, es que el propietario del centro sea la Funiber: “No es fácil entender nuestra política de inversiones sin conocer la fundación, que está formada por 39 centros en todo el mundo. Cada uno de ellos pone su granito de arena para que nosotros estemos aquí, como lo han hecho cada vez que Funiber abría una nueva universidad. Eso habrá que devolverlo, evidentemente, y no solo en términos económicos, también en lo académico, para dimensionar, mejorar y ampliar los servicios que presta la fundación en su conjunto. Pero es cierto que ninguna de estas inversiones tendría sentido si pensáramos en plazos de amortización como los que pueden ser habituales en otro tipo de empresas”.
Que no existan presiones de rentabilidad a corto plazo no significa, sin embargo, que las actuaciones no sean defendibles en términos económicos, algo por otra parte obligado si tenemos en cuenta que para que el Estado dé el visto bueno a una nueva universidad privada es preciso presentar una memoria con un estudio de mercado y con las correspondientes previsiones relacionadas con la demanda. En ese planteamiento, Uneatlántico contemplaba contar con un 40% de alumnos extranjeros y con una aportación significativa de estudiantes de otras regiones, un escenario a alcanzar una vez estén activos todos los cursos de todas las carreras y para el que la residencia de estudiantes debería resultar decisiva. Con las matrículas cerradas antes de la inauguración de las instalaciones, en el curso actual son algo más de 1.600 los alumnos matriculados en los 14 grados oficiales que hoy imparte Uneatlántico, de los que un 13% son extranjeros y en torno a un 19% proceden de comunidades autónomas distintas a la cántabra, Y en este último caso no son solo las regiones limítrofes: a las aulas del PCTCAN acuden alumnos de País Vasco, Asturias y Castilla y León, pero también de Galicia, Aragón, La Rioja, Navarra, Andalucía, Baleares y Canarias.
“Nuestros alumnos de fuera de Cantabria suelen pasar todo el curso con nosotros, y la mayor parte de las veces ni siquiera vuelven a casa en fines de semana, o en vacaciones. Nuestro estudiante internacional, por otra parte, no suele ser el habitual alumno de intercambio, sino alguien que tienen previsto completar todos sus estudios con nosotros. Teniendo en cuenta todo esto, la residencia nos ofrece un argumento más para hacer atractiva nuestra oferta”, indica el rector de Uneatlántico, que se remite a todas esas circunstancias para señalar el carácter complementario que se otorga a la nueva infraestructura: “Su papel es ayudar a captar estudiantes internacionales, no está planteada como una inversión que tenga que ser rentable por sí misma”.
La residencia de estudiantes inaugurada en noviembre cuenta con capacidad para alojar a 340 personas, en estudios individuales o dobles y en apartamentos de cuatro habitaciones. En este primer curso en que se encuentra operativa, la residencia está lejos de haber agotado su capacidad –está ocupada en sus dos terceras partes, aproximadamente– algo que los responsables de Uneatlántico explican por el retraso en la finalización de las obras, que impidió tener listo el edificio en las fechas en que comenzaron las clases. Para el futuro las previsiones contemplan que la ocupación sea completa, y de hecho el planteamiento de la universidad y de Funiber es construir en el futuro dos nuevas residencias para contar con un total de entre 800 y 1.000 plazas.
Lo que no está previsto, aunque sí sobre la mesa, es poner esas plazas en el mercado como alojamientos fuera del periodo lectivo, algo en lo que tiene que ver tanto las propias características del huésped tipo de la residencia como la filosofía de la fundación: “Según nuestros cálculos, nuestros alumnos de fuera de Cantabria pasan aquí una media de 360 días al año, eso deja muy pocas habitaciones sin ocupar en verano. No lo descartamos, pero si buscamos residentes para esos periodos serían siempre con lo académico: estudiantes de cursos de verano, de formación complementaria… En todo caso, la residencia no está pensada como alojamiento general, para un uso turístico por ejemplo”, asegura Rubén Calderón.
Precios
El abanico de precios de la residencia parte de los 190 euros al mes que cuesta una habitación en un apartamento compartido con otros tres estudiantes para llegar, con alguna estación intermedia, a los 550 euros mensuales del estudio individual. La política de precios de la residencia, explica el rector, está diseñada para que encaje con la oferta conjunta de la universidad: “Nuestra intención siempre es que el coste de los estudios sea competitivo, y lo más ajustado que sea posible, de manera que nadie tenga que renunciar a su vocación por no poder afrontar los gastos que supone una carrera determinada. Eso, que lo tenemos en cuenta en las matrículas y las tasas, también lo hemos considerado a la hora de fijar los precios del alojamiento. El objetivo es ser competitivos en el conjunto de nuestra oferta”, indica Calderón. Eso se refleja también en la forma en que el precio de la matrícula recoge los costes de los planes de estudio concretos: “Hay carreras en las que se paga un poco más de matrícula, porque las infraestructuras y equipamientos que se utilizan son más caros. Pero intentamos compensar esos sobrecostes diluyéndolos en lo posible en toda la universidad, de manera que las diferencias sean mínimas, apenas 200 o 300 euros más al año”.
Dependiendo del grado que cursen, los estudiantes de Uneatlántico pagan entre 460 y 500 euros mensuales, dado que el importe de la matrícula se divide entre todo el año. Los 1.600 alumnos que hoy estudian alguno de los grados que imparte Uneatlántico suponen en torno a dos tercios de la cifra que se espera alcanzar una vez estén activos todos los cursos. En el periodo académico actual solo ocho de los 14 grados que se imparten tienen activos los cuatro cursos de los que consta la carrera, por lo que buena parte del crecimiento esperado en el número de alumnos vendrá por la incorporación de nuevas promociones en títulos en los que todavía no se ha graduado ninguna. A eso hay que sumar el grado que está todavía por comenzar y los alumnos que siguen los másteres, el área en el que se esperan más novedades en cuanto a nuevos planes. “En cuatro o cinco años esperamos sumar 20 o 30 másteres oficiales, lo que supondrán 3.000 o 4.000 alumnos, además de los que hagan el doctorado”.
Teniendo en cuenta el volumen de lo invertido, la pregunta vuelve a ser hasta qué punto la respuesta por parte de los alumnos es suficiente para rentabilizar los recursos en poner en marcha la universidad privada. Rubén Calderón, que además de rector es doctor en Economía de la Educación y profesor de macroeconomía, admite que no hay expectativas de rentabilizar la inversión ni en el corto, ni en el medio plazo, pero se remite de nuevo a la filosofía de la Fundación Universitaria Iberoamericana para asegurar que eso estaba contemplado ya así desde un principio. “El planteamiento para poner en marcha una universidad como esta siempre tiene que ser pensando en el largo, o incluso en el muy largo plazo. Lo que sí podemos decir es que las previsiones que se hicieron en cuanto al número de alumnos se están cumpliendo”.